Capítulo 11
Jimin estaba temblando. Intentaba permanecer quieto, pero simplemente no podía sostenerse. Se sujetaba las rodillas con las manos, para estabilizarse, pero seguía tiritando, involuntariamente. Ni siquiera el estar sentado sobre la cama le ofrecía el sostén suficiente. Jungkook, a su lado, lo observaba detenidamente, esperando algo, una palabra, una confesión, lo que fuera, y Jimin, tras mirarlo a la cara, comenzó a llorar.
- Por favor, Jimin, disculpa
- N-No es eso, Kookie - respondía, intentando respirar bien a través de su boca. Tenía la nariz tapada después de llorar. - Ya no pidas disculpas
- Uhm - Jungkook comenzó a acariciar la espalda de su novio para reconfortarlo. Jimin sentía como si la piel ardiera de dolor debajo de la camiseta. - No llores...
- Jungkook. Desde hace tiempo debí decirte...
El más joven se quedó en silencio. Oh dios, su corazón latía a mil por hora, nada bueno podía salir de la boca de Jimin después de una frase como esa. No había manera de estar preparado, era imposible.
- Te he estado siendo infiel con Namjoon
Una vez que Jimin vomitó las palabras, sintió un extraño alivio, como si el nudo en su garganta desapareciera, pero la tristeza se agudizaba al ver a Jungkook guardar silencio y decir nada.
- ¿Desde cuándo? - preguntó calmado, después de unos minutos
- Desde el inicio... estaba con él de antes que contigo
Nuevamente se quedó callado. Jimin tenía ganas de sacudirlo, zamarrearlo, sacarle palabras aunque fuese a la fuerza. Kook sólo miraba al piso.
- Debiste quedarte solamente con él - dijo, repentinamente - si no pudiste dejarlo, es porque de verdad sientes algo muy fuerte por él... - agregó, con la voz débil. - ¿Cuál era el sentido de empezar algo conmigo?
- No sé, Kookie, ¡no sé! Cada uno de ustedes tiene algo de lo que no me puedo desprender. Te amo, y a Namjoon lo quiero. Y no puedo dejar a ninguno - continuó llorando, dándose cuenta de lo miserable que había sido.
- Eres...
La pausa de Jungkook hizo a Jimin imaginarse que diría tantas cosas. A veces Jungkook era irrespetuoso, cruel, por lo que no era raro esperar un insulto de su parte. Nuevamente, sentía que le correspondía escucharlo, que tenía que tragarse un montón de insultos para sentir que pagaba esa traición a la confianza.
- Eres lo que más he amado. Pero no sé cómo seguir contigo ahora que sé todo esto
El corazón de Jimin se estrujó en su lugar. De verdad que prefería que Jungkook le gritara antes que derramara su amor así.
Por última vez.
~
Era extraño que Jungkook ya no estuviera en el bus tal como antes. Incluso cuando Jin llevaba poco tiempo allí, comparado con Tae y Jimin, de alguna forma se había acostumbrado a escuchar al muchachito diariamente en casa. Con todo lo pesado que fue en un principio, le había agarrado cariño de todas maneras. Había demostrado ser un chico amable en el fondo, cada vez que podía le ayudaba en sus quehaceres y además era agradable conversar con él.
El pobrecillo estaba alojando primero en la carpa de los polvos, pero después se fue a una casa rodante con Hyungwon, uno de los payasitos. Seokjin no dudaba de que allí fue bien recibido, Wonnie era un buen chico, pero de todas maneras era incómodo cuando se producían encuentros en los ensayos y por supuesto en los actos.
Jimin y Jungkook no hablaban, pero era imposible para ellos dejar de mirarse en forma furtiva. Cada vez que sus miradas se encontraban, Jimin miraba al suelo, avergonzado. Jungkook nunca bajaba la vista, seguía observándolo hasta perderlo del campo visual.
Las cosas habían tomado un matiz confuso. Jimin por tanto tiempo evitó decirle la verdad a Jungkook para no hacerlo sufrir, sin embargo Kookie se veía bien, trabajando empeñosamente, alegre en los almuerzos, sereno la mayor parte del tiempo.
Pero Jimin estaba hecho pedazos.
