Capítulo 11
I feel the rage and I just can't hold it
Deshelia estaba sentada en su litera, con la espalda pegada a la pared y las piernas colgando por el borde, mientras que Bumblebee se sentaba a su lado pero girado hacia ella, con una pierna doblada y la otra colgando. Entre ambos, flotaba un holograma.
- Por última vez, ¡nada de amarillo!- dijo Deshelia.
- Pero, ¿por qué no? ¡Iríamos a juego!- insistió Bumblebee.
- ¿Es que eso no te parece suficiente excusa?
Bumblebee gruñó y se dejó caer en la litera de su amiga. El holograma que flotaba entre ambos representaba la figura de una femme y por ahora, su armazón era de un triste y roído color gris, nada que ver con el hermoso y perlado brillo grisáceo que predominaba en el exoesqueleto de Deshelia, aunado por los detalles violáceos.
Ese era el plan de Deshelia para el disco: crearse una nueva identidad. Su padre jamás le permitiría pelear, pero no haría nada si ella cambiaba su aspecto radicalmente y se presentaba con otro nombre. Además, el hecho de que sus hologramas fueran reales le permitiría ir armada de pies a cabeza sin llevar armas realmente, de modo que una vez se desacoplara el disco, no habría ni rastro de armas en su cuerpo, nada que los escáneres militares pudieran detectar.
- ¿Sabes? Creo que mejor el color de mi futuro armazón lo dejamos para el final...- murmuró Deshelia- No nos pondremos de acuerdo sobre eso ni en mil años.
- Concuerdo- asintió Bumblebee mientras se incorporaba-. ¿Qué vas a hacer con la cara? Porque por mucho cambio de color que hagas, si tu cara es la misma te reconocerán igual.
- Lo sé- Deshelia se masajeó el mentón-. Había pensado en ocultar constantemente mi cara con una placa facial. Creo que ni siquiera voy a diseñar una cara para el holograma, la placa de protección facial será permanente. ¿Qué opinas?
- No es mala idea, pero eso da pie a pensar que ocultas algo. Si tienes una cara que mostrar al mundo, a nadie se le ocurrirá pensar que no eres quien dices ser, porque en teoría, nadie puede cambiar de cara- terció Bumblebee mientras balanceaba la pierna que colgaba en el aire.
- Ya- accedió ella, entendiendo-. Pero si trato de diseñar una nueva cara para el holograma... puede quedar muy rara y falsa, ¿no crees? Quiero decir, una cosa es un cuerpo, basta con que quede simétrico, pero una cara...
Ambos amigos se quedaron callados de nuevo, sin poder moverse de aquella encrucijada. Bumblebee se quedó mirando a su amiga, y al mirarla a los ópticos, cayó en un detalle que les había pasado por alto.
- Lo que tienes que hacer, sí o sí, es cambiar el color de tus ópticos, Desh. Tienes un color de ópticos demasiado raro para que pase desapercibido.
Era cierto: los Autobots solían tener los ópticos de un color azul claro brillante, como el propio Bumblebee, o como Optimus, pero el rango de color iba desde el aguamarina hasta el violeta claro, siendo estos últimos muy raros. Y Deshelia había heredado su color de ópticos de la madre de su madre: color aguamarina oscuro, casi azules pero no del todo.
Deshelia subsanó aquel rasgo distintivo de inmediato: los ojos de la femme del holograma se volvieron azules claros, como los de Bumblebee.
Al ver aquel problema solucionado, Deshelia sonrió y sus ópticos chispearon.
- ¿Pensamos ya las armas?
- ¡Absolutamente!- aplaudió Bumblebee, incorporandose de su posición recostada con una sonrisa- Vale, en esto tú eres la experta. ¿Qué has pensado?
- Bueno... al ser un holograma, literalmente no tengo límites para llevar armas, así que todo lo que se nos ocurra, puedo usarlo.
- Magnífico. Yo empezaría por lo básico, ¿no? Espada y arma de fuego en ambos brazos.
- Sí... cañón de plasma en el derecho y metralleta mejorada en el izquierdo.
- ¿La M-5.8.6?
- Obviamente. Y el nuevo cañón en el izquierdo.
- Alucinante. ¿Qué más?
Según ambos amigos iban hablando y sugiriendo ideas, el holograma iba cambiando para mostrar las incorporaciones armamentísticas que entre ambos robots iban ideando.
