Capítulo 13



Yoongi estaba practicando en la moto cuando de lejos vio a Hoseok acercarse. Lo detectó haciendo señas con las manos y, tras dar unas vueltas más, finalmente detuvo el motor y se quitó el casco. Sacudió el cabello y tomó aire, siempre sentía una pequeña pizca de claustrofobia dentro del protector, que volvía cada ensayo y acto aún más adrenalínico.

Se acercó a Hoseok, quien lo esperaba con un gesto impaciente, parecía nervioso. Yoongi estaba acostumbrado, su novio era bastante ansioso con algunas cosas, pero la mayor parte del tiempo estaba exagerando.

—¿Lo sabías, Yoongi?

—¿Qué cosa?— preguntó confundido.

—¿Lo de Seokjin, en el circo anterior?

—¿El asunto ese del dueño?

—Es otra cosa, Yoongi, no me digas que no sabías esto porque estoy seguro que sí

Yoongi suspiró. Hoseok estaba en modo escándalo, no se quedaría tranquilo hasta tener una explicación, pero Yoongi no sabía exactamente de qué. Le acarició la espalda, buscando calmarlo, y decidieron ir dentro de la casa rodante, a conversar más tranquilos.

Hobi siempre había estado con esa espina clavada por la llegada de Seokjin. Yoongi estuvo contento de que por fin se le había pasado, y parecían llevar una buena relación entre trapecistas, pero ahora Hoseok sacudía el pie nervioso mientras estaba sentado a la mesa y tenía un gesto de que en cualquier momento explotaría.

Yoongi le sirvió un café y se sentó frente a él a conversar.

—Tae acaba de contarme algo— dijo, para luego beber un sorbo del brebaje caliente— Me ha dicho acerca de una noticia que encontró en un periódico antiguo, cuando Seokjin era joven y estaba en el Circo de Los Soles

—Ok...— le dijo Yoongi, instándolo a continuar

—Había una noticia acerca de un supuesto accidente... Seokjin estuvo involucrado, Yoongi. Soltó a su compañera y la mujer cayó al vacío en el trapecio

Yoongi estuvo mirándolo, inmóvil, por un buen rato. Hoseok sabía que era mejor no decirle nada en ese rato y dejarlo pensar, no era adecuado presionarlo.

—¿Y fue un accidente?

—Supongo...

—¿Su compañera era La Belladona?

—Sí, ¿Yoongi, lo sabías?

—No, Hoseok, no sabía— contestó, serio —Pero recuerdo que ella nunca más apareció en escena en el Circo de Los Soles

—Qué terrible, Yoongi. ¿Qué vas a hacer?

—Nada, ¿qué podría hacer? Ya está hecho, fue un accidente

—¿Qué? No puedes responderme algo como eso, Yoongi

—Hobi... hablaré con él y todo, ¿pero qué quieres? ¿Qué lo eche del circo? No lo voy a hacer

Hoseok lo miró estupefacto. Lo mínimo que esperaba, era que Yoongi al menos mostrara una expresión juiciosa, pero sólo obtuvo una obvia cara de sorpresa y luego una simple (y provocadora, para su defensiva percepción) calma.

—Yoongi, ¿no te das cuenta? Es un peligro para el resto de trapecistas, un peligro para mí

—Hobi, eres tú quien hace los agarres, Seokjin siempre puso como condición hacer él mismo los saltos. Seokjin ha sido prudente, y sólo él sabe por qué

—No puedo creer que lo defiendas

Hoseok salió de la casa rodante dando un portazo. ¿Tan incomprensible era su petición? No se sentía seguro compartiendo trapecio con Jin, ¿no era eso razonable? Parecía que Yoongi mantenía ese lado suave para con Seokjin, pero con cosas como esas, no había espacio para la suavidad.

El pelirrojo entró a la carpa, en donde vio a un grupo de trapecistas haciendo estiramientos. Seokjin estaba en un sector más allá, sentado en la orilla de la arena del circo, mientras Jimin colgaba trepado de la tela mientras, el mayor le daba indicaciones de cómo sacar el truco que quería hacer. Taehyung, junto al pelirrosa, miraba el espectáculo, y daba sus consejos también. Pese a lo aproblemado que había visto a Tae antes, ahora parecía estar tranquilo, pegado a su novio como siempre, pero con un ánimo menos encendido que en otras ocasiones.

