💮「Capítulo uno: ¿Que hago aquí?」💮
Capítulo 1 | ¿Qué hago aquí?
Todo mi cuerpo estaba zumbando, estaba caliente, tan caliente que hasta la temperatura del suelo me provocaba escalofríos... Mi vista se tornaba borrosa y, como sucede siempre en este tipo de situaciones, ví pasar toda mi vida, desde que mis padres me acogieron en sus cálidos brazos hasta este momento.
¿Que había hecho los últimos años de mi vida? Nada más que ver redes sociales y comer ¿Qué hubiera pasado si me hubiera levantado de mi cama y decidido cambiar? ¿Qué hubiera pasado si sí me hubiera bañado? ¿Que hubiera pasado si arreglaba la relación con mi familia?
Ya no lo sabría. Ya se acabó.
No pensé que así acabaría mi vida.
No pude evitar soltar una pequeña risa.
Sería fatal si ahora tengo que llegar al cielo y encarar a algún tipo de dios, ¿Que excusa pondría para explicar que fui una fracasada?
Ya lo pensaré después... Ojalá el infierno no esté tan caliente.
Su alma salió de su cuerpo y se disipó, abandonando esa carcel en la que siempre había estado atrapada.
— En mi defensa no fui gay... ¡AHHHH! — grito tirando su asiento hacia atrás y poniéndose de pie.
Todos en la biblioteca la observaron.
“¡¿Qué?!” observó sus manos “¡¿Dónde estoy y por qué soy blanca?!”
— Guarde silencio — se le escuchó decir a alguien.
Rossemary giró su cabeza hacia aquella persona, la cual parecía ser la encargada de la biblioteca. Una anciana de cabellos grises amarrados en un moño, con gafas y camisa blanca. Se inclinó pidiendo disculpas.
“¡¿Qué?! ¡¿Por qué me incline?!” se sentó.
Rossemary tomó aire y observó a su alrededor pensando si todo lo que la rodeaba era verdad o alguna broma de dios. Apretó sus muñecas, sus cachetes, hasta sus pechos... Los cuales perdieron su tamaño prominente.
“¡¿Qué clase de mierda es esta?! ¡Yo me morí!” La angustia se reflejaba en todo su cuerpo, desde su semblante hasta su pierna que no paraba de temblar.
Sus ojos bajaron hacia el libro sobre su mesa. Era una especie de novela/manga. Tenía cero idea de cómo aquel libro había llegado ahí, pero si reconocía la historia. Era la que estaba leyendo antes de morir.
— Así que reencarne y ahora soy una otaku en otra vida... Y una otaku que al parecer sabe japonés. — La novela/manga estaba en japonés.
“¡¿Japonés?!” Giró su cabeza varias veces de lado a lado y se dió cuenta que lo único que estaba en español eran sus pensamientos.
— Esto no puede ser cierto... — Susurró. Por el borde del ojo vio un destello de luz. Lo que parecía ser su celular estaba vibrando.
Rápidamente lo abrió, no había llamadas ni mensajes, solo una notificación de 'no hay suficiente espacio'. Al menos el cuerpo que le había tocado era una joven y no una niña o una anciana. “¡Eso!” Seleccionó la aplicación de cámara para ver su nuevo rostro.
— Dios... Está piel blanca y ojos grandes... Es como si yo... Soy real pero no me siento como tal... — tiró su cabeza para atrás y colocó su antebrazo sobre su frente — ¿Qué demonios es esto?
“¡¿Es algún tipo de juego para ti, dios?!” Suspiró. “Si tenía la opción de reencarnar, ¿Por qué no reencarne en mi mismo mundo? Podría haber visto a mi mamá, papá, hermana o a mi perro.” Su antebrazo bajo hacia sus ojos “Odio esto.”
Rossemary dejo de pensar en su vida pasada porque en vez de ayudarle, se estaba agobiando y entristeciendo.
Siguió revisando su celular esperando encontrar algo que le diga quién es, quiénes son sus amigas, su familia, redes sociales, dirección... Alguna fotografía, pero no había nada más que fotos de animales callejeros.
— Nada de esto tiene sentido. — murmuró — ¿Qué clase de persona eres?
— Shhh — silenció la bibliotecaria, pero esa riña no era para ella.
En otra mesa, un poco lejos de donde Rossemary estaba, habían tres chicas riéndose de algo al parecer.
