Traición

El lúgubre calabozo era aterrador y el aroma putrefacto lo hacía mucho peor, Severus cerró sus ojos con fuerza, obligándose a guardar las lágrimas. Estaba encarcelado por una injusticia. Lo acusaron de asesinato, de matar a su esposa, Lily. Era una vil mentira, pero la sangre en sus manos lo incriminó.

No tuvo más remedio que darle la custodia de su hija de cuatro años a su cuñada, Petunia, de esa manera también le dio acceso a la bóveda de los Prince para que la criara como una verdadera princesa — Fue por tu bien, hija. — Se dijo así mismo, entonces pudo visualizarla frente a él, usando el vestido rojo que su esposa confeccionó, aquellos cabellos castaños arenosos y revueltos eran idénticos a los de su suegra. Se alegraba de que no se pareciera físicamente a él, era mejor que fuese más una Evans, así no sufriría.

James Potter aprovechaba cualquier oportunidad para acercarse a su celda y escupirle en la cara que Lily había elegido mal. — Ya lo sé, Potter. ¡Lárgate!
¡Lo sabía! Estaba claro como el agua, aun así, no se arrepentía de haberla amado ya que fruto de ese inmenso cariño tenía a su hija. Tenía claro que la arata asustadiza de Pettigrew encontraría una manera de sacarlo de Azkaban, o de lo contrario moriría a causa del juramento inquebrantable que realizaron la noche en que lo encarcelaron. Tenía tres años para sacarlo o...

Meses más tarde escuchó la llegada de un nuevo prisionero, reía sin parar, lo vio asomarse por los barrotes de su ventana. — ¡Tu esposa gritaba por piedad mientras la desmembraba! — Al escucharlo decir esas palabras lo reconoció. Rabastan Lestrange, un purista maldito. — Tu cuñada me pago por hacerlo.

— ¿Petunia? — Se puso en pie, caminó hasta la ventana para tomarlo por la barba desordenada — ¿Fue ella? ¿¡Por qué!?

— Ella por envidia, yo por dinero y el placer de matar a una impura. — Se echó a reír con más ganas — Mírate, Severus, estás pareces un muerto en vida ¿Los dementores se llevaron toda tu felicidad? Tu pequeña Hermione debe creer que eres un asesino.

Consumido por su ira jaló con más fuerza la barba hasta arrancársela, no podía matarlo o habría consecuencias. ¡Petunia! ¿Cómo no había pensado en ella? Había dejado de enviarle mensajes y noticias sobre su hija. No era culpa de Pettigrew que no tuviera cartas, ella había tramado el asesinato para quedarse con el dinero de su familia. Se sentó en la paja que le fungía de cama, si su cuñada no estaba en la prisión debía estar recibiendo un castigo de la manera muggle.

En cuanto salió su amada hija ya estaba en manos de una familia muggle de apellido Granger, por lo que tuvo que conformarse con verla crecer a lo lejos y más tarde aceptó una plaza de maestro en Hogwarts, de esa manera podría estar cerca, algún día le revelaría la verdad de su procedencia y familia. Hasta entonces la protegería a la distancia.

Palabras: 495

Inspirada por el fanart de la artista Avendell

Reto puesto por EditorialDramione en su sección "Cortitos HP"

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