Namjoon había estado dándole apoyo moral, pero parecía que el rubio no quería saber nada del mayor. Se alejaba de él, no quería encontrárselo, lo rechazaba, almorzaba lejos, y así, distintas excusas, notorias por lo demás.
- No quiero que nadie me hable - dijo esa tarde, cenando en el bus con Taehyung y Seokjin
- ¿Tampoco nosotros?
- No, quiero decir, Namjoon y Jungkook
- No puedes evitarlos todo el tiempo, Jiminnie - le advirtió Seokjin. - Vas a encontrártelos todo el tiempo
- Lo sé, lo sé, ya la cagué toda
Jimin apoyó los brazos sobre la mesa y luego dejó caer su cabeza en ellos, derrotado en la vida. Al menos asumía su culpa, pensaba Taehyung, porque durante mucho tiempo pareció estar en negación, como si nada extraño estuviese pasando.
No debía ser fácil tener dos relaciones paralelas, y más aún, en un mismo lugar. Obviamente en algún minuto habrá un desliz, una frase, un movimiento, alguna señal acusativa. Taehyung se arrepentía de no haberlo conversado con Jimin antes, y haber podido arreglar todo, quizás sin que ninguno de los implicados supiera, pero podrían estar los cuatro juntos como antes, Jimin y Jungkook estarían felices. Probablemente Namjoon también se habría quedado conforme, pues no parecía tener sentimientos hacia Jimin.
Y eso era lo que el muchachito no había querido entender.
~
La luna creciente mantenía la habitación en oscuras, lo cual hacía la búsqueda de piel algo más misteriosa. No poder ver con claridad potenciaba la capacidad de los sentidos restantes, sensibilizando la electricidad en los poros, el aroma a deseo, el sabor tóxico de los besos, el sonido de las sabanas revueltas. En la cama, Taehyung abrazaba a Seokjin por la espalda, pegándolo a su cuerpo, sin dejar ningún espacio entre los dos. Metía las manos bajo la camisa del pijama, tocando la piel suave con las yemas de los dedos. Seokjin suprimió un gemido con un suspiro, y comenzó a mover el trasero hacia atrás, en pequeñas curvas, sintiendo a su novio cada vez más duro. Taehyung lo sujetó por las caderas firmemente, casi enterrando los dedos en la carne blanca, y estuvo un buen rato fingiendo penetrarlo con ropa.
- ¿Están durmiendo? ¿Se puede? - una vocecita suave se escuchó a través de la cortina. Para Taehyung fue como un grito con megáfono en los tímpanos. Refunfuñó contra la oreja de Seokjin, para que Jimin no escuchara, y se apartó de su novio para bajar la calentura.
- Es Jiminnie, dejémoslo entrar, quizás necesita algo - Seokjin susurró, compadecido, pero no menos frustrado.
- ¿Justo ahora?
- Tae, recuerda que acaba de terminar con Kookie...
- Aish... mierda, ahora me siento mal amigo. ¡Pasa, Jimin!
El chiquillo entró a tientas y Seokjin encendió la lámpara del velador. Jimin se sentó en la cama a la orilla, y comenzó a llorar, sin previo aviso. Se cubrió la cara con las manos, y las lágrimas no paraban de salir. Sin embargo, no hacía ningún ruido.
Era algo incómodo abrazar a un amigo después de haber estado frotándose como criaturas en celo, pero Jimin lo necesitaba. Ver a alguien querido llorar había apagado toda pasión existente, y tanto Seokjin como Taehyung se levantaron de la cama y se sentaron con él en medio a acariciarle la espalda y cabello.
- Lo siento mucho por venir a molestarlos
- No te preocupes, Jiminnie... - Seokjin lo consoló, con una dulzura acogedora
- ¿Puedo dormir con ustedes? Me siento horriblemente solo - dijo entre sollozos
- Jiminnie, claro que puedes, ven acá
Taehyung pasó al rincón, Seokjin al medio y Jimin pidió la orilla, para levantarse temprano. Sabía que no podía echarse a morir, debía seguir con sus rutinas, levantarse temprano, trabajar, hacer aseo, entrenar y actuar en las funciones de cada noche.
- Sé que dije que no quería que me hablaran, Nam y Kookie, pero...
- ¿Hm? - musitó Seokjin
- La verdad es que me muero porque me busque...
