🌸Capítulo 38🌸
"El recuerdo de una persona que se ha ido, también es una razón para seguir viviendo."
Dedicado a: Chxrii_bomb y BiancaPaola353 ♡
Raro.
El señor que la recogió era muy raro. Era lo único que podía pensar.
¡No dejaba de verla por el retrovisor! Eso la ponía nerviosa ¿Tenía algo en la cara?
Porque por más que se había tocado el rostro, no había encontrado nada mal. Su ropa estaba limpia y ella se encontraba bien en el asiento trasero ¡incluso tenía el cinturón de seguridad!
Entonces, ¿Por qué no dejaba de verla?
Encogiéndose de hombros, dejó de prestarle atención al señor raro que estaba conduciendo. En su lugar, se enfocó en ver por la ventana del auto.
Estaba segura que no conocía estas calles y los edificios se le hacían desconocidos. Además, llevaban ya mucho tiempo desde que se habían ido de la escuela.
¿Su padre la esperaba en otro lugar? ¿No iban a ir por helado? Extraño, muy extraño si se lo preguntaban.
Sin embargo, por alguna razón no le preocupaba su situación. No quería llegar aún a su casa, no quería estar sola en su habitación pensando en su madre, en su padre y en todo.
Le gustaba ver pasar el paisaje por la ventana. Se sentía bien solo mirar el cielo y las calles sin un pensamiento.
Por primera vez desde que se dió cuenta que su madre no volvería a ella, se sintió en calma, sin deseos de llorar y aislarse de todo.
Su mente en blanco mientras veía el paisaje pasar, sin pensar en nada. Solo siguió mirando por la ventana.
Parpadeó una, dos y tres veces.
Los edificios se tornaron borrosos y sus parpados pesaban demasiado para alzarlos. Así que cerró los ojos...solo un momento cerraría sus ojitos.
Y sí, los cerró hasta que se quedó dormida.
Un sonoro suspiro se escuchó proveniente del chofer que miraba por el espejo retrovisor la figura dormida de la pequeña niña. Gotas de sudor frío bajando por su frente.
Y el auto solo siguió avanzando en calles desconocidas.
[•••]
Yoongi entró a su casa, con un mil pensamientos que le estaban dando dolor de cabeza.
Odiaba admitirlo, pero estaba desesperado.
Extrañaba ser recibido por una niña del tamaño de una pinta, sentir esos delgados bracitos que trataban de abrazarlo, aún ante la obvia diferencia de estatura.
Sin embargo, lo que más extrañaba era esa sensación de sentirse bienvenido. Esa ridicula calidez que atravesaba todo su cuerpo y derretía su frío corazón.
Cuando se adentró a la gran casa, pensó que sería recibido ante un silencio sepulcral. Grande fue su sorpresa cuando escuchó mucho ruido, este provenía de la cocina.
-¿Por qué hay tanto ruido? -quiso sonar fastidiado, pero su voz sonó asombrada.
-Hyung -gritó Jimin en cuanto lo vió- ¡Es mi turno de ir a buscar a _________! No es justo que usted y Hobi hyung siempre vayan a recogerla.
-¡Eso es cierto! Ya nos toca a nosotros -intervino Jungkook que señaló a Taehyung y a él mismo.
-¿De qué hablan par de tarados? ¿Se acuerdan de la última vez que fueron a recogerla y acabaron en la comisaría? -los regañó Jin.
-Hyung, eso absolutamente no fue nuestra culpa ¡Nos chocaron! -defendió Taehyung.
-Ustedes son un peligro detrás del volante -dijo NamJoon que hasta ahora había hablado. Miraba con desaprobación a Taehyung y Jungkook.
-Al menos no rompemos las llaves de la camioneta y tenemos un cajón de repuesto de ellas -se cruzó de brazos Kook.
-Eso fue bajo, mocoso.
-Claramente el único responsable para irla a buscar, soy yo -Jin les sonrió petulante.
-¿En serio? ¿Quién se pasó dos semáforos en rojo cuando olvidamos a _______ en el supermercado? -les recordó Hoseok con seriedad.
Aunque claramente no fue buena idea, no era el mejor argumento para decir que eran responsables entorno a la niña.
