Capítulo 1
This is how it feels when you're bent and broken.
La femme estaba recostada en su soporte, jugueteando con un holograma. Este mostraba un cañón de plasma muy sencillo. La robot hizo que el holograma girara sobre su eje y amplió la zona del cañón. Miró de reojo a la pantalla que le mostraba el pasillo que llevaba hacia su habitáculo, para comprobar que a nadie se le hubiera ocurrido ir a hacerle una visita.
No es que no le gustaran las visitas, de hecho, las agradecía muchísimo. Pero a su padre no le haría gracia si la pillaran diseñando un cañón de plasma.
Y es que, ¿qué más podía hacer? Era una de la Generación. Llevaba la guerra en sus sistemas pero no tenía opción a entrar en la milicia. Solo porque su padre tenía miedo a perderla.
- A veces es una chatarra que seas el líder de los Autobots...- refunfuñó ella.
Se centró de nuevo en el holograma, tratando de volverlo más ligero para poder portearlo con más comodidad pero sin restarle potencia de fuego.
Su padre había conseguido que no pudiera alistarse, pero no podía impedirle que desarrollara armas especializadas o compuestos líquidos altamente efectivos para regenerar heridas o eliminar el óxido, compuestos que podrían considerarse sacrílegos debido a su método de fabricación. Deshelia suspiró. Aquel trabajo clandestino era aburrido, pero era lo mejor que podía hacer, al menos hasta que su padre cambiara de opinión.
Por suerte, no todos pensaban igual que él. Su mejor amigo desde que podía recordar formaba parte de las milicias, era un Rastreador, y también era su contacto para introducir sus prototipos de armas en el ejército. De esta forma, para cuando los altos mandos querían averiguar de donde había salido el nuevo estilo de arma, nadie podía decírselo con exactitud.
El Rastreador se llamaba Bumblebee. Eran grandes amigos y aunque en teoría Deshelia no perteneciera al ejército, había recibido un entrenamiento por parte de Bumblebee. Claro, que todo esto fue antes de que el mech se enterara de quien era hija, ya que Bumblebee le guardaba un profundo respeto a Optimus Prime.
Para cuando se enteró, ya eran demasiados cercanos cómo para que Bumblebee dejara de entrenarla sin sentirse culpable, así que tras una pausa de un año para que el robot lo asimilara, siguieron con sus entrenamientos. Ahora, a la temprana edad de cinco milenios, Deshelia sabía luchar a la perfección a pesar de que nunca lo había hecho en un enfrentamiento real.
Oyó unos pasos apresurados dirigiéndose hacia su habitáculo y cuando volteó hacia la pantalla, se relajó al ver que era Bumblebee. Se levantó y se acercó para abrirle la puerta.
- ¿Qué ocurre, Bee?- el mech de piezas amarillas pasó junto a ella y cerró la puerta.
- ¡Tengo fantásticas noticias!- gritó recostándose. Deshelia lo miró mal.
- ¡No grites! Te recuerdo que se supone que no nos conocemos- refunfuñó un poco, pero enseguida sonrió-. ¿Qué noticias?
- Es sobre la metralleta a un brazo que ideaste, para que se desplegara sobre el servo de un Autobot- dijo. Su amiga se sentó junto a él.
- ¿La M-5.8.6? ¿Qué pasa con ella?- frunció el ceño- No me digas que al construirla no funciona...- empezó a lamentarse ella, pero Bumblebee agitó sus servos en el aire.
- ¡Que va! Para empezar, a ningún armero querían construirla. Según ellos, mi ingeniero se pasó demasiado con la potencia de fuego como para que funcionara- Deshelia agrandó sus ópticos.
- Pero justo por eso le puso el tercer soporte interno... Bee, ¿cómo van a ser eso buenas noticias?
- Si dejas de interrumpirme, a lo mejor te acabas enterando- dijo el mech mientras la miraba mal. Ella alzó ambos brazos y Bumblebee sonrió-. Bien, pues el caso es que después de eso utilicé la R.I.A, la Red Interna de Armeros, para difundir tus hologramas, para saber si a alguien le interesaba construirla y, ¿a qué no adivinas quien ha venido esta mañana preguntando por tu diseño?
- Pues si no me lo dices, no- dijo ella.
