Traición 3#
Un muchacho agonizaba en de dolor, las heridas en su cuerpo, estaban abiertas, la fiebre se hacía cada vez más intensa, sus muñecas estaban solladas gracias a las cadenas, una de sus manos, goteaba sangre donde alguna vez estuvieron su uñas, su pies estaban en las mismas condiciones, su cabello, le había crecido más de lo normal, no sabía cuántos días llevaba encerrado, solo le oraba a los dioses para que esa puerta no se abriera otra vez, prefería morir que estar ahí.
Su garganta estaba seca, empezó a querer obtener un poco de saliva, así que movió su mandíbula, provocando un sonido con los labios, pero fue en vano, solo consiguió aumentar la necesidad de agua. Veía el cuarto una y otra vez, esperando a que alguien lo rescatara, lo único que lamentaba era que nunca le pudo decir lo que sentía, a la chica que le gustaba.
Ella era una hermosa persona, tan buena tan amable, con todos, sus ojos azules lo enamoraban, su voz era tan suave y linda, cuando cantaba parecía que escuchaba ángeles, pero ella era mucho para él; su nombre es Aurora Play, hija de los alcaldes de Karmaland, hermana menor de uno de los mejores estudiantes de último año y hermana mayor de uno de los mejores estudiantes de primer año. Sin contar sus padres también son los héroes de la ciudad.
Él no entraba en el rango aceptable para estar con ella, pero siempre que estaban juntos, reían a carcajadas, ella era su todo su luz, su hermosa princesa, esperaba crecer y convertirse en héroe para protegerla, pero sabía que ahora era casi imposible.
Escucho el sonido de la puerta, entonces la vio entrar, pensó que sería una alucinación, pues ya había alucinado con ella en varias ocasiones, solo esperaba que pasara rápido.
— Lola, Marc — escucho la voz de su ángel, pero su mente a veces le jugaba bromas muy pesadas — ¡Dioses!
La muchacha se acercó al muchacho y tocó su cara, cuando la vió de cerca, supo que no era una alucinación, lloro al verla, ella le ayudó a bajarlo, él intentó hablar pero su voz estaba hecha un asco, pero tenían que salir de ahí, ella tenía que irse
— ¡Aurora! — el muchacho se tensó al escuchar aquella voz, era la voz que aparecían en su pesadillas, él era quién lo había atormentado, el hijo del los héroes Lolito y mangel.
Él que había entrado era el mayor, su nombre es Mark, él, lo había encerrado y torturado; no sabía porqué, pero le temía, él lo convirtió en ésto.
— apurate, trae un poco de agua — el muchacho la jalo de la camisa, intentó hablar pero no pudo solo se lastimaba más la garganta — no te preocupes vas a estar bien — la muchacha dejó la cabeza del joven en sus piernas, el se dejo ir por esos bellos toques que le daba a su cabeza — Gracias — con un tazón tomó agua, de la cubeta que le trajeron, la inclinó levemente, para alimentar al muchacho quien tomó el agua con gusto — traiganme unos trapos por favor — cuando recibió aquellos trapos, le limpió la cara. Todo le parecía un dulce sueño
El muchacho se desmayó en los brazos de aquella persona, lo único que deseaba era que cuando despertara, ella siguiera ahí a su lado y que esas personas no le hicieran nada, solo quería que ella estuviera a salvo.
Despertó con las manos, brazos, pies y piernas vendadas, seguían en el mismo lugar, su garganta ya estaba mejor y se alegró que ella estuviera a su lado, tomando su mano, aún así si estaban ahí el muchacho pensó que ya la había capturado también. Ella le ayudó a sentarse, sentía que todas sus heridas se empezaban a abrir y cómo sus huesos se quebraban; con cuidado puedo sentarse, ella acarició su cara sonriendo.