Lo gracioso de la situación, es que ellos mismo se andaban hundiendo.
-Está claro que nadie aquí es el vivo ejemplo de la responsabilidad. No entiendo como _________ ha podido sobrevivir con hermanos tan irresponsables que no pueden cuidar a su propia hermanita -habló Yoongi recostado en la puerta de la cocina.
Los seis hermanos restantes lo miraron con asombro.
-¿Cuándo aceptaste a _________ como hermana? -preguntó Jungkook con sorpresa.
Touche.
-¿Cuándo lo hicieron ustedes? -alzó una ceja en respuesta.
-Bastardo -se rió Jimin sin contenerse.
-Uno que tiene las llaves de la van -les mostró las llaves que tintineaban en sus manos. La sonrisa engreída apareciendo en su atractivo rostro.
-Bueno ¿Qué esperamos para ir a buscarla y comportarnos como hermanos para ella? -habló Hoseok perdiendo la paciencia.
-Unos hermanos muy irresponsables querrás decir ¿ya vieron la hora? -comentó NamJoon con palidez.
4:40pm.
Indicaba el reloj y ______ salía a las tres y media de la escuela.
Rápidamente ellos salieron corriendo, se les hacía tarde y todo por andar discutiendo, para que al final fueran los siete juntos.
Solo a ellos les pasaba.
Esperaba que _________ los perdonara por llegar tarde.
Excepto que cuando llegaron no había nadie, solo una señora de limpieza barriendo la entrada del colegio.
Los hermanos se miraron entre sí, absolutamente temerosos al no ver a la niña por ningún lado.
-Disculpe, señora. ¿No ha visto a una niña de nueve años de cabello negro lacio y más pequeña que un duende? -Está bien, esa había sido la descripción más ridícula que Jungkook había dicho.
La señora al menos lo pensaba porque lo miraba extraños como si fuera algún loco.
Jin se acercó sonriendo, aligerando el ambiente que su tonto hermano había formado.
-Que pena. Se nos hizo tarde para recoger a nuestra hermanita y no la vemos por ningún lado ¿Podría decirnos si ha visto a una niña por aquí sola? -la mujer mayor lo miró con dulzura, su rostro guapo después de todo siempre ablandaba a las señoras mayores.
-No he visto a ningún niño desde hace rato, cariño. Igualmente pueden entrar y hablar con alguna maestra o maestro que encuentren para buscar a su hermana -le sonrió a Jin y le indicó por donde debían ir.
Los hermanos rodaron los ojos, más preocupados por la niña, que ver a SeokJin engatusar a la señora para que los ayudara.
Lastimosamente ellos no habían tenido suerte hasta ahora, habían hablado con dos maestros y ninguno había visto a ________.
-Maestra Lisa, Sung ________ es una de sus estudiantes ¿no es así? -preguntó el profesor que hasta hace unos momentos había estado hablando con los chicos.
-Así es -afirmó, asustandose un poco ante los siete chicos que tenía enfrente que se habían acercado a ella cuando dijo que si- ¿Qué pasa aquí?
Les preguntó enfada a los siete chicos que la rodeaban como halcones.
-No queremos incomodarla -empezó NamJoon-Pero _______ es nuestra hermana y no la encontramos -continuó Hoseok.
-Se nos hizo tarde al venir a buscarla -se excusó Taehyung ganándose una mirada seria de la maestra-asuntos personales más que nada...
-¡Pero ella debería estar aquí! Ninguno de nosotros vino a buscarla ¿Cómo es posible que no la encontremos? -exclamó Jimin enfadado y desesperado.
-Entiendo su preocupación, chicos, pero ese no es el modo de venir a mi -Suspiró Lisa incómoda y enojado en igual forma ante lo irresponsables que habían sido con la menor.
-Debe disculparnos, pero estamos preocupados -Jin le dijo con calma que no sentía.
-Deben saber que hoy no le di clases al salón que va ______, estuve de permiso y otra maestra me sustituyó -les explicó con calma e imponiendo distancia necesaria.
-¿Entonces que hacemos? Nuestra hermanita no se pudo desaparecer por obra de magia.
-Saben que muchos niños se van solos a casa, no es nada nuevo ¿pueden llamar a sus padres o alguien en casa? -les sugirió- quizás _______ se cansó de esperar y se haya ido por cuenta propia o alguno de sus padres vino a recogerla y no les haya avisado.
