Capítulo nueve.
Uno.
Dos.
Tres.
Fueron los días que pasaron y Jaden no regresaba a mi casa, me sentía un poco molesta. Recordaba con claridad lo que dije antes de que se fuera.
En este momento estaba acompañada de Darren.
—Lamento no haberte protegido mejor —Dijo mientras removía los puntos de mi brazo.
—Descuida, la culpa fue mía.
Me prometí dejar de ser grosera con Darren. Empuje muy lejos los sentimientos de enojo que me provocaba.
—Ya esta —Con su pulgar recorrió la fina cicatriz mientras le daba una mirada crítica. Un escalofrió recorrió mi espalda ante el tacto de su piel con la mía, me moví de modo que su dedo se alejara de mi piel.
Soltó un suspiro y me abrazo, al instante me puse tiesa, nuevamente invadía mi espacio, intente relajarme un poco, dio un apretón más y se alejo.
No sabía que decir.
—Tengo que hacer tarea ¿Quieres hacerme compañía? —lo dije con toda la seguridad del mundo aunque por algún motivo sentía nerviosa de su respuesta.
—¡¿Lo dices en serio?! —preguntó demasiado fuerte para mi gusto y sonrío.
Una vez que asentí, ambos subimos a mi cuarto; este era grande, una cama queen zise ocupaba el centro, un escritorio negro pegado a la pared izquierda era el que utilizaba cuando hacia mis tareas, me senté y prendí mi computadora portátil, Darren se sentó en la esquina de mi cama viéndose un poco incomodo.
—¿Así qué tomas clases en línea?.
—Sí —Gire la silla en su dirección para poder verlo de frente— al fin encontré algo que puedo hacer.
—Eres una buena persona, una buena hija —sonrío y me dio una mira cargada de algo que no podía reconocer, sus ojos brillaban.
Mi corazón se encogió, lo único que hice desde su llegada fue tratarlo con desdén, como si yo fuera mejor persona que él, esto me era algo inevitable.
—No lo soy —contesté secamente y volví a mi posición anterior de modo que le di la espalda y quede frente a la computadora. Golpee mi cabeza contra el teclado mentalmente "deja de ser idiota" me reprendí.
Darren se levanto de mi cama, camino por el cuarto con sus manos sujetas detrás de la espalda. Le di una mirada de reojo, se detuvo antes de llegar a mi estante de libros, observó el techo y yo lo observe a él, su estatura era promedio sin embargo seguía siendo más alto que yo, su cabello rubio oscuro estaba un poco despeinado y ahora estaba un poco largo, su espalda era ancha y su cintura algo estrecha parecía que se ejercitaba lo suficiente, era más lindo de lo que quería admitir. Él bajo la vista en mi dirección y pude sentir como mi cara se ponía caliente, me descubrió fisgoneando descaradamente.
Él sonrió como si no quisiera hacerlo, un montón de sonrisas habían adornado su cara desde el momento que puso un pie en mi casa sin embargo ninguna como esta, esta era una sonrisa de diversión.
—Mis libros son bonitos —comenté tontamente señalado los libros que se encontraban a espaldas Darren, nunca me sentí tan estúpida en la vida.
Sin poder retenerse él río.
—Los son —Contesto con los ojos puestos en mi.
En ese momento Luci llego y se detuvo en el marco de la puerta, nunca amé a esa mujer tanto como ahora.
—¿Qué están haciendo?
—Platicando Luci, estaba a punto de comentarle a Darren el titulo de mis libros favoritos.
Nos dio una mirada.
—Te buscan abajo.
Me levante de mi asiento rápidamente, existían sólo dos personas que podrían visitarme, ambos provocaban inmensa felicidad en mi.
Al bajar las escaleras Jaden se encontraba de espaldas a mí, husmeando una decoración de tres esferas negras colocadas en pirámide, mis padres la compraron en uno de sus viajes.
—Jaden —lo llamé, este giró provocando que las esferas cayeran y rodaran por el suelo.
Sus mejillas se tiñeron ligeramente de un color rojo.
—Lo lamento —se agacho a recoger las decoraciones y las colocó en su lugar.
—No recordaba que fueras torpe —Bromeé ¿Cómo podía estar tan tranquila con este chico cuando me privo de su presencia tres días? Quería enojarme y tratarlo como a Darren pero no me era posible.
—Vine a despedirme.
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