Capítulo IV
El reloj marcaba las tres de la madrugada cuando los relámpagos empezaron a azotar los cielos e iluminaron el horizonte con su deslumbrante intensidad. Jackson, quien se despertó con el corazón acelerado, se levantó con el cuello adolorido por haber estado recostado varias horas en aquel sillón incómodo y caminó hacia la ventana. Corrió la cortina y un rayo partió el cielo iluminando su rostro. Seis latidos después llegó el trueno, como un lejano tambor.
Apartó la cara de la ventana y miró al fondo de la habitación hacia la cama de Martín. Duró largo rato observándolo, hasta que se percató de que alguien abrió la puerta e instintivamente, cogió su pistola y le apuntó a la persona que había entrado. La enfermera, ante aquel acto, se asustó pegando un grito y dejó caer la bandeja que sujetaba.
—Perdón si te asuste —se disculpó al momento en que caminó hacia a ella y la ayudó a recoger aquel desastre de comida desparramada— pero no deberías entrar de esa forma, por poco y te disparo —intentó bromear pero al parecer la enfermera no se lo tomó con gracia.
—Tendré más cuidado la próxima vez —se levantó después de haber recogido todo y habló con algo de pena— era para usted, he visto que desde que vino no ha bajado a la cafetería a comer y tampoco ha traído nada aquí.
—Ya veo —miró hacia la bandeja y extendió su brazo para agarrar uno de los trozos de pan y se lo metió en la boca— gracias.
—No hay de que —colocó la bandeja en una mesa y le cambió el suero a Martín y se dispuso a salir de la habitación no sin antes decirle unas palabras al detective—. No deberías estar preocupado, tu compañero es fuerte.
Estando de nuevo solo, el agotador cansancio le cobró factura y caminó de nuevo hacia el sillón para recostarse. Cerró los ojos y se quedó dormido hasta que escuchó el sonido de unas botas y se incorporó inmediatamente desenfundando su pistola.
—Tranquilo vaquero —dijo el detective Marcus alzando las manos burlonamente y Jackson guardó el arma en la funda.
—Hasta que al fin llegas, ¿En dónde andabas? — Miró su reloj— Tenías que verlo llegado hace más de una hora.
—¿En serio? Estuve ocupado —señaló hacia la ventaja— ¿Acaso no ves cómo está el clima allí afuera? —caminó hacía el sillón y se quitó su chaqueta.
—¿Cómo van las cosas en el precinto? —preguntó Jackson y vio un destello desalentador en los ojos del detective Marcus.
—De mal en peor, las serpientes han estado buscando a quien morder desde lo de la emboscada y el capitán ha hecho todo lo posible para mantenerlas alejadas, pero no las podrá repeler por mucho tiempo.
—No tendrá que hacerlo por siempre, hoy tenemos que ir a su nido.
—Qué maravilla —Sacó una bolsa de maní— espero no tener que ver cómo rueda tu cabeza.
—Ya somos dos, amigo, ya somos dos.
Jackson agarró sus cosas y salió de la habitación dejando al detective Marcus al cuidado de Martín. Bajando por las escaleras, caminó por el pasillo menos transitado y se dirigió hacia la salida que daba al estacionamiento pero se encontró con un niño parado frente a la puerta observando el mal tiempo.
—Ey chico, ¿qué haces aquí solo? —miró a su alrededor y al no ver a nadie se paró al lado de él.
—No me gusta aquí, quiero irme a casa —dijo aquel niño y Jackson notó el oso de felpa que tenía agarrado.
—¿Por qué quieres irte —el niño lo ignoró— ¿sabes? Yo tenía un oso idéntico al tuyo cuando tenía tu edad, se llamaba Baloo.
—¿En serio? —El niño miró el oso y lo abrazó— el mío se llama Yogi.
—¿Yogi? Me recordaste a ese viejo programa de televisión que veía cuando era un chiquillo.
—Hasta que al fin te encuentro pequeño escurridizo.
Dijo un chico al llegar a donde ellos estaban y Jackson observó que tenía la respiración acelerada y que el sudor le bajaba por la frente como si hubiera estado corriendo.
—Te estuve buscando como un loco, casi... —se quedó callado al ver a Jackson y lo miró desconfiado— ¿Este señor te está molestando?
—No, solo hablábamos —respondió el niño.
—Ya te he dicho que no debes hablar con extraños —Camino hacia el niño y lo asió del brazo.
—Se amable con el niño —dijo Jackson cuando escuchó al niño gemir por el fuerte agarré.