Los hermanos se vieron con escepticismo, pero con esperanza de que ese fuera el caso.
NamJoon llamó a Jinyoung y Yoongi a Irene, querían estar seguros.
-Mamá ¿Hyung vino a recoger a ________? -Irene había sido la primera en responder.
-¿De que hablas, Yoongi? Jinyoung está aquí conmigo -la voz de su madre sonaba notablemente confundida.
Y por la línea se escuchaba a su hyung hablar con NamJoon.
Yoongi aspiró una respiración, un escalofrio yendo de su cabeza a los pies.
Si su madre ni su hyung habían ido por ella ¿Dónde estaba _________?
-Yoongi, me estás asustando. Habla hijo, ¿qué pasa?
Los siete se voltearon a ver, palidez adornando sus caras. La maestra Lisa los miraba sin comprender, sintiendo un mal presentimiento.
[•••]
Maldición.
No, no, no.
Esto no era parte del plan, todo estaba mal. Está no era la situación que había planeado durante dos meses.
Abrió la puerta del carro para salir a tomar aire fresco, pero su mirada se desviaba de vez en cuando a la niña que dormía en la parte trasera.
Joder ¿Qué le pasaba?
Él había estado vigilando la escuela de la hija del presidente de aquella compañía que lo había echado a la calle hace medio año, sin explicaciones, solo con el pobre argumento que ya era muy viejo y no les servía.
La ira burbujeaba a fuego lento en su interior al recordar como fue despedido injustamente. El era un simple oficinista que se había esforzado duramente, durante diez largo años para ser despedido de la forma más deshonrosa.
Todo fue cuesta abajo desde ahí. Había quedado desempleado y con cuarenta años, ninguna empresa estaba dispuesta a abrirle las puertas. Su esposa lo había dejado después de estar dos meses sin trabajo y las deudas acumulándose. Su mujer se había ido de la casa con su única hija, llevándose la esperanza que había tratado de conservar.
Había recurrido a las apuestas en sitios ilegales, y aunque había podido saldar la mayoría de sus deudas, se había metido en otras.
Su ira y rencor se había dirigido a la compañía que destruyó su pacífica y tranquila vida. No podía cumplir su rol de esposo y padre, no al menos mientras estuviera desempleado.
Era basura en la sociedad.
¿De qué servía un hombre adulto sin trabajo y con deudas? Después de todo, así los catalogaban. Era un mendigo y nadie le daba la oportunidad de poder demostrar lo contrario.
Dios, extrañaba a su amada Hye y a su preciosa hija Yerin.
¿Cómo podría darles la vida que merecen si se había vuelto un maldito secuestrador?
Su vida había tomado un giro tan obscuro que era difícil ver algo más que gris o negro.
Un golpe al cristal lo sacó de sus pensamientos.
Dos pares de ojos negros lo miraban a través del cristal, había expectativa y cansancio en ellos.
-¿Llegamos? -había tanta inocencia y suavidad en su voz.
El asintió sin pensarlo, un poco aturdido a decir verdad.
Media hora después ellos se encontraban sentados en una banca de madera y con un cono de helado cada uno.
La situación más surrealista que a cualquiera de los dos les pudo pasar.
-Gracias por el helado ¿Cómo sabía que era mi sabor favorito?
El señor sin nombre se tensó.
-Solo adiviné -le respondió con rigidez.
-Adivinó bien -la niña asintió satisfecha.
El silencio casi ensordecedor que se instaló entre ellos, solo fue un aviso de que aquel señor estaba en lo profundo de sus pensamientos. Tan perdido, tan lejano y tan desesperado.
_________ se removió ansiosa e incómoda en su lugar, había un silencio pesado que la asfixiaba.
La mirada de aquel hombre era tan solitaria, como si hubiera perdido toda esperanza. Ojos cansados, ojeras, rostro arrugado como si hubiera fruncido mucho el ceño y no hubiera sonreído en años.
Ningún niño debería saber lo que era estar en el punto más bajo, a una
pulgada del abismo. Tal vez era esa soledad casi tangible que rodeaba al hombre a su lado que la hacía sentirse incómoda.