No lo habían hablado aún, se notaba en la forma quieta en que interactuaban, como si no hubiera una bomba de tiempo entre los dos. Hoseok era sincero cuando se decía a sí mismo que no quería hacerles daño y que su principal preocupación era la seguridad de los trapecistas.

Caminó entre los artistas y llegó hasta el grupo de trapecistas que estaban allí. No bien lo saludaron, Hoseok los invitó afuera, ante la atenta mirada de un ansioso Taehyung.

Estando afuera, se reunió con sus colegas para decirles aquello importante que había anticipado. Sus manos estaban sudando, se sentía traicionando la confianza de Jin, Taehyung y de Yoongi, pero no se perdonaría arriesgar a sus compañeros guardando silencio.

—Necesito hablar una palabra importante con ustedes. Se trata de nuestra integridad como artistas.

El grupo lo escuchaba atentamente. Algunos lo miraban asustados, con unos ojos enormes, esperando una reprimenda probablemente. Otros parecían más desafiantes. Mientras Hoseok se esforzaba por encontrar las palabras, una de las trapecistas preguntó: —¿Y Seokjin-ssi?

—Justamente de eso quiero hablarles

—¿Hablar de él, pero sin él? No me parece adecuado

—Es una situación delicada, Sana— Respondió con un tono seco y duro. La muchachita guardó silencio a regañadientes, queriendo discutir, pero prefirió que Hoseok se hiciera cargo de lo que había empezado. Mirándolos a todos, menos a ella, comenzó su discurso.

—¿Ustedes recuerdan el caso de La Belladona?

El grupo respondió a coro un "sí", y uno de los muchachos esclareció más la idea, agregando que era la artista que cayó del trapecio años atrás, resultando en una larga terapia que no dio resultado y la dejó sin movilidad alguna, y por ende, perdió su carrera.

—En ese tiempo, se habló bastante de ello— continuó el trapecista. —Pero se encubrió bastante, por lo visto. Yo les contaré esto, no con afán de hacer chisme ni armar un escándalo, sino, para protegernos y tener argumentos para hablar de esto con Yoongi

El conjunto de aerialistas estaba absorto en Hoseok, mientras la chica que lo había cuestionado, lo observaba con una mirada suspicaz. El más experimentado del grupo continuó con el monólogo. —La caída de La Belladona no fue accidental. Su compañero de trapecio no consiguió sostenerla. Y esa persona era Seokjin.

Inmediatamente, una serie de murmullos se hicieron presentes en el lugar. Algunos estaban horrorizados, otros molestos, algunos profundamente acongojados. Sana protestó —Por favor, desde un principio la has tenido contra él

—Esto no es personal, Sana, por favor

—¡Ningún trapecista profesional haría eso intencionalmente! Menos siendo un artista en el peak de su fama, y con alguien tan importante como ella

—¡Tampoco un trapecista profesional puede permitirse un accidente como ese! — Contestó un compañero

—¡Un accidente es un ac-ci-den-te! — remarcó cada sílaba, haciendo énfasis. —No es motivo para condenarlo

—¡Un accidente aquí podría costarnos la vida! Sana, no se trata de tropezarse con una piedrecita— argumentó nuevamente el hombre

­—¡Seokjin-ssi no hace enlaces! ¡Él sólo salta! Ya me ha pasado, he querido saltar con él, y se ha opuesto rotundamente a sostenerme, ya entiendo por qué— afirmó la chica, comenzando a llorar, la voz quebrada y la mano en su pecho, sosteniendo todo lo que quería escapar de dentro. —Seokjin-ssi nos ha estado protegiendo

—¡Ya deja de defenderlo, si quisiera protegernos no habría venido acá, y estaría lejos de todo circo! ¿Y encima se metió con el esposo de Belladona? Qué mala clase

—¡Basta! No tenemos certeza de eso— Exclamó el pelirrojo. —Les conté esto para poder convencer a Yongi de—

—¿Convencer? No me digas que ya sabe y no ha hecho nada al respecto...