—No me tienes que decir cómo tratar a mi hermano.
Se llevó al niño casi a rastras y Jackson quedó con un amargo sabor de boca al ver al niño llorar. Cuando ellos desaparecieron por el pasillo, Jackson salió al estacionamiento y sintió como el aire exterior era incluso más frío que antes.
Durante su larga caminata fuera del hospital, no pudo evitar recordar todo lo que había sucedido en las últimas dos semanas y aquello lo atormentó. Se encendió un cigarrillo para aclarar un poco sus pensamientos pero antes de que pudiera darle la primera calada, el recuerdo de una vieja promesa se hizo presente en su mente y tiró el cigarrillo en la tanquilla. Se metió las manos en los bolsillos de la chaqueta y siguió su camino sin un aparente rumbo hasta llegar a un callejón en donde estaba un auto estacionado. Sacó las llaves y sintió como la helada brisa traspasó el cuero de la chaqueta erizandole la piel, era como si la noche le diera un beso de despedida horas antes del alba.
Se montó en el auto pero no prendió el motor. Solo se quedó sentado viendo un punto fijo en la oscuridad. El tiempo pasó sin que ni siquiera lo notase y ya había amanecido, vio la hora encendió el auto. Al llegar a su destino, apagó el motor y se preparó mentalmente para lo que sería una larga mañana. Se bajó del auto y caminó hacia el edificio cruzando la calle, ya adentro, se dirigió hacia el ascensor y se montó presionando el botón para subir, pero cuando las puertas estaban a punto de cerrarse, una persona interpuso su brazo y las puertas volvieron abrirse.
Era el capitán, quién al entrar, se sorprendió al encontrar a Jackson ahí y lo miró de arriba a abajo haciendo una ligera mueca. Aquello hizo que Jackson se viera disimuladamente en el espejo de la pared del ascensor y sintiera algo de repugnancia hacia su imagen desalineada.
—Buenos días —saludo Jackson, pero el capitán solo se limitó a presionar el botón para hacer andar el ascensor— ¿Cómo están Mery y los niños?
—Bien —respondió de manera cortante y un silencio incómodo se instaló entre ellos.
—Hablé hoy con Marcus. Sé que las cosas en estos últimos días debieron ser difíciles para usted, solo quiero decirle que lamento todo, fue mi culpa...
—¿Podrías callarte? —Soltó el maletín que traía en la mano y empujó a Jackson contra la pared del elevador— Yo sé perfectamente de quién es la culpa, así que cierra tu boca o yo lo haré.
Justo en ese momento, el ascensor se detuvo en el octavo piso y el capitán quitó sus manos de encima a Jackson y se acomodó la camisa de su uniforme. Las puertas se abrieron y ellos salieron a un pasillo en donde un señor de mediana edad los esperaba.
—Es un gusto volver a verte Montgomery —saludo esta persona al capitán y le tendió la mano—, aunque hubiera preferido que no fueran en estas circunstancias —volteó a ver a Jackson y se lo quedó viendo fijamente con las cejas fruncidas— siempre causando problemas ¿Eh?
—Ellos son los que me buscan a mí —sonrío y se encogió de hombros.
—También me da gusto verte Jackson.
—Yo no puedo decir lo mismo —habló con franqueza— la última vez que te vi por poco y me quitaron mi placa.
—Solo hacía mi trabajo.
—Y se lo mucho que lo disfrutaste.
—Ya basta Jackson, no queremos más problema —sugirió el capitán con un tono de voz suave para disimular la orden— ¿podemos seguir, Robert? Mi hija tiene un recital y quiero llegar a tiempo.
—En ese caso, “no queremos quitarte tu valioso tiempo”, síganme.
Robert comenzó a caminar y ellos lo siguieron hasta llegar al final del pasillo, en donde escucharon como varias personas mantenían una discusión acalorada. Para ellos no les fue difícil reconocer la voz del inspector Doyle, aunque tanto para Jackson y el capitán las voces de los otros dos hombres les era desconocida. Robert les pidió que esperase un momento y entró a la oficina. Luego de unos minutos que parecieron ser horas Robert salió y les pidió que entrasen.
No hubo saludos cordiales, al momento de entrar, el inspector Doyle les pidió por medio de un gruñido que tomaran asiento y comenzó con las preguntas. Las primeras fueron de rutina así que Jackson las respondió de manera rápida y concisa al igual que el capitán, hasta que la pregunta que tanto temía Jackson fue hecha por el inspector Doyle y tanto él como el capitán quedaron en silencio.