O tal vez era su pequeño gran corazón de pollo que no podía ver cómo una persona podía estar tan pérdida. Su corazón dolía, porque ella en la última semana se había sentido así.
Solo dos almas perdidas podían comprender lo que todos los demás ignoraban.
En el estufor del ruido del viento y del mundo que seguía corriendo a su alrededor, el silencio retumbante mientras se encontraban sentados en el banco de aquel parque, nada y todo tenía sentido.
Y por un instante su corazón angustiado, latió en una calma que creía que había perdido. La suave brisa que movía sus hilos negros y su uniforme, el aleteo de algún pájaro y la respiración constante del hombre a su lado. Por primera vez escuchó el mundo de una forma más poética, más profunda.
Sintió que por fin algo se movía dentro de ella, esa goma que se había roto no significaba necesariamente que ella lo estaba, quizás debía romperse para que los pedazos se transformaran en piezas que sanarían su corazón.
Movió sus dedos, mirando su pequeña mano con concentración y después desplazando su mirada a su alrededor, se dió cuenta que en estos últimos días no había estado en realidad, al menos no su mente. No había visto más allá de su dolor y de la desesperación que la había estado atormentando.
Su cuerpo había estado ahí, pero su mente y corazón no lo habían estado. Y por fin sintió que respiraba, que podía mirar ese cielo ahí arriba y no derramar lágrimas.
-¿A usted le gusta el cielo? -preguntó de repente, tomando por sorpresa al señor que la miraba confundido.
-¿De qué hablas? -cuestionó sin poderla entender.
-A mi me gusta -prosiguió-cuando miró allá arriba siento que no estoy sola ¿no piensa igual?
-¿Por qué me dices eso? -los ojos cansados del hombre la analizaron.
-Está triste y...es raro. Yo he estado triste estos días y no es bueno, no, no. Nadie debería estar triste -negó encogiendose de hombros.
-¿Es tan obvio?
Ella asintió y luego ladeó su cabecita.
-Si quiere puede contarme, prometo no decir nada. Mi boca es un candado.
-Eres una niña ¿por qué quieres escucharme? No entenderías.
-A mi tampoco nadie me entiende -se encogió de hombros- En mi casa no me escuchan, así que pensé que le gustaría que alguien lo escuchara.
¿Por qué esta niña hace esto? Yo la secuestré ¿no se ha dado cuenta? ¿No entiende la gravedad de la situación en la que se cuenta?
Por Dios.
¿Alguien podría darle sentido común a la pequeña enana? ¿Y por qué mierda se sentía de pronto preocupado por ella?
No tenía sentido.
No era correcto que se sintiera tan a gusto con un desconocido.
Valga la redundancia, hablando de lo correcto alguien que estaba a punto de cometer un crimen. Si no es que ya lo había cometido al practicamente llevarse de la escuela a la niña sentada a su lado.
El silencio reinó hasta que ambos terminaron sus respectivos helados.
-¿y tú porqué estás triste? -le preguntó queriendo cambiar de tema- No creo que dos personas tristes deban darse consejos -opinó.
__________ suspiró, se quedó un momento en silencio, pero al final habló:
-Es...complicado -movió sus labios en una mueca-Yo...yo sé que mamá no volverá, pero duele, y nadie me entiende. Si no tengo a mamá, solo me queda papá -empezó a hablar, sacando lo que realmente había estado en su pequeña cabeza-y él está con Nene. Yo quiero a Nene, pero sus hijos de ella no me quieren a mi. ¿Cómo puedo tener a una familia si no me quieren? -su voz se hizo pequeña- si no puedo tener una familia ¿donde pertenezco? Si mamá estuviera aquí, nunca me sentiría así, pero ella no está, y yo quiero que esté aquí...
La niña bajó su cabeza, miraba sus manos como si fueran lo más interesante en el mundo.
Dios, esta niña ¿Cómo alguien podría odiarla? Su plan ahora se había ido directo a la mierda. ¿Por qué la había escuchado en primer lugar?
Él tenía una hija, era padre ante todo y casi sentía el dolor tangible en las palabras de la pobre pequeña.
