Capítulo 28
Su espada atravesó al Con de parte a parte.
Retiró la espalda de un brusco ademán y giró sobre su propio eje mientras enarbolaba ambas armas para desviar los disparos que iban hacia él y hacia Bulkhead.
Wheeljack avanzó un par de pasos, saltó hacia un Con con las espadas por delante, y le cortó la cabeza de un tajo. Recibió un golpe en la parte inferior de la espalda que le hizo caer al suelo, pero rodó sobre si mismo y se puso en pie, ambas espadas cruzadas ante él para repeler el posible ataque.
Pero el Con que le había empujado no tuvo oportunidad, ya que Bulkhead le aplastó la cabeza con su bola de demolición. Su compañero cruzó una mirada con él, y Wheeljack asintió. Bulkhead le sonrió. No necesitaron más para comunicarse entre ellos: varios milenios combatiendo juntos les habían dado la capacidad de comunicarse sin hablar, y Wheeljack pegó su espalda a la de Bulk, cubriéndose las espaldas mutuamente.
El Armero Wrecker dedicó un momento a mirar atrás cuando oyó un Puente abrirse. Se puso en guardia cuando varios mechs salieron de él.
- ¡Wheeljack!- gritó el que los lideraba.
Al Wrecker le tomó unos nanoclicks reconocerlo: Bumblebee, el Rastreador. Wheeljack recordó de golpe que Deshelia y él habían acordado que el Rastreador se presentaría con un equipo cuando ella lo avisara. Miró a su alrededor, al completo caos que les rodeaba. ¿Cuándo había tenido tiempo para llamar al Rastreador?
¿Y dónde scraplets se había metido?
Era consciente de que Deshelia era perfectamente capaz de cuidarse solita, pero también se acordaba de lo asustada que había estado al comprender que no era la única de la Generación de la Guerra en aquel campo de batalla.
El Rastreador tenía una metralleta desplegada en cada brazo, y tenía una puntería del demonio, prácticamente por cada disparo de Bumblebee caía un Con. Wheeljack elevó las cejas, impresionado. No estaba mal.
Wheeljack abrió la boca para decirle algo al Rastreador, pero una titánica figura apareció entre los edificios y las ruinas. Aún estaba lejos, pero Wheeljack lo reconoció a la perfección. No era la primera vez que se lo encontraba en el campo de batalla, y el Wrecker siempre había sido lo suficientemente listo como para salir por patas cuando se lo encontraba de frente.
NightVision, el Azote de Tarn.
Uno de los grandes guerreros de la Generación de la Guerra. Todos los de la Generación eran letales, pero había tres de ellos que sobresalían incluso entre los suyos. Y NightVision era uno de ellos. Se rumoreaba que el mismo Megatron lo había entrenado, instruyéndole en el arte del combate desde que era un sparkling, y que se había convertido en un guerrero tan poderoso que incluso el mismísimo Megatron le temía.
Wheeljack no sabía cuanto de verdad había en esos rumores, pero una cosa estaba clara: si Megatron había mandado a NightVision a Uraya, estaban todos muertos.
***
- Bendito Primus, ¡mueve el maletero!- gritó Hestia.
Era muy consciente de que Bumblebee se plantaría en aquel campo de batalla de un momento a otro, y no le hacía gracia que estuviera separado de ella con uno de la Generación suelto. No había nada que quisiera más en aquel momento que echar a correr hacia el centro de Uraya, donde sabía que su hermano aparecería, y asegurarse que aquel pedazo de chatarra Decepticon se quedaba a una buena distancia de Bee.
Pero si echaba a correr, dejaría a Seaspray atrás.
Se planteó por décima vez que era lo peor que podría pasar si no se quedaba a esperar al Wrecker.
En fin, ya he matado a esos veinte Cons, no debería de haber nadie hasta que se reúna con los demás, y tampoco es que esté indefenso.