—Volveré a preguntar, ¿El operativo en el que lamentablemente murieron tres oficiales?, ¿De quién fue la idea?
Jackson estaba a punto de hablar cuando el capitán alzó la voz.
—Fue mía —confesó— uno de mis hombres estaba bajo peligro de muerte, así que tendimos una emboscada.
—Y vea cómo terminó, con tres oficiales muertos y dos en camino.
—Nadie pudo haber esperado que esos malditos se hicieran explotar —dijo Jackson exasperado.
—Es cierto, nadie lo podía haber previsto, pero eso no es lo que nos interesa —guardó silencio mientras revisaban sus notas y miró al capitán— lo que quiero saber es ¿por qué el detective O’Neill estuvo implicado en el operativo si usted lo había suspendido por tiempo indefinido?
—Era necesario.
—¿Era necesario? —Guardó silencio por unos segundos y colocó sus manos sobre la mesa—. Podría ser más explícito.
—No, creo que ya les he dado una respuesta satisfactoria.
—Yo decidiré si la respuesta es o no satisfactoria —apuntó con la mirada al inspector Robert— no creas que porque tienes conocidos aquí tendrás un trato especial.
—¿Cuándo nos han tratado con gentileza? —pregunto Jackson y vio como el inspector Doyle posó su mirada sobre él y sintió como aquellos ojos negros lo apuñalaban como dos lanzas afiladas.
—Abstenerse de hablar hasta que se le pida detective O'Neil. Y usted, capitán, abstenerse de responder de manera simple y sea más explícito al momento de responder nuestras preguntas y eso va para ambos —el inspector sacó una hoja y la colocó sobre la mesa.
— ¿Reconoce esto?
El capitán tiró la vista a la hoja y frunció el ceño.
—Claro que la reconozco, es mi letra.
—¿Podría leerla?
—No, no tengo que hacerlo. Ya ustedes saben qué es lo que dice.
—Muy bien, en ese caso, yo lo haré por usted —agarró la hoja y leyó en voz alta un texto subrayado.
"El detective O’Neill ha sido suspendido por mostrar conductas de insubordinación hacia mí, temo que al no seguir una orden directa mía o del sargento Price, ponga en peligro la vida de algún otro miembro de la unidad, como pasó con su compañero. Estará de baja hasta que vea conveniente traerlo de regreso".
Al terminar de leer, el Capitán miró de reojo a Jackson y vio que éste tenía las manos hechas puños sobre sus rodillas pero aun así permanecía en silencio escuchando todo.
—¿Estás son sus palabras, capitán?
—Así es, son mías, yo las escribí el día que suspendí al detective Jackson.
—Y aun así —comienzo a hablar Robert—, usted habiendo escrito esto, lo pone al mando de un operativo de alto riesgo en el que murieron tres oficiales, de seguro no se le ocurrió que nada malo pasaría.
—Esto no tenía que haber pasado, tuvimos las precauciones necesarias...
—Pero no las suficientes —lo interrumpió el inspector Doyle— su ineficacia al controlar al detective O’Neill me hace pensar que no tiene control sobre su unidad.
—Si estás poniendo en duda mi capacidad de dirigir mi precinto, más te vale que lo digas de una vez.
—No hace falta decirlo, ¿o es que acaso se le ha olvidado el incidente de hace cinco años?
—No se nos ha olvidado —respondió Jackson y se llevó la mano al pecho donde tocó el anillo que tenía colgando de una cadena— al menos a mí no, lo recuerdo cada día.
El inspector Doyle se lo quedó viendo y Jackson creyó ver una pequeña pizca de melancolía reflejada en sus ojos.
—¿Por qué nos hicieron venir? —preguntó Jackson al darse cuenta de algo y miró al capitán haciéndole un gesto casi imperceptible.
—¿Que no es obvio? —preguntó Robert a ambos.
—Jackson tiene razón, esto no tiene pies ni cabeza.
—La citación fue antes del operativo, así que todo este teatro no fue por los de los oficiales muertos —completó Jackson— así que no nos hagan perder el tiempo y díganos por qué estamos aquí —terminó de hablar y escucho a uno de los hombres que no reconocía y que en todo ese tiempo había guardado silencio, reír— ¿dije algo gracioso?
—Eres todo un personaje — se levantó y lanzó un sobre encima de la mesa—. Ábrelo, creo que tienes que ver lo que contiene.