- Quiero un snipper. Ya sabes, algo para disparar y matar a distancia con alta precisión. La mira debería desplegarse sobre el óptico directamente.
- Me gusta la idea, pero un snipper de alta precisión no es precisamente un arma ligera, Desh- precisó Bumblebee.
- ¿Y qué más da? Es un holograma- le recordó Deshelia.
- Amiga, el objetivo de que te cubras a ti misma con un holograma para poder pelear es que no te reconozcan, que pases desadvertida en batalla. Si de repente te sacas un snipper como si fuera un arma ligera, todos se darán cuenta de que algo no cuadra- explicó su amigo con tono de obviedad.
- Chatarra, tienes razón- gruñó Deshelia-. ¡Pero yo quiero un snipper!
- ¿Qué prefieres, poder luchar o que tu padre te descubra en cuanto saques el snipper?- sonrió Bumblebee mientras enarcaba la ceja.
- Tú ganas.
Bumblebee se rió.
- Vale, siguiente.
- ¿Qué me dices de una reserva de bombas y granadas?
- Te digo que es una idea fantástica- asintió Bumblebee, sonriente.
Deshelia también sonrió. Le encantaba tener a Bumblebee como apoyo para estas cosas, porque como ya había pasado con el snipper y el asunto de tapar su cara, Deshelia estaba demasiado ansiosa y se le podían pasar cosas por alto que podrían significar que la descubrieran. Su amigo se ocupaba de mantenerla con los pies en el suelo: ella ponía las ideas y Bumblebee ponía la cordura.
Era una asociación realmente productiva y eficiente. Y sobre todo, segura.
***
- Vale, pues yo creo que ya está, ¿no?
Ambos amigos miraron el pequeño holograma que brillaba entre ellos.
Era el holograma de una femme, con una complexión que distaba algo distinta de la de Deshelia, más menuda, de modo que daba una imagen más "normal". Deshelia sabía, gracias a Bumblebee y al mirarse ella misma al espejo, que al ser tan alta y delgada, Deshelia recordaba a una cuchilla bien afilada.
Era un detalle que amaba de su cuerpo, que le recordaba lo que era y cuál era su destino, pero a la hora de ocultarse, era un inconveniente. Así que había hecho por disimularlo, haciendo su figura más baja, lo justo para ahuyentar esa imagen. Aquel holograma no tenía las largas cuchillas que a Deshelia le salían de las rodillas Su patrón de color era azul marino y negro, con detalles en fucsias. Había mantenido las ruedas en la parte baja de sus piernas, pero eso era lo único que permanecía de su figura original. Había disminuido algo la curva de sus caderas, le había colocado unos faros en el pecho y, por supuesto, había cambiado el color de sus ópticos. También le había añadido el símbolo Autobot en el centro del pecho, portándolo con orgullo, algo que a Deshelia no le estaba permitido.
La femme que representaba el holograma no se parecía en nada a ella, y eso la aliviaba.
- Bueno, pruébalo, ¿no?- dijo Bumblebee. Ella asintió con una sonrisa.
Apagó el holograma y se levantó. Programó el disco y se lo puso en el pecho. Para cuando apartó la mano, sus dígitos eran menos afilados, más delicados y de color negro. Subió la mirada hacia Bumblebee, que la miraba con una sonrisa.
- ¿Qué tal? ¿Crees que dará el pego?- preguntó Deshelia mientras daba una vuelta sobre sí misma.
- Claro que sí, Desh- contestó su amigo-. No tiene nada que ver contigo, es imposible imaginarse que es un holograma.
Bumblebee se puso en pie y se acercó a ella. La tomó del antebrazo, con fuerza. El holograma ni siquiera titiló: se mantuvo perfectamente en su lugar, sin un parpadeo, sin dar ninguna señal de ocultar algo.
Deshelia retuvo un grito de entusiasmo cuando ya lo tenía en los labios. Dio unos saltillos sobre la punta de sus pies.
- Lo que aún no hemos pensado- dijo ella de repente-, es como voy a decir que me llamo.
Bumblebee no lo dudó siquiera.
- Hestia.
Ella lo miró con una mezcla de cariño y pena en los ópticos. Ella no había llegado a conocerla, pero Hestia había sido la hermana pequeña de Arcee y Bumblebee. La joven femme era de la anterior generación a la de Deshelia, y había muerto a las pocas semanas de empezar la guerra.
