Capítulo 20


Retrocedió un paso, luego otro. Otro más.

Se agachó para evitar la estocada y saltó hacia atrás. Un dolor agudo irradió desde su cadera, donde una cuchillada de su rival le había alcanzado hacía unos cuantos ciclos atrás.

¿O habían sido megaciclos?

Optimus ya no lo sabía. Había perdido la noción del tiempo mientras trataba desesperadamente de hacer retroceder a Megatron, de evitar que sus Autobots cayeran, evitar que los Decepticon destruyeran Protimax, o peor, que se hicieran con su control.

Pero las filas de Decepticons se extendían más allá de toda vista, una tras otra. Sin importar cuantos mataran sus valientes soldados, los de Megatron parecían ser infinitos.

Por Primus, ¿de dónde sacaba tantos soldados?

Y Megatron, el mech al que había considerado un hermano... lo miró cuando un bloqueo por su parte los obligó a ambos a retroceder un par de pasos. Los ópticos rojos de Megatron relucían con la excitación del combate y desde los servos hasta casi los hombros, su exoesqueleto plateado estaba cubierto de Energion.

Optimus sabía que ese Energion era de los Autobots que habían intentado detenerlo en vano.

El Prime sintió cómo la rabia burbujeaba en su organismo, opacando por un momento el dolor y la pena que le provocaba ver a su antiguo amigo en aquella situación.

Atacó con renovadas fuerzas y consiguió que su espada atravesara el hombro de Megatron. Su antiguo hermano rugió de dolor y Optimus se vio obligado a retroceder de un salto cuando seis Cons se le echaron encima. Su espada destrozó aún más el hombro de Megatron cuando la sacó con violencia, y a pesar de que trataba de evitar los golpes que le llovían desde todas partes, Optimus se las arregló para apuntar hacia Megatron: un disparo de su cañón lo mandó volando hacia atrás.

Oyó rugir a sus soldados cuando el gigantesco cuerpo de Megatron rebotó y se deslizó cincuenta metros sobre el suelo.

Optimus acabó con los Decepticons que le atosigaban y se volvió hacia donde Megatron había caído: sabía que no estaba muerto, y debía, por el bien de sus soldados y del planeta, debía matarlo y acabar con la guerra.

Se acercó, aún con el servo transformado en un cañón, y apuntó a su pecho. Megatron trató de incorporarse, pero solo consiguió quedar con una rodilla en el suelo. El líder Decepticon le sonrió al líder Autobot.

- ¿Acabarás conmigo, viejo amigo?

Optimus no dijo nada, pero subió el arma para que apuntara a la cara de su hermano. Debía de hacerlo, para terminar la guerra. Para asegurarse de que su pequeña no tuviera una razón para luchar.

Pero dudó.

Y ese instante de duda fue todo lo que necesitó Skyquake para abalanzarse sobre él y apartarlo de su amo. 

El gigantesco Seeker atacó a Optimus, pero el Prime rechazó el envite, haciéndole retroceder un par de pasos. Por detrás de Skyquake, cinco Vehicons corrieron hacia Megatron para ayudarle a incorporarse.

Optimus maldijo interiormente cuando se dio cuenta de que lo había vuelto a hacer. Había vuelto a dudar. Podría haber acabado con Megatron en ese instante.

Se obligó a dejar aquello pasar cuando Skyquake desenganchó de su espalda su cañón, y apuntó hacia él. Optimus saltó hacia un lado mientras el cañón rotatorio de Skyquake escupía una bala tras otra, todas buscando el cuerpo del Prime.

- ¡Skyquake!- rugió Megatron, y los disparos cesaron.

El enorme Seeker retrocedió junto a su Maestro mientras tras ellos se abría un Portal. Optimus desplegó su cañón y disparó, buscando a Megatron. Pero los Cons desplegaron escudos de energía en torno a ellos y Optimus vio como sus disparos se deshacían en la barrera.

Gruñó cuando el Portal se cerró, separándolo definitivamente de Megatron. Se había escapado. De nuevo.

Sin tiempo para pensar en aquello, se volvió hacia la batalla. Puede que su líder se hubiera retirado, pero los Decepticons seguían luchando, y seguían superando a los Autobots en número por tres a uno.