Antes de que pudiera tomar una decisión, Seaspray la alcanzó y reemprendieron el ritmo de nuevo, la femme esforzándose por mantenerse a su altura. Percibía que el mech le quería decir algo, pero se negó a hablarle. Le preocupaba más la posibilidad de que su mejor amigo pudiera encontrarse frente a frente con uno de la Sexta, muchas gracias.
Se acercaban a la plaza donde habían dejado a los demás.
- Oye, yo...
Seaspray jamás acabó la frase, por que en aquel momento, los dos pudieron ver como uno de los Wreckers, uno enorme, aparecía volando por encima de unas ruinas mientras oían una risa atronadora por encima de los disparos.
Seaspray frenó de la impresión, con ópticos abiertos al máximo, lo que le costó el quedarse solo, porque sin poder reprimirse más, Hestia salió escopetada. ¿Un Wrecker de ocho toneladas volando por los aires y alguien riéndose en pleno campo de batalla? Solo podía significar una cosa: el de la Sexta por fin había decidido aparecer.
Mientras corría alcanzó a ver como varios Vehicons le daban la espalda y no tuvo contemplaciones: los asesinó al pasar junto a ellos, poco más que una sombra afilada, dejando cadáveres a su paso. Pero entonces llegó a la explanada.
Y vio a Bulkhead en el suelo. Inmóvil. Wheeljack estaba junto a él, tratando de arrastrarlo hacia una cobertura, con una fea herida en el casco de la que brotaba Energion. Una de las cuatro femmes Wreckers que los había acompañado intentando ayudarlo, pero el Energion que le corría pierna abajo le robaba la fuerza por momentos. Vio a otro Wrecker más allá, partido en dos. Y a juzgar los bordes, no había sido un tajo limpio. Alguien había tirado de su torso hasta arrancarlo de cuajo de su pelvis.
Sus ópticos escanearon la plaza, aterrorizada, buscando a Bumblebee. Lo localizó cubriendo el cuerpo caído de un Rastreador, disparando contra...
La spark de Deshelia se apagó en su pecho cuando lo vio.
No a Bumblebee. Sino contra quien disparaba su mejor amigo.
Con una altura de doce metros como mínimo (¡dos más que su padre!) y aquella armadura negra, era imposible confundirlo. Sus dígitos eran garras pulidas, que estaban cerradas en torno a la empuñadura de un temible espadón del color del hierro candente, a juego con los detalles naranjas que salpicaban el negro en algunos puntos de su armadura. Sus rodillas tenían cuchillas similares a las de la propia Deshelia, las dos placas verticales que le surgían de la espalda le marcaban como seeker (1), su amplio pecho protegido por gruesas placas entre las que destacaba, de un color idéntico al de su espadón, la insignia Decepticon.
Era de la Generación de la Guerra. Era NightVision. Lo reconocía de los pocos vídeos que los Autobots tenían de él. Y aunque Deshelia jamás hubiera visto una foto suya, hubiera sido imposible confundirlo con otra cosa que no fuera un mech de la Sexta.
La fuerza contenida en aquel cuerpo hablaba por él.
El temible NigthVision alzó el espadón por encima de la cabeza y lo bajó con un movimiento seco. Horrorizada, Deshelia vio como el espadón cortaba la armadura del hombro de otro de los Wreckers, seguía bajando por todo su torso hasta salir por la cadera opuesta. El Wrecker, ya muerto, cayó al suelo partido en dos.
Hestia jadeó, horrorizada y aterrorizada, mientras la Asesina le rogaba que se acercara a él. Que fuera con él. Es un hermano. Estaremos bien. No estaremos solas.
No.
No.
La Asesina quería discutir con ella, Deshelia lo notaba.
Pero entonces un disparo impactó contra la espalda de NightVision, quien se volvió sin inmutarse. Y los ópticos del Decepticon de la Guerra recayeron en Bumblebee, que volvió a disparar, los disparos rebotando contra el pecho cubierto de armadura de NightVision.
NightVision sonrió con crueldad y avanzó un paso hacia el Rastreador.
Deshelia explotó, y la Asesina con ella. Puede que la Asesina opinara que NightVision era un hermano, pero absolutamente nadie tocaba a Bumblebee.