Bumblebee y Arcee nunca hablaban de ella, ni de los padres de ambos, ambos muertos también hace mucho tiempo, y Deshelia jamás sacaba el tema a colación. Sabía que la muerte de su hermanita seguía siendo un tema muy espinoso para su mejor amigo, que había visto como un edificio, cuyos cimientos había destrozado una bomba, le caía encima a su hermana.
Los bots de pararrescate la habían tenido que sacar a piezas, el tremendo impacto fue demasiado para sus jóvenes articulaciones. El cuerpecillo se había desmembrado.
Deshelia sabía que pese a todo, su relación con Bumblebee había comenzado debido a aquello: la muerte de su hermana pequeña había hecho que Bumblebee se alejara de todos, encontrándose con ella en una de las azoteas de la Ciudadela de Iacon.
Bumblebee se había deshecho en lágrimas de lubricante y había sido Deshelia la que le había sostenido, aún sin conocerlo todavía. Bumblebee aún le agradecía aquello, aquel gesto de solidaridad y empatía a un desconocido.
La Deshelia de entonces y la de ahora no podían entender aquel dolor, porque nunca habían perdido a nadie. La madre de Deshelia había muerto cuando ella era una sparkling, apenas guardaba recuerdos de ella, apenas la recordaba, apenas la había conocido, y no puedes echar de menos algo que nunca has tenido. La única familia de Deshelia siempre había sido su padre y más tarde, Bumblebee y quizá Ratchet, pero nadie más.
Aún así, Deshelia le había sonreído y aquel había sido el inicio de una amistad forjada con tesón, con camaradería y con verdadero cariño, una amistad forjada a fuego.
- Bee, ¿estás seguro?- él la miró, con algo de dolor pero convencido.
- Estoy convencido. Ella te habría adorado, Desh, tanto como yo. Si es cierto que las chispas de nuestros seres queridos aún pueden vernos, sé que a ella no le importaría dejarte su nombre para que hagas lo que debes. Además, es lo justo, ese día perdí a mi hermana pequeña, pero Primus me honró con otra al guiar mis pasos hasta esa azotea.
Deshelia se atragantó con su propio Energion y antes de poder procesarlo, estaba en los brazos de Bumblebee, estrechando con todas fuerzas a su amigo, a su hermano. Sintió los brazos de su amigo enroscados en su cintura.
Y como siempre que ocurría las pocas ocasiones que hablaban de la hermana pequeña de Bee, ambos acabaron llorando.
***
Les costó, pero cuando los dos amigos dejaron de llorar, Bumblebee sugirió que debería probar las armas que llevaba encima.
Por un momento, Deshelia había dudado, acostumbrada a tener que alejarse de todos los campos de entrenamiento por orden de su padre. Pero cuando Bumblebee había arqueado la ceja, con sorna, Desh había recordado que su imagen ya no era la misma, que su padre no tenía motivos para detenerla.
Así que ambos amigos habían salido del habitáculo de Desh con paso tranquilo, Deshelia sin el holograma cubriéndola: no sería normal que alguien viera a una desconocida salir de su habitáculo con Bumblebee cuando solo ellos habían estado dentro. Para seguir con la pantomima, Bumblebee se alejó en dirección al campo y ella se metió en los baños para colocarse el holograma y cambiar su verdadera apariencia.
Una vez bajo su nueva cara, Deshelia echó a andar hacia los campos de entrenamiento. Trató de no trotar de los nervios, recordando que debía pasar desapercibida. Sin embargo, era complicado, porque se dió cuenta de que nadie se fijaba en ella.
Siempre había atraído las miradas de los mechs como un imán. Aunque el hecho de que Optimus Prime fuera su padre no fuera de dominio público, su cuerpo afilado y de curvas ligeras, junto a su paso vigoroso y su curioso color de ópticos eran más que incentivo suficiente. "¿Es que no saben disimular al menos?", le había dicho ella a Bumblebee en una ocasión, malhumorada. "Desh"- le había dicho Bee entre risas- "andas como si estuvieras dispuesta a partir el mundo con tus servos. ¿Tienes idea de lo sexy que resulta?" Ella lo había mirado mal y Bumblebee se había encogido de hombros "no son pocos de mis compañeros los que me han pedido que te hable de ellos".