Miró a su alrededor, permitiéndose unos segundos de asueto mientras sentía el dolor lacerante de sus heridas. No muy lejos de él, un Guardia de Élite combatía contra dos Cons, manteniendo su posición a pesar de que el Energion le resbalaba pierna abajo. Optimus corrió hacia él, ignorando los pinchazos en su cadera cada vez que su pierna derecha tocaba el suelo.

Llegó a tiempo para evitar que uno de los Decepticons le hundiera al Guardia un sable en el casco: atestó un puñetazo en el costado que lo hizo encogerse y pudo encajar su propia espada en el cuerpo del Con. Al verse liberado de uno de sus adversarios, el Guardia pudo despachar al restante.

- ¿Te encuentras bien?- le preguntó Optimus al Guardia.

- ¡Sí, señor! ¡Gracias, señor!- contestó el Guardia, con una sonrisa salvaje- ¡Ahora que ha conseguido que Megatron se retire, señor, los demás no tardarán en seguirle! ¡Venceremos!

Optimus se resistió a contradecirle diciendo que los Cons eran mucho más numerosos. Su deber era animar a las tropas, no desalentarlas. En su lugar, miró la pierna del Guardia.

- ¡Estás herido, debes volver a la retaguardia!- los ópticos del Guardia brillaron.

Esa mirada le recordó mucho a la de su propia hija, y Optimus supo de inmediato que le costaría sacarlo de la línea de fuego.

Dado que no podía permitirse una discusión en pleno campo de batalla, así que antes de que dijera nada, Prime añadió.

- Es una orden.

De inmediato, la mirada del Guardia cambió.

- Sí, señor- murmuró en desacuerdo, pero con respeto.

Optimus pasó el brazo por la cintura del Guardia y empezó a andar, ayudándole a andar por el campo de batalla mientras trataba de despejar el camino con el servo que le quedaba libre. El Guardia, con su servo izquierdo transformado en un cañón, también intentaba librarlos de algunos Cons que, al ver al Prime en una posición vulnerable, cargando con un herido, se abalanzaban sobre ellos en un intento de derribarlos.

No obstante, Optimus cumplió bastante bien su cometido y ningún Con consiguió acercarse a menos de cinco metros de ellos.

- ¡Cuidado!- gritó el Guardia.

Optimus giró, pero el Con que se había acercado por la izquierda, por el costado del Guardia, el flanco débil del tándem que conformaban ambos Autobots, ya estaba demasiado cerca. Optimus disparó a bocajarro, pero el Con le esquivó y descargó la espada sobre el Guardia, que gritó y trató de subir su propia arma. Su reacción llegó tarde.

Afortunadamente, otra hoja detuvo al Con, y antes de que Optimus pudiera procesar lo que ocurría, una segunda hoja entró en escena destrozando el casco del Con. El Autobot responsable era una femme de exoesqueleto azul marino y detalles violetas. No llegó a verle la cara, porque ella giró, sacando con violencia ambas armas del Con. Mutaron a cañones que orientó hacia otro Con que se acercaba a ellos a la carrera por la misma dirección.

Disparó y el Con cayó fulminado, el pecho destrozado por la ráfaga de metralla.

Optimus amplió los ópticos al ver la destrucción causada por un simple disparo. Estaba totalmente seguro de que esa arma no estaba registrada. ¿Cómo la había conseguido? Mientras, ella giró de nuevo, moviéndose a su alrededor, trazando un círculo en torno a ellos y disparando sin cesar a los Decepticons que hacían el amago de acercarse a ellos, ya fuera por delante o detrás, izquierda o derecha. Optimus vio, impresionado, como la femme no erró ni un solo disparo a pesar de estar moviéndose continuamente.

Cuando por fin cesó de disparar y se giró hacia ellos, Optimus solo pudo ver unos ópticos zafiro brillando con euforia, destelleando con una intensidad que él había visto pocas veces. El resto de su rostro estaba oculto por una placa facial que no retiró ni siquiera cuando alzó un brazo, señalando a la distante figura de Protimax, donde Optimus sabía que se ubicaba la retaguardia Autobot.

