vii. las piezas del crimen
LA CAÍDA,
capitulo siete: las piezas del crimen!
CHARLOTTE TARDÓ DEMASIADO EN CALMAR SUS ESTRIBOS Y LEON ESTUVO TODO EL TIEMPO NECESARIO SOSTENIENDOLA, Claire se encargó de dejarle un tiro en la cabeza al pobre teniente que había sucumbido a la infección y el trío permaneció en silencio por unos minutos. Leon mantenía sus brazos de manera firme alrededor de su amiga, hamacándose de un lado al otro para poder calmarla poco a poco luego de semejante espectáculo contra el teniente. Su cuchillo, que ella sacó del cinturón del oficial de policía ya que había perdido el suyo, se encontraba al lado de la cabeza destrozada del cuerpo de Marvin — su sangre húmeda y espesa decorando la hoja afilada de metal. Charlotte sentía demasiadas cosas en ese mismísimo momento: rabia, angustia, dolor y simple compasión al haber acabado con la vida de aquel hombre que fue quitada por una cosa que ni ellos entendían. En cuanto la respiración errática de Harmon logró mantenerse a un mínimo, el agarre de Leon en ella se aflojó para poder moverse un poco, mirándola a través de un rostro lleno de suciedad y sangre.
Había tanto en ella, demasiado en ella.
Y Leon no podía hacer nada para quitarle eso.
(Aunque él también tenía tanto en su mente.)
—¿Te sientes mejor?—preguntó él de manera suave y Charlotte asintió en silencio, provocando que Leon no se encuentre tan seguro de aquella respuesta.
—Hiciste lo correcto, Charlotte—dijo Claire agachándose para mirarla y esbozó una sonrisa triste—. Muchas veces es duro, pero debemos tomar la decisión que a nuestro corazón le parece correcto. Tú lo hiciste, solamente para dejar que él abandonase el mundo en paz y evitar estar en más peligro. Eres muy valiente, Harmon.
Charlotte sonrió de lado, con gesto triste y tomó la mano tendida que Claire había alzado para ella. Leon se puso de pie por su cuenta, mientras que Charlotte recogía el cuchillo que estaba junto a la cabeza aplastada del teniente para guardarlo en su funda. El trío decidió moverse al ala este, encontrándose en el mismo pasillo que comunicaba hacia una de las salidas donde encontraron a Claire y le permitieron el paso a la comisaría sin problemas. Allí encontraron una de las puertas con persianas bajas y con la manivela que habían encontrado en la sala de detención pudieron levantarla para entrar a otra sección más al norte de dónde ellos habían investigado.
—Al final de este pasillo se encuentra el despacho del jefe Irons—declaró Lottie señalando la puerta gracias a la poca iluminación.
—Es muy probable que ese cerdo tenga a Sherry ahí—masculló la castaña rojiza entre dientes antes de dirigirse allí.
Lottie y Leon se miraron entre ellos antes de seguirla, claramente llegando a la conclusión de que podrían estar los cuatro juntos por el resto de la noche y conseguir una salida por la mañana. Harmon se mordió levemente el labio al ver que la puerta estaba cerrada con llave, la cual tenía un símbolo distintivo de un color rojo, justo como la llave de rombos que habían encontrado — esta era de un corazón rojo. Algo que no le sorprendió fue ver que las puertas de abajo también requieran la misma llave, entonces esa sería su próxima tarea. Cuando accedieron al piso de arriba, un trueno resonó afuera y la pelirroja juró sentir que la lluvia se hacía más fuerte que nunca. Junto a Claire, revisaron los armarios, encontrándose con municiones y demás cosas.
—Aquí está el almacén de las incautaciones—exclamó Leon a un lado, seguido de un disparo.
Las dos chicas lo siguieron, observando como el cuerpo de un infectado caía sin vida al suelo de manera seca.
—Supongo que aquí está todo lo ilegal de esta ciudad, ¿verdad?—preguntó Claire admirando las cajas selladas en los estantes.
—Drogas, dinero ilegal, posiblemente armas—señaló la pelirroja investigando.
—Encontré un engranaje, está todo sucio, pero...—añadió la menor de los Redfield—. Creo que servirá para algo.
Leon caminó hacia ellas—Hay dos puertas y las dos están cerradas por el otro lado.
—Hay una puerta cerca que nos llevará al exterior—respondió Lottie mirando el mapa y se dirigió a la misma puerta por donde entraron—. Vamos.