Hestia cruzó la plaza en cuestión de un par de instantes y se estrelló contra el costado de NightVision.
Ambos rodaron por el suelo, Deshelia recibió un codazo en el estómago que la dejó sin aliento y la obligó a aflojar su agarre en el torso del mech, que la mandó lejos de un empujón. Deshelia se vio volando sobre la plaza hasta que el brusco impacto contra una pared la detuvo. El dolor explotó en su espalda y en su casco. Su visión se nubló y jadeó.
Pero se obligó a rodar por el suelo para evitar el espadón de NightVision, que ya se alzaba sobre ella. Se incorporó y aún con el procesador palpitándole, transformó su servo en una espada, intentando colarla entre los huecos de su armadura aprovechando la proximidad.
Sin embargo el enorme espadón anaranjado ya estaba allí, bloqueando el ataque y a pesar de que la Asesina le gritó que se apartara del golpe que le caía encima, por primera vez en su vida, Deshelia no fue lo bastante rápida: el enorme puño de NightVision impactó en su mandíbula con una fuerza descomunal que la hizo caer de espaldas. Mareada y desorientada, intentó incorporarse, pero su cuerpo la ignoró.
- Reconozco que tienes los pistones en su sitio.
Su voz era profunda y suave a la vez, y ella odió con todas sus fuerzas que algo dentro de ella le rogara que cogiera su mano y se fuera con él, que dejara que la llevara con los demás que eran como ellas. Le recordó que eran iguales.
No somos iguales- se dijo Deshelia, colérica-. Él es un monstruo. Es de la Generación pero no somos iguales. Destruyó Tarn por que se aburría. Mata inocentes cuando se aburre. Yo no soy como él, no soy como ellos.
Subió la cabeza hacia él, tratando por todos los medios que lo único que se reflejara en sus ópticos fuera un profundo asco. Pero al mirarle, vio que sonreía, sin molestarse en desplegar una placa facial.
La arrogancia de aquella sonrisa le recordó tanto a la suya propia que tuvo ganas de vomitar.
No soy como ellos.
Pero todo en él gritaba Generación de la Guerra, y Deshelia supo que él, que los demás Guerreros que le esperaban en Kaon, tenían las respuestas que ella llevaba tanto tiempo buscando.
Se puso en pie, y desenganchó la espada de su espalda. NightVision la observó con burla, sin molestarse si quiera en ponerse en guardia. Hestia apretó las mandíbulas: era un capullo arrogante.
Se lanzó contra él, espada en ristre, dispuesta a clavársela en pleno pecho. Por un instante, pensó que lo conseguiría. Pero entonces él se movió, rápido como un scraplet: bloqueó su estocada y descargó una contra su cabeza.
No era tan justo que alguien tan grande fuera tan rápido: con dificultad, Hestia bloqueó la espada y esquivó las garras que se abalanzaron hacia su pecho con intención de destriparla. Paró un primer golpe y esquivó el segundo, pero no vio venir el tercero, en dirección a sus piernas.
Una brutal patada la desestabilizó y NightVision le propinó un revés con su servo que de nuevo la mandó volando sobre la plaza.
El aterrizaje la dejó sin aliento, y el dolor estalló por todo su cuerpo. Gimió mientras trataba de incorporarse, pero los brazos le temblaron cuando intentó estabilizarse, y cayó de bruces. El miedo le atenazó la spark.
¿Así es cómo se siente luchar contra uno de ellos?
La inevitabilidad. La desesperanza. La resignación.
Hestia alzó la miraba hacia un sonriente NightVision y luego la paseó por el resto de la plaza. Diversos cuerpos la salpicaban, pero eso no era lo más notorio. Lo peor, era que los que quedaban en pie la miraban a ella. Y mientras que los Rastreadores y Wreckers la miraban como si estuviera loca por siquiera intentar enfrentarse a uno de la Sexta, ahí estaban Bumblebee y Wheeljack mirándola con horror en los ópticos al observar como NightVision era tan evidentemente superior. Al ver como la femme no podía hacer absolutamente nada contra él.
