Capítulo 36 pt.2🌸

Dedicado a: Miyuki_vilu 🌸

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Presente...

—¿Por qué te fuistes? ¿por qué eres tan cruel? Dios...te lo ruego, devuélvemela.

Sin embargo, en lo interior de su corazón ella sabía que incluso con todas las palabras y ruegos del mundo, su deseo nunca sería escuchado y respondido.

Una madre que se había ido, una mujer que no volvería a ver y una alma que una vez significó todo para una pequeña niña.

Su cuerpo estaba ahí frente a la tumba, sentada con sus rodillas lastimadas y resentidas ante el duro suelo de piedra. Pero su mente y corazón habían huido a un lugar tan recóndito de su mente que sería difícil hacerla salir de ahí.

Sus ojos se apagaron, ese brillo que antes había estado ahí se había ido. Como las cenizas de la leña se iban con el viento.

En su mente se encontró sentada al borde del abismo, viendo hacía abajo en esa nebulosa oscuridad sofocadora pero tan tentadora. Tan solo un paso y caería a un pozo sin fin, a un camino sin retorno y era angustiante como era llamada.

Y ella fue tan tentada que saltó.

O eso intentó hasta que unos brazos tan cálidos cómo una brisa en primavera la detuvieron, y estos mismos fueron reemplazados por unos brazos calientes como las brazas del fuego.

Una voz la trajo devuelta de aquel agujero mental en el que había estado. No, eran muchas voces, solo que no podía distinguir alguna.

—¡________! —el primer rostro que reconoció era el de su padre que la agarraba con lágrimas en sus mejillas.

Ella odiaba verlo llorar, se supone que nunca más vería el rostro de su padre con tanta preocupación y dolor. Pero no encontró su voz para decir algo.

Y entonces en su panorama de visión se asomaron siete chicos muy conocidos.

Ellos eran sus hermanos. No, no lo eran. Solo eran siete chicos que eran hijos de la persona con la que su padre se iba a casar.

Ellos dijeron que nunca sería su hermana ¿Por qué insistir en lo contrario? No importaba...no importaba nada.

—¿Por qué saliste de la casa? Nos tenías tan preocupados —Irene sollozó, mientras sostenía su mano.

Intentó apartarse del abrazo sofocador de su progenitor, pero se sintió mareada y débil.

—No importa...—fue un susurro tan débil que salió de su boca, aún así fue escuchado por sobre el ruido estrepitoso de la lluvia.

¿Lluvia? Miró a sus pies y de repente entendió que estaba mojada de los pies a la cabeza, su piel estaba muy blanca y todos llevaban paraguas negros y grandes abrigos.

Ella tenía un abrigo que podía decir que era de su padre a juzgar por el olor de la colonia.

Su cuerpo temblaba pero ella no podía sentir nada. Estaba entumecida que ni la fría brisa pudo sentirla.

—¡Claro que importa! —gritó Jinyoung mientras la estrechaba más en sus brazos y la apretujaba en su pecho.

Pero la pequeña ni siquiera se inmutó por su grito. Todos vieron a Jinyoung con los ojos abiertos por su arrebato y a juzgar por su expresión, se había arrepentido de haber casi perdido la compostura.

—No importa...—Volvió _______ a decir.

Y era así, no le importaba nada. Nada tenía importancia en ese sentido porque no podía sentir nada. Su expresión debió ser tan blanca y sus palabras tan toscas y frías porque todos la miraron sorprendidos.

Yoongi, Hoseok y Jimin jadearon como si hubieran sido golpeados. Jim y NamJoon fruncieron el ceño pero se veían tan preocupados y Taehyung como Jungkook  negaron como si no la hubieran escuchado.

¿Porqué todos se sorprendían? Ella solo quería que la dejarán sola, en paz, no quería ver a nadie y una ola de ira liquida y frustración tomó lugar en su pecho que se fue extendiendo por todo su cuerpo.

—¿Que quieren? ¡Quiero estar sola, bajenme!

—Solo estamos preocupados por ti, no te encontramos por ningún lado —dijo Yoongi con evidente preocupación en su voz.

—¿Que pasa contigo? Solo queremos...—trató Hoseok de acercarse pero fue interrumpido.

—¡Cállate! —gritó de frustración batallando con los brazos de su padre que la miró con el ceño fruncido y mucha angustia.