- ¿Cuál de los dos?
- ...Kookie
- Kookie es orgulloso. Además para qué vamos a mentir, le pusiste los cuernos - exclamó Tae, sin pelos en la lengua.
- Tae... sé más suave...
- No, Seokjin hyung, está bien. Tae tiene razón. Soy yo quien tengo que buscarlo y darlo todo si lo quiero de vuelta
- Igual... deberías dejar que pase un tiempo, Jiminnie. Ahora las emociones están muy encendidas, quizás te des cuenta que no estás enamorado de ninguno de los dos... - lo aconsejó Seokjin. - Aclara tu mente, si haces algo ahora, podría ser una decisión equivocada
- Hm... es cierto. Dios, pero lo quiero conmigo ahora... - se encogió, casi haciéndose bolita
- Bueno, al menos pasar esta noche solo, te ha hecho darte cuenta que extrañas a Kookie, y no a Namjoon.
- Uhm... sí, es verdad, sólo a Kookie. Ni siquiera lo había pensado...
- Durmamos mejor. Mañana tenemos entrenamiento y show
Taehyung y Seokjin no tuvieron que hacer mucho esfuerzo para dormirse, mientras que Jimin permaneció despierto un buen rato antes de cerrar los ojos. Tan sólo unas horas sin Kookie habían causado un sentimiento de ausencia y vacío que no pensó que podría experimentar antes, y no sabía por cuánto más podría soportarlo. No era la idea meterse en la cama de Tae y Jin cada noche, pues estaba seguro de que Tae terminaría echándolo en algún momento, por más adorable y buen amigo que fuera.
Sintió el brazo de Seokjin rodearlo, en forma inconsciente, y le dio algo de tranquilidad y arrullo.
~
Jimin ya no sabía cuántos shows llevaba en el cuerpo desde que estaba soltero. De alguna manera sentía que estando solo le permitía concentrarse más en sus ensayos y actos. Esa noche, Hoseok y Yoongi felicitaban como sus movimientos lucían mucho más pulcros y dedicados, por lo que estaba orgulloso y agradecido de los halagos.
Lo que lo tenía contrariado era no saber qué sentir respecto a Jungkook. Por un lado, estaba feliz de verlo bien, desenvolverse en forma normal y estar contento. Por otra parte, se preguntaba ¿por qué yo estoy tan triste, y él se ve tan superado?
Se culpaba por esperar que Kookie sufriera.
En todo ese tiempo, no habían cruzado más palabra que saludarse. Jimin agradecía, a quien lo escuchara en el cosmos, por el hecho de que Jungkook no le quitara el saludo. La ley del hielo habría sido algo que no hubiese conseguido soportar.
Por lo demás, Jimin intentaba permanecer lo más ocupado posible, para no pensar. Estaba comenzando la temporada lluviosa y correspondía realizar aseo mucho más seguido, lo cual lo tenía constantemente haciendo alguna tarea. Había barro en todos lados, y las manchas propias del rastro de las precipitaciones sobre el metal ya eran perfectamente visibles.
Jimin restregaba un trapo por el bus y era increíble como debajo aparecía el color bajo la capa de lodo seco. Con su estatura, sólo conseguía limpiar la parte de más abajo, por lo que subió a un pequeño banco de madera para llegar hasta más arriba, sin embargo, no conseguía llegar a lo más alto.
- ¿No preferirías que te suba a mis hombros?
Jimin simplemente colapsó al escuchar su voz, el trapo para limpiar acabó revolcado en la tierra del piso y el balde con agua y jaboncillo completamente derramado tras su sobresalto.
- Uhm...
- Mira qué torpeza... sube, o no vas a llegar arriba, Oompa Loompa
Jimin inevitablemente rió ante el apodo. Se encaramó sobre los fuertes hombros, y siempre dudoso, pensó en que quizás era un sueño, una broma desagradable, o que estaba muy pesado, había estado comiendo algo ansioso tras el quiebre con Kookie y podía sentir que había subido un par de kilos y tenía una pequeña panza.
Pero allí estaba, sujeto firmemente en el par de hombros que jamás lo encontrarían pesado, sonriendo como un feliz idiota.
