-Te juro que vomitaré -lloriqueó Tayler desde el pecho de Lucas.

Ambos estaban en la entrada de la residencia Tomlinson-Styles, ninguno se animaba moverse, con un omega demasiado asustado por lo que aguardaba por él detrás de esa enorme puerta de madera pulida y un desesperado alfa que intentaba consolarlo de todas las maneras posibles. Lo mantenía abrazado a su pecho con fuerza y delicadeza en partes iguales mientras acariciaba con suavidad su cintura y apoyaba la mejilla entre los suaves cabellos, dejándose embriagar por el aroma dulzón.

-Tranquilo, Tay, tenemos todo el tiempo del mundo -murmuró antes de besar suavemente su frente- podemos esperar aquí a que te sientas cómodo. Recuerda que mis padres te conocen desde que eras un niño y te aprecian como un hijo más, no tienes nada que temer.

-Lo sé, alfa, y yo también los aprecio y extrañé mucho estos años, pero antes éramos amiguitos y ahora somos algo más... me da miedo que hayan cambiado su percepción de mi.

-Te prometo que eso no es así. Ahora, ¿estás mejor? ¿crees que podemos entrar? está comenzando a hacer un poco de frío y no me gustaría que enfermaras.

Tayler rio antes de separarse a regañadientes y asentir. Lucas tomó su mano y con toda la tranquilidad que lo caracterizaba abrió la puerta, permitiendo que el omega ingresara primero. Acarició sus hombros con suavidad en un vil intento de tranquilizar lo amargo que se filtraba en su aroma producto de los nervios, obteniendo resultados positivos casi al instante.

-¡Pa, ya estamos en casa! -elevó un poco la voz para que sus padres lo oyeran desde donde fuera que se encontraran. No le gustaría encontrarse con algún tipo de escena comprometedora.

El rubio apenas podía mantener su boca cerrada frente al hermoso recibidor en el que se encontraba. Allí dentro todo lucía y olía tan familiar que sus ojitos se llenaron de lágrimas sin siquiera controlarlo. Anhelaba con toda su alma poder llegar a algo así en algún momento de su vida, porque contrario a lo que podría esperarse a raíz de sus experiencias pasadas, Tayler ansiaba tener una gran y luminosa casa junto con pequeños cachorritos correteando y llamándolo mamá. Limpió disimuladamente sus cuencas cuando una cabellera alta y rizada se asomó por el arco que deducía llevaba a la cocina.

-¡Hola, cachorros! vengan aquí... -Harry sonrió enrome y su aroma se expandió de puro júbilo-Tayler ¡pero mira que hermoso que estas, omega!

Sintió sus mejillas calentarse mientras el gran alfa tiraba de su mano para abrazarlo. Harry era cálido, suave y robusto en partes iguales; su aroma gritaba tanto hogar que no pudo evitar suspirar por la muestra de afecto. Ahora entendía de donde había sacado su alfa tanto amor y cariño para dar, y es que este le sobraba porque desde niño había tenido la dicha de sentirse amado.

-Buenas noches, señor Tomlinson.

-¡Oh, no, nada de eso! dime Harry, cachorro, ya nos conocemos -le guiñó el ojo para luego por fin dejarlo ir- pasen, Lou está terminando de preparar la mesa, estará muy contento de recibirte.

Ambos lo siguieron hasta un, igual de bonito y lujoso, comedor. Como había anticipado el alfa mayor, Louis se encontraba terminando de colocar las copas cuando sus ojos celestes conectaron con los oscuros del omega. Le sonrió delicado, mucho menos efusivo que Harry, pero igual de cariñoso. Ambos alfas desprendían un aura tan parental que Tayler se vio repentinamente nostálgico.

-Omega, es un gusto volver a verte -Louis lo abrazó más corto, pero igual de fuerte- esperábamos tu visita con ansias. Nos preguntábamos cuando Lucas iba a animarse a...

-¡Pa! creo que es suficiente, entendimos el punto -Lucas se sonrojó tanto que Tayler no pudo contener la risita que se le escapó- iré a ayudar a papá con los platos...

Louis solo pudo encogerse de hombros antes de volver a dirigirse al muchacho que ahora parecía incluso más pequeño y cohibido que cuando su propio cachorro lo sostenía contra su pecho.

-Elige el lugar que quieras, cachorro, estás en tu casa.

-¿Dónde se sienta Lucas?

-Justo aquí, Harry suele hacerlo a su lado y yo en la cabecera, pero dudo que le importe cambiarse a partir de ahora. Puedes tomar el que esta a un lado de Lucas y Harry se sentará a mi izquierda, no te preocupes.

Tayler no estaba acostumbrado a que la gente dejara cosas de lado por él, que le cedieran su asiento y lo trataran con tanta amabilidad. Se sentía raro, pero un raro lindo.

-Veo que ya elegiste lugar -Lucas besó suavemente su sien antes de colocar un plato humeante delante de él. Tayler no recuerda la última vez que comió una comida casera y caliente.

-Esto luce delicioso, muchas gracias -sonrió suavemente antes de bajar su mirada. Su sonrisa se tambaleó levemente frente a la gran cantidad de cubiertos que reposaba a los lados de su plato. No sabía cual tenía que tomar.

Las manos del menor temblaron levemente producto de la indecisión.

-Podemos dejar estos a un lado -Lucas le sonrió tranquilizador mientras tomaba dos pares de cubiertos más pequeños. Gracias, alfa; pensó.