Logró pararse aunque estaba toda empapada y sus rodillas le dolian. Su rostro era inexpresivo pero lleno de ira.

— ¡No quiero verlos, no quiero ver a nadie! No me importa ¡Déjenme! —su rostro se sentía caliente pero era lo único que sentía, estaba tan entumida.

—Mi niña... —Irene igual trató pero en ese punto nadie podía razonar con ella. Se dieran cuenta de ello o no.

Aún así apartó las manos de su padre cuando se acercó demasiado y gritó de ira, de enojo y pateó el suelo. Su ira que hervía a fuego rápido quería tirar y botar todo. Quería desquitarse con algo, con alguien, lo que sea.

Así que agarró un pequeño bote que había por ahí y lo pateó sin importar que cada golpe dolía. Gritó de rabia, estaba tan enojada con todo y todos.

Su dolor era tan horrible que era reemplazado por una ira sin precedentes.

—¡__________! Te vas a lastimar —Jin y Jungkook trataron de alejarla de hacerse daño, pero no funcionó.

Nadie nunca la había visto tan furiosa y arremetiendo con todo el mundo.

—Por favor no sigas, vamos a casa —suplicó Jimin.

—¡No quiero! ¡No es mi casa, no tengo hogar! —lo miró con tanta rabia que los hermanos se sorprendieron y Jimin como Taehyung se llevaron la manos a la boca.

—¡Odio todo! ¡Odio todo! —pateó aquel bote sin cesar hasta que lo botó tan lejos que fue a zancadas a recuperarlo.

A recuperar el único objeto con el cual podía deshacerse de un poco de dolor, de la rabia que sentía y de la frustración que tanto había cargado como un peso en plomo en su corazón.

—¡Hija! —la reprendió Jinyoung tan sorprendido por el comportamiento tan volátil que había presentado.

—Dios...¡________ estás mojada, te vas a enfermar! ¡Deja de patear ese bote, te harás daño —gritó NamJoon.

—No me importa, no me importa nada ¡Quiero estar sola! —gruñó sintiendo tanto dolor mezclado con ira en ebullición que era difícil no querer golpear algo.

Todos la veían en shock, con tanto asombro, dolor, terror y angustia. Pero nada importaba, porque nadie podía entender todo lo que dolía su corazón en ese momento.

Agarró el bote aluminio y lo tiró lejos que hizo un ruido sordo que fue sofocado por un gran trueno que retumbó en los cielos.

Tal vez Zeus estaba tan enojado como ella en este momento. Eso estaba bien, al menos alguien podía entender como se sentía ahora.

Pateó el césped que estaba mojado, sus zapatos negros se tiñeron de tierra con sus calcetas blancas mojadas y no le importaba ni un comino.

—¡Deja de intentar hacerte daño! —exclamó Taehyung intentando detenerla pero ella lo empujó.

—¡No me toques! ¡No quiero que nadie me toque! —dijo con tanta indignación y enojo que su nariz se dilató ante su pesada respiración.

El castaño la miró sorprendido y herido, pero ella estaba tan metida en su dolor e ira que nada le importó.

—¡________, mírame! Deja de hacer esto, ven con nosotros —intentó Jin pero nada sirvió.

—Dejanos ayudarte, te prometo que nadie te hará nada —Yoongi se acercó con suavidad, intentando apasiguar a la bestia en su interior que intentaba arremeter con todo.

Por primera vez estaba haciendo lo que todos denominaban como berrinche. Y por todos los rayos que no le importaba.

—¡NO LOS NECESITO! ¡No necesito a nadie! —su gritó fue tan alto que todos se quedaron tan sorprendidos con las cejas alzadas y sus miradas heridas.

Y fue ahí donde su mente decidió darle un descanso bien merecido a su cuerpo, su visión se volvió borrosa y tan lejana. No podía ver con claridad, un momento había visto todo rojo y al otro una densa oscuridad la reclamó en sus brazos.

Hubo voces que parecían llamarla, pero lo único que quería era cerrar los ojos, estaba tan cansada. Y eso hizo.

Cerró todo pensamiento, toda ira se esfumó como polvo estelar en el espacio y simplemente se dejó tomar en brazos por la fiel nebulosa.

Se había desmayado, todos intentaron correr tan rápido a ella, pero había caído antes de poder alcanzarla.