- ¡Date prisa en llevarlo hasta allí, Magnus ha montado una campaña médica para los heridos!

Mientras que Optimus trataba de que la sorpresa por la forma de dirigirse a él, sin ni siquiera un indicio de reconocer su puesto como superior militar, el Guardia a su lado no tuvo tantos miramientos.

- ¡Dirígete a él con más respeto! Es... - Optimus vio como la femme rodaba los ojos y al moverse, él localizó la insignia Wrecker en su hombro derecho. Bueno, eso explicaba su poco respeto ante la autoridad.

- ¡Todo el jodido planeta sabe quien es, chatarra! ¡Y realmente no creo que este sea el mejor momento para esto!- se volvió hacia Optimus- ¡Sácalo de aquí, vamos!

A ninguno de los dos le dio tiempo a contestar, porque más Decepticons se acercaron a ellos y la Wrecker salió disparada hacia ellos, volviendo a cambiar los cañones por dos espadas. Optimus se dio la vuelta y volvió a tirar del Guardia hacia la seguridad de Protimax, pero miró por encima de su hombro una vez, buscando a aquella misteriosa Wrecker de pintura oscura.

No pudo evitar estremecerse ante la brutal eficiencia con la que estaba masacrando a los Decepticons que cometían el error de acercarse a ella.

***

Mientras corría, adentrándose más y más en el campo de batalla, Deshelia se dijo a sí misma que acaba de cometer una estupidez. ¿A quién se le ocurría? ¿Cómo podía haber siquiera pensado en acercarse y ponerse a hablar con su padre? ¿En medio de la batalla? Podría haberla descubierto.

Bueno, no es que haya tenido muchas opciones, pensó para si.

Tenía parte de razón: ese Con les había pillado completamente por sorpresa, era o arriesgarse a que su padre la descubriera o dejar que el Con los ensartara. La decisión había sido fácil.

Mientras giraba y atacaba, partiendo Decepticons por la mitad, la Asesina le confirmó que Optimus y el Guardia habían desaparecido tras las líneas que, de alguna manera, Ultra Magnus había conseguido volver a formar: no le caía bien, pero tenía que reconocer que el estirado comandante era bueno en lo suyo.

Había conseguido dirigir a los equipos para mantener la retaguardia a toda costa, dejando a los médicos de campo un espacio relativamente seguro para retirar a los heridos y tratar de salvar todas las vidas que pudieran. Deshelia había valorado quedarse allí acompañando a Bumblebee, quien a pesar de que el médico de campo le había retirado la lanza de la pierna, ya no podía combatir.

Pero el combate la llamaba y ella no había tardado en dejarse atraer. Bumblebee había tratado de convencerla, pero... La tentación de la pelea era demasiado fuerte.

Por el rabillo del óptico, vio una carrocería verde hacer estragos y al centrarse, sonrió de lado cuando reconoció la enorme figura de Bulkhead. El enorme Wrecker había cambiado sus dos servos por enormes bolas de demolición, y su estilo de lucha, directo y brutal, contrastaba con el de su compañero Wheeljack, que combatía a su lado, rápido y certero con las katanas.

Deshelia comenzó a acercarse a ellos, tumbando a los enemigos que trataban de impedirle el paso. Un seeker transformado en su modo alterno se abalanzó sobre la pareja de Wreckers desde arriba, y Wheeljack soltó una de sus espadas para convertir su servo en un cañón ligero. Disparó varias veces, pero el seeker lo esquivó y se lanzó en picado.

Deshelia lo vio llegar y detectó un Autobot caído, atravesado por una lanza. Sin miramientos, arrancó de cuajo la lanza atrapada en la cámara de chispa del Guardia de Élite, la hizo girar en su mano y tras arquear el cuerpo, la lanzó.

El afilado proyectil voló certero e impactó en los rotores de las alas del vehículo altero aéreo. El impacto provocó una explosión y la trayectoria del seeker perdió el control, estrellándose varias centenas de metros alejado de los Wreckers.