-Y bien, Tayler, cuantos que ha sido de tu vida estos años. Lucas quedó destrozado cuando en una de las visitas no te encontramos en el orfanato.

Mentiría si dijera que no se esperaba alguna pregunta de ese estilo, pero nunca pensó que llegaría tan pronto. Titubeando, intentó responder lo mejor que le salió en el momento.

-Yo... es una larga historia -jugueteó un poco con el arroz de su plato hasta que se llevó un pequeño trozo a la boca. Esa era otra cosa que el vivir solo y carecer de suficientes recursos lo había obligado a realizar, el tomar diminutos bocados, masticar un buen tiempo y tragar. Comer lento y a trocitos ayudaba a hacerle creer que era más.

La mano del que sería su alfa se posó en su rodilla y apretó con suavidad, un recordatorio de que ya no estaba solo.

-No es necesario hablar de eso, cachorro -intervino Louis con la sonrisa tranquilizadora que tanto lo caracterizaba y contrarrestaba un poco de la efusividad de su alfita.

-Siento si te hice sentir incomodo, Tayler, no era mi intención -Harry borró el pequeño puchero que se había instalado en sus robustas facciones cuando su alfa dejó un beso en su mejilla.

-¿Ya presumí lo inteligente que es mi omega? -Lucas exclamó interrumpiendo las muestras de afecto de los alfas- tiene una beca completa en la universidad y trabaja como pasante en la empresa de papá.

-¡Oh, sí! es uno de los mejores del área según los reportes de los directivos. Vas por buen camino, omega, sigue así.

Tayler se ruborizó ante tantos halagos y miradas sobre él. No estaba acostumbrado a todo eso, pero definitivamente su alfa se encargaría de cambiarlo.

La cena estuvo deliciosa y la atmósfera pronto se transformó en una mucho más relajada y hogareña. Tayler no tardó en entrar en confianza, riendo y bromeando con los que serían sus suegros. Lucas solo se deleitaba con la vista de las tres personas de su vida conviviendo y siendo felices.

Luego de acabar con la comida, incluso habiendo repetido de plato por parte del omega, se trasladaron a la sala de estar con un par de postrecitos de chocolate que Harry había preparado con esmero. Ese alfa amaba cocinar.

-No creo que sea buena idea que vuelvas solo, cachorro, ya es de noche y hace frío -Harry se cruzó de brazos y frunció el ceño intentando lucir intimidante, pero solo le sacaba risas a su familia- a nosotros no nos importaría que te quedarás, tenemos habitaciones extras.

-Eso es muy amable de su parte, pero creo que debería regresar, mañana comienzo temprano.

-En ese caso, Lucas puedes tomar mi auto para llevar a Tayler a su departamento -Louis rodó los ojos ante el chillido extasiado del menor- pero con cuidado, no quiero incidentes, cachorro.

-¡Sí, pa, lo prometo!

-Gracias por venir, omega, espero vuelvas pronto -Harry lo abrazó con suavidad y Louis hizo lo mismo antes de dejarlo ir- estamos muy felices de volver a verte, y sabes que cuentas con nosotros para cualquier cosa. Ahora esta es tu familia y tu casa.

Los ojitos de Tayler se llenaron de lágrimas que no permitió dejar caer. Su lobito se sintió en paz por primera vez en mucho tiempo.

Tomó la mano que Lucas le ofrecía y luego de una ultima despedida, se encaminaron a la salida. El mayor abrió la puerta del auto para él, recibiendo como recompensa un pequeño beso en la mejilla. Condujeron en silencio y quince minutos después estaban estacionando en al puerta del edificio.

-¿Estuvo bien, no? -Tayler mordió su labio inferior mientras su lobito se removía ansioso en su pecho.

-Más que bien, omega, estuvo perfecto. Gracias por esforzarte para mí está noche.

Y no pudieron contenerse. Como si de imanes se tratara sus labios se vieron atraídos entre ellos y pronto estaban sintiendo la calidez y fuegos artificiales que por años estuvieron esperando. Sus aromas explotaron por el espacio, creando una esencia la cual sería la nueva devoción de ambos.

-Buenas noches, alfa -Tayler picoteó un par de veces más sus labios antes de bajarse del coche. Abrió la verja de seguridad de su edificio y con una última agitación de su mano, desapareció de su vista.

Lucas sonrió como tonto enamorado, sabiendo de sobra que había caído por esos bonitos ojos cafés desde que era apenas un cachorro desesperanzado.

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holaaa, como están?? lamento tanto la demora. Dejenme saber que opinan de la historia, si vale la pena extenderla aún más o si ya es necesario ir dando un cierre.

Esto no viene a modo de excusa ni mucho menos, pero quiero que sepan que siempre están en mi mente, actualizar fue por mucho tiempo mi lugar seguro y junto con las propias fics que amo leer, wattpad se convirtió en mi mundo. Sin embargo, el tiempo no nos da tregua, crecemos y las responsabilidades aumentan. Estoy en mi segundo año de la carrera de Derecho y las cosas se ponen aún más complicadas, pero sepan que sigo en el barco y de acá nadie me baja! si bien me aleje un poco del fandom, hay magicurly para rato. Pronto les voy a subir una nueva fic en la que estoy trabajando así que háganme saber que todavía cuento con su apoyo ;)

muchas gracias por seguir acá, lxs adoro!

nos leemos pronto <3

A.