En cuanto salieron, el cielo se iluminó de blanco por un segundo, justo a través de las nubes y la lluvia no tardó en mojarlos otra vez, eliminando un poco de la sangre y la suciedad que tenían en su cuerpo. Leon miró a su compañera ser iluminada por una especie de luz naranja, reflejando sombras duras y sombrías en su rostro — le parecía increíble como aquella persona a quien llevaba tanta paz al principio de su relación podía llegar a terminar así de lúgubre y con rastros de cansancio justo como él. Ambos se encargarían de salir de aquella ciudad con vida, él lo garantizaría de esa forma.
Claire señaló el lugar por donde surgía el fuego que los iluminaba—Allí hay rastros del helicóptero en llamas, literalmente atravesó las dos paredes.
—De acuerdo, tendremos que intentar apagarlo—asintió Leon.
El rubio fue el primero en tomar las escaleras, encontrándose con que uno de los tornillos se aflojase y terminase partiendo la escalera en dos — consiguiendo que su caída no fuese tan suave. Charlotte soltó un respingo, mirando al rubio desde su posición arriba con Claire.
—¿Estás bien?—le preguntó Harmon con preocupación.
Lo único que faltaba, pensó ella con molestia.
Leon hizo un gesto afirmativo levantando su pulgar, indicándoles que se encontraba bien. Lottie fue la siguiente en bajar de un salto, corriendo la escalera rota a un lado para dejarle espacio de aterrizaje a Redfield; quien no tardó mucho en seguirla. La pelirroja le tendió una mano a su mejor amigo, poniéndolo de pie en un instante.
—Debería reírme de esto, pero prefiero reírme de todo lo que pasó una vez que termine—dijo la pelirroja esbozando una sonrisa ladina.
—Veremos quien se ríe primero—la desafió el rubio.
Claire se acercó a mirar el lugar donde estaba el helicóptero en llamas, buscando algún extintor o algo que pueda ayudarlos a quitar el fuego del medio, hasta que reparó en una cañería que se encontraba a lo largo de una pared y tenía su llave en uno de sus costados. Al accionarla, un gran chorro de agua salió por la parte derecha, contrariamente hacia donde necesitaban ponerla. Lottie cerró esa llave para evitar la pérdida de más agua miró en dirección a las cañerías para poder encontrar otra llave que direccione la corriente del agua.
—¡Por aquí!—exclamó Leon.
Las dos chicas trotaron hacia él, siguiéndolo por unas escaleras abajo donde había una especie de almacén de maquinaria — el rubio investigó las diferentes llaves que tenía el sistema de cañerías mientras que las dos chicas estaban dispuestas a revisar todo el almacén; al menos hasta que dos infectados casi tiran la puerta abajo. Claire soltó un chillido ante la acción tan abrupta y las dos abrieron fuego sin temerle a los infectados que llegaron allí. La sangre que emanaba de sus cabezas terminó diluyéndose con la lluvia fina que caía desde el cielo. Charlotte miró de reojo a Claire y le indicó que todo estaba más que bien, incitándola a seguirla hacia el almacén con sus armas en alto.
—Huh, ¿cómo se conocieron tú y Leon?—preguntó Claire súbitamente luego de un largo período de silencio.
—Es una larga historia—respondió Charlotte.
—Se me dan bien escuchar las historias largas—respondió la muchacha de chaqueta roja encogiéndose de hombros—. He escuchado las aventuras y momentos de rivalidad que tuvo mi hermano con esa tal Joy, podré con esto.
Charlotte sonrió de lado antes de ver dentro de un armario—Nos conocimos a los 10 años, él creyó que estaba ahogándome en un lago, pero en realidad a mi se me dio muy bien la natación y la resistencia bajo el agua. Él me "rescató" en ese aspecto y yo le enseñé a nadar mejor. A partir de ahí parecemos inseparables.
Claire podía escuchar eso con tanto orgullo y muy por dentro, por como la pelirroja lo decía: parecía estar lleno de algo más que se encontraba escondido en tantos recuerdos y sentimientos. Amor, diría ella, pero era muy probable que Harmon lo negase de manera rotunda o que un rubor de sus mejillas la delatase — pero Claire podía reconocer a una persona enamorada cuando la veía: pequeños gestos, pequeñas miradas, todo era tan simple para ellos y complicado al mismo tiempo. Se preguntó si Leon podía sentir lo mismo que ella, pero la castaña rojiza de ojos azules decidió que no era lo mejor preguntar en ese momento.