Deshelia no pudo entretenerse observando como la aeronave caía, porque la Asesina le avisó de como un peligro se avecinaba por detrás. Se dio la vuelta a tiempo para esquivar la embestida de un Con especialmente corpulento. Saltó hacia atrás y el Decepticon trató de encajarle un puñetazo en el estómago, sin darse cuenta de cómo Deshelia desenvainaba la espada que le colgaba de la espalda. Descargó su arma y le cercenó el brazo al Con de un solo tajo. El Decepticon aulló de dolor mientras se llevaba el servo sobrante al muñón, cayendo de rodillas. Ella le encajó la espada entre las dos placas pectorales que protegían su chispa.

Una vez muerto, se volvió de nuevo hacia Wheeljack y Bulkhead. Era fácil notar, al verlos luchar juntos, que llevaban mucho tiempo combatiendo lado a lado, confiando mutuamente. El nivel de compenetración que tenían era impresionante, verlos combatir juntos era una delicia.

No pudo evitar una mueca de dolor al ver como Bulkhead le aplastaba la cabeza a un seeker con una de sus bolas de demolición, para luego hundirla en el estómago de otro. Deshelia por un momento creyó que sería suficiente para acabar con el segundo Decepticon, así que se sorprendió cuando Bulkhead tuvo que cambiar una de las bolas de demolición por un cañón para rematarlo. Frunció el ceño: esas bolas de demolición sin duda eran un arma muy eficaz en los servos de Bulkhead, pero quizás si fueran dentadas... harían más daño al hundirse y perforar la carrocería de los Decepticons.

Rumiando algunas ideas para diseñar ciertas mejoras para las armas de Bulkhead, Deshelia se quedó junto a ellos, pero sin acercarse demasiado: no repetiría el error que había cometido con su padre, no volvería a acercarse tanto a Autobots que pudieran reconocerla, pero si que se quedaría lo suficientemente cerca para poder echar un cable si fuera necesario.

Siguió luchando, despejando el camino para los demás, que trataban de volver a construir las líneas para presentar una frontera unida contra los numerosos Decepticons que los asediaban. Poco a poco, las líneas tomaron forma, los Guardias de Élite formaron hombro con hombro, fila tras fila. Deshelia se planteó unírseles, pero rápidamente se dio cuenta de que no podía luchar en las líneas, con los demás Autobots. Su estilo de lucha era diferente, mucho más dinámico, rápido, brutal, y, sobre todo, individual; no sabía luchar al unísono con nadie más, apenas conseguía compenetrarse con Bumblebee en los entrenamientos, mucho menos con Guardias de Élite a los que nunca había visto siquiera. Ella solo supondría una brecha en la línea.

Se vio arrastrada hacia los grupos de Wreckers que luchaban aparte. También luchaban en equipo, pero no era la misma compenetración que las filas de Guardias de Élite. Así que se quedó junto a ellos, luchando lo mejor que podía o sabía, aniquilando a todos los Decepticons que se le acercaban e incluso persiguiéndolos cuando los seguidores de Megatron se daban cuenta de que quizás, tratar de pelear contra ella no era una buena idea.

***

El tiempo pasó.

Con las líneas en su sitio y sin Megatron en escena, los Decepticons empezaron a perder terreno poco a poco, retrocediendo ante la fría eficiencia de los Guardias de Élite y los ataques brutales de los Wreckers.

Hasta que huyeron. A pie o transformándose en sus modos alternos, por tierra o por aire. Los gritos de victoria por parte de los Autobots no tardaron en proliferar, a lo largo y ancho del campo de batalla.

Deshelia también quería gritar, se sentía exultante. Su primera batalla, por primera vez en su vida, se sentía... como si estuviera haciendo para lo que había nacido. Quería gritar... pero apenas podía mantenerse de pie.

Deshelia bajó la vista hacia sus propias rodillas, sorprendida al darse cuenta de que le temblaban. Se dejó caer al suelo y sentó sobre el mejunje que cubría el suelo, una mezcla de metal astillado, Energion, polvo y barro. Estaba exhausta. Notó como la Asesina se iba calmando, notaba un placer palpitante dentro de ella: estaba saciada de Energion enemigo. Echó la cabeza hacia atrás y cerró los ópticos, extasiada.

