Capítulo cuatro.

—Nada. Yo venía a disculparme — Mi voz sonaba taciturna sin proponermelo.

Él se llevo la mano a su reloj y lo acomodo con un gesto distraído.

—Sin problemas, voy a salir, hoy es mi noche libre ¿Quieres venir conmigo? —levanto la vista de su muñeca y me dio una mirada.

—No —Conteste sin pensarlo siquiera—. Gracias.

Este chico era realmente estresante, pero ya me había prometido ser por lo menos cortes. Compartiríamos casa hasta que mis padres volvieran y no sería poco tiempo.

—¿Segura? —Preguntó arqueando una ceja.

Asentí con la cabeza.

Bajamos juntos las escaleras su cuarto se encontraban en la segunda planta al igual que el mío.

Me senté en el sillón y él se despidió no sin antes decirme que Luci estaba en la casa y que no me quedaría sola.

Casi por instinto salté al ventanal para ver si alguien lo esperaba. Y ahí estaba, un flamante automóvil negro con las ventanas polarizadas, una chica pelirroja recargada en la puerta del copiloto con un vestido blanco extremadamente corto, tenía el aspecto de un duendecillo por su estatura, el cabello resplandecía con la luz del faro, aun llevándolo corto como el de un chico se veía llamativo y peculiar.

Por un breve momento deseé bajar y decirle que sí iría con él. ¿Qué tenia de malo divertirse un poco?

Al verlo ella se aventó a sus brazos, él le regreso el abrazo, fue algo rápido. Se quedaron de pie hablando un momento, ella miró en dirección a la casa, Darren negó con la cabeza y entonces chica frunció el entrecejo e hizo un ridículo puchero. Creí que estaba a punto de montarle una escena. Darren abrió la puerta del automóvil y la tomo del brazo para que ella entrara pero no se movió ni un centímetro. Ya había husmeado demasiado, esto era una falta de educación, corrí la cortina y me alejé sin ver en que terminó todo.

Volví al sillón, encendí el televisor y cambié de canal hasta llegar al noticiero. En la nota que estaban dando se podía ver a una turba de gente provocando destrozos por las calles, tiendas eran saqueadas dejando como resultando grandes deudas para los dueños.

—¿La gente cada vez está peor no? —Luci que se encontraba parada atrás de mi.

Di un respingo.

—No te escuche entrar, ven, siéntate.

Mi cuidadora se sentó a mi lado y ambas vimos las noticias por un rato.

Por cada noticia buena, daban cinco malas y todo eso lo provocábamos nosotros. Gente matando a sus iguales únicamente porque así se les ordenaba o peor aún porque lo disfrutaban. Muerte, devastación a causa del hombre.

La repulsión me embargaba. Tal vez sería mejor si nosotros dejáramos de existir.

Mi teléfono comenzó a vibrar. Un mensaje de Kyle.

He aprobado todos mis exámenes,

mamá pollo me otorgo un permiso para pasar todo el fin en tu casa

nos vemos pronto. (:

La sonrisa en mi rostro no podía ser más grande.

Lo siento hui con mi guardaespaldas a una playa calurosa.

—Kyle pasara el fin de semana con nosotras Lu.

—¿La habitación de siempre? —cuestionó sin despegar la vista del televisión, las noticias habían terminado y ahora daban una película en donde salían muchos hombres con poca ropa y aceitados.

Reí un poco por la cara de Luci.

Me encontraba en mi jardín, sentada en una banca que con mis padres y yo pintamos este mismo año cuando me queje del por qué todas las bancas tenían que ser de color blanco. Esta era una mezcla de colores brillantes; amarillo, rojo, azul. Una obra de arte en mi opinión. Sumo valor sentimental. Una cobija cubría mis hombros, admiraba las series de diminutas luces que mi mamá ordeno colocar, era como ver luciérnagas.

Me gustaba ir allí cuando hacía mucho calor o necesitaba un lugar en donde pensar; en lo mucho que extrañaba a mis padres, o en lo sola que me sentía, o a veces únicamente me sentaba ahí y me perdía en las lucecitas hasta que me mi trasero me dolía o recordaba que tenía que hacer alguna tarea.

Darren llegó y se sentó a mi lado, yo me quedé ahí, viéndolo, él veía las luces.

Nunca había deseado tanto algo como saber en que estaba pensando en ese momento, y por qué su cara se veía cansada y preocupada. Sentí que debía decirle muchas cosas pero como siempre que debía golpearlo.

—¿Cómo te fue anoche?—No había planeado hablar hasta que él lo hiciera; pero ahí estaba yo, iniciando una conversación.

Con una pregunta de la que posiblemente no me gustara la respuesta.

—Sólo un domingo por la noche —Sonrío, aunque sonaba fatigado.

«¡Sí, claro!, ¡cómo no!, sólo un domingo por la noche, con esa chica, con razón sonaba agotado»

—Me alegro —dije con una so— Tengo que llamar a Kyle—. Me levanté de la banca, no quería estar más tiempo ahí con él.

—Espera —Dijo tomándome por la muñeca con fuerza .

Otra vez esta tocándome, resistí el querer librarme de su agarre.

Su mano estaba tibia y era un poco áspera.

—Mi amigo del otro día pasará aquí el fin de semana.

Libero mi muñeca.

—Tus padres...

—Mis padres no dicen absolutamente nada —Lo interrumpí—. ¿Los ves por aquí?, Luci ya ha sido informada. Que tengas una buena noche.


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