—Sí, son muy unidos—declaró Claire sonriendo de lado—. Es agradable tener a alguien con quien hablar o llorar si lo necesitas.
—Él hizo un gran trabajo, además de ser sobreprotector—añadió la pelirroja antes de bufar—. Ahí sí que se pasa.
—Créeme, entiendo como te sientes. Mi hermano es igual de sobreprotector conmigo.
Charlotte se encogió de hombros—Es su tarea, después de todo.
—Ya sé, ya sé—asintió Redfield antes de rodar los ojos—. Supongo que eso vino cuando mis padres fallecieron cuando éramos niños. No lo culpo, pero hay veces que es extremadamente agobiante. No soy una niña, tengo 19.
—Para tener 19 años, sabes disparar muy bien.
Claire le guiñó un ojo—¿Ves? Te dije que no soy una niña, pudo patear traseros de zombies con mis botas. Hay algunos hombres que realmente nos subestiman.
—Amén a eso, hermana.
La pelirroja entró a otra habitación y se encontró con una pizarra que tenía una llave de tréboles color verde, la cual guardó en uno de sus bolsillos antes de continuar inspeccionando el resto de la habitación. Cuando volvió a juntarse con Claire, Leon entró de manera abrupta antes de dispararle a otro infectado en la cabeza. Se giró para mirar a las dos chicas, quien alzaron una ceja alzada al ver el cuerpo en el suelo.
—Oh, estoy bien—señaló el rubio con sarcasmo—. No hace falta que se preocupen por mí, gracias.
Charlotte sofocó una carcajada.
—Acabo de direccionar la corriente del agua hacia el lado izquierdo. Probemos desde allí.
Salieron de aquel almacén para tomar las escaleras otra vez, volviendo al piso donde se encontraban los escombros del helicóptero estrellado. Charlotte pudo divisar un cuerpo ya sin vida dentro del mismo, siendo consumido por la desesperanza y el fuego que seguía vivo. Se preguntó por qué la lluvia no lo había apagado antes — teniendo en cuenta de que el clima permaneció así de persistente por las horas que estuvieron merodeando en el interior de la comisaría. Leon accionó la palanca para poder abrir la llave del agua y esta salió justo por encima de los escombros del helicóptero, apagando el fuego que los dejaba sin pasar hacia el otro pasillo.
—Una cosa menos—señaló el rubio.
Claire negó con la cabeza antes de ladearla hacia los policías—Me pregunto por qué la lluvia no lo apagó primero.
—Tal vez necesitaba algo con más potencia de corriente, ¿verdad?—alegó la pelirroja encogiéndose de hombros.
El trío se acercó hacia una puerta que daba justo al pasillo donde el helicóptero les bloqueaba el paso y al acercarse, este fue levantado por un ser gigante que vestía un tapado de color negro y un sombrero, de piel gris con una altura más alta que una puerta. Allí lo reconocieron: era la misma cosa que vieron en las grabaciones de las cámaras de seguridad que había en la comisaría y juzgando cómo apartó el helicóptero de manera brusca — esa cosa no tenía intenciones de ser un amigo para ellos.
Esa cosa había matado al informante Ben.
—¡¿Qué mierdas es eso?!
—¡Esto debe ser una puta broma!—exclamó Charlotte antes de abrir fuego.
Leon disparó contra la cara de aquel sujeto gris—¡Y que lo digas!
—¡CORRAN!—exclamó Claire.
Charlotte disparó dos veces al rostro, logrando quitarle el sombrero con una de sus balas, revelando la calvicie en la cabeza. El gran sujeto empezó a avanzar con pasos pesados hacia ellos y Claire fue la primera en volver por donde vinieron, mientras que Charlotte continuaba disparando. Leon tironeó de ella por un segundo, pero al ver que ella estaba empeñada en dispararle en la cabeza, el rubio la cargó en su hombro antes de salir corriendo con ella por la puerta.
Era claro que tardarían en encontrar esa tarjeta.
━━━━━━━━
Decir que los tres estaban asustados era quedarse muy corto.