- ¿Estás bien, novata?- abrió los ópticos y se encontró cara a cara con Bulkhead.

- Sí- dijo, tratando de mantener sus nervios a raya para que no la reconociera-, solo cansada.

Bulkhead se rio y se sentó junto a ella.

Calma, Desh, calma. Llevas el holograma. No sabe que eres tú.

- No me extraña. Ha sido una buena batalla.

- No me la esperaba... así- vaciló. Bulkhead se rio de nuevo.

- Nunca es como te lo esperas.

- Había... mucho caos- dijo Deshelia.

- Las batallas nunca son tranquilas.

- Ya, pero... apenas consigues diferenciar amigo de enemigo- murmuró.

- Mientras no te cargues a alguno de los nuestros, todo irá bien- se carcajeó Bulkhead.

Deshelia se quedó en silencio unos momentos, mirando el campo de batalla ante ella, lleno de cadáveres.

La alarma estalló dentro de ella como un volcán.

- ¡Asesina!

Un disparo ennegreció el suelo donde hace dos segundos, Deshelia había estado sentada, ahora a unos diez metros de ese mismo punto: había llegado allí de un salto.

Los gritos estallaron a su alrededor. Deshelia miró en todas direcciones, tratando de averiguar que pasaba. Pero la mano se le deslizó hacia la empuñadura de la espada, porque la Asesina dentro de ella le estaba gritando que se pusiera en guardia.

- ¡Lo has matado! ¡Lo has matado!

Deshelia por fin reconoció el peligro: era un Autobot el que le había disparado y ahora se acercaba a ella. Se obligó a soltar la espada y a erguirse completamente:

- ¿De qué estás hablando?- preguntó, mientras la sospecha empezaba a carcomerle las entrañas.

- ¡Traidora!

El Autobot (un Guardia de Élite), se abalanzó hacia ella y Deshelia solo pudo parpadear antes de que las manos del Guardia le estrangularan el cuello y el golpe la derribara, él sobre ella.

Deshelia trató de liberarse, pero empezó a entrar en pánico al ver que los límites de su visión empezaban a volverse borrosos. El Guardia la estaba estrangulando, cortando el paso del Energion hacia su procesador.

Tengo que liberarme.

Su puño se incrustó en el costado del Guardia, que gritó sobre ella, pero solo reforzó su agarre. A duras penas, Deshelia oyó gritos a su alrededor, y notó bajo ella como el suelo temblaba por los pasos de los que se acercaban a ellos.

Su visión volvió a parpadear y notó que todo le daba vueltas.

Echó la cabeza hacia atrás, intentando que el Energion fluyera hasta su procesador, pero la presa del Guardia sobre su cuello estaba bien hecha, y no consiguió nada.

La Asesina rugió dentro de ella y llevó sus manos a las del Guardia, agarrando sus muñecas. Hizo fuerza para apartarlas, pero tras una batalla, agotada como estaba, y con su procesador empezando a acusar la falta de Energion...

Deshelia realmente hubiera muerto allí mismo, asesinada por un Autobot, si no fuera por que alguien lo arrancó de ella. Deshelia jadeó mientras el Energion por fin regaba su procesador y todos sus sistemas luchaban por recuperarse.

Tosió, incorporándose mientras su casi asesino gritaba, maldecía y trataba de soltarse en un intento de volver a lanzarse sobre ella. Unas manos se posaron en sus hombros, y Deshelia recurrió a todas sus fuerzas para no apartarlas, no cuando estaban intentando ayudarla a ponerse en pie.

- ¡Lo ha matado! ¡Ha matado a mi compañero!

Deshelia cerró los ópticos con fuerza y tembló. No había olvidado esos momentos nada más llegar. Había sucumbido al Frío. Solo recordaba la espiral de muerte. Nada más. No sabía a quien había matado.

Trató de tranquilizarse. Sabía lo que le pasaría si lo demostraban. Juzgada por un Tribunal de Guerra y ejecutada, seguramente.

Aquello no podía ocurrir.

Se incorporó y dio gracias a la placa facial que aún le cubría la cara cuando se giró para enfrentar al Guardia. Reprimió un escalofrío cuando vio los ópticos zafiro llenos de odio y dolor.

