Capitulo VII
Las agujas del reloj marcaban las dos de la tarde cuando el capitán Montgomery vio desde su asiento como el sargento Price entraba a su oficina. Cansado y con una leve palidez en el rostro el sargento se acercó al escritorio para informarle sobre los últimos avances de las investigaciones. Tiempo después, cuando el sargento se disponía a retirarse el capitán le pidió que se detuviera.
—¿Cuánto tiempo llevamos siendo amigos? Price —preguntó de golpe—.
—Toda la vida —afirmó algo confundido y luego alzó la ceja levemente — es la primera vez que me preguntas algo así. ¿qué sucede?
—Nada, ya sabes que aveces me pongo melancolico —hizo el ademán de tocarse el pecho pero se arrepintió al ver la mirada de escrutinio de su amigo—, estos han sido días oscuros para la estación y es bueno de vez en cuando asegurarte de que aún tienes gente de fiar rodeandote.
Price, quien se había hecho la idea sobre de qué iba todo, sonrió cínicamente y se levantó para preparar dos tragos de whiskey.
—¿Cuánto te queda? —pregunto al entregarle el trago— y no mientas.
—No lo se —hizo a un lado los informes y sacó un portafolio de su escritorio y se lo extendió al sargento— los médicos me han dicho que debería darme de baja, que mi corazón no aguantara tanto estrés y ¿sabes? a veces pienso que tienen razón. Por favor revisa el contenido de esto.
Price abrió el maletín y lo que encontró allí lo dejó atónito por unos segundos, luego levantó la vista hacia el capitán y comenzó a negar con la cabeza.
—¿Esto tiene que ser una broma? —se levantó de su asiento enojado— no puedes pedirme que sea parte de esto.
—Y no lo haras, mas bien te mantendrás al margen y llegado el momento negarás haberlo sabido ¿ha quedado claro?
—Sabes tan bien como yo que no podría —se masajeó las sien y lanzó una maldición— No lo haré.
—Esa no es una opción, Price. al menos no para ti. Sé que lo que te pido va más allá del deber pero entiende que esto ya está en marcha y si algo sale mal, no confío en nadie más que en ti para dirigir el precinto.
—Estas no son las respuestas que esperaba —Price volvió a sentarse y su mirada denotaba amargura— No puedo hacer esto solo, deja a McCarthy y a Marcus fuera.
—Tampoco eso se podrá —se inclinó sobre la silla y observó cómo el rostro del sargento se congestionó por el enojo— y antes de que me recrimines, recuerda que con la información que te di ya tienes que verte imaginado lo que anda haciendo Marcus y en lo que concierne a McCarthy, bueno, esto le enseñara a no volver hacer las cosas sin consultarme.
—Montgomery, no se a lo que estés jugando pero te aseguro algo. Todo lo que pase a partir de hoy será tu culpa y no estaré ahí para apoyarte.
Y diciendo esto se marcha de la oficina con un amargo sabor de boca mientras que el capitán recitaba las últimas palabras de su amigo en su mente antes de contestar una llamada. ,
***
—¡Hey! novato. ¿Puedes conducir más deprisa? pareces una tortuga al volante —se burlaba McCarthy desde el asiento del copiloto mientras colocaba sus pies sobre la guantera del auto.
—Ya deje de llamarme así, señorita. Tengo nombre —dijo el oficial Dacosta— además, ya casi llegamos, estamos a menos de dos cuadras.
—Para mí siempre seras Novato, aunque ya no uses el uniforme de oficial por ahora. —le dio una pequeña ojeada— Además, así me será más fácil recordarte ya que tu nombre se me olvidará tan pronto como acabemos con esta pérdida de tiempo.
—Tan insignificante te parece esta investigación? —pregunto Dacosta con algo de enojo y por un momento posó su mirada en el rostro de McCarthy— si es exactamente lo que haces con tu unidad.
—Oh no cariño, no compares lo que hago en la sala de tareas con esto, sin ánimos de ofender pero mis casos son más interesantes. —arrogante como de costumbre, McCarthy miro por la ventanilla y de un leṕe hizo que el oficial detuviera el auto— eres algo distraído, nos pasamos no una sino 3 manzanas ¿en que tanto te distraes?
Dacosta la observó embobado sin poder decir nada y McCarthy volteo los ojos en eso, se le ocurrio una idea y se bajó del auto. Tiempo después, ambos se encontraban caminando hacia un taller de autos, ya que según un vendedor de periódicos, en los últimos días un total de 5 camiones de basura se habían detenido a recoger los desperdicios del taller de los Mendoza, lo que al principio le pareció raro porque normalmente pasaban una vez cada 6 días. Esta información llamó la atención de McCarthy y decidió darle una vuelta a ese lugar.