Él había recurrido a lo más bajo solo por una maldita venganza. La compañía no le había quitado su familia, él mismo lo había hecho, había alejado a las dos mujeres más valiosas de su vida ante la humillación de ser despedido.
¿Y esta niña? ¿Qué culpa tenía ella? Ella no era causante de sus desgracias y estupideces.
La mente era una mierda, pero la consciencia lo era aún más.
Él era padre, tenía una hija y moriría si a su hija la secuestraran. Entonces, ¿por qué había hecho algo que odiaría que le hicieran?
No dijo nada, no tenía nada que decir, no al menos cuando había jugado sucio y la niña ni se había dado cuenta del peligro al que ha estado expuesta.
-Mi mujer me dejó y se llevó a mi hija, ella solo tiene diez años. No las he visto en meses... -habló sin pensar.
-Tenemos casi la misma edad, su hija y yo -comentó _________ alzando la mirada.
-Si, supongo que si -la miró brevemente sintiendo sus manos sudorosas y frías -No he podido...más bien no he querido verlas -siguió, dándose cuenta de la verdad en ello.
-¿por qué? -había verdadera confusión en la pequeña voz.
-No sé ¿vergüenza? ¿dolor? ¿Pena? Simplemente no se como mirarlas a la cara -mucho menos ahora que he hecho algo imperdonable.
-No entiendo, ¿usted las quiere?
Él la miró sorprendido e indignado por la pregunta.
-Claro que si, las amo con mi vida -había orgullo y convicción en sus palabras.
-Entonces vaya con ellas -fue la simple respuesta de la niña, pero por alguna razón, sentía que era todo lo que necesitaba.
-¿Cómo puedo ir con ellas? ¿Cómo? ¿Cuando he hecho...-algo tan imperdonable como llevarme a la hija de alguien más?
La niña negó, tan ingenua e inocentemente.
-Las ama ¿que otra razón hay para verlas? -ella le sonrió, todo hoyuelos. Y él sintió que fue testigo de un suceso importante.
-Yo amo a mamá, la amaba mucho y cuando cierro los ojos puedo verla viniendo a mí ¿por qué no iría usted cuando todavía tiene la oportunidad? -ella ladeada su cabecita.
El señor se quedó mudo, sin palabras ante todo lo que escuchaba. ¿Podía haber consejo más simple y sorprendente? Lo había dejado sin habla.
Frunció el seño cuando se dió cuenta que lo había hecho mal todo desde el principio. Desde su reacción a su despido, la dirección de su ira y rencor, el cómo había permitido perder a su hija y esposa, pero sobre todo como había dejado llevarse por su estúpido impulso al llevarse a esta niña de la escuela.
-¿Acaso eres una especie de ángel? Hablando como un adulto a tan corta edad...
La pequeña rió, ella en verdad lo hizo. Una pequeña risa rica en calidez.
-Me gustaría serlo, volar sería muy divertido -miró al cielo que hasta hace unos momentos se había despejado.
-Esa es una bonita sonrisa ¿por qué te obligas a ocultarla?
La pequeña llevó sus manos a la boca, sus ojitos abiertos como ciervo encandilado.
-¿Sonreí? -él asintió.
-¿me reí un poco? -volvió asentir.
-No puede ser ¿Cómo lo hizo? -ella lo miró con sus grandes y expresivos ojos.
-Yo no hice nada, niña. Solo tú puedes hacer que eso suceda -le corrigió-Aún eres una niña, no está bien que te contengas. Déjale eso a los adultos.
-¿Cómo puedo hacer eso? No me he sentido bien, así que no importa. A nadie le importa como estoy, solo piensan que el tiempo hará que vuelva a la normalidad -hizo un pequeño puchero.
-¿ellos? ¿Tus hermanos? -la niña hizo una mueca ante lo último- No somos hermanos, no me quieren.
Él la miró sin entender el porqué decía aquello.
-Los he visto, te miran con cariño -le comentó seguro- ¿por qué dices eso? ¿No lo has notado? Ellos te quieren y escuchan más de lo que piensas.
-No es cierto, solo piensan en ellos -arrugó su frente, de repente molesta-Quieren que solo sonría todo el tiempo, siento que soy una mascota y no una hermana para ellos -había melancolía en su voz.
-Blasfemias, puedo reconocer el cariño en una mirada -podría cometer muchos errores, pero siempre había sido buen observador.