Jinyoung la tomó en brazos y Jungkook despegó, mientras Jimin y Yoongi se quitaban sus abrigos para darle algo de calor. Irene sollozaba, pero se pusieron todos en movimiento para ir a la camioneta y llevarla al hospital.

En el estacionamiento ya se encontraba Jungkook de conductor y nadie dijo una sola palabra para decir algo.

El pelinegro manejó lo más rápido que pudo y estaban seguros que más de una multa esperaba, pero nadie se detuvo a darle un segundo pensamiento.

Momentos después los hermanos estaban en la sala de espera mientras Jinyoung e Irene estaban en la habitación que _______ había sido atendida.

El silencio era sepulcral, solo había un ruido lejano de las enfermeros, enfermeras y doctores con pasos apresurados yendo de un lugar a otro. 

Afortunadamente solo había sido un desmayado debido a grandes emociones para el corazón de la niña y que había disparado su presión, además de la lluvia fría que le había caído. El doctor había sermoneado a todos pero al ver el estado de ánimo tan deplorable solo había suspirado y les había dado instrucciones.

Ahora la pequeña recibía suero para subir sus plaquetas, pero no había despertado y quizás lo haría hasta el día siguiente. Ella sería dada de alta en unas pocas horas ya que no era nada grave como todos había temido.

—Nunca creí volver a pisar un hospital de nuevo... —había murmurando Jungkook, pero todos lo habían oído.

—Yo tampoco —dijo Jimin, pero había preocupación en sus ojos.

—Igual nadie nos habría preparado para ver lo que hoy vimos con nuestros propios ojos —suspiró Yoongi que estaba apoyando su espalda en la pared y de brazos cruzados.

—Así de aterrador es el mundo. Necesitas vivir mucho para saber cómo termina —Suspiró NamJoon que miraba sus manos con fingido interés.

Y todos le dieron la razón, con mucho pesar en su corazón.












[•••]


Todos ya habían llegado exhaustos a la gran mansión. Aquella casa que ahora se sentía tan diferente.

El ambiente se había vuelto frío, quejumbrosso, incómodo como insípido.

Era increíble cómo una persona podía hacer que un lugar tomara vida y al otros se viera más solitario que un terreno baldío.

Estaban reunidos en la habitación de la pequeña que ahora descansaba entre sus colchas. Ya no estaba tan pálida ni tan fría, había color en su rostro y su respiración era constante.

Aún así todos no podían apartar el recuerdo de verla de rodillas enfrente de la tumba, con abundantes lágrimas descendiendo de su inocente rostro y sus ojos tan apagados como el suelo en otoño.

—Pensé que no era necesario decirlo, pero quizás me equivoqué —la voz cansada de Jinyoung llamó la atención de todos.

Se repente, ahí sentado parecía que le habían quitado años de juventud. Su rostro parecía abatido y nunca lo vieron antes así.

Ese hombre tan vivaz, alegre y risueño, ahora están ahí con una sonrisa tan triste que podía hacer llorar a los cachorros.

El ambiente era tan fúnebre.

—Cariño, no tienes... —empezó Irene, pero cuando negó su prometido con la cabeza supo que había llegado el momento de decirlo todo.

Le dió un beso a los nudillos de su hombre, demostrando en aquel simple pero íntimo acto que lo apoyaba en todo y que estaba ahí.

—La madre de ________ murió de una enfermedad llamada Trompofilia ¹. Se supone que los medicamentos y el tratamiento estaba haciendo efecto, hasta que dejó de serlo —suspiró pasando una mano por su cara mientras los recuerdos corrían como una película por sus ojos.

Irene apretó su mano, dándole su apoyo. Algo que apreció con todo su corazón y solo por ese simple gesto la amó más.

—El doctor habló de un tratamiento en China cuando los medicamentos habían dejado de surtir efecto como las inyecciones. El cuerpo de Hye no soportó antes de poder trasladarla al hospital en Shanghái. Ella murió mientras dormía... —cepilló el cabello de su hija mientras hablaba, recordando el dolor que sintió al haber perdido a su esposa y quién había sido su primer amor como la madre de su hija.