—Yoongi sabe— el grupo interrumpió inmediatamente, comenzando a discutir y gritonear, hasta que Hoseok los calló nuevamente. —Hoy le conté, recién, y ha argumentado lo mismo que Sana. No despedirá a Seokjin.

Nuevamente se armó un bullicio, que "no puede ser", que "es un irresponsable", e incluso se ganó un "Hoseok, deberías replantearte la relación que tienes con Yoongi y la que él tiene con Seokjin". Eso último le dolió bastante, pero no quería llevar las cosas por esa vía.

Sería un profesional.



~





Seokjin estaba colgado cabeza abajo en el aro cuando vio a un grupo de trapecistas entrar a la carpa a entrenar. Amablemente, quiso sumarse, pero, no muy diplomáticamente, le dijeron que no. Jin supuso que ya estaban de mal humor, como solía pasar, había una lucha de egos considerable entre algunos artistas, y muchos proyectaban evidentes sentimientos de inferioridad siendo hostiles con otros. No sería la primera vez, ni la primera persona que lo experimentaba.

Se dedicó a juguetear otro poco en el aro, y llegó Taehyung a hacerle compañía.

—TaeTae— le dijo Jin desde la altura. —¿Quieres usar el aro?

—Quiero subir contigo

—Bueno, ven— Jin lo invitó, poniéndose de pie dentro del aro, y Tae salgo hasta colgarse de la circunferencia y se impulsó hacia arriba. Jin se sentó, a modo de columpio, con los pies colgando, y Tae hizo lo mismo, pero hacia el lado contrario, quedando sentados uno al lado del otro, pero mirando en direcciones opuestas. Así era mejor mirarse el rostro, además, e identificar cada expresión.

Jin no se cansaba de hacerlo, de mirar el rostro de su novio y deleitarse en la riqueza de gestos y maravillas de su existencia. Tae lo miraba con ojos brillantes, la cabeza ladeada, la boca entreabierta, dejando ver un pequeño brillo en sus dientes.

—Estás respirando por la boca, así que de eso puedo concluir: o estás resfriado, que sé que no es así; o estabas trotando, y sé que tampoco lo hiciste; o... estás nervioso

—Me conoces demasiado hyung, das miedo— sonrió el chiquillo

—No debería asustarte eso— le dijo el mayor, intentando robar un beso que finalmente Taehyung correspondió con mucha más profundidad. El rubio soltó sus manos del aro, sujetándose íntegramente por sus manos alrededor de la cintura de Seokjin, y sus muslos firmes asentados sobre el aro. Jin se tensó, aferrándose firmemente del anillo, pero continuó ofreciendo sus labios como ancla.

—Taehyung, por favor, sujétate del aro— le pidió, hablando casi dentro de su boca, y mirándolo suplicante

—Estoy firme de tu cintura, hyung, además, no estamos ni a dos metros del suelo

—Por favor, Tae... no quisiera arriesgarte a nada

—Quiero tocarte— le dijo, haciendo un mohín, pero finalmente, haciéndole caso y afirmándose con ambas manos del aro.

—Hagamos otra cosa—Seokjin sugirió, levantando una pierna y pasándola por sobre las de Taehyung, sentándose sobre sus muslos con un empuje pausado pero firme, quedando a horcajadas encima, sin espacio entre sus cuerpos.

—Ahora sí estamos tocándonos, ¿está eso bien contigo, TaeTae?

—Aún quiero usar las manos

—Me toca usarlas a mí

Seokjin se soltó del aro, y abrazó a su novio apasionadamente. Lo besó, unas cuantas veces más, fundiéndose en su boca, ardiente como metal líquido, y puesto que Tae no podía usar las manos, Jin lo premió, afirmándose nuevamente del aro y ondeando las caderas sobre la entrepierna del rubio y dando pequeños rebotes. Taehyung gimió ronco, y siseó, apretando los dientes, e instintivamente impulsándose hacia arriba con cada choque del culo de Jin sobre su regazo.

—¿Es muy loco pedir que algún día lo hagamos así, acá arriba?