Dentro del taller, un chevette del 88 estaba siendo reparado por dos mecánicos. Ambos hombres ,pasados de los 30 de complexión gruesa y de alta estatura compartían los mismos rasgos faciales como si tuvieran parentesco. El mecanico de cabello negro le dijo al de pecas que le pasara la llave ajustable cuando escucharon un carraspeo seguido de la voz de Mccarthy.
—Hola chicos, ¿podrían ayudarme? —pregunto Mccarthy con voz melosa y observo como el mecánico de pecas la miraba con descaro de arriba hacia abajo .
—Claro que si muñeca, dime ¿en que te podemos ayudar? —respondió el mecánico de cabellera negra y se recostó del capo.
—Mi auto se averió a unas cuadras de aquí y quisiera que me echaran una mano..
—A ti, preciosa, te echaría más que una mano —comentó el mecánico de pecas y sintió un socarrón en la cabeza por parte del otro mecánico.
—¿Qué te he dicho sobre no respetar a las damas? Lucas. disculpa a mi hermano, es algo idiota con las mujeres. dame chance de acomodar la caja de herramientas y voy a ayudarte.
—¿Quién es él? —preguntó Lucas al momento de que su hermano se fuera y divisara a un muchacho de no más de 25 merodear en la entrada.
—Ah, Es mi novio, ven aquí cariño.
El oficial Dacosta se acercó al recibir la señal de McCarthy y la abrazo por la espalda. Esto era parte del plan que habían ideado pero Dacosta podía notar lo tensa que se puso ella tras su abrazo y no pudo evitar sonreír por la oportunidad que se le presentaba.
—Disculpa por llegar hasta ahora, hermosa, —la beso en la mejilla— estaba viendo quién nos podría echar una mano con el auto pero no encontré a nadie ¿tuviste suerte?
—Al parecer el que tuvo suerte fuiste tú al tener una pareja tan convincente —comentó el hermano de lucas al regresar con la caja de herramientas— ¿vienen?
—si, ya vamos pero antes, por casualidad tendrán un baño que me presten? —pregunto dacosta
—Mi hermano te llevará mientras yo me encargo de tu auto, ya vuelvo Lucas.
El oficial Dacosta observó cómo McCarthy le hacía un gesto con la cabeza antes de alejarse con el otro mecánico y volteo para seguir las indicaciones de Lucas.
—El baño está al lado de la oficina en la parte de arriba —señaló con su brazo y su manga se remangó lo suficiente para dejar ver un tatuaje— sube las escaleras y dobla a la derecha, no hay pérdida.
Dacosta subió acelerado fingiendo urgencia mientras que el mecánico volvió a trabajar en chevette. el oficial no podía dejar de pensar en el tatuaje que le había logrado divisar en el brazo ya que en la academia le habían mostrado cuáles eran las principales bandas que controlaban las calles actualmente y estaba seguro que aquel mecánico pertenecía a Las Ratas Rojas.
Por otro lado, McCarthy estaba cumpliendo con su objetivo, el cual era distraer el suficiente tiempo a ese mecánico para que Dacosta pudiera obtener alguna pista o prueba de que aquellos hermanos estaban involucrados en su caso. El mecánico por su parte estaba revisando el motor del auto y de vez en cuando le tiraba miradas a McCarthy quien no lo pasó por desapercibido y lo aprovechó a su favor.
—Ya casi acabamos, eran unos cables sueltos —dijo el mecánico mientras los volvía a conectar y vio como Mccarthy se colocaba a su lado y se inclinaba para ver, dejando a la vista , un sugerente escote.
No obstante, en la planta de arriba. El oficial Dacosta se había colado en la oficina de los hermanos Mendoza y se puso a revisar el lugar. A simple vista, no veía nada fuera de lo normal, piezas de herramientas, papeles de las cuentas pero cuando se disponía a irse unos planos le llamaron la atención. estaban debajo de una pileta de folders y por lo que veía eran el de un enorme edificio. Algo en ellos le pareció familiar y con su celular le tomó unas cuantas fotografías. Ya acabado, se dispuso a salir de la oficina lo más rápido que pudo pero cuando abrió la puerta un par de manos lo sujetaron de la camisa y lo jalaron para estrellarlo contra la pared.
—¿Qué demonios hacías allí dentro? —preguntó Lucas y por la expresión en su rostro estaba bastante enojado— No volveré a preguntar.