- Supongo que el nombre de Wheeljack te sonará, ¿no?- completó su amigo con una sonrisa. Deshelia se quedó momentáneamente paralizada, procesando la nueva información.
- E-el ¿el Wrecker?- consiguió preguntar. Bumblebee asintió, alegre.
- ¡Sí! El Maestro Armero Wrecker vio tus planos y dice que quiere conocer al ingeniero para discutir aspectos técnicos antes de construir el arma e implantarla en los guerreros Wreckers.
- ¡Bee, pero eso es chatarra! ¡Nadie puede saber que soy yo quien las diseña! ¿Por qué crees que firmo como si fuera un mech?- le gritó a su mejor amigo.
- ¡Está todo arreglado, Desh! Al principio intenté convencerle de que yo era el ingeniero, pero no me creyó. Al final me llevé a Wheeljack a parte y les dije que si querían conocer a mi ingeniero, tendría que ser en secreto y sin revelar a nadie quien eras. ¡Le enseñé el nuevo holograma en el que estás trabajando y dijo que tenías muy buen material! ¡Está dispuesto a tener una reunión privada contigo, Desh!- concluyó, emocionado. Pero ella seguía sin verlo.
- ¿Y me quieres decir dónde vamos a tener esa reunión privada?- replicó- ¡No puedo salir de aquí sin que mi padre tenga un óptico encima mía! Y cómo le diga que quiero salir, seguro que me pone una escolta.
- Está todo pensado, Desh. Dentro de unos días, le dices que quieres irte a tu casa. Tiene un sistema de seguridad muy avanzado, así que puedes exigirle que la escolta solo te acompañe, pero que no se queden. Yo acompañaré a Whelljack hasta allí y ¡boom! ¡Reunión secreta!- exclamó sin borrar la sonrisa. Deshelia vaciló- ¡Vamos, Desh!
Ella sonrió. En cuanto Bumblebee vio su sonrisa se levantó de un salto y la alzó en volandas.
- ¡Genial!
- Tengo que reconocer que conocer a un Wrecker me vendría bien- dijo ella. Bumblebee la dejó en el suelo.
- ¿Por?
- Bueno, los Wreckers no se toman muy en serio las órdenes de mi padre, ¿no?- dijo con una pequeña sonrisa. El mech enseguida supo por donde iban los tiros, y sonrió.
- Yo diría que ni siquiera las escuchan- afirmó.
- Así que si Wheeljack me viera pelear, podría...
- ¡Señoras y señores, una nueva Wrecker ha llegado a la ciudad!- exclamó Bumblebee mientras la señalaba. Deshelia sonrió.
- ¡Y se acabó lo de estar encerrada en un habitáculo! ¡Podría luchar!- los ópticos de Deshelia despidieron aún más luz, emocionada, y Bumblebee la abrazó.
- Quiero estar presente cuando te graben el símbolo Autobot en el pecho cuando te nombren Wrecker, Desh. ¡Y prométeme que me llamarás para tus misiones!
- Desde luego. Estoy segura que peleando juntos seríamos invencibles, Bee.
- ¡Por supuesto! ¡Sería genial tenerte de compinche!- exclamó. Deshelia lo miró mal.
- Para que quede claro: tú serías mi compinche, no yo el tuyo.
- ¿Quién ha enseñado a pelear a quién?- inquirió Bumblebee. Ella preparó la respuesta, pero antes de que su procesador vocal emitiera ningún sonido, Bee habló- Yo a ti. Señoría, no hay más preguntas.
Deshelia se cruzó de brazos, sabiendo que su amigo llevaba la razón e hizo caso omiso a sus risas. Le dio la espalda con un gruñido, quedando cara a cara con el reloj holográfico. Abrió los ópticos.
- ¡Faltan diez minutos para la visita de mi padre!- Bumblebee dejó de reírse- ¡Largo!
El Autobot no discutió, sino que salió por la puerta todo lo rápido que pudo y Deshelia volvió a quedarse sola. Mientras esperaba a su padre, ordenó de nuevo el habitáculo, recolocando las piezas que Bumblebee y ella habían desplazado sin querer, y se sentó de nuevo, volviendo a juguetear con el holograma del cañón de plasma.