Lo cierto era que aún recordarla le traía un gran dolor en el pecho, sin embargo sabía que debía seguir ya que Hye no le abría gustado que él y su hija se hubieran aislado de todo. Aún así sintió que la había traicionado cuando conoció a Irene y empezó a enamorarse, pero sabía dentro de él que no era sano para él y a su hija recordarla como un recuerdo tan triste.

Pero los sentimientos y emociones de ____________  no eran como un grifo que podía simplemente cerrarlos o abrirlos. Se necesitaba tiempo para asimilar.

Y maldita sea, había sido estúpido de su parte solo haber aceptado que ella estaría bien solo por el hecho de verla sonriendo todo el tiempo.

Ahora mismo maldecía a su estupidez y su ingenuidad. Su niña necesitaba atención.

Más importante, ella necesitaba ayuda profesional para que pudiera digerir la perdida de su madre; de una mujer que fue el sol, la luna y las estrellas a sus inocentes y bonitos ojos.

—Mi niña solo tenía cuatro años en ese entonces cuando Hye ingresó al hospital y descubrimos lo que tenía. Luchamos durante un año junto con ella, _______ ni siquiera tuvo la infancia que habíamos deseado. Pero siempre sonreía cuando visitabamos a su madre, amaba verla sonreír cuando estaba con Hye, pero a la vez odiaba con todo mi corazón que mi hija tuviera que ir al hospital para ver a su madre —apretó la mandíbula.

»Esa no era la infancia que quería para ella, pero _______ nunca se quejó aunque siempre decía querer que Hye saliera de aquella habitación blanca para que pudiera jugar con ella. Me dolía el corazón tener que decirle que aún no podíamos ir con mamá a casa.

Tanto a Irene como a los siete chicos se les hizo un nudo en la garganta mientras más y más hablaba Jinyoung. Pero ninguno lo interrumpió, él parecía tan vulnerable en ese momento, necesitaba sacar todo y ellos respetaron eso.

»Ella odiaba los cambios, sobre todo los más repentinos la hacían llorar. Por eso tenía miedo de contarle sobre ustedes y la boda —con su mano libre y uso su pulgar para acariciar la mano de Irene suavemente. En un gesto que usó para tranquilizarse—pensé que iba a reaccionar de otra forma, pero  ella solo sonrió y me abrazó. Estaba tan feliz ese día que lo tomé como un milagro.

—Cariño... —susurró Irene dándole su apoyo.

—Yo fuí ingenuo al pensar que estaba bien y que no necesitaba que estuviera más con ella —le acarició la cabeza lentamente a __________— Aún así ella siempre sonreía ¿Cómo una niña tan pequeña puede sonreír y esperar hasta el último segundo en quebrarse?

Jinyoung suspiró mientras hablaba y hablaba. Nadie lo interrumpió, ni una sola vez. Estaba derramando sus entrañas, su corazón y dejándose ver vulnerable por primera vez a los ojos de los siete chicos en la habitación.

—Cuando la vida nos la arrebató, mi pequeña había estado tan triste. Ella no habló durante un año por más que luché, pero se despertaba gritando en la noche pidiendo que su madre no se fuera y no la dejara. Las pesadillas fueron en aumento cada vez que se acercaba el aniversario de la muerte de Hye —se aclaró la garganta para que las lágrimas no salieran de sus ojos—fue que después estás disminuyeron cuando traje a mi Nana a vivir. _________ hizo un gran lazo con ella, parecía que necesitaba tanto en su vida una figura materna lo suficiente cercana. Noté su cambió, ella volvía a sonreír pero cuando más parecía recuperar su brillo yo me alejaba de ella.

»Creí que al estar ella bien, yo podía luchar con mi dolor alejado de ella. No quería que me escuchara llorar o verme lamentar la muerte de mi compañera, pensaba que la estaba protegiendo para que no volviera a experimentar el dolor. Sin embargo, yo le producía dolor con su ausencia, dejándola en la soledad y privandola de tantos momentos que pude haber recuperado. Ella no había tenido la infancia que una vez planié como su padre, pero después de que se fue mi esposa pensé que lo único que necesitaba era que la protegiera de toda la tristeza y maldad.

»Dios, me equivoqué tanto. No fue hasta que nos mudamos aquí que ustedes le mostraron lo que era ser una niña. Sin saberlo, le mostraron que la curiosidad era aceptable, que podía hacer amigos, defenderse, que enojarse estaba bien como llorar y reír. Nunca la había visto tan feliz, tan libre y tan enfocada en algo.