Aterrados, en realidad, era una palabra muy factible para ponerle a ese momento en particular. Habían conseguido entrar a una de las habitaciones que se encontraban en el ala oeste y allí permanecieron ocultos mientras que escuchaban los pasos amenazantes del engendro de piedra a quien Lottie llamó Gólem mientras pasaba por el pasillo buscándolos. Claire miró atentamente como los dos oficiales de policía entablaban una agitada discusión entre señas sobre cómo seguir con el plan, eso era en un principio y también cómo poder evadir al gran tanque de guerra que tenía las claras intenciones de asesinarlos.
Ella no podía creer que la noche haya hecho un giro de esa forma.
(Y los dos policías hablando en señas y en voz muy baja.)
—Si te digo que corras, tú corres—se quejó Leon en un susurro—. No gastas balas, simplemente corres.
—Quería ver cuantas balas podía tomar en aquel rostro de piedra—respondió la pelirroja con un tono al mismo nivel del que su compañero usaba—. Era para propósitos científicos.
—No me jodas, Charlotte. Eso definitivamente no era para probar teorías científicas.
Harmon le sacó la lengua.
Eso había sido hacía unos veinte minutos, al menos. El trío se movió por el ala oeste buscando las puertas que tenían la figura del trébol verde y descubrieron que había una palanca que podrían usar más adelante. Claire les contó que había un crique donde había una de las grandes bibliotecas móviles que se encontraba acoplada manteniéndola un poco elevada del resto. Así que se dirigieron a ese lugar para poder corroborar si lo que Redfield decía era cierto y fue así, encontrándose con un crique de color rojo — el cual quitaron del camino con aquella palanca. Provocó un ligero estruendo al bajarla y Charlotte hizo una mueca de lado, apretando sus dientes ante el ruido que podría atraer atención bastante indeseada para el nuevo invitado a la fiesta en la comisaría.
Claire miró de manera nerviosa a los dos policías—Movamos esto rápido antes de que esa cosa vuelva a aparecer.
—¿Cómo matamos al maldito Gólem?—preguntó Charlotte antes de empujar a un lado.
—Con un maldito cohete—se atrevió a decirle Leon.
En cuanto movieron las tres grandes bibliotecas, subieron las escaleras para poder dirigirse hacia la sección que era un piso más arriba del vestíbulo y este se encontraba completamente oscuro. Escucharon las pisadas secas y pesadas de su perseguidor en el segundo piso, pero se detuvieron para mirar hacia los costados. Charlotte le hizo una seña a sus compañeros para que avanzasen rápidamente mientras que el gran gigante bajaba las escaleras para meterse en la zona este de dónde ellos se encontraban, alejándose rápidamente de allí.
—Fue muy cerca—masculló la menor de los Redfield.
Harmon asintió—Demasiado cerca.
Se movieron hasta encontrar un mecanismo que necesitaba un engranaje y Claire lo colocó en su lugar, activando unas escaleras que bajaron lentamente hasta posarse contra el suelo. Al subirlas, Charlotte se dio cuenta de que se encontraban en la torre del reloj que tenía la comisaría y allí pudieron divisar una caja que estaba metida entre unos barrotes. Lottie miró el mecanismo que podía activar el reloj, pero faltaba una simple pieza: un engranaje pequeño.
—Maldita sea—masculló ella irguiéndose—. Necesita un engranaje más pequeño. ¿Alguien alcanza a llegar hasta ahí?
Claire, quien había ingresado al segundo piso, le lanzó algo—Toma, esto puede servir.
Era el engranaje pequeño.
Bingo.
—Si tú buscas problemas, pues los encuentras—murmuró Harmon para ella misma—. Bien, veamos...
Al poner el engranaje pequeño, este empezó a moverse, así pudiendo mover la aguja hasta el punto de llegar a las 12 y la campana sonó de manera escandalosa — algo que ellos no deseaban y repentinamente esta cayó al suelo con un estruendo caótico, dejando a la caja fuera completamente intacta. Claire miró a los dos policías desde arriba, haciendo una mueca de "no me esperaba eso" antes de bajar por las escaleras de manera rápida.
Leon codeó a su compañera—Espero que no tengamos que hacer un informe de esto...
—Tú odias hacer informes.
—Tú también.
—Buen punto.