— ¿Cómo te sientes? — habló con esa voz tan angelical que así temblar su ser — no te apresures tu garganta debe de ser un asco en este momento — se acercó a un bote de agua y volvió a sumergir el tazón, para darle al muchacho quien la volvió a aceptar
Él se quedó callado en lo que ella, lo alimentaba y limpiaba, verdaderamente era un ángel, ella se había convertido en una diosa para él, ella era hermosa en todos lo sentidos. No pensaba en lo que pasaría después o porque seguía ahí, solo se dejó llevar por las atenciones que ella le brindaba.
Sentía su hermosas manos, por su cuerpo, su aliento cerca de él, podía ver de cerca aquel hermoso rostro, incluso podía ver su hermosos ojos azules, parecían unos hermosos diamantes no incluso los diamantes se ven menos brillantes que su mirada, los dioses había mandado a un ángel a Karmaland, y ese ángel lo estaba cuidando.
Se desmayó, en otra vez, soñaba, soñaba, saliendo de ese lugar, respirando el aire fresco, tomado de la mano de aquella chica, ella lo besaba y él la protegía, salían a cazar juntos, reían. Lo presentó a sus padres y ellos lo aceptaron, estaba tan feliz, feliz de sostener su mano, en aquella colina, ella cantándole, mientras él solo disfrutaba de el tiempo que pasaba con ella, corrían en los campos, él la abrazaba con todo el amor que le tenía. Sus hermosos ojos azules, lo miraban con tanta calidez.
Abrió los ojos, aún seguía en ese lugar, sus ojos derramaron lágrimas, ya no tenía vendajes, pero sus brazos estaban llenos de cicatrices, su garganta se sentía mejor, pero aún seguía en ese lugar; sintió unos brazos en volverlo, él se aferró a aquella persona, ella, empezó a cantar, calmando al muchacho, quien poco a poco regulaba su respiración; ella intentó que se parará, pero le resultó inútil.
Pasaron días encerrados ahí ella lo ayudaba a que pudiera caminar, despues de algunos días, él pudo caminar con normalidad, se la pasaban riendo y jugando en aquel lugar, a pesar de que él no podía hablar, pues su garganta, estaba desgarrada; no sabía ¿porque seguían ahí?, ¿porque ella no escapaba?, ¿porque les traían comida?; Pero él confiaba a ella y si ella le decía que todo estaba bien, todo iba a estar bien, siempre confiaría en su ángel.
No sabía cuánto tiempo dormía, pero siempre que se dormía, despertaba sin vendajes y casi curado, ella solo le sonreía y le ayudaba en sus ejercicios.
— llevamos aquí 2 meses — le dijo ella mientras comían, él se sorprendió y la miró preocupado.
Se paró de su lugar y extendió la mano al muchacho, quien la agarró, caminaron hacía la salida, él se sorprendió, pero decidió seguirla, con mucho cuidado, subió las escaleras, ella le sonreía con dulzura, él amaba aquella chica, al tenerla tan cerca, podía verla con más detalle y seguía maravillado con aquella chica, los dioses había sido misericordiosos con él y les daba gracias, por dejarlo vivir en el mismo mundo, donde puede verla sonreir.
Salieron de aquella escalera, terminaron en una sala, donde estaba su compañero, Víctor, el hijo de los héroes Vegetta y Rubius; Víctor al verlo, llegó y abrazó a su compañero, el otro se dejó caer en aquel abrazo, sus ojos soltaron lágrimas.
— me alegro de que estés bien — se separó, el muchacho, le hizo una seña, pues aún le costaba decir palabras — Aurora, ¿como esta?
— bien solo le cuesta trabajo hablar — dijo la muchacha alejándose un poco
El muchacho no sabía lo que pasaba, pero estaba feliz, de que su ángel, lo ayudará a salir, miró hacía ella, se acercó con cuidado y puso su mano en la mejilla de ella, la acarició con delicadeza, con es delicadeza con la que ella limpió sus vendajes, con la que ella lo curó, era gracias a su hermoso ángel que él estaba vivo, y con ganas de seguir viviendo, porque ella significaba Luzu, es luz que nunca se apaga la que él necesita. Se acercaron a su oído.