~
Taehyung no estaba libre del aseo general. Se encontraba limpiando los vidrios del bus cuando el papel que arrugó en sus manos le resultó llamativo. "Tragedia en el Circo de Los Soles" ponía el titular, y se recordó que allí era donde trabajaba Seokjin anteriormente. Nunca lo había escuchado hablar de alguna tragedia, salvo el asunto amoroso con el dueño. No soportó el pinchazo de la curiosidad, y desarrugó el papel del periódico, se sentó en una silla plegable a leer, a ver con qué situación se encontraba.
Taehyung leía cada línea, y a cada segundo su pecho se sentía más apretado, como si supiera lo que leería antes de hacerlo. Tenía un extraño presentimiento de que algo le había sido ocultado, y estaba a punto de revelarlo.
~
Aquella tarde, la mujer haría su famoso salto de ángel. Su pareja de trapecio, un jovencito talentoso y promisorio, sostenía su peso con fuerza y gracia. Seokjin había entrenado muchísimo, y había realizado ese mismo ensayo incontables veces. Tenía la garantía de que saldría perfecto, porque siempre, siempre salía perfecto.
La Belladonna, como le llamaban a la apreciada trapecista, era la esposa del dueño del circo, sin embargo, nadie la conocía por eso. Su luz propia era tan potente, que simplemente era La Belladonna, mejor trapecista del Circo de Los Soles. De quién era cónyuge no tenía ninguna importancia.
Había forjado una linda amistad con Seokjin, pese a los años de diferencia. La dama era amorosa, lo había acogido como a un hijo, y adoraba compartir trapecio con él. El muchachito se sentía orgulloso y agradecido, pues gracias a ella aprendió y dominó el salto cuádruple, para luego batir el récord con un quíntuple y comenzó a destacar también, tanto como ella.
El acto de ambos era lo más esperado. La gente hablaba de ello en las calles, los afiches del circo los ponían en primer plano. La elegancia, la química entre los dos, era para quedarse con la boca abierta.
Irónicamente, aquella fue la reacción del público, aunque con una carga completamente traumática, al verla caer de ocho metros de las manos de su compañero.
Seokjin colgaba, con las manos aún estiradas, como si pudiera cambiar algo, retroceder unos segundos y agarrarla con fuerza, salvarla.
No había nada que hacer. La mujer yacía en la lona del circo, ante la mirada atónita de los presentes.
~
La noticia hablaba acerca de un accidente muy desafortunado. El joven trapecista prodigio, Kim Seokjin, había dejado caer a su compañera del trapecio. La mujer había sobrevivido apenas, quedando paraplégica. Taehyung la leía, una y otra vez las líneas, sin poder creerlo. Seokjin había enfrentado la ley, sin embargo, por ser menor de edad en ese tiempo, no tuvo condena.
Volvía a viajar con sus ojos por cada una de las letras, pensando en que había leído mal. Dios, había pasado hacía siete años... ¿Cómo Seokjin lo había ocultado así? Las lágrimas se acumularon en sus ojos, era lo más horrible que podía imaginar.
Seokjin había soltado a su pareja de trapecio. Seokjin la había dejado caer, ¡dios! No podía ser, debía ser un malentendido.
Se lo repetía en la cabeza, una y otra vez, con un "no puede ser cierto", cada vez que intentaba asumirlo. ¿Podía ser otro Kim Seokjin? No, imposible, el diario ponía que era el trapecista del salto quíntuple. Podía haber muchos artistas circenses con ese nombre, pero sólo su Seokjin tenía el récord.
Sólo su Seokjin había soltado a una trapecista, dejándola caer ocho metros. Involucrarse sentimentalmente con el dueño del circo, no era nada comparado con eso.
Y bien! ya se reveló el secreto en el que gira la trama de este fic :) Como pueden ver, Seokjin lleva arrastrando con ese peso por años.
Al menos el JiKook va por mejor camino ahora!
Y... estamos en el peak! Así que no queda tanto para que termine :o
Como siempre, agradezco sus lecturas, votos y comentarios :3 Son personas maravillosas! Besotes!
Edito: Casi lo olvido! Pasen a leer mis nuevos fics si es que aún no lo han hecho! Dearly Beloved, Last Surprise y Best of Me, los tres TaeJin :3
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