Charlotte se dirigió hacia la caja y la abrió para sacar un componente electrónico, el otro que faltaba para poder abrir la celda donde se encontraba el cadáver del informante perteneciente al FBI. Al bajar, se encontraron de nuevo con aquellos pasos pesados y lograron verlo entrar por la puerta de manera imponente, así anunciando su llegada. El trío se movió rápidamente hacia el otro lado para buscar alguna puerta y escapar de su perseguidor. Claire lanzó una granada que terminó desorientando al gran monstruo que los perseguía, dándoles la oportunidad de escape. Así que, se dirigieron hacia el estacionamiento donde se encontraba el ala de detención; cruzaron por el pasillo que los condujo antes de escuchar un teléfono sonar a lo lejos.
Los tres se miraron entre ellos, decidiendo si dirigirse hacia ese sonido o no.
(Claire lo hizo de todas formas.)
En cuanto atendió el teléfono, su rostro cambió a una forma muy sombría.
—¿De qué estás hablando?—se estremeció un poco ante el grito que hubo al otro lado y ella sacó algo de su bolsillo, un colgante—. ¿El colgante?¿Para qué lo quieres?
Leon y Charlotte permanecieron en absoluto silencio. El jefe Irons estaba haciendo acto de presencia.
—De acuerdo, ¿dónde está?—preguntó la muchacha de chaqueta roja con rabia—. ¿El orfanato?¿Sherry está bien?
La chica de pelos castaños miró a sus dos compañeros.
Había algo amenazante en su voz y al esperar por una respuesta, ella enfureció aún más—Te juro que, como la toques, voy a...—repentinamente se alejó un poco del teléfono al ver que le cortaban la llamada—. ¿Es en serio? Maldito hijo de puta.
—El jefe Irons siempre fue un corrupto, entonces—concluyó la pelirroja—. Como dije antes: siempre hay alguien corrupto aquí. ¿Te dijo que estaba en el orfanato?
Claire asintió—Por favor, no debemos perder más tiempo. Ese cerdo la matará.
Al acercarse al ala de detención, todo se veía demasiado quieto, silencioso y poco tranquilo. El gran monstruo que tenía los pasos pesados no volvió a aparecerse y eso podía llegar a ser un alivio, al igual que un posible problema en las siguientes horas. Cuando se encontraron con la celda que contenía el cadáver de Ben, Leon comenzó a colocar las piezas en su lugar, moviéndolas para poder abrir la puerta que les bloqueaba el paso. La pelirroja se acercó hacia el cadáver y al ver su rostro desfigurado, no tardó en soltar un bufido. Tomó la tarjeta que necesitaban, pero se encontró con algo más: una grabadora.
Respuestas.
Ella les indicó a sus compañeros que se acercasen.
—Sí, pero bueno, eso no explica en absoluto los rumores del orfanato—la voz de Ben se escuchó en la grabación—. Me parece demasiada coincidencia que Umbrella sea uno de sus benefactores.
La voz de una mujer irrumpió en la grabación—Dijiste que esta entrevista sería sobre las nuevas becas de Umbrella.
—Ah, vamos, Annette—Ben se quejó en la grabación—. Eso no le importa a nadie. Quieren saber lo del virus G...
—¿Dónde has oído ese nombre?
—Y ese pedazo de agujero en la ciudad, del que, por cierto...—dijo el informante con agresividad—. Dicen que lleva hasta tu laboratorio. Así que, vas a contarme lo que pasa...
—Se acabó la entrevista.
—Zorra.
Harmon guardó el grabador en su bolsillo, girándose en dirección a sus compañeros, quienes mantenían un ceño fruncido en su dirección — buscando procesar toda la información que el supuesto informante trataba con lo que sería una científica de Umbrella. Todo parecía un simple rompecabezas que empezaba a armarse lentamente, así formando la tragedia en la que estaban siendo participes por algunas horas.
Charlotte miró a Leon—¿Laboratorio?¿Qué es lo que están buscando?
—¿Saben cómo murió?—les preguntó Claire.
—Esa cosa que nos persigue—respondió Leon—. ¿Por qué?
La menor de los Redfield levantó una nota manchada con sangre—Por que sé su nombre. Tyrant. Aquí dice que es un arma bio-orgánica, diseñada por Umbrella.
—¿Umbrella está detrás de esto?—preguntó Charlotte.
—Seguramente. Esta cosa tiene órdenes de eliminar a cualquier testigo—asintió Claire.
Leon soltó un suspiro—Eso nos incluye a nosotros.
—Mi padre es un científico que trabaja para Umbrella y él...¿hizo esto?
Los dos miraron a la pelirroja, quien se mantenía agachada. Leon apretó los labios, sin saber, por primera vez, qué decirle a su mejor amiga.