Seokjin comenzó a reír, frenando sus movimientos, y uniendo su frente a la del rubio. Cerró los ojos, suspiró, y respondió. —Es peligroso. Pero me gusta el peligro.

Taehyung le sonrió, y luego puso un gesto serio. —Esos de allá nos miran— le dijo Taehyung, apuntando a los trapecistas estirando el mentón hacia ellos. —Ya deberían irse, ¿Qué acaso no fue suficiente el espectáculo que acabamos de darles?

—Quizás quieren ver más... sujétate firme, Tae

Seokjin soltó sus manos del anillo, y dejó caer su cabeza y espalda hacia atrás, quedando cabeza abajo, amarrado a Tae con las piernas firmemente asidas a su torso.

Jin cerró los ojos, sintiendo el giro lento y natural de la lyra, y antes de subir a encontrarse nuevamente con el rostro de su amado, llevó una mano hasta su propio bulto y comenzó a acariciarlo. El grupo de trapecistas se fue inmediatamente tras aquella última escena, y Jin volvió a subir para reír junto a Tae.

—¿Viste cómo salieron? Parecían horrorizados como viejas— rió Taehyung

—Me han estado mirando raro en estos días— declaró Seokjin. —Supongo que les da por tiempos.

Taehyung tragó saliva. Desde aquella tarde en que vio a Hobi salir de la carpa a él y los chicos del trapecio, supo que el secreto ya no estaba entre cuatro paredes. Odiaba ser quien había dado inicio al asunto, pensaba mientras veía a Jin tan confiado y seguro, pese a estar arriesgándose a caer, y sabía que Jin confiaba ciegamente en él.

—No les hagas caso...— dijo el muchacho de voz grave. —Siempre habrá algo que les parezca mal

—Es increíble como antes los defendías más y hoy estás en el lado del villano— rió el de cabello rosa, abrazándolo una vez más.

¿Villano? Para él, Jin nunca lo sería.

Taehyung cerró los ojos, soltó una mano del aro para abrazar a Jin, y este último equilibró la ecuación, dejando una mano alrededor de su novio y otra sujeta a la argolla.

—Ahora sí, esto sí es justicia— declaró Tae, apretando el redondo culo de su pareja. —Y ninguno de los dos se arriesga a caer

—Para mí no es tan terrible caer— Seokjin dijo, con una sencillez y casualidad abominable.

—No vuelvas a decir eso— Taehyung rugió entre su cuello y hombro, quemando con su aliento la piel expuesta del mayor, y dándole un firme apretón en esa nalga dura y exquisita, como un durazno.

—Es broma

—Nunca sé cuándo hablas en broma y cuándo hablas en serio. Aún así, confío en ti

Jin lo miró con cierta melancolía. —Y yo en ti, Tae. A ciegas— Luego, dejó un beso en sus labios, buscando saborear su lengua una vez más, y comenzó a hacer el procedimiento para bajar del la lyra. Tocó piso, y luego Tae bajó, quejándose de tener el trasero adormecido.

—Ouch...

—Y querías hacerlo allá arriba... estoy seguro que luego de esto te quedará una línea morada en el culo

—Eso creo. ¿Tú me harás un masaje?

—¡Encantado!

—Sobre hacerlo en la lyra, debería ser más adelante— Comentó mientras caminaban juntos. —Quiero que mi primera vez sea en una cama, blanda, cómoda, sin vecinos chismosos, tener todo a mi favor, y así no quedar en vergüenza

—Ay Tae, no te mires en menos— Jin rió, tomando su mano. —Ser virgen no es una condena. Y bueno, va a ser donde quieras y como quieras. Tienes que estar cómodo.

—Y tú con mayor razón, Jinnie

—Eres un tierno, gracias por considerarme, pero me importas más tú

Caminaron fuera de la carpa, y luego dieron algunas vueltas por el patio. Ya estaba oscuro, y a lo lejos vieron las siluetas de Jimin y Jungkook en una mesa de camping, estaban conversando, algo distantes, pero en contacto. Tae y Jin sonrieron, esperando que ellos pudieran arreglar sus dificultades y que las cosas volvieran a ser como antes.