Deshelia comprendió que al final, ambos mechs habían confiado en que su naturaleza la mantendría a salvo.
Cerró los ópticos con desesperanza: ella también había confiado en aquello. Pero al volver a mirar a NightVision, reconoció que había sido una estúpida.
¿Qué se había creído? ¿Qué por haber nacido así, sería invencible? Siempre había pensado que cuando se encontrara con uno de la Sexta, la cosa hubiera estado igualada y que quizás con un poco de ayuda hubiera podido vencerle.
Nada más lejos de la realidad.
Aparte del hecho de que NightVision era cerca de cuatro metros más alto que ella y seguramente pesaba unas siete toneladas más, él había sido entrenado desde que pudo sostener una espada. Era un guerrero de la cabeza a los pies, todo él, forjado en la batalla, entre muerte y Energion. ¿Qué se creía, que por haber entrenado un par de veces en el Simulador, iba siquiera a poder plantarle cara?
Va a matarme con la misma facilidad que yo mato Vehicons, se dijo, observando como NightVision avanzaba hacia ella, el espadón a su lado.
Pero no moriría de rodillas. Se incorporó, apretando la mandíbula cuando todo su cuerpo le gritó que volviera a tumbarse, magullado y adolorido por los tremendos golpes que el mech le había propinado.
La Asesina parecía haber desaparecido cuando Hestia alzó su espada frente a ella. Si iba a matarla, iba a currárselo para que al menos le costara algo.
Lo siento, papá.
Todas esas razones que había expuesto ante su padre una y otra vez perdieron su sentido. Iba a morir la primera vez que se enfrentaba a una amenaza de verdad.
NightVision se rio de nuevo y alzó la voz:
- Tengo que agradecértelo, femme. Cuando mi Lord me ordenó que viniera a doblegar esta insulsa ciudad, pensé que iba a ser realmente aburrido, así que te agradezco que por lo menos tú hayas hecho el esfuerzo de intentar luchar. Es muy aburrido cuando lo único que hacen es quedarse quietos y dejar que los despedace.
Aburrido.
¿Aburrido?
La ira y la indignación explotaron en su interior.
¿Era aburrido aniquilar una ciudad de Neutrales que solo intentaban sobrevivir? ¿Matar a mechs y a femmes que apenas podían conseguir vivir un día más, que lo único que podían aportar era miseria y desesperanza? ¿Qué no molestaban a nadie, que ni siquiera habían escogido bando?
Hestia gruñó y le dedicó una mirada llena de asco y odio.
- Que te jodan, pedazo de chatarra inmunda- le escupió.
Aquello pareció sorprenderle, por que amplió los ópticos. Y no fue el único: Deshelia oyó a varios guerreros, de uno y otro bando, retener el aliento. Se negó a mirar a Bee y a Wheeljack.
La risa de NightVision la descolocó, y el mech le dedicó una sonrisa cruel.
- Supongo que realmente eres una Wrecker: demasiado estúpida como para saber cuándo cerrar la boca.
La Asesina le gritó que retrocediera en el mismo momento que él se abalanzó sobre ella. El aviso de su Asesina fue el único motivo de que la espada no la cortara en dos, dándole un mínimo instante para girar y apartarse, descargando un mandoble sobre su hombro. Pero él ya se había movido fuera de su alcance, y su espadón trató de alcanzarla en el costado derecho.
Hestia interpuso su propia espada y empujó, alejando el filo anaranjado de su cuerpo, mientras que trataba de desestabilizarle con una patada en la rodilla. Su pie conectó con la rodilla de él, pero no consiguió moverlo ni un milímetro. La alarma se encendió en su cabeza, y pasó a empuñar la espada con una sola mano para poder parar con la otra las garras de NightVision, que de nuevo trataban de destriparla.
Las garras chocaron contra la cuchilla desplegada sobre su servo, y saltaron chispas. Con un rugido del esfuerzo, Hestia empujó, tratando de apartarlo de ella.