Y en cambio, ahora, nadie se fijaba en ella. Le encantaba y llegó al campo de entrenamiento sin que nadie reparara en ella.
Vio a muchos Autobots entrenando, principalmente Rastreadores, y escaneó el lugar en busca de su amigo. Lo encontró hablando con un mech de armazón blanco y sonrió antes de avanzar hacia ellos. Los ópticos de Bumblebee relampagueron al verla por encima del hombro de su interlocutor, y le hizo una seña. El Autobot blanco se giró hacia ella, Deshelia detectó curiosidad en sus ópticos.
- Hola, Bumblebee- a Deshelia le resultaba extraño no acortarle el nombre, pero decidió que sería mejor no mostrar demasiado familiaridad con él.
- Hola, Hestia. Mira, te presento a Jazz.
- Encantada- sonrió ella. Él asintió con una sonrisa antes de comentar:
- Así que tú eres la novata, ¿eh?- una mirada de reojo a Bumblebee le indicó a Desh lo que tenía que decir.
- Sí, quiero ayudar a acabar con la guerra- dijo, imbuyendo en su voz un sincero entusiasmo.
El Autobot le guiñó un óptico a la vez que sonreía.
- Ese es el espíritu, femme. Bumblebee me ha contado que te alistaste hace poco- ella asintió con una sonrisa. Tras Jazz, Bee le guiñó un óptico, dándole ánimos-. Bien, pues veamos que sabes hacer.
- Jazz es el encargado de evaluar a los novatos, Hestia- comentó Bumblebee.
- De acuerdo- amplió de nuevo la sonrisa.
- Sígueme- Jazz echó a andar y los dos amigos lo siguieron.
Deshelia comenzó a tensarse. Sabía lo que se jugaba: Jazz no solo era el encargado de evaluar a los recién llegados, también era el cabecilla del escuadrón de Bee. Si quería estar en el mismo grupo que su amigo, si quería hacer misiones a su lado, tenía que impresionar a Jazz y provocar que la reclamara para su grupo.
Y eso podría ser fácil... si no fuera porque también sabía que no podía simplemente liberar su instinto de asesina y aplastar a sus rivales. No solo porque podría acabar por matarlos fácilmente si se centraba demasiado en el combate y se inhibía de la realidad, como le solía ocurrir, sino que si llamaba demasiado la atención, si su habilidad en la lucha le recordaba a alguien lo suficiente a los demás robots de la Generación... pronto tendría a su padre preguntando, sospechando.
Pensar en su padre hizo que el enfado y la decepción la atravesaran como un relámpago, recordando la mentira sobre el ataque que casi acabó con la muerte de Bumblebee. Hizo un esfuerzo por sacar a su padre y sus mentiras de su mente y centrarse en lo que estaba a punto de hacer: se la estaba jugando, porque tenía que impresionar a Jazz lo suficiente para que la admitiera pero no tanto como para que empezara a hablar de ella.
Entre ambas cosas había una fina línea, una estrecha banda, de la que no se podía salir por ninguno de los dos lados o su sueño de combatir en las filas Autobots moriría antes de empezar.
Bumblebee y Deshelia siguieron a Jazz hasta un cuadrilátero de combate. El Autobot de armadura blanca se metió dentro de un salto. Antes de que Deshelia le imitara, Bee la agarró del brazo y ella se giró a mirarlo: Bee la miraba sonriente, tratando de infundirle ánimos, pero también vio, agazapada en el fondo de sus ópticos, una sincera preocupación. Pero no por ella, advirtió Desh cuando su amigo miró a Jazz.
- ¿Crees que podría llegar a matarlo si me centro demasiado?- murmuró ella por lo bajo.
- Si quisieras, lo podrías hacerlo, no me cabe duda. Pero no quieres hacerlo, así que no lo harás.
- ¿Cómo estás tan seguro, Bee?
Bee la miró, sus ópticos llameaban.
- Porque te conozco, Desh: no eres una máquina asesina, por mucho que tus instintos digan lo contrario. Si no quieres matarlo, no lo matarás.
- ¡Eh, Bumblebee! ¡Déjala ya, no te preocupes que no voy a ser muy duro con ella!- se burló Jazz desde el otro lado del cuadrilátero.