—Ya no estás nervioso— apuntó Seokjin

—Es que... confío en ti. Tanto que... no sé, creería lo que sea que me dijeras

Seokjin lo miró, seriamente, hundiéndose en sus pupilas. Por una extraña intuición, sintió la sangre hervir, correr por su cuerpo en torrentes caudalosos, sus manos sudaron, y las piernas le temblaron, casi imperceptiblemente al ojo ajeno, pero sacudiéndose erráticamente como una catástrofe, en su interior.

Tae lo sabe.

—¿Hay algo que... quieras preguntarme, Taehyung? Antes ya hemos hablado de la confianza, y ya sabes...

—No, hyung

—¿Estás esperando a que yo te cuente algo? ¿Es eso lo que te ha tenido así, nervioso, en estos días? No es algo que haya visto sólo recién. Hace un par de días... eras un manojo de nervios. No me hablaste en horas, además

Taehyung miró al piso. —Debiste decirme algo

—Quise dejarte sentir, lo que fuese que te pasaba en ese momento. A veces es necesario digerir un poco las emociones, ¿no crees?

Yo las he estado masticando por años.

—Tienes razón hyung— admitió Tae, mirando al cielo tras decirlo, y se dedicó a buscar estrellas en el firmamento.

—Hay algo que necesito compartir contigo— admitió Seokjin, acariciándole el rostro, y apoderándose una vez más de su atención —pero requiere tiempo. Es algo de lo que aún estoy... sanando, supongo. Es importante que lo sepas, pero yo también debo estar en condiciones de decírtelo—

Taehyung lo calló con un beso. Sólo eso, sólo eso debía escuchar para sentirse, una vez más, completamente entregado a Seokjin, y absolutamente seguro de que, lo que había pasado, no fue un acto de maldad, sino, un simple y desgraciado error humano.



~





La casa rodante de Yoongi y Hoseok parecía un conventillo lleno de artistas hacinados y quejones, pero bastante cómodos como para despedazarse con palabras unos con otros.

—Me parece asquerosamente bajo y absurdo, hablar de alguien que no está aquí para exponer su situación— repetía Namjoon, una vena marcada en su cuello, la cara roja y los puños apretados.

—¿Quién eres tú para hablar de moral?— preguntó desafiante un fulano desde el sillón.

Yoongi, por su parte, estaba sentado en su pequeño escritorio, los codos sobre el mueble y la cabeza sujeta en sus manos, tapándose la cara con las palmas, casi a punto de explotar si no fuera por el autocontrol que estaba forzando al límite.

—¡Eso es una falacia ad hominem! — le contestó Sana, defendiendo a Namjoon

—¿Homo qué? ¿Qué sabes tú, cría? Ni deberías estar acá

—¡Ya basta!

Yoongi golpeó la mesa, de paso botando algunos vasos con lápices que rebotaron con el golpe. Hubo un silencio en todo el lugar, y entonces Hoseok tomó la palabra. Explicó a Yoongi toda la situación, sobre los riesgos para los trapecistas, lo preocupados que estaban por la "obsesión" de Tae, y cómo la mayoría no estaba de acuerdo con la permanencia de Seokjin en el Circo Wings. Hicieron incluso una votación, en donde los votos por querer que se vaya, sobrepasaban con creces a los que apoyaban a Jin.

—Seokjin no se va— Yoongi contestó, con cara de nada. Para él, el asunto ya estaba zanjado hacía rato y sin la necesidad de todo ese alboroto. La "audiencia" comenzó nuevamente a pelear, y Hoseok los calló, con un potente y firme mensaje. Miró a su novio a los ojos, quemándolo, disparando dardos a sus pies, y sepultó la reunión.

—Yoongi. Es él, o yo, así de simple.

La multitud observó con asombro el desafío. La cara de Yongi decía muchas cosas para Hobi, que estaba molesto, cansado, agobiado y quería dormir. Pero todos los demás lo vieron realmente.

Estaba profundamente decepcionado

Algunos incluso salieron de la casa, dejando el asunto cobardemente en las manos de Yoongi y Hoseok. Estuvieron los dos en silencio casi una hora, sin mirarse, sin cruzar palabras. Finalmente, el dueño del circo se puso de pie, miró a su pareja a los ojos, y le habló con audacia.