Y a pesar de que no había conseguido moverlo apenas unos nanoclicks antes, aquella vez NightVision sí que se apartó.
Hestia retrocedió unos pasos, jadeante. ¡Había conseguido apartarlo de ella! ¡Si seguía luchando así, podría...
Toda su excitación se hundió de un plumazo cuando le vio sonreír de forma burlona. Descargó un nuevo mandoble hacia él, y cuando NightVision lo detuvo sin mucho esfuerzo, ella giró y lanzó una patada hacia él.
Deshelia se dio cuenta de su error en el mismo momento en que inició el movimiento, pero ya no podía parar. Se dio cuenta de como la inercia de la pierna le hizo bajar la espada, dejando un hueco enorme en su defensa. Y aunque intentó remediar aquel error garrafal tan pronto como pudo, no fue lo suficientemente rápida. NightVision podría haberla matada con un giro de muñeca.
Pero no lo hizo. Se limitó a apartarse de la trayectoria de patada y lanzar una nueva estocada hacia ella. Cuando Hestia interpuso su propia espada, vio la fuerza contenida en el golpe.
Había ralentizado la estocada para que a ella le diera tiempo a interceptarla y no había golpeado con toda la fuerza que era capaz. Deshelia recordó sus palabras.
Es aburrido cuando se quedan quietos y dejan que les despedace.
Posiblemente, ella era la primera en varios siglos que de verdad intentaba luchar contra ellos. Lo confirmó cuando sus ópticos se cruzaron con los rojos de él y vio el entusiasmo brillar: estaba jugando con ella porque estaba aburrido y que ella le plantara cara le parecía divertido.
Con un grito de rabia, se lanzó de nuevo hacia él. Puede que él hubiera sido entrenado por Megatron, pero ella también era de la Generación de la Guerra, ella también era capaz de destruirlo todo a su paso. Y se sintió terriblemente ofendida cuando al intercambiar unos cuantos golpes más, vio la maldita delicadeza con la que NightVision respondía a sus ataques.
Era insultante. Aquellos ataques los podría haber parado hasta un Vehicon, y ella era de la Sexta Generación.
Pero eso él no lo sabía.
La evidencia la sorprendió tanto que se quedó quieta y NightVision casi le rebanó la cabeza. Reaccionó en el último momento, y saltó hacia atrás de nuevo. Frente a ella, el mech frunció el ceño.
- ¡Oh, ponle más entusiasmo!- se quejó, confundiendo aquella parada precaria por cansancio y miedo en vez de estupefacción.
No lo sabe, se dio cuenta.
Cada vez que ella lo miraba, era tan evidente que era uno de la Generación que había pensado que él también podía notarlo en ella. ¿Cómo era posible que no lo notara? Era tan evidente, tan claro...
Giró de nuevo y sus propios servos quedaron delante de su cara al parar un golpe. Servos azules, no plateados.
No lo sabe porque no está luchando contra Deshelia. Está luchando contra Hestia.
El holograma seguía firmemente implantado en su cuerpo, Bee y ella lo habían deseñado específicamente para hacerlo invisible entre las filas, para que no llamara la atención.
Así que Hestia retrocedió un paso tras otro desviando los ataques, sus movimientos cada vez más lentos y pesados. NightVision bufó.
- Supongo que era demasiado pedir que me duraras más de quince ciclos- masculló el mech, que bajó el brazo con fuerza y su puño golpeó la espalda de Hestia, mandándola al suelo.
Aterrizó de rodillas frente a él, perdiendo la espada. Gimió cuando notó la fuerza del impacto en las rodillas.
- En agradecimiento por ser lo suficientemente estúpida para retarme, tu muerte será rápida- dijo, alzando el espadón por encima de su cabeza.
Deshelia oyó como alguien caía al suelo con un grito, y al mirar por debajo de las piernas de NightVision, vio que Seaspray y Wheeljack habían placado a Bee, que se retorcía en el suelo con lágrimas en los ópticos, tratando de llegar hacia ella.