Una de ellas tenía el cabello color cobrizo y parecía de una estatura y complexión mediana, la de su derecha era gorda con cabello negro y de estatura pequeña, la de su izquierda era muy muy delgada y alta, Rossemary pudo notar que alguna vez el cabello de aquella chica fue rubio pero el color ya se despintó y ahora solo parecía una decoloración incompleta.
“¿Permiten que las adolescentes se pinten el cabello en este tipo de escuelas? Creí que Japón era un país más estricto... Jaja” Sus ojos bajaron admirando su cabello “Menos mal está chica si lo mantuvo natural” Al igual que todos los estudiantes en la biblioteca excepto esas tres.
Sus ojos dejaron de enfocar su mechón y fueron a las hojas de la novela/manga, habían tres chicas en la biblioteca chismoseando. Subió la mirada, estaban las tres chismoseando. Bajo la mirada, la de cabello negro habló. Subió la mirada, la de cabello negro habló.
— ¿Le dejaste la carta? — las palabras que salieron de su boca eran las mismas escritas en la hoja. Incluso su tono era como Rossemary se lo había imaginado cuando leyó la novela en su otra vida.
La chica de cabello cobrizo sonrió y sus ojos se achinaron: — Sí. — soltó con una risa pícara.
Todo era igual como se lo había imaginado.
Y fue como si varios cables que habían estado desconectados por mucho tiempo hicieran conexión.
La expresión de sorpresa explotó en su cara.
Rossemary ya había leído este tipo de historias donde x persona fallecía y reencarnaba en la protagonista, villana, hija de la protagonista, madre de la protagonista, perro de la protagonista... Y se vengaba, pero lo que le estaba pasando era todo lo contrario.
Tenía 0 relación con la protagonista.
“Creo que me equivoqué de cuerpo.” pensó. “No, no. El ser que maneja todo esto no se debe de haber equivocado” afirmó. “Entonces ¿qué se supone que debo hacer aquí? Está es una historia de...”
— “Romance” — hizo comillas mentales — Aunque de romance no tiene nada. Sentía rabia cada vez que leía las páginas. La protagonista era una tonta. — habló para si misma observando a la protagonista que reía ilusionada por su carta.
“Además, todo ya está escrito en los libros, desde su inicio hasta su desenlace. Yo no tengo nada que hacer aquí.” Volvió su mirada al libro “¡Exacto! Tal vez no debo ayudarla... Tal vez y no tengo que hacer nada con la protagonista... Puedo vivir mi vida aquí como me plazca... ¡Sí, gracias dios de la reencarnación.” celebró en su cabeza.
El sonido del timbre que indicaba el término del receso despertó a Rossemary de sus pensamientos de alegría. Se levantó de su asiento sin olvidar el libro.
“¿Memoria muscular? Yo no recuerdo ni sé nada, pero gracias a las memorias de esta chica sé a donde ir... Aunque en sus memorias tampoco hay nada útil.”
Las horas de clase transcurrieron normalmente, Rossemary en su vida pasada había muerto siendo una mujer adulta por lo que los temas de escuela ya los había tocado y no se le hacía tan complicado, ni siquiera por el hecho de que estaba en otro idioma y el maestro también hablaba en otro idioma.
“Creí que esto sería más difícil ¿Será porque es una novela?” negó “No nos bajemos los ánimos pensando en eso, aprovechemos que está fácil.”
Y el siguiente timbre que indicaba el segundo receso se escuchó.
Las tres amigas salieron corriendo del salón. Los demás no tenían ni idea pero Rossemary sí.
“Pobre niña, poniéndose en vergüenza solo por un chico... Que triste” Suspiró, y tan rápido como eso un flashback apareció en su cabeza dónde estaba ella en la secundaria confesando su amor a un chico, había puesto mucho empeño en su cartel y había gastado sus ahorros en aquel peluche.
— Que desagradable. — murmuró.
Tomo un poco de dinero de su mochila y bajo hacia la tienda. No negaba que estaba interesada en ver aquella escena en la vida real, después de todo es muy diferente a solo leerla.
Rossemary estaba caminando concentrada preguntandose si sería buena idea verlo o no. Podría acabar de una manera cómica o provocándole el mayor cringe del mundo. De repente, una silueta detuvo sus pasos.
“Ahí estás” afinó su mirada.
