El fin de semana llego a su fin y mi amigo ya estaba de vuelta en su nuevo hogar.

Eso de tomarme un año sin clases no me sentaba nada bien, accedí a que esto pasará porque mis padres lograron convencerme, diciendo que ellos estarían conmigo, cosa que no pasó

—Deberías de aprender a jugar damas chinas con Darren.

Reí. Sabía jugar damas chinas, y a él no le pagaban para jugar. Estaba tan acostumbrada a estar únicamente con Luci en la casa y la presencia de Darren me resultaba molesta.

—Tal vez pueda ir con Kyle y pasar un par de semanas con él —Dije como quien no queriendo la cosa.

Luci soltó una carcajada.

Tomé eso como un "Ya quisieras loca"

Tenía ganas de ir a la ciudad en donde estudiaba y conocer, espáticamente su conservatorio. Me mostró algunas fotos y era simplemente hermoso. Gigantesco con el aura de una iglesia, me imaginé dentro. Nunca tuve habilidad con la música. Lo mío eran los números.

Necesitaba aire.

Salí al jardín, necesitaba más espacio, sin avisar tomé mi motoneta y la encendí una cuadra lejos de la entrada, esta vez incluso olvide el estúpido casco rosa. Conduje al centro comercial, compraría algunos libros de los que había leído en la red.

Aparqué cerca de la entrada y camine directamente a la área de comida. Ordené una soda italiana con extra hielos, mi pedido no tardó en llegar. Mientras me tomaba todo el tiempo del mundo en terminar mi bebida me di oportunidad de observar a la gente, a esa hora estaba casi vacía pues la mayoría de la gente trabajaba o los chicos estaban en el instituto. Saldé mi pequeña cuenta.

Entré a la Liberia, esta era pequeña; dos pisos, el suelo era de madera y unos cuantos estantes hechos de metal se extendían a lo largo. Subí al piso superior, ahí era en donde se encontraban los libros de investigación, no me fue difícil encontrar los que buscaba. Los tomé y bajé para buscar algunos que me sirvieran como compañeros en días solitarios. Me dirigí a la sección de fantasía, observé con detenimiento las diversas portadas que se hallaban en ese estante, tomé un libro en donde se podía ver un dragón a punto de expeler fuego, la sinopsis prometía ser buena. Pagué los libros y al salir un cuerpo choco contra el mío provocando que mis nuevas adquisiciones se desplomaran en el suelo.

—Lo siento —Dijo una chica que ya se encontraba en cuclillas levantando los libros. Ella era morena y tenía un bonito cabello chino y esponjado. Unos lentes de pasta gruesa enmarcaban sus grandes ojos marrones.

—Gracias —Agradecí una vez que me dio los libros. Era alta, más que yo traía puesta una camiseta negra con un estampado de una banda en el centro, sus brazos eran delgados pero parecían ser fuertes, una perforación decoraba su labio inferior. Me dio una mirado una mirada, perforándome con sus gigantes ojos, un escalofrió recorrió mi espina dorsal.

—May —Giré la cabeza en dirección a la voz que ya era conocida para mí e inhalé aire sutilmente.

—¿Que se te ofrece? —Dije una vez que Darren llego hasta mi.

Vestía un pantalón de mezclilla sencillo y una playera blanca con rayas grises.

—¿Por qué no avisaste que saldrías? —Su voz tan tensa, apostaba todo a que deseaba ganas de gritar.

—No estoy sola —Conteste tranquila—, Estoy con. . . —. Las palabras murieron en mi boca, iba a usar de pretexto a la chica pero ella ya no estaba.

—¿Tu amigo imaginario? —Replicó aun serio.

—¿Y a ti qué? —señalando esto comencé a caminar a la salida.

—Es peligroso andar por las calles solo ¿no has visto las noticias acaso? —Comenzó con el discurso una vez más mientras caminaba a la par conmigo.

Kyle había dicho que sólo hacia su trabajo y que debería de hacerlo más fácil para él.

—¡Ya cállate! —Le grite sin pensarlo si quiera.

Su expresión se congelo, abalanzo su cuerpo sobre mí al mismo tiempo que escuchaba un estrepitoso sonido, los ventanales de las tiendas estallaron. Mi espalda y mi cabeza hicieron contacto con el asfalto causando un dolor agudo, mi visión se puso negra y vi luces diminutas de muchos colores.