— Gracias — dijo por lo bajo, pues su garganta es algo que no terminaba de sanar.
La besó y sonrió, ella sonrió de la misma forma, siguieron caminando, caminaron por lo que parecía ser una casa; de solo pensar que todo este tiempo, que lloró, gritó y se desgarró, fue en el sótano de una casa, le daba escalofríos.
Entonces empezó a pensar, ¿Porqué seguían ahí?, ¿Porque ella había llegado?, ¿Cómo sabía Víctor que él estaba ahí?, ¿Porque no había algún adulto?. Dejó de caminar, se paró en seco, miró hacia las personas que lo estaban guiando, ellas lo miraron extrañados. Se intentaron acercarse, pero él retrocedió.
¿Porque demonios estaba ahí?.
— ¿Pasa algo? ¿Te sientes mal? — ella lo miraba preocupada,
Él se calmó, tal vez solo estaba, malinterpretando las cosas, quizas afuera estaba la policía esperandolos, su ángel, no podría hacer todo lo que estaba pensando, era absurdo, ella es linda buena y correcta. Como sus padres. ¿Verdad?.
— Trampa — se le salió un pensamiento, uno de los tantos, que cruzaban por su mente, aunque su voz era, se pudo escuchar perfectamente lo que dijo.
Se quedó congelado, cuando vió que de atrás de ellos salía Mark, con una sonrisa; asustado, corrió así la salida, escuchó como gritaron su nombre, sus piernas estaban pesadas, él no podía correr, pero la adrenalina era mucha, que en ese momento el dolor no importaba, solo importaba, probar el aire de la libertad.
Eso no estaba pasando, su ángel, no lo había traicionado, ella era la luz que guiaba su sendero, ella era todo. ¿Porque era todo? Ellos nunca hablaron, o ¿Si?. Su mente se empezó a llenar de recuerdos, de él y ella, siendo felices, de aquellos sueños que tenía, los cuales no eran más que recuerdos, revueltos, unos con otros; buscó más en su mente, mientras corría, que era faltaba algo, algo no cabía en ese momento, una pieza para destapar esa problema, que era dónde estaba.
Sus pies dejaron de moverse, fue aventado a una pared a escasos centímetros de la puerta, sintió como parte de su interior se quebraba, gritó ahogándose con su propia sangre, intentó pararse, pero no pudo, se empezó a arrastrar, solo un poco más, solo un poco más, la puerta estaba tan cerca y a la vez estaba tan lejos.
— ¡Lo vas a matar! — escucho como Aurora gritaba, escucho sus pasos, acercándose, él desesperado intento, moverse más rápido — calma, calma, — llegó hasta él y lo abrazó. Él sintió como su sangre manchaba la camisa de Aurora — ya está bien, tranquilo yo te cuido — la muchacha empezó a acariciar los cabellos ajenos, mientras tarareaba
— Aurora, está claro que ya lo sabe — dijo Víctor, poniendose, detras de ella
— no, él no lo sabe, él solo está confundido — ella apartó los cabellos de la cara del muchacho — Daniel — Ese fue, el detonante para que recordara.
Él lo recordaba, era un día tranquilo, iba a ver a su novia después de entrenar, fue a verla en su casa pero, no la encontró, entonces decidió buscar por el bosque, ella a veces iba al árbol más grande, cuando iba de camino, escuchó un grito, que fue callado rápidamente, él salió corriendo así aquél, ruido, pensaba que Aurora estaba en peligro, corrió lo más fuerte que pudo, se metió a lo que parecía un cueva, entonces la vió, ella y su padre, estaban torturando a una persona, retrocedió hasta chocar con algo o mejor dicho alguien.
— lo encontré merodeando — Lolito el héroe de Karmaland lo había arrojado al piso
— Daniel — ella soltó el cuchillo que tenía en sus manos
Auron se acercó a él y lo tomó del cabello, jalando, le dió un golpe en el estómago y luego lo tomó de la camisa, para poder hablar bien con el muchacho.