Yamato Irie el protagonista masculino, el más "guapo e inteligente" de la escuela, el todas mías, el maldito más hijo de *** que se le perdona todo por ser guapo.
“Si no estuviéramos dentro de un instituto te patearía los huevos”
Todas las chicas que estaban a su alrededor comenzaron a gritar y a gemir como si estuvieran observando la joya más invaluable del mundo.
“Que desagradable” le provocó un tic en el ojo.
— ¡Kotoko! — gritó la amiga de pelo negro — ¡Kotoko — volvió a gritar pero él pasaba de largo.
— Ya basta — susurró kotoko a su amiga al ver que este no se detenía.
“En primer lugar no debiste haberle dado esa estúpida carta Kotoko, lo lamento mucho por ti.” Realmente no había nada que Rossemary pudiera hacer en ese momento, no tenía intenciones de desequilibrar la historia.
— ¡Kotoko! — empezó a gritar la peliteñida — ¡Kotoko!
— Y ahí viene — Susurró.
— ¿Kotoko? — soltó Yamato, tomando atención por fin — ¿Kotoko Airi?
— ¡Sí, es ella! — soltó la amiga gorda señalando a Airi.
Kotoko subió su mirada tímidamente encontrándose con la de Yamato y asintió. De su bolsillo saco un pedazo de papel que había sido doblado sin cuidado varias veces.
— ¿Esto es tuyo? — preguntó alzando la carta que Airi le había dejado en su casillero, dónde ella había plasmado sus más sinceras emociones hacia él, dejando que todo el mundo la viera.
— Sí... — Susurró.
“Entonces Yamato tira la cara al suelo como si de una servilleta sucia se tratase.” Rossemary rió para ella “Que gran idiota.”
Una de las chicas que siempre paraba detrás de él, considerada como de las populares iba a tomar la carta. Y lo que dice la historia es lo siguiente: Ella toma la carta y se burla de Kotoko puesto que Yamato había marcado las faltas ortográficas y colocado una calificación de 0. Airi quedaba humillada frente a toda la escuela y él no recibía ningún castigo.
Rossemary imaginó la escena en su cabeza y otra vez el recuerdo de ella entregando el cartel y el peluche hacia aquel muchacho apareció en su cabeza, después sus amigos aparecían detrás de él grabando todo y burlándose, él arrojaba el pequeño oso hacia la tierra y rompia el cartel. Todo eso iba ser subido a sus estados.
Dió un paso adelante en la realidad en la que estaba, pisando la carta.
— Oye, ¿Qué te pasa?— renegó una de las populares.
— Sabes toda mi vida quise golpear a una mean girl. — y su puño terminó aplastando toda su cara, enterrándose en su naríz.
— ¡Ayyyy! — gritó de dolor.
Yamato volteó con los ojos entreabiertos al escuchar el grito, en realidad, todos se quedaron pasmados.
— Tú — Rossemary señaló a Yamato — Puede que tengas a varias chicas detrás, pero realmente eso no te llena o ¿Sí?
Todos empezaron a murmurar. Cómo ya se lo había imaginado, Yamato se giró sin prestar atención, así era su personalidad.
— Aunque la realidad es que te da miedo por ser pito corto — todo el mundo se quedó en silencio, las tres amigas estaban confundidas — ¡JAJAJAJA! — Rossemary comenzó a reírse y tan pronto como lo hizo todos los hombres del lugar se rieron con ella.
“Tal vez no pueda poner a las mujeres de mi lado porque así está escrito, pero los hombres son tan tontos que se ríen de bromas tontas” sonrió victoriosa.
— ¡Ey, que sucede ahí! — se escuchó la voz de un profesor.
Rossemary se giró y corrió hacia Kotoko tomándola de la muñeca llevándola hacia la tienda.
— Ey, Ey... Es-espera — dijo Kotoko — ¿Qui-quién eres tú?
“Genial, habla como anime también.”
— Rossemary — respondió — y tú tendrás que repetirme tu nombre varías veces porque no estoy acostumbrada a nombres japoneses
Rossemary ya había tomado su decisión, no iba a dejar que la historia se repitiera. Si ella estaba aquí era por alguna razón, tenía un propósito y aún si no fuera lo que estaba pensando, le daba igual. Iba a ayudar a Kotoko.
— Y a partir de hoy te voy a ayudar. — sonrió.
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