Los hermanos se mostraron sorprendidos e incluso incrédulos de que ellos le habían mostrado algo. Ellos pensaban que la menor era la que les había iluminado el camino.

»Sé que no la aceptaban —los miró y cada uno de los chicos tuvieron la humildad de verse avergonzados— Y aún así inconscientemente la acercaban, porque ese es el efecto que ella tiene. Nunca puedes mantenerte alejado lo suficiente, porque está ahí y ella solo le bastó sonreír y ser ella misma para tenerlos cambiando. Sé que piensan que ustedes cambiaron gracias a ella, pero igual influyeron para devolver ese gran brillo en sus ojitos. Fue gracias a su terquedad que ella pudo brillar y mostrar todo lo que yo había intentado opacar al tenerla en una jaula de oro.

Irene sostenía su mano y Jinyoung la agarraba como un ancla para mantenerlo en la tierra.

»Y hasta ahora me he dado cuenta que no la conozco, no como un padre debería de conocer a su hija. Me lo demostró hoy, al verla tan pérdida en ese cementerio donde ningún niño debería ir solo, donde ningún niño debería llorar de la forma en que ella lloró hoy. Su enojo fue tan doloroso como sus lágrimas y me enoja ser tan impotente en este momento —apretó su mandíbula negando.

»Tenía tan solo cinco años cuando la perdió, cuando ambos la perdimos para siempre. No sé cómo no ví en todos estos malditos años que ella no estaba bien y que necesitaba tanto desahogarse.

Nadie quería decirlo en palabras pero si de algo estaban seguro es que quizás _______ necesitaba llorar hasta quebrarse para poder seguir adelante.

Ambos, padre e hija necesitaban desahogarse de esa pérdida que les dejó una cicatriz muy profunda y que no fue sanada como corresponde.

"A veces necesitamos rompernos para
poder repararnos..."

Ellos le dieron su apoyo silencioso Jinyoung y a _________ sabiendo que las palabras no arreglarían nada y no repararían sus corazón dolorosos.

Pero se quedaron, escuchando a Jinyoung porque sabían que el hombre necesitaba eso. Necesitaba a personas que escucharan, no palabras vacías.






[•••]


El cielo era una piscina azul brillante ante el resplandor radiante del sol, el campo verde y la brisa fresca que empujaba su cabello era relajante. El canto de las aves, los suaves rayos de sol y los árboles meciendose a la brisa del viento era un entorno acogedor y de cierta forma nostálgico por alguna razón.

Su mirada se detuvo en la forma de una figura humana que le daba la espalda. Era una mujer con largo cabello negro y vestido blanco como los lirios.

Poco a poco se acercó y a su nariz llegó un olor tan familiar, hogareño y rico que hizo qué sus ojos se aguaran.

—¿Mamá?

Lentamente la mujer se volteó, la pequeña jadeó cuando vió aquel rostro tan familiar y que con el tiempo había sido casi borroso de recordar.

—¿Qué haces ahí, mi niña? —preguntó su madre con una sonrisa cálida y sus ojos llenos de emoción y amor— Te prometí que vendría a jugar contigo ¿no?

—Pero...

—¿Ya no quieres jugar? —preguntó la mayor con un puchero triste. Su largo cabello negro que se extendía ante el viento era fascinante, se veía igual a las fotografías que estaban en su cofre.

Su voz. Dios, su voz era una melodía tan suave y delicada. Y ella volvió a recordar ese dulce sonido que se había perdido con el tiempo y que hasta ahora sus oídos fueron bendecidos para volver a escuchar esa agradable melodía maternal.

De repente su garganta se cerró y sus ojos se aguaron, pero una temblorosa y hermosa sonrisa se extendió por todo su rostro.

—¡Si quiero! Por favor, juguemos... —sus brazos dolían por abrazarla y eso hizo. La abrazó como si en cualquier momento ella pudiera irse y dejarla.

No quería estar lejos nunca más de ella.

La había extrañado hasta el punto de dolor. Su corazón latía de forma desesperada, sentía que me cualquier minuto podía salirse de su cuerpo.

“Tú estás en mi imaginación, pareces ser tan verdadero...”