- A no ser que tu compañero fuera un Decepticon, yo no lo he matado.

El Guardia rugió de rabia y trató de abalanzarse sobre ella, pero los dos Wreckers que lo sujetaban eran significativamente más grandes, así que poco pudo hacer para llegar a ella.

- ¡Te vi! ¡Lo partiste por la mitad! ¡Lo vi!- Deshelia quiso temblar de miedo, pero se obligó a permanecer quieta y mirarlo con seriedad.

- Mira- empezó, tratando de calmarse ella misma-, ha sido una batalla muy larga. Eres Guardia, mínimo llevas varios ciclos solares luchando y...

- ¿Qué estás diciendo?- rugió el Guardia, que intuía por donde iba la línea de pensamiento de la femme.

Pero los Wreckers a su alrededor también. Deshelia los vio mirarse entre sí y de nuevo al Guardia, con algo de lástima. Ella trató de que el alivio no se le reflejara en la cara.

- Solo digo- dijo Deshelia, intentando que su voz tuviera un cariz amable y tranquilizador-, que estás muy cansado. Todos lo estamos y en la batalla... las cosas pueden parecer lo que no son.

- ¡Lo vi! ¡Te vi! ¡No me imaginé nada! ¡Tú lo mataste!- rugió el Guardia.

Trató de abalanzarse sobre ella de nuevo, pero los Wreckers no lo soltaron.

- Tranquilízate, compañero- oyó una voz grave tras ella y miró de reojo: Bulkhead-. Todos somos Autobots y...

- ¡Tú no eres mi compañero! ¡Mi compañero está muerto! ¡Y ella lo ha matado!- el Guardia seguía acusándola a gritos y Deshelia sintió que la culpa la embargaba cuando los ópticos del Guardia comenzaron a desbordar lágrimas.

- Yo no he matado a ningún Autobot- dijo ella.

Mentirosa. Eres una mentirosa y una maldita manipuladora. Eres una Asesina.

No, no. No podía permitirse esos pensamientos ahora. Luego, luego se culparía. Ahora, tenía que salir de aquello.

- Sí- dijo el Guardia, cuyas lágrimas ya eran inmanejables-. Lo mataste. No me lo he imaginado. Lo vi. Lo has matado. Lo has matado...

Las rodillas le cedieron y si no cayó frente a ella, fue porque los Wreckers que antes lo retenían, ahora lo sujetaron cuando empezó a llorar.

Nadie dijo ni una palabra.

- Lo siento- susurró Deshelia.

Se disculpaba porque no dudaba de él. Sabía que decía la verdad. Sabía que muy probablemente, había partido por la mitad al compañero de aquel Guardia mientras el Frío la controlaba.

Se disculpaba porque había conseguido hacer pensar a todos los Autobots presentes que aquel pobre Guardia estaba a un paso de perder la cabeza, cuando era ella la Asesina.

Pero no podía permitirse que la juzgaran. No podía permitir que se corriera la voz. No cuando estaba tan cerca de conseguir lo que quería, tan cerca de poder luchar como una Autobot más, de luchar junto a Bumblebee y poder...

¡BUMBLEBEE!

Deshelia se giró hacia Protimax: la central de energía estaba seriamente deteriorada, salía humo del tejado.

- Bee- jadeó, recordando de golpe a su hermano, herido por la lanza.

Tragó saliva y trató de salir corriendo, pero un servo se ciñó en su antebrazo y la dejó clavada en su sitio.

Estuvo a punto de cruzarle la cara a Seaspray cuando vio que era él quien la sujetaba.

- ¿Adónde vas? Tenemos que recoger a nuestros heridos y volver a la Base.

- Quítame los servos de encima- le siseó Deshelia antes de liberarse de una sacudida. Los ópticos de Seaspray relampaguearon.

- Hay trabajo que hacer- su tono de voz realmente hubiera intimidado a cualquiera.

Claro que ella no era cualquiera.

- Tienes dos servos, puedes ir empezando tú- volvió a sisear Deshelia.

- No puedes irte sin más, tenemos...