—Es la cosa más baja y vulgar que has hecho

Sin más que decir, salió de la casa rodante.



~





La puerta de la casa rodante sonó un par de veces, y Jimin salió a atender. Yoongi estaba afuera, con cara de pocos amigos, buscando a Seokjin, quien comía algo de jalea antes de ir a dormir. Salió, ante el requerimiento de su jefe, y se sorprendió al ver que este no decía nada y simplemente caminaba alrededor de la carpa, lentamente, como deleitándose con la compañía más que necesitando algo, realmente.

Rompió el silencio con su voz rasposa y un mensaje directo.

—Creo que tengo que terminar tu contrato— había un amargor notorio en su tono. Jin agachó la mirada, y cualquiera fuese la razón de su despido, lo entendería, porque parecía ser algo que estaba fuera de las manos del azabache. —No quiero hacerlo, ¿sabes? Pero estoy entre la espada y la pared

—Entiendo...

—Es... por lo de La Belladona

—Ah... comprendo perfectamente— manifestó Jin, tranquilo. —Debí decirte antes...

—¿Qué trapecista incluiría algo como eso en su currículum? Es más que obvio que entiendo tu postura, Seokjin

—De todas maneras, disculpa. Buscaré a qué dedicarme en este tiempo— respondió, aún estoico. —Y descuida, haré la maleta ya mismo

—Te deseo toda la suerte del mundo. Me encantaría verte de nuevo, Jin. Pero debo pedirte un favor ingrato ahora

—Lo que sea

—No te lleves a Tae. Él ya sabe sobre La Belladona, y no creas que le molesta. Te seguirá a donde vayas.

La defensa férrea de Jin se cayó con sólo oír su nombre, pero era exactamente lo que sabía que tendría que hacer. Permitirle a Tae brillar en su circo, dejarlo crecer como artista, dar un paso al costado, y simplemente irse sin rumbo ni despedida.

No podría decirle que se iba, porque bien sabía que Taehyung no dudaría en agarrar sus cosas y seguirlo. Yoongi lo tenía claro también, y eso le añadía más certeza al hecho.

Las lágrimas se anidaron en sus ojos y varias cayeron en un río por sus mejillas. ­No iba a hacerlo.

—Lamento que no puedas... despedirte como se debe. Pero Tae necesita estar acá, y algún día lo entenderá

—Estoy completamente de acuerdo, Yoongi. Soy un nómade, después de todo, y él ya tiene su asentamiento

Jin dio media vuelta, y emprendió paso firme hacia la casa-autobús. Sin aviso, Yoongi tomó su brazo, haciéndolo voltear, sosteniéndolo firmemente y le dio un último recado.

—Hobi es mi estrella. Pero tú eres la que más brilla

Seokjin se quedó mudo, y salió casi corriendo de vuelta a casa. Entró, como si nada, disimulando la ansiedad y la pena profunda que lo consumía, y cuando Jimin le preguntó qué era lo que Yoongi, simplemente le explicó que discutieron los arreglos para el siguiente show. El muchachito quedó conforme, le dio las buenas noches, y se fue a acostar.

Jin, por su parte, armó silenciosamente su maleta mientras Tae dormía en lo más profundo, y cayó en cuenta, que no le había dado las buenas noches.

Y se iría antes de los buenos días.











Hola, tanto tiempo sin que abriera el circo, verdad? JAJAJA me faltarán letras para pedirles perdón por no actualizar. Tenía el capítulo escrito hacía rato, pero no me convencía, alargué un poco, puse algunas cosas más, y bueno, esto salió XDDDD Esta historia está en el peak del drama y lo sad ahora. Veremos qué pasa luego :3

Porfa no odien a Hobi, él sólo tiene un sentido de la justicia que busca defender. No es malo, no es un villano, pls compréndanlo :c

Y eeessso, les agradezco el apoyo, muchas personitas me han preguntado por este fic. Me emociona muchísimo que les guste ♥ Y espero que este capítulo sea de su agrado. Aún quedan unos capítulos más, pero no muchos AAHH

Besos, muuuuchos besos de alpaca ♥ Los/as amo ♥

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