Deshelia miró a su amigo fijamente, y Bee se retorció un poco más, hasta que los ópticos de ambos hermanos por fin conectaron. Bee se quedó quieto unos momentos. Y pudo ver como los ópticos de su amigo se ampliaban.
La Asesina le gritó que NightVision seguía sobre ella, listo para matarla, y Hestia lo miró de nuevo a esos ópticos rojos, aburridos de nuevo.
Detectó el mismo instante en que aquellos ópticos dejaron de estar aburridos y la sospecha se instauró en ellos. Supo que aquel sexto sentido que ambos compartían le estaba advirtiendo que algo iba mal.
Deshelia le sonrió abiertamente. Y NightVision no vio venir la cuchilla que le atravesó el muslo.
El rugido de dolor del Azote de Tarn se oyó por toda Uraya.
La ciudad, silenciosa ahora a su alrededor, observó atónica como por primera vez en siglos, un Decepticon de la Generación de la Guerra retrocedía cojeando, a la vez que Deshelia, aún de rodillas frente a él, retorcía el brazo y sacó la cuchilla con brusquedad, causando todo el daño posible en su pierna derecha.
Ni siquiera el exhaustivo entrenamiento de NightVision le impidió soltar el espadón, con el dolor abrasando su pierna derecha, y sobre todo, sorprendido de que una simple femme hubiera podido herirle.
Deshelia reunió todas las fuerzas que le quedaban, todas las fuerzas que había podido ahorrar en esos quince ciclos de pelea en los que se había dedicado a evitar y desviar sus ataques desde el mismo momento que se había dado cuenta de que el mech había pecado de arrogante y no se había dado cuenta de que la femme contra la que luchaba era igual que él.
Arrancó en movimiento de forma explosiva, y le propinó un puñetazo directo sobre la herida del muslo mientras su otro servo, aún con la cuchilla desplegada sobre él, le hacía un feo tajo en el pecho del que brotó Energion. NightVision rugió de nuevo y retrocedió, un servo en la herida del muslo. Subió la mirada hacia ella, y en sus ópticos rojos ya no había lugar para el aburrimiento. Ahora la miraban con rabia.
- Chatarra inmunda- le rugió el de la Sexta-. ¡Te voy a despedazar!
Deshelia sacó a relucir la sonrisa más insolente de todo su arsenal.
- Eso ya lo veremos- se burló.
NightVision rugió y se abalanzó sobre ella. Hestia retrocedió de un salto, tratando de esquivar sus garras, aunque no lo consiguió del todo. Un kibimetro (2) más arriba y la hubiera destripado, pero se las apañó para que sus garras simplemente le rozaran el costado. Aún así, cuatro surcos se abrieron en el metal y el Energion salió.
Ella gimió por el dolor, pero se forzó a seguir moviéndose: de alguna manera, y a pesar de que sabía que su cuchilla había cortado el cable femoral (3), NightVision seguía siendo en pie y peleando. A aquellas alturas, con una herida así un Decepticon normal ya hubiera perdido todo su Energion.
Se agachó cuando NightVision, quien había cambiado sus garras por un sable curvo, hizo un movimiento en hoz para rebanarle la cabeza.
Desde su posición agachada, su brazo subió con fuerza y la cuchilla manchada del Energion de NightVision se hundió en su costado.
El Azote de Tarn volvió a gritar e hizo amago de alcanzarla de nuevo, pero Deshelia ya había sacado la cuchilla de su cuerpo y se había alejado de su alcance.
Se oyeron vítores.
NightVision rugió y se lanzó hacia ella. Deshelia trató de apartarse, pero parecía que aquel mech se había cansado y había sacado a la luz la brutalidad que le daba su condición, ampliada por el entrenamiento Decepticon. Sus garras volvieron a alcanzarla, aquella vez en el hombro izquierdo, llevándose consigo un trozo de su armadura cuando ella se apartó con un aullido de dolor.