- A mi hermano le han atravesado la pierna con una lanza, lata de chatarra oxidada- le escupió Deshelia.

Salió disparada hacia Protimax antes de que el curtido Wrecker pudiera decir nada. Sus piernas ciertamente no eran tan rápidas como al principio de la batalla y algunas zancadas le vacilaron en el terreno, fruto del cansancio, pero Deshelia apretó la quijada y siguió corriendo.

Bumblebee. Tenía que ver a Bumblebee.

No paró hasta llegar a la maltrecha puerta de Protimax, donde dos Guardias le cerraron el paso. Deshelia tuvo que agacharse y apoyarse sobre sus propias rodillas para recuperar el aliento.

- Mi hermano... mi hermano... herido... por favor...

- Identificación- dijo uno de ellos.

- Hestia... Wrecker...

Se apartaron y Deshelia trató de correr, pero las piernas no le daban más, así que se contentó con andar rápido, adentrándose en la central convertida en hospital de campaña.

Mirara donde mirara, había muerte, dolor y Energion. Respiró hondo, tratando no perder la compostura cuando empezó a ver carrocerías amarillas en algunos rincones. No había muchos, era un color inusual, así que cada vez que veía una carrocería del mismo color que la de Bee, su chispa brillaba tanto que casi dolía.

- ¡Deshel-Hestia! ¡Hestia!

Su cabeza giró tan rápido hacia la voz de Bumblebee que su cuello se quejó, pero Deshelia ya estaba llorando mientras corría hacia su hermano, que le hacía señas desde una camilla, su pierna entablillada.

- ¡Bee!

Una diminuta parte de su procesador tuvo que recordarle que su amigo estaba herido cuando fue a abalanzarse sobre él para abrazarlo.

Bumblebee, sin embargo, tuvo bastantes menos reparos ante su propia salud, porque en cuanto Deshelia le cogió de los servos, tiró con fuerza para poder abrazarla. Los brazos se ciñeron en torno al pecho de la femme mientras que la cara de ella encontraba su acostumbrado camino hasta su cuello, los brazos rodeando el cuerpo de Bumblebee.

- Oh, gracias a Primus que estás bien, gracias a Primus, gracias a Primus...

Deshelia cerró los ojos con fuerza cuando oyó la plegaria de Bumblebee justo sobre su receptor de audio.

- Estoy bien. No me han herido- murmuró en su cuello. Le sintió temblar y abrazarla con más fuerza.

- Gracias a Primus...

El abrazo era tan apretado que dolía, pero ninguno de los dos lo quería de otra forma. Bumblebee fue quien se separó.

- Nunca, escúchame bien, ¡nunca! se te ocurra volver a hacer eso, ¿estamos? Somos un equipo. Luchamos juntos, o no luchamos- ella asintió.

- Somos un equipo- aceptó ella, sonriente y llorosa.

Los ópticos de Bumblebee también estaban llenos de lágrimas.

- Eres una idiota temeraria e impulsiva. Por favor, prométemelo. Que nunca volverás a dejarme atrás- ella asintió.

- Te lo prometo.

Los dos amigos volvieron a abrazarse con fuerza. Eran un equipo y el mundo podía estallar a su alrededor, que si estaban juntos, ellos sobrevivirían.


***

Hola a todos!!

Adivinad quien acaba de terminar exámeneeeeeeeees!! Exacto, una servidora. Así que aquí estamos, de vuelta con la cabraloca de Deshelia. 

Puedo decir que Bee y Desh me encantan? Porque lo hacen. Mucho. Aunque esté mal que yo lo diga xD

Primera batalla que vemos en este fic (y en el cap 20, mira que soy lenta, cojones), y parece que ha acabado bien para los Autobots y nuestra prota. 

Otra cosilla a comentar... "Tranformers Prime: Hija de la Guerra" ha ganado el TERCER PUESTO  en el Concurso de Lectura Transformers 2018!! 

Estoy realmente contenta, es el primer fic que publico y... estoy alucinando!!


Aquí me despido por hoy. Espero que el cap os haya gustado mucho mucho, estoy deseando leer vuestras impresiones y opiniones en los comentarios!

Bye!


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