Jackson no entendió muy bien a qué se refería y extendió su brazo para agarrar el sobre. Cuándo lo abrió vio que había una fotografía en su interior y la sacó y casi rompió la fina hoja al ver de quién era la imagen.
—¿De cuándo es esto? —preguntó y le pasó la fotografía al capitán quien al verla, tuvo la misma expresión que Jackson.
—Fue tomada en Chicago hace cinco meses por un agente infiltrado.
—¿Y esperaron cinco meses para decirnos? —preguntó el capitán al momento que puso la fotografía en la mesa—. Para nadie es un secreto que llevamos años tras ese maldito
—Teníamos que estar seguros de que ustedes no estaban confabulados —dijo Robert—, después de todo, él era uno de ustedes.
—"Era" —enfatizó Jackson—, usted lo acaba de decir, ¿Que hacía él en Chicago?
—No lo sabemos, nuestro infiltrado desapareció luego de enviar aquella foto.
—¿Quiénes son los demás hombres que están con él? —preguntó el capitán.
—Solo pudimos identificar a dos, uno de ellos les sonará familiar, Bartolo Rizuti.
—¿El de la mafia italiana? —Jackson no podía creerlo— lo último que oí de él fue que logró escapar de esa redada hace tres años y desapareció desde entonces ¿Qué lo hizo salir de su escondite?
—No lo sabemos, pero lo que sea que haya sido, es de nuestro interés.
—Cuando dices “nuestro interés” ¿te refieres al de nosotros o al FBI?
—¿Cómo sabes que no soy de asuntos internos?
—No me quieras ver la cara de idiota, desde que entre a esta oficina, te he observado, no tienes el porte de alguien de asuntos internos, además, logre ver tu placa cuando tiraste el sobre en mesa.
—Sí que eres observador —levantó su brazo y señaló al tercer hombre de la fotografía — al otro que identificamos fue a Arthur Sokolov.
—No nos suena ese nombre —dijo el Capitán.
—Ni debería, antes de Chicago, nadie podía darle nombre a su rostro, era un fantasma hasta que nuestro agente pudo filtrarse ese nombre, creemos que es uno de sus alías.
—¿Por qué nos dicen todo esto? Sé cómo trabajan ustedes.
—Porque no tenemos otra opción, nuestros contactos en la organización de Rizzuti nos han informado que algo grande sucederá aquí en New York, pero no sabemos dónde ni cuándo.
—Ahí es donde entran ustedes —aclaró el inspector— o mejor dicho tú Jackson, necesitamos que averigües con todos tu contactos, cuando actuaran para estar preparados.
—¿Qué los hace pensar que alguno de ellos sabrá, o me dirá algo?
—Alguien hablara, siempre lo hacen —respondió el agente—. Como deberán imaginar, nadie puede saber de esto, ni siquiera su unidad.
—No hay secretos entre nosotros —afirmó el capitán— confío plenamente en ellos.
—Comparto la idea del agente Hoffman, Montgomery. Ya vi cómo terminó eso en el pasado —mencionó el inspector— la confianza es un arma de doble filo y no quiero terminar en una urna porque uno de tus chicos vendió información —miró a Jackson al decir esto último y éste se levantó enfadado.
—Si tienes algo que decir, solo dilo de una vez.
Jackson estaba a punto de saltar sobre el inspector Doyle para darle una paliza y el capitán anticipándose a eso, lo asió del brazo y lo jalo llevándoselo a una parte alejada de la oficina.
—Ellos no son el enemigo Jack —dijo en voz baja— tal vez esta sea nuestra última oportunidad para atraparlo.
—No me gusta esto, Martín todavía sigue en peligro.
—No tenemos opción, si queremos volver a dormir sin tener que dejar un ojo abierto debemos hacerlo.
—Tienes razón —dijo luego de pensarlo por unos segundos y después se dirigió al inspector — ¿Qué tengo que hacer?
Hola mis queridos lectores, ¿Cómo les va? Esperó que estos cambios a la historia no les sean algo bruscos, es que me di cuenta a medida que releía la obra que la historia no estaba tomando el rumbo que yo quería, así que decidí cambiarle algunas cosas mejorarla. Espero que les guste y si tiene alguna sugerencia respecto al capítulo me la pueden dejar aquí en los comentarios o al privado.
Otra cosa, el tráiler que ven al inició es el nuevo Booktrailer de mi historia, fue hecho por MarieSunn y por ewonderland
Aquí se los dejo de todas maneras, esperó que les guste tanto como a mí. Chaoo
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