—Ojalá que le hayan comido el cerebro—masculló ella antes de ponerse de pie—. A todo esto, ¿dónde está la super agente del FBI?
Claire miró a la pelirroja con confusión—¿Super agente del...FBI?
Leon dirigió su mirada a la castaña—Nos encontramos con una agente federal, dijo que tenía respuestas y que, si conseguíamos salir de esta, ella nos diría lo que está pasando aquí.
—De acuerdo, ¿dónde la encontramos?
—Vayamos al estacionamiento.
El trío salió de la celda para encaminarse hacia el estacionamiento, al menos antes de que se accionase una alarma que desbloqueó las celdas donde había muertos vivientes rondando y se echaron a correr hacia el pasillo donde se encontraba la salida, pero esta estaba cubierta de zombies.
—Esto no va nada bien—dijo Leon exasperado.
—¿Plan B?—señaló la pelirroja la otra puerta.
Los dos asintieron.
Pues plan B sería.
Al abrirla, los tres se encontraron otra vez con el gigante llamado Tyrant, quien se acercó a ellos con pasos decisivos y Charlotte deseó no haber abierto la boca para evitarles un problema. Prefería definitivamente a los infectados que a esto. Lograron evadirlo, corriendo hacia la salida para ir al estacionamiento. A Leon le faltaba el aliento y estaban a tan poco de escapar. Repentinamente, el Tyrant atravesó la pared, provocando que las dos chicas soltasen un chillido antes de disparar; mientras que este tomó del cuello al rubio, alzándolo en el aire.
—¡Leon!—exclamó Charlotte antes de disparar al Tyrant con su escopeta.
Un motor se encendió a su costado, la camioneta de unidad SWAT prendió sus luces y avanzó sin frenar hacia la gran amenaza, atropellándolo contra la pared y permitiendo que Leon saliese ileso. El rubio empezó a toser por la falta de oxigeno que sus pulmones le indicaban y la pelirroja se agachó para palmearle la espalda, alejándolo un poco de la camioneta que terminó derribando al Tyrant. La misma mujer con su tapado de color crema y cabello corto se bajó del vehículo, mirando a los dos oficiales y a una chica que no vio antes con ellos.
—¡Ada...!—exclamó Leon sorprendido, buscando recomponer sus pulmones y su garganta completamente quemada por el dolor.
—Me estoy cansando de salvarte el culo y el de tu compañera—señaló la pelinegra fastidiada—. Ya van dos.
Charlotte puso al rubio de pie, antes de rodar los ojos—Quiero creer que no estás esperando gratitud en el asunto.
Ada se giró, rodando los ojos a través de los anteojos.
—No sabía que ibas contándolas—le dijo Leon.
—¡Esto no es un juego, novatos!—exclamó la agente y se detuvo al ver que el vehículo se movía, logrando sacar un gruñido de exasperación por su parte—. Por el maldito amor de Dios, nada muere aquí abajo.
Y detonó un explosivo que prendió fuego todo el vehículo.
—Impresionante—murmuró Claire a Charlotte.
Ada ladeó su cabeza para mirarlos—¿Tienen la tarjeta llave?
Charlotte asintió y mostró la grabadora—Encontramos esto en la chaqueta de tu informante.
La agente la tomó en sus manos cuando la pelirroja se la lanzó y Leon le miró con curiosidad—¿Tienes idea de lo que significa?
—Puede...cuando lo escuche. Vámonos.
Las persianas que mantenían un bloqueo temporal del estacionamiento se alzaron, permitiéndoles la salida de la comisaría. Allí consiguieron salir a otra avenida que estaba llena de autos y la lluvia estaba menos intensa que antes. Ada llevaba la grabadora al oído, escuchando atentamente las notas de lo que hizo su compañero, antes de guardarlas en su bolsillo.
—¿Esos eran los datos que buscaban?—le preguntó Leon.
—Por desgracia, no—respondió Ada antes de pasarse una mano por su cabello—. Ben no llegó muy lejos.
Claire se adelantó—¿Y qué es lo que están buscando, entonces?
—Información de los responsables de este desastre.
—Creo que hablas de Umbrella.
—Es posible.
El grupo de cuatro se dirigió a una de las esquinas solitarias de la ciudad y Claire se detuvo, buscando algún mapa para poder encontrar el orfanato donde tenían a la niña de doce años que les ayudó.
—¿Dónde está el orfanato? Sherry sigue allí y Irons la matará.
