Capítulo 20✅
Un segundo recuerdo llego a su mente, pero a excepción del anterior este parecía ser cuando recién llegó a la mansión de Daniel.
-Samantha, Samantha, Samantha, debiste de hacerme todo mas fácil, si hubieras aceptado -comenzó a decir Daniel mientras se acercaba a ella que estaba recostada en la cama de su habitación, no podía moverse su cuerpo pesaba así como sus párpados -no tendría necesidad de haberte sedado
Acarició desde su mejilla hasta sus pies, su mirada era lujuriosa, el miedo estaba apoderado de Samantha.
-No sabes cuanto te amo Samantha desde que te conocí gracias a tu padre, lastima que nos separamos, pero ya estamos juntos y así sera por siempre
Esa noche tomo todo de ella, marco cada parte de su piel y su corazón, esa noche fue la peor de su existencia, hubiera preferido ser torturada hasta perder la conciencia. En ese momento encontrándose en esa situación cualquier otra cosa era mejor que estar siendo abusada sin poder hacer absolutamente nada mas que dejar caer lágrimas de dolor y asco hacía su persona.
Lágrimas ya corrían por las mejillas de Samantha, había olvidado ese recuerdo por miedo a sentirse un asco, paso con brusquedad la manga de su chaqueta para limpiar todo lo que la pudiera hacer de nuevo esa niña asustada.
Cuando creyó que había terminado o al menos se obligaba a terminarlo, algo paso.
Se encontraba en la cafetería de la universidad, estaba rodeada por Daniel y sus hombres, su familia, sus amigos, su equipo, en un momento su padre levanto el arma que sostenía para apuntar su cabeza.
Un disparo a su abdomen, un segundó disparo a su pierna derecha, fue suficiente para caer al pisó, podía escuchar la voz rota de Zack, Edward, podía escuchar las voces lejanas de todos los presentes, pequeños murmuros que se cubrían con el latir de su corazón.
Levantó la vista esperando ver arrepentimiento en el rostro de su padre, pero eso nunca paso, en cambió una mirada fría se reflejó cuando de nuevo el arma paro en dirección a su cabeza.
Creyó que no pasaría, que su padre entraría en razón y bajaría el arma o cambiaría la dirección a Daniel. Pero la bala ya había parado en su cabeza haciendo que cayera de espalda con los ojos abiertos.
Un grito de dolor salió de su boca, retiro aquello de su cuello y se sostuvo hasta deslizarse al piso.
Su padre la había matado, ¡no!, su padre la mataría, la persona que prometió no lastimarla en un futuro lo haría. Quería saber que mas pasaba pero solo podía ver fragmentos de algún acontecimientos a futuro, su corazón latía apresurado, lágrimas salían de sus ojos azules deslizándose por sus mejillas para terminar empapando su ropa.
—Mi papá me va a matar —se susurró aún sin poder o mas bien aún sin querer creerlo
Lo que no sabía era que Sebastián estuvo observando, había visto todo lo que se proyecto en la pantalla, sin poder evitarlo al igual que su hermana lloraba sin consuelo.
Se acerco a ella y la envolvió en un abrazo cariñoso tratando de ser fuerte por su pequeña hermanita.
—¿Lo has visto? —la voz rota de Samantha solo fue como una daga más a su corazón
—Lo siento tanto Sami, no creí que soportaras todo eso sola —tomo aire para continuar —no voy a permitir que eso pase
—Papá me va a matar Sebas
—No lo hará Sami, prometo que no va a pasar, tranquila hermosa
Samantha se aferro a su hermano, era el único consuelo que tenía en ese momento y tal vez el único para siempre.
Se había prometido ser fuerte sin importar las consecuencias, desde que comenzó a trabajar para los malos sabía que todo tendría un precio y se repetía que aceptaba pagar no importaba si fuera con su vida. Amaba a su familia sobre todas las cosas, pero encontraría a su madre antes que nada esa era una de las tantas razones por las cuales había hablado con el oficial, por la cuál volvió a convertirse en una traidora.
Al día siguiente todo marcho normal, los participantes se pocisionaron en espera de la orden, la diferencia en ese momento era que había espectadores, aparte de los tutores y amigos se encontraban hombres desconocidos, mostraban su porte elegante, su semblante frío y calculador, era imposible sacar una hipótesis de lo que pasar por sus mentes, ninguna emoción que mostrara debilidad. Pero una persona si conocía sus pensamientos, una chica que paso por esa situación de mostrar absolutamente nada. Samantha.
—¡Esta es la ultima prueba de el concurso! —bramo el presentador —¡las pruebas anteriores son nada en comparación a la final!
Esta vez los aquellos hombres junto a las demás personas se pocisionaron en un edificio, o más bien en una cabina dentro de el, con vista al exterior protegido por un enorme cristal, podía verse a cada uno de los participantes, en especial uno vigilaba a Samantha, en ningún momento alguno bajo la mirada ante la del otro, ambos curiosos por el otro, examinando cada detalle de su persona, buscando cualquier indicio de amenaza.
Una mujer tímida mostrando miedo ante aquellos chicos se adentro en el campo de juego, una bandeja siendo sostenida por sus manos y en esta varias jeringas con la misma sustancia de todas las veces que han querido inyectar a Samantha.
En medio del lugar se encontraba aquella bandeja, se le veía con curiosidad y una tentación para todos, silencio, era todo lo que se percibía.
—¡La inteligencia es primordial! —las palabras del presentador solo confundieron aún más a los jóvenes
Samantha miro su alrededor sin siquiera mover sus pies, cualquier error podía tener graves consecuencias, lo único que miro era pequeñas cámaras en las esquinas del lugar, ¿por qué había cámaras?, todos inspeccionaban y caminaban con cautela buscando una salida. El único temor era no saber que enfrentabas.
Miro al cristal, los hombres sonrían con arrogancia al ver a todos como pequeños corderos asustados, perdidos.
—¿Qué se supone que debemos hacer? —cuestionó uno de los chicos
—No lo se, pero tengan cuidado —podía notarse el nerviosismo en la joven
Los minutos pasaron sin presentarse movimiento alguno, los participantes ya se encontraban en el piso cansados de permanecer en ese lugar frío y sucio.
Lo que ninguno sabia era que la prueba estaba activada, un pequeño gas se filtraba a la habitación, confundía sus sentidos, su vista, sus recuerdos. Pasos se escucharon seguido por pequeños sonidos y murmuros.
Los jóvenes se pusieron de pie, un pequeño mareo llego a ellos, sujetaron sus cabezas cerrando sus ojos en un intento por ser ellos mismos de nuevo.
—Samantha —la voz de una mujer llamo su atención, su visión era borrosa y solo percibía una silueta —no sabes cuanto te extrañe, cariño —la mujer la envolvió en sus brazos y sin saber porque ella respondió de la misma forma
—Mamá —una pequeña sonrisa se dibujo en su rostro, su madre estaba de vuelta
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