Ese aroma, ese calor...¿Por qué se sentía tan real? No podía ser un sueño cuando ella sentía el agua saliendo de sus ojos que empañaba sus mejillas y su vista.

— Vamos a jugar ¿Si? —su madre sonrió, dos pocitas asomándose en aquellas mejillas rosadas.

—¡Si! —una sonrisa deslumbrante de hoyuelos apareció en aquel infantil rostro. No podía detener su felicidad por nada del mundo.


”Como si estuvieras ahí”






Ellas jugaron juntas, corrieron, rodaron por las colinas de aquel campo fértil y verde, mientras sus cabellos y ropa se llenaban de hierba. Sus sonrisas lo decían todo, eran felices en aquel momento.

Madre e hija simplemente disfrutaron su momento. Cumpliendo una promesa que se pensaba rota; bailaron una a la otra, correteaban entre sí, hasta que se cansaron y se acostaron en el suelo verdoso con ese nítido olor a preticor.

Levantaron su vista para mirar las diferentes nubes, ambas le daban una forma y un nombre.




—¿En verdad estás aquí? —la niña no pudo evitar preguntar después de un breve silencio.

Sus ojos querían cerrarse por el suave viento, pero su asustado corazón no la dejaba al pensar que si solo cerraba por un instante sus ojos, no la volvería a ver. Y eso francamente la aterraba.

—Siempre he estado aquí, cariño —su madre le dió una mirada tranquilizadora, como si supiera lo que estuviera pensando. Pasaba sus delicadas manos por las mejillas y cabellos de su hija.

—Te fuiste, papá me dijo —respondió con un puchero, un poco rencorosa pero a la vez suspiraba por las caricias que hace tiempo había olvidado—¿Por qué nos dejaste? ¡Yo no quería que te fueras!

—Lo siento tanto, mi pequeña... —su madre le dió una sonrisa triste, sus dedos pasando por el rostro de ________ como si quisiera recordar cada pequeño detalle.

—No quiero que te vuelvas a ir, no me dejes...

—Nunca me fui, mi niña. Estoy ahí —señaló su corazón— y aquí —apuntó a su cabeza con una sonrisa—Mientras no me olvides y me recuerdes, nunca me iré de tu lado.

—¿No puedes quedarte? —preguntó la pequeña con inocencia y la pelinegra mayor negó con una sonrisa triste.

—Siempre serás mi pequeño retoño, nunca lo olvides... —sus dedos cepillaron con delicadeza el cabello de la pequeña niña que la miraba con sus grandes ojitos.


Se levantó, mientras la pequeña la veía desde su lugar en aquel prado verde que parecía hacerse cada vez más y más grande.

—¿Mamá? ¿A dónde vas? —Su única respuesta fue una sonrisa, mientras su madre se alejaba con su vestido blanco ondeando por aquel viento fresco.

___________ intentó seguirla, ¿Por qué no podía correr más rápido? ¿A dónde iba? ¿La volvía a dejar? La siguió llamando sin cesar, sus pequeños pies intentando alcanzarla, pero ella se alejaba cada vez más.

No podía correr tan rápido. No podía alcanzarla y eso la aterró.

Cada vez la distancia se hacía más grande, tan grande como su desesperación. Las lágrimas rodaban por sus mejillas rosadas, la llamaba, le gritaba que volviera...

La figura de su mamá se hizo más pequeña, la distancia era demasiada que se sintió físicamente como mentalmente insoportable. Extendiendo su pequeño brazo, intentó poder agarrarse a ella, pero no funcionó.

Ella ya no estaba.

Y en su corazón sabía que no volvería a verla.



”Pero al extender mi mano, de repente desapareces”




—¡Mamá¡ ¡No me dejes!

La manos de la niña temblaban, sus ojitos inundados de agua salada se desbordaban por sus mejillas

—¡__________! ¡Despierta! —una voz masculina que gritaba su nombre hizo que la pequeña que parecía desorientada, por fin centrara su mirada.

Aún así sus ojitos eran tristes, apagados. Se veía tan perdida como un ciervo que había corrido grandes distancias y no sabía por cuál camino regresar a casa.

Yoongi intentó calmarla, la abrazó con fuerza intentando transmitirle en aquel abrazo que no estaba sola. Aún así el llanto de ella era agonizante que lo preocupó en un nivel que no sabría definir.

¿Cómo alguien tan alegre y sonriente podía sufrir y llorar tanto?