Su propio Energion le manchó el rostro al salir despedido desde su hombro y Deshelia trastabilló, súbitamente debilitada. Era el brazo de la cuchilla, así que mutó el otro servo por la M-5.8.6 y descargó una ráfaga de metralla sobre él.
Había visto como las balas de Bumblebee, armado con la misma arma que ella, rebotaban en su armadura, pero confió en que las heridas le hubieran debilitado lo suficiente.
No se equivocó: la ráfaga de metralla lo derribó.
NightVision cayó al suelo.
Y aunque el hombro le dolía horrores, Deshelia se abalanzó sobre él, espada en ristre. Intentó atravesarle el brazo pero él se movió y se la sacó de encima con un aspaviento. Hestia clavó los pies en el suelo firmemente y, con el hombro palpitándole, se propulsó contra su figura, que empezaba a incorporarse.
No puedo dejar que se levante. Es mi oportunidad de acabar con él.
La Asesina le gritó y tuvo que hacer un quiebro que la alejó de él para evitar el disparo. Echó un vistazo por encima de su hombro: los Vehicons que restaban parecían haberse repuesto de la sorpresa y acudían a defender a su comandante.
Deshelia trató de ignorarlos: NightVision, él era el importante. Tenía que acabar con él.
Además, oía a los demás empezar a combatir a los Vehicons a su vez.
Los dos de la Generación volvieron a enzarzarse, la situación estaba mucho más igualada ahora, gracias a todo el Energion que NightVision perdía sin parar por las heridas de la pierna y del torso. Pero ella también perdía mucho Energion por el hueco que él le había dejado en el hombro, así que debía apresurarse y matarlo rápido antes de que ella misma se quedara sin fuerzas.
Hubo un instante que ambos se separaron, jadeantes y adoloridos, y NightVision miró la gravedad de la herida de su hombro, ante la que cualquier otro hubiera sucumbido ya, y luego a ella.
- ¿Quién eres?
Deshelia le gruñó.
- La que te va a mandar con Unicron para siempre, pedazo de chatarra inmunda.
Hizo un molinillo con la espada que Wheeljack había forjado para ella y se puso en guardia. NightVision miró por encima de su hombro y le vio entrecerrar los ópticos, rabioso, antes de mirarla de nuevo a ella.
- Esto no ha acabado- le gruñó.
Fue entonces cuando Deshelia detectó el sonido de un Puente tras ella y en el nanoclick de distracción que eso le causó, él se transformó en una aeronave de combate que, con un rugido del motor, salió disparada y se perdió entre las nubes.
Hestia rugió.
- ¡Vuelve aquí, cobarde!
Lanzó la espada al suelo, iracunda, al ver como se le escapaba. Se volvió, dispuesta a gritar a quien fuera que se acercaba a ella por la espalda que "cómo se atrevía a inmiscuirse en sus asuntos".
Y tuvo que cerrar la boca cuando se encontró de frente con Optimus.
Por eso había huido NightVision. Si hubieran sido simples refuerzos, puede que no lo hubiera hecho, su arrogancia obligándole a luchar contra ella hasta matarla. Pero con el Prime allí, y estando herido como estaba, había una oportunidad decente de que su padre consiguiera arrancarle la cabeza.
Aunque no era su padre quien estaba ante ella, sino Optimus Prime, el líder de los Autobots. La cara de su padre no tenía ni el rastro del cariño que reservaba solo para ella, y Deshelia se recordó que ahora mismo ella era Hestia y su padre no tenía ni idea de que su preciosa hijita acababa de vencer al Azote de Tarn.
He vencido a NightVision, el Azote de Tarn. Lo he debilitado tanto que ha tenido miedo al ver a papá y se ha huido.
Miró de nuevo el lugar entre las nubes por el que NightVision había desaparecido, y luego a su padre. De nuevo a las nubes, y de nuevo al Prime, que la miraba en una mezcla de cautela y estupefacción, que, ella lo sabía, pasaría inadvertida para cualquiera excepto para ella. Y quizás para Ratchet.
