V

Disclaimer: Ni Hetalia ni el Universo Alterno me pertenece. Sólo soy poseedora de la obra que van a leer.

Avisos: (En prólogo)

Parejas: (En prólogo)

-No robarás-

Desde ahí fue más difícil ocultarle a Lovino sus salidas "extrañas".

Al día siguiente había quedado con Ludwig, ¡sí!, pero Lovino no le quitaba el ojo de encima.

14:00

14:30

15:00

15:30

¡Sólo faltaba media hora y Lovino seguía en las mismas!

¡No podía dejar a Ludwig colgado!

¿Por qué a Lovino ahora le habían entrado las ganas de vigilarle?

¡Ya tenía cierta edad, por Dios!

Y, por gracia divina, alguien tocó al timbre.

El mayor gruñó y fue hacia la puerta de entrada.

-¿Quien- ¡Tú, ¿qué haces aquí?!

-No hace falta ser tan gruñón Lovi~

-¡No me llames Lovi, me llamo Lovino, LO-VI-NO!

-Vale, vale, como digas, Lovi~

-AHHHGGG.- A Feliciano le dieron ganas de reír.- ¡Cómo sea! ¿Qué haces aquí, bastardo?

-Nh-Nh.- Se escuchó negar al otro.- Mi nombre es Antonio, AN-TO-NIO, Lovi~

Seguidamente un ruido parecido a un golpe en la parte baja y una caída sonaron.

-N-No hace f-falta tanta agresividad...

-¿Me vas a responder o tengo que golpearte otra vez?

-¡N-No! Vine porque Francis no quiso quedar por no-se-qué de tratamiento para la piel y vine a buscarte para tomar algo.

-Ósea, que soy segundo plato para tu amistad, ¿no?

-N-No es así...

Feliciano cruzó los dedos para que se lo llevara.

-Hmh, como sea, tengo que cuidar de Feliciano.

-¿Cuidar? Lovino, ya tiene más de doscientos años...

¡Exacto!

-¡Pero sigue siendo mi hermano pequeño!

-Awww, ¿estás preocupado por él?

-¡N-No estoy preocupado, maldición! Solo que ese idiota podría quemar la casa en un descuido..

-Me parece que estas hablando de ti mismo...- Susurró Antonio.

-¿Qué?

-¡Nada!¡Igualmente, ven por favor!¡Te recompensaré con lo que quieras!¡Yo te ayudé con esa cita con Emma!

-Así que con lo que quiera...

Un escalofrío bajó por la espalda del español, sabiendo que había cometido un error fatal.

-Está bien, ¡Feliciano, esco¹!

-¡Vale, fratello!¡Diviértete!

-Oh... Lo haré.- Echó una risa malvada y salió de la casa, con un Antonio pálido y asustado detrás.

Después de asegurarse de que se había ido definitivamente, corrió a su habitación.

Activó el portal casi al instante en el que pisó la habitación y pasó a través de él.

-Voy a llegar tarde, voy a llegar tarde...

Ni siquiera espero a que la luz desapareciera,  cegándole levemente y mareándole.

-Ah...- Respiraba de manera frenética mientras corría por entre los arboles.

Cuando por fin llegó a la colina, cayó de rodillas agotado.

-¡H-Hey, ¿estás bien?

Miró hacia arriba y vio el rostro de Ludwig, preocupado.

Con tono bromista, contestó: -Con esta vista, ¿cómo no?

El demonio se sonrojó de sobremanera, ¡¿que tanto haría el tonto?!

-¡Levántate idiota!

Feliciano hizo lo que se le mandó, cambiando su sonrisa a una cara de disculpa.

-Siento llegar tarde, pero Lovino no me dejaba y tenía que distraerlo y luego vino Antonio y creo que va a ser azotado o torturado por mi hermano porque estaba muy asustado pero antes fueron a tomarse algo a un bar porque fratello Francis estaba ocupado con un tratamiento y...- Respiró por primera vez Feliciano, y Ludwig aprovechó para detenerlo, su cerebro no podía analizar tanta cantidad de información de una.

-No importa, tan solo... Quiero enseñarte un lugar.

-¡Bien~!

Dieron un paseo, con Feliciano detrás de él, platicando sobre diferentes temas. Era increíble como nunca se acababan cuando estaba con él.

De pronto vieron una verja, y Ludwig la saltó sin ningún problema.

-¿Te ayudo?

Feliciano podía solo perfectamente, pero asintió igualmente.

Ludwig le tomó por la cintura y luego le pasó al otro lado con facilidad.

A unos centímetros de su rostro, Feliciano rió levemente, era uno de los sonidos más hermosos que Ludwig jamás escuchó.

Le posó en el suelo y luego siguió el camino, sintiendo su rostro caliente.

-Por cierto, ¿dónde estamos?

-Oh...- Esa pregunta le tomó por sorpresa.- En una finca.

Feliciano se agachó a ver una flor.

-¿Es tuya?¿O de un amigo?

Ludwig fue sincero.- No.

-E-Espera...- Feliciano le miró asustado.- Entonces... ¡Estamos en una propiedad privada y no tenemos permiso!¡Debemos salir!

-Tranquilo...- El rubio sonrió levemente.- No pasa nada.

-¡Pero...!

Feliciano se mordió el labio.

-Lud me obliga hacer cosas malas.

Cuando esa frase llegó a sus oídos, se sonrojó furiosamente al encontrar su segundo significado.

-Eh...

-¿Qué ocurre?¿Te sientes mal?¿Dije algo malo?

La cara de Feliciano cambió a una de preocupación mientras acariciaba el rostro de Ludwig.

-No...- Tosió, apartando sus manos, mirando a otro lado.

Para cambiar el tema, preguntó otra cosa.

-¿Quieres una fruta?

Él señaló una manzana roja, que colgaba solitaria de un árbol cercano.

-P-Pero sería robar...

-No creo que nadie la eche en falta.

Feliciano asintió un poco culpable y se puso de puntillas para intentar alcanzarla.
No pudo.

Ludwig sacudió su cabeza, divertido y enternecido por esa escena.

-¡No te rías de mi!¡No seas cruel!

-No lo hago.- Decía entre risas.

-¡No soy tan bajito!- Gritó con sus cejas hacia abajo.

-Claro que no...

Con las risas todavía en su pecho, se estiró para alcanzar la fruta roja y dársela al pequeño.

-Gracias...- Dijo levemente sonrojado, antes de darle un mordisco a la manzana.

Por alguna razón sintió un pinchazo en el pecho, pero no le hizo mucho caso.

-Gracias por traerme aquí, fue divertido...- Le dio un beso en la mejilla.

Tomando fuerzas, Ludwig cogió el rostro del más bajo, agachándose para besarle.

A pesar de la sorpresa, pasó sus brazos por el cuello del rubio, sintiendo como el abrazo a su cintura se apretaba.

Ludwig pidió permiso para entrar a su boca, mordiendo su labio suavemente, al que Feliciano, a pesar de sentir que eso estaba increíblemente mal, muy muy mal, le dejó paso, abriendo una puerta que jamás podría volver a cerrar.

Cuando se separaron por la falta de aire, lo único que dijo el otro fue:

-No sabía que podías besar tan bien, Lud.

-Oh, cállate.

Juntó sus frentes.

-Sabes lo que significa esto, ¿verdad?

-...Sí.

Y se quedaron allí, en silencio.











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