—!Hey amigo¡ ¿qué te pasa?, me confundi de puerta eso es todo, pensé que era el baño —se excuso Dacosta y sintió como el agarre de su camisa iba disminuyendo— vamos hombre, no es para tanto te juro que no estaba robando
—¿Qué está pasando aquí? —preguntó el hermano de Lucas al subir junto a McCarthy y frunció el ceño al ver la escena — ¿Algún problema?
—Si, este idiota estaba husmeando en la oficina yo lo vi salir.
—Hombre ya te dije que me confundí de puerta, vamos que si son iguales.
—Creo que es solo un malentendido —dijo Mccarthy y vio como el hermano de Lucas aún sujetaba la llave ajustable y esto hizo que se pusiera alerta— mi novio es algo distraído y tal vez no entendió las indicaciones de tu hermano. Por favor , acabemos con esto.
—¿Subiste con él como te lo pedí? —preguntó a lucas y vio como este negaba, relajo los hombros y se dirigió a McCarthy— te debo una disculpa, hace tiempo se metieron unos ladrones a robarnos y por eso siempre estamos alerta.
—¿te parezco alguien con pinta de ladrón? —preguntó ella con falsa indignación y vio como Lucas soltaba a Dacosta.
—Claro que no muñeca, mejor bajemos y olvidemos esto.
Luego de que McCarthy y Dacosta se fueran, los hermanos Mendoza cerraron el taller y subieron a la oficina.
—¿Qué diablos te pasa Jeremy? esos dos se tramaban algo, estoy seguro que eran policías .
—No puedes estar seguro, ademas, no sabes si de verdad estaba husmeando. según tu solo lo viste salir .
—Aun no estoy convencido —se acercó a donde se encontraban unos planos y se lo extendió a Jeremy— quemalos, ya todos los demás nos lo memorizamos.
—¿Qué hiciste con la informante de Rizzuti que te los proporcionó?
—Tranquilo, no deje cabo sueltos —dijo con una sonrisa como si recordara alguna travesura.
—Mas te vale, ya sabes como es el jefe con estos asuntos y hablando del diablo adivina quien nos pide que nos reunamos.
***
Era de noche en el hospital y las horas de visita habían culminado. Marcus, quien se encontraba recostado de la ventana, veía desde el último piso como las personas poco a poco iban desapareciendo de su vista y en eso el sonido de una puerta llamó su atención. Caren, quien se veía fatal, entró a la habitación con paso lento y el detective como siempre, se limitó solo a observar pero ese día se llevó una desagradable sorpresa y se maldijo a sí mismo por no haberlo notado antes.
El detective detallo como el rostro de Caren, aquel que alguna vez le irradio respeto junto con un par de miradas hostiles, lucía demacrado. Su figura tampoco se quedaba atrás ya que con solo echarle una fugaz mirada noto que su ropa le quedaba suelta como si no hubiera ingerido ningún bocado en varios días, Marcus no se lo iba reprochar ya que ni él había tenido ganas de comer algo desde que esto comenzó. A veces se decía que si no fuera por aquella enfermera se habría muerto de hambre.
—¿Alguna novedad? —preguntó ella al acercarse a la cama y vio como el detective negaba— me lo imagine.
Caren se sentó al lado de Martin como hacía todas las madrugadas y le sujetó las mano. El estado del detective aunque ahora era estable, no hacía que fuera menos preocupante. Los doctores no sabían responder porque aún no había despertado y eso desesperaba a Caren hasta tal punto que le había gritado sin querer a Nathalie haciendo que esta huyera de ella y se fuera a esconder a los brazos de su abuela.
—¿Has tenido alguna noticia de Jackson? —preguntó el detective y camino hacia un sillón — ya ha pasado mucho tiempo desde que se reportó.
—No, y no me importa, me imagino que tiene que estar perdiendo el tiempo con la zorra de tu compañera.
El detective río por lo bajo y esto no pasó desapercibido por Caren quien con algo de enojo le preguntó:
—¿Dije algo gracioso?
—La verdad, si, para ser alguien que conoce a O'neil más tiempo que yo parece que no sabes nada de él.
—¿A si? —caren dejo de sujetar martín y miro con rabia al detective— ya conoces la historia de nosotros pero creo que no esto; La noche después del velorio fui averlo, al principio solo lo hice por Martin ya que él quería que hiciéramos las paces pero después de encontrarme con tu compañera encima de él a tan solo días de la muerte de jennifer, fue algo, fue algo que jamás se lo voy a poder perdonar.
