Capítulo veintiuno
Un jadeo fue lo que nos hizo voltear en dirección a donde solía estar Darren y Andrew, habían invertido papeles. No, no era el cuerpo de Darren el que estaba sobre Andrew, era Jaden, una oleada de energía y alivio me lleno al ver que mi amigo estaba vivo y no bajo los restos de la casa. El puño de Jaden impactaba una y otra vez contra la cara del chico, busque con la mirada a Darren, sujetaba a la chica morena por la cintura justo como lo hizo conmigo cuando me puse histérica, sus ojos me miraron preocupados, el chirrido de unas llantas sonó tan fuerte que todos viramos la cabeza en esa dirección, Hank y Aileen conducían el mismo carro en el que fuimos al centro comercial a comprar las cosas de la fiesta, mi mejor amiga bajo corriendo.
—Tenemos que irnos —tiró de mi codo con fuerza.
Le di una mirada a Jaden y Darren, me daba la sensación de que se encontraban a miles de kilómetros de distancia y que por más que quisieran no lograrían llegar a nosotros.
—Ahora vendrán, vamos ya.
De no ser porque su cara era angustia pura, cedí y dejé que me arrastrara.
Mi corazón taladraba mi pecho, lagrimas corrían involuntariamente por mis mejillas una vez más.
Vamos, vamos pensé mordisqueando mis uñas, estaba a punto de bajarme del carro, Jaden se levantó y corrió donde Darren. La chica se tiro al suelo, comenzó a gritar y a llorar como loca, al parecer Jaden la controlaba con su extraño poder, enseguida ambos subieron al automóvil y Hank piso el acelerador a fondo.
—Luci —dije a nadie en particular— no podemos dejarla ahí.
—No podemos volver May —contestó Jaden.
—Por favor —me recargué en el pecho de Darren y comencé a llorar de nuevo, él me abrazo y nadie dijo nada más.
***
Los ojos vidriosos de cuidadora y amiga me veían acusadores.
—Perdóname —un nudo en mi garganta me impedía hablar alto —corrí hacia ti, lo juro.
Ella se acercaba lentamente a mí, y yo quería abrazarla.
—Dime algo —pedí.
Luci entendió sus brazos en mi dirección, pero rodeo mi cuello, ya no era Luci ahora era la asesina.
Sus manos abarcaban perfectamente mi cuello, asfixiándome, no podía respirar.
Unos bruscos movimientos me sacaron de mi pesadilla.
—Maybreth despierta
Era Hank, el sol ya había salido y en el auto únicamente estábamos nosotros dos.
El se coloco unas gafas y yo me sentía hecha mierda, aun más que en la noche, todo se sentía extraño, la luz del sol, el cuero del asiento, tal vez esto también era un mal sueño como todos los anteriores y en un par de segundo Darren llegaría a consolarme haciendo un chiste o contándome alguna historia para relajarme, espere un par de minutos pero eso no paso.
—¿Y Darren?
—Bajaron a comprar unas cuantas cosas —señalo con el mentón una tienda de paso junto a la gasolinera.
Darren.
May se quedo dormida poco tiempo después de salir de su casa, por un momento creí que se había desmayado pero Jaden me calmo y dijo que solo dormía, entre sueños sollozaba o se removía con brusquedad. Hank condujo cerca de ocho horas, hasta que nos pidió un descanso y aprovechamos para comprar agua, comida y cargar el tanque en un establecimiento, en todo ese tiempo May no despertó.
—¿Que haremos ahora? —preguntó Leen, tenía los ojos rojos y el cabello despeinado, pero estaba a salvo y eso era tan importante para mí.
—A la casa del abuelo —Jaden coloco un montón de barras energéticas y cajas de cigarros en el mostrador, de no ser por él, sabrá dios en donde estaríamos ahora.
Manipuló el estado de ánimo de ambos chicos, empujándolos a la locura, por poco y me da lástima la chica. Ahora Jaden, estaba débil y decía que la nicótica lo ayudaba a estar en sí, nunca se obligó a forzarse tanto, sabíamos que pasaba si nos salíamos de control y pensar en eso me provocaba escalofríos.
Leen daba miradas a cada persona y en todas direcciones.
—No debimos parar —movía su pierna con impaciencia.
—Necesitábamos combustible.
La cajera nos dio una mirada cautelosa y nos cobro, me di cuenta cómo íbamos vestidos. El bello vestido de Leen estaba arruinado, sus rodillas y brazos tenían las costras de los rasguños que le hizo la pared al caer, Jaden y yo, teníamos los pantalones y camisas rotas con bastantes manchadas de sangre.
—También necesitamos cambiarnos —apunto Jaden.
Como si leyera mis pasamientos, todavía no sabía cómo es que logro entrar en mi cabeza, y todo eso de comunicarnos ¿Podía hacerlo con cualquier persona, o solo con su vinculo? preguntas de las cuales no me importaba mucho la respuesta por ahora.
Cuando salimos May bajo disparada del carro y nos alcanzo, con sus delgados bracitos rodearon mi cintura tan fuerte que dolió.
—Tranquila, cariño, tranquila —intente sonar conciliador.
Pero temía por su estabilidad, quería llegar a la casa de su abuelo en cuanto antes.
La conduje hasta el carro.
Jaden camino a la parte trasera para darnos nuestras maletas y cambiarnos de ropa.
—Podemos cambiarnos en el camino —Leen claramente nerviosa.
—No nos toma ni dos minutos —dijo Hank en una voz que parecía ser, amable.
Leen y May se cambiaron en el carro, Jaden fumaba un cigarro tras otro, Hank jugaba con una piedrita, una vez que la chicas se cambiaron, fue nuestro turno.
Jaden condujo en esta ocasión.
May se acomodo a mi lado sin pronunciar palabra alguna, recargo la cabeza en la ventanilla y cerró los ojos.
Tomé su mano, estaba fría su mejilla que recibió la cachetada estaba morada, y tenía un raspón en la frente, la atraje hacia mí, quería sentirla más cerca, quería sentir su aliento cálido, el latir de su corazón.
Su respiración se volvió pesada, dormía de nuevo, deposite un beso en su cabello.
—Únicamente la buscan a ella, lo saben —Habló Hank.
Apreté la mandíbula y Jaden entorno los ojos.
—Ella no lo recuerda, pero nosotros sí, ¿verdad?
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