Sin poder evitarlo, sus pensamientos la llevaron de nuevo a la conversación sobre Wheeljack. Su spark emitió un chispazo al pensar en las puertas que le abría conocer a un Wrecker... si pudiera convencerlo de que ella valía la pena como soldado, a los Wreckers no les frenaría la orden de su padre, lo sabía. Pero, cómo iba a demostrárselo?
Desactivó el holograma del cañón en cuanto vio la figura de su padre en la pantalla, y comprobó una vez más que todo estuviera en orden. Activó el cursor historiográfico y eligió la pre-guerra. Aparecieron miles de impresiones que mostraban el planeta cuando aún no había sido devastado por la guerra y fue a abrirle a su padre antes de que este tocara.
Tuvo que alzar la vista para poder mirar a los ópticos de su padre, ya que este medía casi diez metros de alto. Ella no llegaba a los ocho.
- Hola, padre- dibujó una sonrisa, porque lo cierto era que se alegraba de verlo.
Si su padre la visitaba, significaba que estaba vivo, y eso siempre era un alivio. Optimus sonrió a su vez, y Deshelia se apartó para dejarlo pasar.
- ¿Alguna novedad?- le preguntó mientras cerraba la puerta.
- Nada que pueda preocuparte, pequeña- le contestó su padre. Ella se encogió de hombros-. ¿Y tú?
Ella le señaló el cursor con el mentón.
- Investigando un poco lo que fue Cybertron antes de que estallara la guerra- su padre la miró-. Ya sabes que me gustaría haberlo visto...
- Y no te haces una idea de lo que me gustaría que lo hubieras visto. Era hermoso...- Deshelia lo miró extrañada, su padre no solía mostrarse tan melancólico.
- No pondré en duda tu palabra- rio mientras caminaba por la habitación y se sentaba de nuevo. Apagó el cursor y se giró hacia su padre-. Papá...
- ¿Qué ocurre?- se sentó al lado de su hija.
- Quiero volver- su padre se irguió, mirándola seriamente-. Necesito algunas cosas que se quedaron en mi habitáculo cuando nos trasladamos a Iacon, pasar algo de tiempo en casa- ante la mirada de su padre, alzó rápidamente las manos-. No protestaré a que me pongas escolta para ir, sólo estaré unos días. Por favor.
- Deshelia, no puedo destinar a una escolta a protegerte porque quieras pasar tiempo en casa- trató de razonar Optimus con ella.
- Activaré el sistema de seguridad nivel alpha. La escolta podrá volver inmediatamente, solo acompañarme hasta la puerta. Por favor. Te prometo que no desactivaré la seguridad en ningún momento, no saldré de casa y a la hora de volver te contactaré antes. Por favor, papá, necesito salir de Iacon unos días- intentó que sus ópticos trasmitieran todas las ganas que tenía de salir de la ciudad-base de los Autobots.
Optimus suspiró y los ópticos de ella chispearon, ilusionados. Se sabía al dedillo las expresiones de su padre y entendía cuando este se rendía. Lo abrazó con fuerza.
- Gracias, papá.
- Prométeme que no saldrás y que al mínimo problema, me contactarás- murmuró él.
- Te lo prometo, de verdad- dijo mientras se encogía entre los brazos de acero de su padre, quien la alzó en el aire y la acomodó en su regazo.
Deshelia protestó un poco, pero dejó de hacerlo en cuanto escuchó la suave risa de su padre. Optimus reía tan poco que cuando lo hacía, Deshelia atesoraba el sonido como si fuera una reliquia de Alpha Trion. Permanecieron así durante un momento, y Deshelia notó cómo su padre la abrazaba con más fuerza, cómo si quisiera esconderla dentro de su pecho.
- ¿Papá?- lo llamó. Optimus enseguida relajó el abrazo.
- Perdona- ella se apartó un poco y miró directo hacia los ópticos de su padre.
- Papá, ¿seguro qué todo está bien? Puedes contármelo, ya sé que no soy ni Ultra Magnus ni Ratchet, pero tampoco soy una sparkling- Optimus la miró antes de asentir, y Deshelia trató de quitarse de encima suyo, pero el líder de los Autobots la afianzó. Con una leve sonrisa, Melania se acurrucó en el pecho de su padre.