-Si eso es cierto ¿por qué ellos nunca me dicen que me quieren?
-Hombres, pequeña. Somos orgullosos, testarudos y estúpidos en el amor, incluso cuando se trata de la familia -había seguridad y vergüenza en su voz.
¿Qué más podía decir que la verdad?
-Tienes una buena familia, niña. No lo olvides, incluso aunque algunos miembros sean orgullosos y testarudos.
-...¿Familia? -susurró para ella misma mirando sus manos. Su padre era lo único que le quedaba ¿de que hablaba ese señor?
Todo estos días había tratado de evitarlos, tratado de alejarlos..., pero ¿Podría seguir haciéndolo? ¿De verdad?
¿Por qué de repente tenía unas intensas ganas de abrazar a sus hermanos y llorar en sus brazos?
Deseaba decirles que los había extrañado, lo que sonaba ridículo y tonto, ellos estaban siempre ahí. Vivían en la misma casa y toda esta semana los había repelido como la peste.
Ella ya no quería eso, no quería evitar a nadie, quería sonreír y dejar de sentir esta asfixiante soledad.
Su corazón se estrujaba con el deseo y el miedo. El deseo de volver a ser esa niña sonriente y el miedo de terminar lastimada.
¿Quién le aseguraba que sus hermanos no la rechazarían de nuevo? ¿Que serían una familia? ¿Estaba dispuesta a volver abrir su corazón?
¿Estaba dispuesta a salir lastimada otra vez?
Pero ella deseaba creer, volver a tener esa esperanza que se había apagado.
Ella quería creer.
Quería creer que todo sería diferente si solo se atrevía a darles otra oportunidad.
¿No decía esa famosa frase que el creer es poder?
Entonces ella creería con todas sus fuerzas y entonces su corazón podría dejar de ocultar todas esas feas heridas.
Y si ella estuviera equivocada, su corazón no volvería a reponerse.
[...]
-¿Estas segura? ¿Quieres bajarte aqui? -preguntó aquel señor dudando.
-Si, yo...yo quiero caminar -le sonrió nerviosa- ¡el helado me dió mucha energia!
El señor la miró vacilante, él estaba diapuesto a enfrentar todas las
conseguencias de su horrible y desesperado acto de locura.
La niña puso sus manos en su cintura y lo miró mal.
-No, no. Usted debe ir con su familia ¿bien? Su hija lo necesita, no yo.
Bajó apresuradamente y cerró la puerta del auto. Le regaló una sonrisa y agitó su manito derecha.
-Bye, bye.
Parpadeó varias veces hasta que el auto arrancó y desapareció de su vista.
Eso estaba bien.
Ella se había dado cuenta de que algo iba mal cuando el señor la llevó a comer helado y nunca le dijo sobre llevarla con su padre. Aunque había estado muy distraída con la platica que había tenido para preocuparse.
Quizás estaba mal haberse ido ciegamente ante el primer señor que le había asegurado que su padre lo había enviado por ella.
¿Cuál era la primera regla que había dicho su padre cuando comenzó la escuela? ¿Nunca irse con extraños?
Ella estaba en muchos problemas si su padre se enteraba, pero dudaba mucho que lo hiciera, no era tan tarde ¿no? El sol empezaba a ocultarse ¿Qué eran unas tres, cuatro horas o más de retardo a su casa?
Envío una pequeña oración al cielo, porque de algún modo sabía que había hecho mal.
Había hecho que el señor -cuyo nombre no había querido preguntar- la dejara a dos cuadras de su escuela. Ya había atrevsado dos callejones que conocía bien, ya que antes los había usado.
Upsi, esperaba que esa información no la supiera nadie más que ella, Sunhee y EunWoo.
De repente, al dar la vuelta en la esquina, sus pasos se detuvieron.
Los vió.
Todos estaban ahí.
Y cuando decía todos, eran todos a los que ella conocía.
¿Por qué parecían estar tan desesperados o tristes por algo? Fue el primer pensamiento de la pequeña.
Yoongi y NamJoon parecían estar discutiendo algo con un policía.
Jinyoung, su padre, estaba hablando con alguien en el teléfono muy enojado. Su mandibula apretada y ese firme seño fruncido. Parecía gritar órdenes.