Bumblebee volvió a sonreír a su amiga antes de soltarsa y alzar la voz:
- ¡Más bien estoy preocupado por ti, Jazz! ¡Hestia te va a patear el maletero!- Deshelia contuvo una risa: pese a todo, se le hacía raro que Bumblebee se refiriera a ella como Hestia.
Jazz rió y se pavoneó.
- ¡Eso habrá que verlo!
- Hestia, hazme un favor y dale una buena tunda. ¡Jazz necesita una lección de humildad urgentemente!- dijo Bumblebee con una sonrisa mientras se recargaba en las cadenas que marcaban los límites del cuadrilátero.
Deshelia/Hestia le guiñó un ojo.
- Dalo por hecho.
Saltó al cuadrilátero. Avanzó hasta colocarse ante Jazz, unos diez metros los separaban. Ambos se pusieron en guardia. Deshelia dudó un momento, entre atacar o esperar. Todos sus sistemas le decían que esperara, que fuera Jazz el que diera el primer golpe, un amago, lo desequilibraría y luego lo noquearía. No era tan difícil, sobre todo porque veía en su postura que Jazz no se lo estaba tomando realmente en serio. Esperaba un combate fácil. Lo inteligente sería esperar, por eso Jazz esperaba lo contrario, esperaba un primer ataque descuidado, el ataque de una novata.
Por eso se lanzó hacia Jazz con rapidez, tratando de mantenerse en el momento. Intentó encajarle un golpe en el costado que por supuesto, él bloqueó antes de soltar un demoledor gancho en dirección al mentón de Deshelia. Ella lo vio venir y se apartó de inmediato, aquel golpe podría haberla dejado inconsciente.
Dobló el cuerpo con una elasticidad imposible y se retorció para salir de entre los brazos de Jazz, el que bajaba en dirección a su cabeza y el que la mantenía sujeta. El puño de Jazz solo encontró aire y Deshelia vio la sorpresa en los ópticos del Autobot.
Retrocedió dos pasos antes de volver a atacar, dos golpes rápidos en dirección al pecho que él vio venir y bloqueó, lo que le dio a Deshelia la oportunidad de lanzar una brutal patada hacia las rodillas de Jazz, buscando tumbarlo. Él saltó a un lado, pero aún así el pie de Desh impactó en su tobillo, con fuerza, y el Autobot se desestabilizó en el aire.
Cayó al suelo y aunque no tardó en incorporarse, su mirada confiada había cambiado. Deshelia trató de ocultar la inquietud: Jazz ya no la miraba como a una novata, sino como a una igual: esos movimientos de distracción habían sido demasiado calculados y la patada demasiado rápida y decidida, eran algo que una novata no debería haber sido capaz de conseguir con aquella soltura. Al experimentado Autobot no le había costado saber que allí había un truco, aunque no estuviera cerca de averiguar cuál.
La intranquilidad se apoderó de ella. Le temblaron las manos y el siguiente bloqueo fue algo débil, por lo que el puño de Jazz la alcanzó en la sien de todas maneras. Retrocedió unos pasos y el Autobot encajó tres golpes más, en pecho, estómago y costado. Un cuarto en el estómago de nuevo y un último en la cabeza, lo que la tiró al suelo.
El dolor la sacudió, más cuando se golpeó la cabeza en el suelo. Parpadeó cuando su visión se nubló ligeramente y oyó a Jazz acercarse a ella.
El Autobot quería ayudarla a levantarse, pues al fin y al cabo para él, ella era una novata y aquello era un simple entrenamiento.
Pero Deshelia no era una simple femme, su cuerpo y su procesador no funcionaban de la misma forma que los de los bots corrientes.
Cuando el dolor la sacudió, su procesador se llenó de alarma y todos sus instintos comenzaron a gritarle que estaba en peligro. Sacudió la cabeza mientras una fría determinación empezaba a cubrir su cuerpo y su conciencia: las sensaciones se adormecían, los nervios se apagaban, el dolor disminuía hasta ser una simple molestia, todo se desvanecía: Jazz, Bumblebee, el cuadrilátero. No quedaba nada.
Solo ella.
Ella y el enemigo.
Apoyó las palmas de las manos en el suelo, retorció el cuerpo e hizo girar las piernas en círculo para darse impulso. Flexionó el tronco y extendió las piernas de golpe a la vez que se impulsaba con las manos. Salió despedido y su cuerpo se arqueó en el aire. Cayó sobre sus pies y se puso en guardia, todo ello a una velocidad que de haber parpadeado, su enemigo se hubiera perdido la maniobra.