- Ha regresado el equipo que teníamos como permanente a las afueras de Kaon- al oírle el tono de voz, Deshelia se imaginó que era lo que le tenía tan preocupado.
- ¿Cuántos han vuelto?
- Mandé a diez valerosos soldados. Solo han vuelto dos- Optimus se recostó en el asiento y se llevó un servo a la cabeza.
- Papá, estamos en guerra, y necesitáis tener un contacto en Kaon para que informen de los movimientos Decepticon- trato de consolarle ella, y apoyó una mano en el hombro. Daba igual los milenios que llevaran en guerra, su padre se seguía sintiendo igual de culpable que uno de sus Autobots caía en batalla.
- Eso, pequeña, lo sé mejor que tú- contestó Optimus mientras le cogía la mano y la estrechaba entre las suyas.
- ¿Entonces?- Optimus no pudo evitar sonreír ligeramente. Se parecía tanto a su madre...
- Por que los dos soldados que consiguieron volver afirmaron que el ataque que sufrieron fue perpetrado por los Decepticons más fuertes y ágiles con los que se habían enfrentado nunca- el Prime pudo sentir como el servo de su hija se aferraba al suyo.
- ¿Eran de la Generación?- inquirió.
- No está confirmado pero todo apunta a que sí, coinciden con los informes de una nueva élite Decepticon. Megatron ha debido de aprovechar su predisposición para la guerra para convertirlos en maestros asesinos.
- En soldados de élite- murmuró ella y subió la mirada hacia él-. Tú también podrías tener a alguien de la Generación entre tus filas, papá- los ópticos del Prime se convirtieron en finas rendijas.
- No te convertiré en un soldado, Deshelia, jamás. No te perderé en esta guerra.
- Papá, tú no me convertirías en nada. No me estás obligando, soy yo la que quiere luchar, la que...
- He dicho que no, Deshelia, no te mandaré al frente. No haré que arriesgar tu vida se convierta en una costumbre- dijo, demasiado serio. Se removió en el asiento y Deshelia se bajó de su regazo. Optimus se levantó.
- Pero tú lo haces, papá. ¿Y qué me pasará a mí si tú caes? ¡No me gusta cada vez que es Ratchet el que viene a visitarme porque tú no estás! ¡Pero no digo nada porque es tu trabajo y porque los dos sabemos que no hay nadie mejor! ¡Y yo podría ser la mejor, papá, soy de la Generación de la Guerra!- Optimus trató de interrumpirla, pero su hija estaba lanzada y no le dejó hablar- ¡Sé que la mayoría acabaron en los Decepticons, pero yo no! ¡Yo quiero luchar por los Autobots!- trató de calmarse al ver la expresión de enfado de su padre- Soy rápida, papá. Con un poco de entrenamiento, podría conseguir que ni siquiera llegaran a tocarme...
- ¡Basta!- Deshelia no pudo evitar encogerse un poco en su asiento. Su padre no era de los que levantaban la voz, no le hacía falta, así que cuando lo hacía, resultaba muy intimidante- No serás un soldado, es mi última palabra.
- Pero...
- He dicho que basta- cortó él. Deshelia casi tuvo que recurrir a apagar su procesador vocal para no seguir contestándole. Quería a su padre más que nada, pero también se quería a sí misma. Y quería luchar.
Su padre estuvo en el habitáculo un rato, pero pronto quedó claro que la discusión había enrarecido el ambiente, por lo que Optimus se despidió de su hija y se marchó, decidido a continuar con su trabajo de líder de los Autobots.
Molesta, Deshelia atrancó la puerta, desconectó la pantalla e insonorizó la habitación. Estaba furiosa, gritó y le pegó un puñetazo a la pared que por poco la atravesó. Provocó una abolladura enorme en la pared.
Tras eso, hizo reaparecer el holograma del cañón de plasma y se concentró en el prototipo. Mejor descargar su ira diseñando un arma letal que abollando la pared. El cañón de plasma, por lo menos, le aseguraba que algún que otro Decepticon moriría a causa de su discusión con Optimus. Sonrío, sádica. Eso la tranquilizaba bastante.
"Hay que ver... matas Decepticons incluso sin saberlo papá."
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top