Jin, Jimin y Hoseok hablaban con la directora del colegio, sus miradas entre enojadas y temerosas.
Irene y Jungkook parecían estar escuchando algo que decía la maestra Lisa de forma atenta. Lineas de preocupación se marcaban en sus rostros.
¡Incluso ChanYeol, Baekhyun y XiuMin estaban ahí hablando con Taehyung!
Todos parecían desesperados.
¿Por qué? ¿Qué había pasado? Fueron las preguntas que __________ seguía formulando en su pequeña cabeza.
Y solo cuando los ojos de ChanYeol dejaron de prestar atención y miró más allá de todo el alboroto, sus miradas chocaron por un par de segundos, que bien pudieron ser los mas eternos de su corta vida.
Hey, ¿por qué de repente sus ojitos empezaban a picar?
No tenía sentido.
O quizás si.
-¡___________! -Su nombre resonó tan fuerte que todo el ruido quedó amortiguado de forma abrupta.
Como si pronunciar solo su nombre hubiera sido un hechizo de congelación.
Y en un momento a otro, aquel hechizo pareció haberse anulado. Todos voltearon la cabeza de forma tan sincronizada que a cualquiera que pasara por ahí, le hubiera resultado asombroso.
Sus ojos tan fijos en ella, como si le hubiera crecido otra cabeza.
Santos conejitos ¿por qué no dejaban de mirarla? ¿Tan mal lucía?
Bien, ya estaba nerviosa, estupendo.
Y sin embargo, el ambiente cambió de forma tan abrupta que la dejó desconcertada.
Ahora ellos eran los que parecían querer llorar, no ella.
Preocupación, enojo, desconcierto, sorpresa, tristeza, alegría...demasiados sentimientos se cruzaron en aquel momento para poder describir cada uno.
El alivió fue una sensación vigorosa y repentina que mareo a todos. Incluso a la pequeña niña, que se sentía como una diminuta hormiga que era examinada de cerca por una lupa.
-_______....________...¡__________! -Nunca antes habían pronunciado su nombre con tanto anhelo, con tanta alegría y alivio contenido.
Y ella sonrió tan grande, causando que sus ojos escocieran y que los vestigios de rayos del sol no pudieron evitar rozar la sonrosada cara de una niña que volvió a su hogar.
-¡Papá! ¡Nene! -gritó sintiendo la humedad conocida en sus mejillas- ¡Gigi! ¡Mimi! ¡Nam! ¡Tae! -su visión estaba nublada, pero su sonrisa era tan grande que ocupaba una mayor prioridad-¡Tae! ¡Jinnie! ¡Kookie! -siguió llamando, corriendo a encontrarse con aquellos brazos que la esperaban.
Deseaba ser abrazada y alzada entre unos brazos tan cálidos. Su repentino anhelo fue tan indiscriptible que la dejó vulnerable.
La sensación de calidez, protección y amor fue tan abrumadora, que otra nueva oleada de lágrimas tuvo lugar. Su deseo fue concedido y ella sintió que era la niña más afortunada del mundo.
Su corazón rebosaba de ese amor que tanto había deseado y anhelado.
Cómo si hubieran ganado la guerra, todos ellos gritaron de gozo y alegría. Podrían no haber ganado la guerra, pero todos en ese momento supieron que habían ganado algo más valioso.
-Hija, hija...mi niña ¿Dónde habías estado? -la sujetó tan fuerte contra su pecho que dolió, pero estaba bien, ese pequeño dolor significaba que todo era real.
-Estoy bien, papá. No me duele nada...
Papá, mi corazón ya no duele ¿Ya no estoy enferma?
-¡¿ Y por qué estás llorando?! ¡Un doctor! ¡Debemos llevarte al hospital! -gritó su padre asustado y muerto de la preocupación- ¡Jin, llama al doctor!
-Eso estoy haciendo -respondió el mayor de los hermanos con su celular en mano.
-Lo prometo, estoy bien -aseguró _______, que se rió sin poder evitarlo.
Todos contuvieron el aliento al ver la sonrisa y la cálida risa con hoyuelos de la menor.
-¿Estás segura? ¿Alguien te hizo daño?-Yoongi cuestionó frunciendo el ceño.