— ¿Quien te envío? — dijo Auron, su ojo color miel, brillaba con intensidad
— nadie — el muchacho dijo rápido
— papi — Aurora llegó y tomó la mano de Auron, este se la quedó mirando serio, — es Daniel, es mi novio, recuerdas,
— ¿Cómo sabes que no es un espía? — soltó el hombre — que tal si su objetivo era meterse en nuestra familia — miró a su hija con enojo a lo que ella también respondió
— no lo es — ella apretó la muñeca de su papá — sueltalo, — exigió
— eres igual de testaruda que Luzu — él soltó al muchacho, dejándolo caer — a veces no sabes cuándo soltar las cosas — Auron a punto al muchacho con un arma
El muchacho, aún se repone en el suelo, ajeno a la plática, no sabía qué pasaba, no sabía porque, estaba su hermoso ángel ahí, o porqué aquel hombre amable que él conoció lo miraba con asco.
— aunque no lo sea, vió demasiado — pegó su arma a la frente del muchacho
— ¡No espera! Tio Lolito, tu puedes hacer algo verdad — Lolito asintió llegando al muchacho y agarrandolo del cuello
— puedo pequeña Aurora — ella sonrió aliviada — pero, sabes cuáles son los métodos que utilizare — Lolito con su otra mano acarició los cabellos de la niña — si su espíritu es fuerte, no recordara todo, si no ten encuenta que este incidente, estará borrado de su mente
— oiste papi, el tío Lolo puede — ella corrió hacía su padre
— lo condenarás a que sufra durante mucho tiempo — el muchacho al escuchar eso negó con la cabeza, y sus ojos derramaron lágrimas
— si no quieres que lo haga yo, lo puede hacer Mark — dijo Lolito ignorando el llanto del muchacho
— si él lo puede hacerlo — soltó ella feliz — tranquilo amor, esto pasará a ser solo uno pesadilla.
Él se alejó de ella, la empujo, quería que ella se alejara de él. Ella le hizo ésto, ella fue quien lo condenó, ella solo ella, le había causado este dolor. La miró con odio, la repudió con la mirada, la odiaba y en ese entonces recordó las primeras cosas que decía cuando era torturado, "te odio".
— aléjate de mí — él escupió sangre, involuntariamente, pues si estómago, estaba hecho un asco. — te odio,
Vió como las lágrimas de aquélla chica, bajaban por sus ojos, él intentó moverse pero era inútil, la chica lo abrazo y negó en el pecho del muchacho, él seguía rechazando la, se movía de un lado a otro, no le importaba el dolor solo quería que ella lo dejara de abrazar. Ella lo sentó bien contra la pared, aún con lágrimas en los ojos, lo besó.
— lo siento — dijo ella al separarse — no lo entiendes, lo hice por ti, por nosotros, ibas a morir
— te odio, hubiera preferido morir — ella lo miró, sus ojos parecían que no tenían alma, de sus ojos dejaron de salir lágrimas.
Tomó la cabeza del muchacho y la estrelló y una y otra vez contra la pared, hasta que esa cabeza tuviera un hueco donde desbordaba sangre, dejó caer el cuerpo, en el suelo, se limpió sus manos llenas de sangre, se viró y salió de la casa, respiró el aire fresco, mientras sonreía.
— Aurora — la llamo Víctor
— ¿Qué hacemos aquí Víctor? — dijo ella con una sonrisa
El muchacho sonrió, caminó hacia ella y le acarició la cabeza, ella se dejó apapachar por él, amaba cuando era acaricida en la cabeza.
— veníamos a matar, a un traidor — dijo el muchacho
— ¿Quién era? — preguntó la muchacha
— alguien que te hizo daño — dijo él abrazándola — nadie importante
— lo conocía
— ya no
— entonces está bien
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