—El orfanato está subiendo esta escalera, son dos cuadras al norte—le respondió Ada—. No está lejos.
—De acuerdo, yo buscaré a Sherry y nos comunicaremos por radio—añadió la menor de los Redfield.
—Claire, no podemos separarnos...—le dijo Charlotte.
—Créeme, quiero hacer esto sola y matar al cerdo que raptó a una niña—declaró ella furiosa—. Me comunicaré con ustedes cuando la encuentre.
Claire se alejó de ellos rápidamente, mientras que Ada había avanzando hacia la tienda donde vendían armas. Los dos policías trotaron hacia su posición y a su vez, la agente federal utilizaba una ganzúa para poder abrir la puerta. Cuando la abrió, eso les dio el paso hacia una tienda que estaba completamente destrozada, muchos materiales estaban rotos y había cosas esparcidas por el suelo.
Ada negó—Qué desastre...
—Y que lo digas—murmuró Lottie pasando por detrás de ella.
La pelirroja investigó el local hasta llegar a una zona descubierta, donde, al pasar, un hombre con camisa a cuadros le apuntó con su escopeta — ella paralizándose en el momento.
—¡No te muevas!—exclamó el hombre armado.
Leon llegó hasta donde se encontraba su amiga con su arma en alto—¡Quieto!
—Está bien, Leon—señaló la pelirroja—. Tranquilo. No vinimos a hacerle daño, señor.
—¡He dicho que no te muevas!
—Solo estamos de paso—añadió el rubio—. Debo pedirle que baje el arma.
—¡No me jodas! Van a volverse por donde vinieron.
Charlotte ladeó su cabeza a un costado, encontrándose con una niña parada en el umbral de otra puerta, completamente alejados de ellos.
Esa niña estaba herida.
—Su hija necesita ayuda, señor—resolvió la pelirroja.
El hombre quitó el seguro—No me digas lo que debo hacer con mi hija.
Ada le apuntó con su arma—Baje el arma, ya.
Este volvió a apuntar y la pelinegra apuntó hacia la niña, quien había dado un par de pasos hacia ellos.
—¡No!¡Espera!
—Apártese—declaró Ada con voz fría—. Hay que eliminarla antes de que se transforme.
Charlotte le miró de manera inexpresiva.
Era solo una niña.
—¿Eliminarla?¡Es mi hija, maldita sea!
Leon miró a la agente—Ada...deja que se vayan.
Charlotte esperó un disparo, pero la pelinegra obedeció.
—Emma, cariño, te dije que esperases—anunció el padre de la niña.
—¿Papi?
El padre se acercó, abrazándola y asegurándole que todo estaría bien. Charlotte podía sentir su angustia mientras que la niña luchaba por quedarse con su padre algunos momentos más, confundida de lo terrible que llegaría a ser su destino. El padre sollozó, siendo mojado por las lágrimas que caían del cielo negro.
—Esas cosas de ahí fuera...lo que han hecho—sentenció este sin soltar a la niña, mirándolos fijamente en un arrebato de enojo—. Son policías...¡Son policías!¡Tendrían que saber cómo ha pasado todo esto!
Charlotte apretó sus labios.
Ellos habían llegado muy tarde.
—Era nuestro ángel...—el padre cargó a la niña, alejándose antes de decirles, una última vez—. Fuera...déjenos en paz.
Y después de eso, cuando se cerró la puerta, se escuchó un tiro.
Luego, todo era silencio.
—Sabes, una cosa es ocultarme la verdad...—dijo Leon y señaló la puerta—. ¿Pero a él? Queremos saber qué está pasando y parar al responsable—señaló de nuevo la puerta, sintiéndose enfadado, parándose al lado de la pelirroja—. Ayudar a gente así. Por esa misma razón nos unimos al cuerpo.
Ada dio un paso hacia el exterior, empapando su cabello corto.
Charlotte esperó alguna respuesta.
—Mi misión es acabar con esta operación de Umbrella, chicos—señaló la agente con profesionalismo—. Y podríamos morir.
—Lo que sea por salvar la ciudad—asintió Leon—. Cuenta con nosotros, ¿verdad, Lottie?
Ella le miró de reojo, antes de suspirar y asentir.
—Les doy la bienvenida al infierno, entonces.
(Charlotte no podía sentir tanta sospecha al respecto.)
━━━━━━━━
sin editar
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top