Su corazón se estrujaba de forma dolorosa al escuchar el llanto angustioso. Solo quería abrazarla y portegerla del mundo. No sabía de dónde había salido ese pensamiento, pero era en lo primero que había pensado.

No podía soportar verla en ese estado.

Pero sabía que una persona no podía ser feliz siempre, no podía sonreír todos los días. Había días tristes y nublados incluso para las almas más puras y felices.

Sin embargo sintió tanta impotencia al no poder hacer algo, quería matar a todos los dragones y demonios de la pequeña. Lastima que no era tan simple.

Yoongi recordaba el dolor profundo que sintió él y sus hermanos al perder a su padre, aquel hombre que les dió los mejores años y él podía comprender lo que sentía la pequeña. Y más una niña de tan solo 9 años.

No podía creer que ella no hubiera llorado antes su perdida para poder sacar todo dentro, estaba impresionado y asustado hasta la mierda que después de tanto tiempo se hubiera desboronado.

Él no habría podido aguantar tanto.

No había palabras que le pudiera decir para amenguar su dolor, pero él se quedaría ahí con ella todo el tiempo que pudiera.

Algunas veces las acciones eran más importantes que palabras vacías. Y en este momento solo podía ser su roca para que ella pudiera apoyarse.

Pero no solo tenía a Yoongi, ella tenía a otros seis chicos que estaban ahí para ella y dos padres para que _________ pudiera apoyarse.

Aún así susurró palabras de apoyo para calmarla, prometiendo que estaría para ella todo el tiempo que quisiera y que no estaba sola.

Pocas horas después el llanto cesó hasta solo escuchar leves suspiros temblorosos.

Se había quedado dormida del cansancio y llanto.

Su corazón dolió todo el tiempo que la escuchó llorar y llamar a su madre pidiendo que regresará, que no la dejara. Joder, su corazón había sangrado por esta pequeña que siempre les había dado una sonrisa incluso en los momentos más tristes.

Ahora ellos debían demostrarle que podían hacer lo mismo, darle ánimo, sonrisas y apoyarla para que viera a alguien profesional que la ayudara poco a poco a superar su perdida.

—Está bien, estamos contigo —susurró aún sabiendo que no lo escucharía.

En ese momento, los siete chicos sintieron en sus corazones que jamás podrían alejarla, ya no más. No podían luchar por ese feroz sentimiento de protección y cariño que tenían hacía esa pequeña niña de nueve años.

_________ había logrado ablandar sus corazones congelados y que se habían quedado atascados en el pasado.

Y ellos rezaban para que no perdieran a esa niña sonriente que nunca dejó de alegrarles el día a pesar de que se habían empeñado en haberla alejado.

Ahora era cuando se arrepentían de haberle gritado, incluso dado miradas frías que no se merecía, con ese tratamiento hosco y cerrado. Ellos deseaban corregir sus errores y esperaban que no fuera demasiado tarde para eso.

No lo era ¿Verdad?



“Sé que son venas, pero ¿Por qué siento dolor cada que las veo? siento el peso del dolor en ellas. Aunque quizás ese agudo dolor es la manera de decirme que sigo viv@”


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Oigan, no pensé que en verdad llorarían tanto por el anterior capítulo🥺. Pero veo que entendieron el dolor de la pequeña rayis, creo que todos nos hemos sentido así en algún momento en cuanto perdemos a un ser querido o en alguna situación igual o más dolorosa. Solo quiero hacerles saber con esto que no están solxs en su dolor♡

Perdonen por tardarme tanto, pero como ingresé a clases y es mi último semestre antes de entrar a la universidad ando un poco estresada. Aún así les agradezco por seguir leyendo a pesar de todo^^

¹N/a: (Trombofilia) La coagulación excesiva (trombofilia) es un trastorno en el cual la sangre coagula con demasiada facilidad o de forma excesiva. El aumento de la coagulación sanguínea puede deberse a trastornos hereditarios o adquiridos.
El caso de coagulación excesiva, estos coágulos pueden formarse o desplazarse a las arterias o venas del cerebro, el corazón, los riñones, los pulmones y las extremidades, lo que, a su vez, puede provocar un ataque al corazón, un derrame cerebral, daños en los órganos como la muerte.

—Los ama, Luna🌙.

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