- ¿Acabo de...?- jadeó, señalando las nubes.
- ¿Vencer a NightVision en un combate directo? Eso parece- le contestó.
Hestia asintió con un gesto, mientras sentía que el Energion que aún circulaba por su cuerpo le subía de golpe al procesador.
- ¿Cómo te encuentras?- le preguntó el Prime, avanzando un servo hacia ella, analizando como sus rodillas temblaban y su hombro parecía una fuente de Energion con aquel agujero abierto.
- Parece que vas a tener un cortocircuito- añadió otra voz. Al mirar, Deshelia vio a uno de los médicos de Iacon, pero estaba tan mareada que no recordó su nombre.
- Eso es justo lo que va a pasar. Deberías sujetarme- contestó, un segundo antes que todo se volviera negro.
Ni siquiera llegó a sentir como los brazos de su padre evitaban que se callera al suelo.
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0.0
Parece ser que esto de intentar sorprenderos no se me da bien y todas os olíais la aparición de uno de la Sexta en Uraya desde hace al menos dos capítulos, pero espero que por lo menos os haya gustado este cap y la aparición de NightVision.
Dejadme que os sitúe: actualmente, hay diez Decepticons de la Generación. Obviamente todos son una fuerza a tener en cuenta, pero hay tres que sobresalen, NightVision es uno de ellos (estoy empezando a pensar que os voy a tener que colgar una lista con todos sus nombres o algo así, lol). He dejado caer en algunos momentos que NightVision no es cualquiera: destruyó una ciudad entera en un solo día, y, si os acordáis, hice mención a que masacró a un destacamento de Wreckers del que solo sobrevivió un Seaspray tremendamente herido, todo él solito.
Como hemos podido ver en este capítulo, Deshelia no está preparada, ni de lejos, para hacer frente a uno de la Generación. He hecho hincapié en esto a lo largo de los caps, que por muy fuerte y rápida que sea ella, los otros han tenido algo que ella no, y es ENTRENAMIENTO DE ÉLITE desde el minuto 0. Ella, en cambio, ha estado encerrada, y la única razón de que se haya salido con la suya en este capítulo es que al estar peleando con el holograma, NightVision no ha podido detectar que ella era de la Generación con tanta facilidad como él. Si a eso le sumas que los de la Generación son arrogantes y confiados (no sin razones, pa que engañarnos xD), la ha subestimado a lo grande y Deshelia ha podido aprovecharlo. Pero eso no ocurrirá dos veces e.e, así que si se vuelve a cruzar con alguno de ellos, nuestra femme no tendrá tanta suerte.
Galería: efectivamente, aquí tenéis a NightVision, el Azote de Tarn.
Créditos: Tfp oc: Reconnaissance (updated) by ForgottenHope547 on deviantART
Aclaraciones:
(1) Seeker: me imagino que todo el mundo conoce este término, pero por si acaso hay algún despistado, es el nombre que se les da a los Decepticons cuya forma alterna es cualquier tipo de transporte volador.
(2) Kibimetro: equivale a un centímetro.
(3) Cable femoral: la idea es que sería un sustituto de nuestra arteria femoral. Deshelia es Auxiliar, sabe perfectamente donde cae ese cable, y con NightVision quieto y distraído, se ha asegurado de que su cuchilla la segara por completo. Con una herida así te desangras en poco más de cinco minutos y desde luego ni siquiera te puedes poner de pie, mucho menos seguir luchando. Pero NightVision es de la Generación y está entrenado, así que su cuerpo es capaz de seguir funcionando hasta que le arrancas la cabeza o algo así.
(Also, y aunque no venga a cuento, apreciad que POR FIN he conseguido incluir en la portada el sticker del tercer puesto en el concurso de fics de transformers, y he conseguido aumentar la resolución de la portada. La podéis ver en la galería del Prólogo)
Y esto es todo por hoy! Como siempre, me muero por vuestra opinión.
Recordad!: los comentarios hacen escritoras felices, y las escritoras felices escriben más rápido 😊
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