El enemigo avanzó y lanzó un golpe en dirección a su cabeza que ella bloqueó y lanzó un demoledor golpe que el enemigo no vio venir hasta que lo sintió incrustado en su estómago. Oyó el grito de su enemigo, de dolor y de sorpresa. El enemigo retrocedió, doblado por la mitad, y ella avanzó, sin expresión alguna en su rostro de acero.
Hizo un barrido en dirección a las piernas de su enemigo y este cayó al suelo, golpeándose la cabeza con violencia al aterrizar. El servo derecho de ella comenzó a cambiar, mutando de una mano a un cañón.
Otro enemigo de armazón amarillo, algo más bajo que ella, se puso ante el cuerpo caído del de armazón blanco. Ella empezó a subir el servo, dispuesta a perforarle el pecho de un disparo, pero aquel enemigo amarillo habló.
Ella conocía aquella voz.
Aquella voz pertenecía a alguien que jamás le haría daño.
Fue aquella absoluta certeza la que la hizo volver: parpadeó unos momentos y se quedó quieta, mientras dejaba ir a aquella fría asesina y volvía a ser Deshelia. Cuando consiguió enfocar la mirada, vio a su hermano, a Bumblebee, interpuesto entre Jazz y ella. Miró sobre su hombro y vio a Jazz. El Autobot estaba en el suelo, con los ópticos muy abiertos, asustado, mirando en dirección a su servo. Ella siguió su mirada y cuando lo vio convertido en un cañón, comprendió que se había dejado ir, que casi había matado a un Autobot.
Abrió los ópticos horrorizada mientras subía la mirada hacia Bumblebee: no solo había estado a punto de matar a Jazz, si no también a Bumblebee. Había estado a punto de matar a su mejor amigo.
Retrocedió dos pasos, y luego un tercero. No podía hablar. Casi mataba a Bumblebee. Casi mataba a su hermano. La culpa y la vergüenza la atravesaron como una descarga, el miedo hacia sí misma la cubrió entera.
Bumblebee lo vió, vio aquel horror en los ópticos de su amiga. Supo lo que estaba pensando y trató de hablar, pero ella, como de costumbre, fue más rápida.
- Lo siento.
Se dio la vuelta, y salió corriendo.
- ¡Espera!
El grito de Bumblebee fue inútil, y la femme desapareció por los pasillos. Los Rastreadores que habían visto el combate, que no eran pocos, saltaron fuera de su camino.
Bumblebee maldijo en voz baja y se volvió hacia Jazz.
- ¿Estás bien?- le ofreció la mano y el Autobot se puso en pie, cauteloso.
- Sí, eso creo...- se quedó un momento callado antes de mirarlo fijamente- ¿Qué ha sido eso?
Bee calló. ¿Qué se suponía que iba a decir ahora?
***************
Os habíais olvidado ya de mí????????
Tengo que decir que si es así, no os culpo e.e llevo mucho sin subir nada. La única explicación que puedo daros es... la universidad, con sus trabajos, sus miles de apuntes que pasar a limpio y sus prácticas, que me roban el tiempo y las energías xD
Como decimos en mi tierra en estas situaciones, #HaberSiMeMuero (el "haber" ese está así a propósito, chicxs. No me crucifiquéis todavía jajaja)
Espero, por lo menos, que no os hayáis olvidado de Desh. Ella y Bee siguen teniendo muchas ganas de dar muuuuucha guerra (estos dos no han empezado a liarla de verdad todavía), y espero cumplir con ellos y con vosotros algo más frecuentemente.
Os pediría que me contárais que os parece esto, que opináis sobre el rumbo que sigue la historia, sobre el ritmo. Os parece que va muy lenta en cuanto al desarrollo de los acontecimientos? Cualquier opinión y/o crítica (CONSTRUCTIVA), es bienvenida.
Y pregunta sobre el cap en sí: que pensáis que dirá Bee??????
Dirá lo que es Deshelia en realidad????
O mentirá para guardar el secreto de su amiga? De ser así... qué bola pensáis que se le podría ocurrir para cubrir a nuestra Desh?
Me encantaría oír vuestras teorías!!!!
Nos leemos!!!
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