—Admito que el comportamiento de McCarthy deja mucho que desear y no es que la este defendiendo pero no puedes dejar que el odio y la rabia te cieguen tienes que aprender a perdonar. ¿Qué crees que diría Martín cuando despierte y te vea en ese estado?
—No utilices esa carta en mi contra, —desvía su mirada hacia el rostro de su esposo y sus ojos le comienzan a arder por las lágrimas acumuladas— yo se que él estaría decepcionado de mi. Pero esto va más allá de mi rencor hacia Jackson, esto es. es...
Y no pudo terminar la frase ya que un dolor intenso invadió su pecho y por un instante, el detective creyó con pesar que iba a ver como ella cedería ante la impotencia y se desmoronaría ahí delante de él, de rodillas a la cama de su compañero pero algo milagroso ocurrió, cuando Caren comenzó a sentir el suave tacto de una mano acariciarle el cabello y confundida levantó la mirada, encontrándose con unos ojos marrones que pensó que nunca volvería a ver.
***
En las afueras de la ciudad, debajo de las incandescentes luces de los postes, una figura encapuchada se encontraba caminando por las calles. Esta persona, de baja estatura y cuerpo delgado, detuvo su andar al posicionarse en medio de la carretera y comenzó a tararear una peculiar canción mientras esperaba algo.
Mirando hacia la nada, esta persona logró divisar a una camioneta que se acerba a gran velocidad y se quitó la capucha, dejando al descubierto, el rostro de una joven muchacha o eso era lo que sus facciones hacían creer ya que gracias a su rasgos asiáticos aparentaba menos edad de lo que en realidad tenía. El conductor de la camioneta al verla, había aminorado la velocidad y se aparco a su lado. Ya adentro , la muchacha vio como desde las sombras su jefe se inclinaba para dejar ver su rostro y una sonrisa maliciosa se posó en los labios de ella.
—Nuestro encuentro se supone que fuera en dos días ¿Tantas ganas tenías de verme?
—Hubo un ligero cambio de planes —respondió Lazaro— ¿Tienes lo que te pedí?
—¿Te he fallado alguna vez?—dijo ella al entregarle un sobre y bajo una de las ventanillas haciendo que la brisa le agitara el cabello— tu pregunta me ofende.
—No te lo tomes personal, en estos días mi gente no ha hecho el trabajo como se debe y ya sabes lo que me molesta eso, aunque en lo que respecta a ti, no tengo ninguna queja y eso es algo que me sorprende, en los últimos trabajos, no dejaste ningún cabo suelto, eso me gusta.
—Mi trabajo es limpiar la cagada de otros, nada más —movió los hombros como si no le diera importancia a sus halagos aunque en el fondo se regocijara— ¿que me tienes preparado ahora?
—Esta te va gustar —le extendió un sobre — es algo muy sencillo, necesito que averigües la ubicación de la hija de Rizzuti.
—¿Para qué? —lo miro intrigada—. Pensé que él estaba aliado con nosotros ¿Por que quieres ir tras de su hija?
—No te equivocas, él está de nuestro lado pero si algo me ha enseñado la vida es que cuando menos te lo esperes tus aliados se volverán en tu contra, esto solo es un seguro para el futuro.
—Eres un desgraciado, me agradas —le devolvió el sobre luego de memorizar la información— ¿algo más?
—Si, un pajarito me dijo que Oneil fue rumbo a Chicago, y cualquiera que sean sus intenciones allá quiero que me las averigues bajo cualquier medio necesario.
—Ese O'neil comienza a ser una piedra en el zapato, ¿Por qué no ordenas acabar con el de una vez? al fin al cabo ya sabemos dónde está su compañerito.
—De O'Brien y O'neil me encargaré yo personalmente y será cuando me plazca ¿quedo claro?
Y apretando los dientes, la muchacha hizo un leve asentimiento y se bajó del auto. Lázaro, quien se quedó solo en la oscuridad, sonrió y cualquiera que lo hubiera visto aunque fuera en plena luz del día no podría comprender ni desentrañar todo lo que aquella sonrisa ocultaba. Se la hubieran tildado de siniestra, porque lo era, el lenguaje humano no estaba preparado para describir una sonrisa de esa clase. y mejor así, porque el lenguaje humano odiaría poner en voces lo que Lazaro estaba sintiendo al saber que todos sus planes estaban marchando a la perfección.
Hola mi gente bella, ¿Cómo han estado? Escribo esto para decirles que ya estoy de vuelta y que lamento mi ausencia. ¿Que les pareció el capítulo de hoy?
Tenía tiempo sin escribir y decidí que ya era hora, en las próximas semanas estaré subiendo los capítulos faltantes y sin extenderme más chaito
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