-Todo bien. Lo prometo, Gigi -la pequeña agarró la mano del pálido azabache que estaba retirando rastro de sus lágrimas derramadas, había dulzura en su tacto.
-No te creo. Mamá, hay que llevarla al hospital -refutó Jungkook con seriedad.
-Ella dijo que está bien -interfirió Taehyung que parecía estar más calmado que la mayoría, junto con NamJoon y Jin.
-¿Y tú qué sabes? ¿Eres doctor? -replicó Jungkook mirando con enojo al castaño que acababa de hablar.
-¿en serio tienen que discutir ahora? -Jimin los miró enojado.
-¡Niños! -gritó Irene- puedo asegurarles que no encontré ninguna lastimada en ella. Está perfectamente bien físicamente -suspiró la mujer pelinegra entre todos los hombres presentes.
Irene estaba al lado de Jinyoung, había estado revisando a la niña superficialmente en busca de alguna lastimada.
Sacándola de los brazos de su prometido, la estrujó en un gran abrazo, su corazón había sangrado en preocupación por la niña que ya consideraba su hija.
Aún así todos miraron a la pequeña en los brazos de Irene con sospecha. Se veía en sus caras que no creían eso, pero lo dejaron pasar.
Jinyoung aún le estaba llamando al Doctor Jaeseo para examinar a su hija.
-¡Channie! Estás aquí... -sorbió la pequeña, tratando de quitar esa expresión en los rostros de todos.
-¡Tú! -suspiró el nombrado dejando salir su enojo, pero una sonrisa aliviada adornó su rostro- Nos tenías a todos preocupados.
-¿Por mí? -preguntó demasiado sorprendida, para sopresa de todos.
-¿Por quién más? ¡Te buscamos por todo el área! Tu padre incluso llamó a la policía y ya estábamos llamando a detectives privados.
Y solo con eso, entendió que todos ellos se habían reunido por ella.
Estaban preocupados por ella, por __________.
Ella era tan preciosa y preciada para ellos que habían estado tan desesperados y preocupados a morir, solo por que había desaparecido ¡Y solo habían pasado unas horas!
¿Cómo es que no se había dado cuenta de ello?
Todos en algún momento somos ciegos, no querer ver lo que está frente a nuestros ojos también es una defensa que proyectamos para no salir lastimados. No querer aceptar algo, para no desilusionarnos es una forma de protegernos, pero eso...¿Está bien?
No, no lo está.
-¿De verdad? ¿Estaban preocupados por mi? -preguntó con voz temblorosa, sus ojos con lágrimas no derramadas.
-¡Sii!
Fue la respuesta de cada uno. Y esa simple respuesta fue todo para ella. Por fin podía dejar de ocultarse entre muros de indiferencia y amargura.
Ahora estaba bien, porque era una niña y necesitaba amor.
Incluso la muestra de amor más simple era suficiente, porque no importa que tan lastimados estemos, merecemos sentirnos amados y apreciados.
Está bien, puedes seguir comportandote cómo una niña.
Está bien, puedes ser infantil y seguir jugando.
Ya no tienes que fingir ser fuerte.
Está vez puedes apoyarte en todos ellos.
No tienes que soportar todo tú sola, puedes pedir ayuda.
Ya no estás sola ¿Lo entiendes?
Así que vuela, cae, llora, levántate y ríe.
Porque no importa cuántas veces llores o rías, al final siempre tendrás unos brazos cálidos que te darán la bienvenida.
Y ella lo entendió, porque solo era una niña.
"Si usted a sido brutalmente roto, pero todavía tiene el valor de ser gentil con los demás; usted merece el amor más profundo que el océano."
-Emiliano Escalante
Disculpen tanto la demora:((
No me perdono haberlas dejado tanto con la intriga😭, pero ahora con la situación en mi Uni espero estar más activa aquí. Siempre hay que sacar algo bueno de una mala situación♡
No todo es miel con azúcar en el mundo real, pero pffff ¿No estamos aquí para escapar de la realidad tan solo un momento? Quizás este capítulo no sea tan realista, pero me encantó y me encantaría que también a ustedes^^
¿En que etapa están ustedes?T^T
-Los ama, Luna🌙
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