Capítulo cinco.

Esta mañana salí sin avisar a Luci. Tomé mi motoneta color rosa y un casco a juego. Siempre me pregunté en qué pensaban mis padres cuando decidieron que ese color me gustaría.

El centro comercial no quedaba lejos de casa. Conduje con mucha precaución, la alta velocidad y la adrenalina corriendo por mis venas definitivamente no era cosa para mí, disfrutaba gustosa del aire y el sol en mi piel.

Las compras fueron mucho más rápido de lo que creí. Un poco de las cosas favoritas de kyle unos cuantos libros para mí, algo para pasar el rato y ya estaba de vuelta en casa. Guardé mi mini transporte en su lugar, dentro de la cochera y entre a casa.

Darren fue lo primero que noté, leía el periódico en la mesa como un anciano de sesenta años, las hojas cubrían por completo su rostro.

—¿Por qué saliste sin avisar?

Bajo el periódico

Por poco y suelto una carcajada ante su acción, se me hizo tan tonta.

Un sonido proveniente del piso de arriba llamó nuestra atención y enseguida alguien bajo las escaleras. Kyle.

—Oye amigo cálmate, es una adulta. Fue un error no pasara de nuevo —Dijo mi amigo tan amable como siempre.

Darren asintió y volvió a su aburrido periódico.

Kyle me saludo con un abrazo.

Preparamos palomitas. Lo único decente que a él y a mí nos salía para comer. Luci no se dio cuenta de que salí y si lo hizo, no me reprendió.

Vimos un par de películas de comedia. Sólo compartíamos un comentario de vez en cuando. La tardé cayó y fue cuando Luci apareció, nos dijo que la comida se encontraba lista. En la comida tampoco hablamos mucho y eso catalogaba como normal para nosotros. Chicos de pocas palabras.

—Se preocupa por ti May, le pagan por eso.

Habló mi amigo en el momento que yo ponía nuestra cuarta película del día.

Eleve los hombros.

Claro que le pagaban por preocuparse por mí, pero quería un poco de libertad, mi espacio. Mi casa, lo bastante amplia para no toparme con él. Podía cuidarme tomando su distancia. Lejos muy lejos.

—No hagas su trabajo difícil

Regrese al sillón y recargue mi cabeza en su hombro.

—Ya cállate Kyle.

—Mamá pollo se fue a los Bosques boreales, al parecer tienen una especie de problema, dijo que me contaría bien todo el asunto al llegar.

Mamá pollo era como llamábamos a la madre de Kyle. En mi cumpleaños número diecisiete mi amigo tuvo la idea tan cliché de hacer una fiesta de disfraces. La señora llego cubierta con una especie de mantel amarillo, nunca encontramos forma a su disfrazas así que Kyle y yo llegamos al acuerdo de que se trataba de un bello pollo amorfo amarillo.

—Bosque boreales —Repetí pensando en donde se encontraban—. ¿Canadá?

La madre de Kyle, trabajaba como reportera. Era estupenda y muy inteligente la mandaban a varias partes del mundo, hacia reportajes de cosas importantes. Hablaba varios idiomas eso ayudaba mucho. Sin embargo al igual que a mí, esto era algo que a Kyle le afectaba mucho. Recuerdo que, al principio, cuando lo conocí él aborrecía quedarse solo. Nunca lo admitió pero una vez su mamá me contó que hizo un gran berrinche, uno autentico con lagrimas y todo para que lo llevara a donde quiera que ella fuera, como teníamos clases en ese tiempo eso no paso.

—Rusia

—Genial

A él ya no le afectaba en lo absoluto que su madre no estuviera, ahora tenía un montón de cosas en las que distraerse.

No hablamos más de aquello, antes de dormir toco un par de melodías en su violín, Luci se nos unió poco después y aunque sé que ama la música de kyle no pudo evitar quedarse dormida. Esperaba que la música melodiosa inundara por completo la casa y se quedara aquí por siempre.


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