Capítulo II

Era más de medianoche cuando los detectives salieron de la estación del metro y sintieron como el aire gélido de la madrugada acariciaba sus rostros y les teñía las mejillas de un color rojo. Jackson, quien miraba hacia arriba, frunció el ceño al darse cuenta que una tormenta se avecinaba al ver aquéllas nubes cubriendo todo el cielo. Martín por el otro lado, caminaba con la mirada fijada en el suelo pensando en lo ajetreada que ha sido su noche y con un resoplo de resignación, pateo una lata que se encontraba en su camino y se dijo que los problemas apenas estaban iniciando.

Doblando a la izquierda en la intersección de la calle 43, Martín vio sacar a Jackson de su chaqueta el sobre que habían obtenido de Julián mientras que con su mano libre, intentaba evitar que la brisa le levantara el sombrero por segunda vez. Aquello le causó gracia y río por lo bajo. Siguieron derecho y dando vuelta en una esquina se detuvieron al inicio de la calle Norris. Martín se detuvo a descansar unos momentos, ya que sus piernas le estaban pidiendo tregua pero cuando miró a su costado, observó que su compañero había seguido de largo, y algo en su forma de caminar le dijo que era mejor que se apresurara.

Cuando llegaron al final de la otra acera, un cartel de color neón colgado de una pared les dio la bienvenida. Ambos detectives observaron el edificio sin mucho desdén y subieron por los escalones. Cuando llegaron al final, vieron que en la entrada, el número 45 estaba grabado en la puerta. Martín extendió su brazo para girar el picaporte y entró seguido de Jackson, este último antes de adentrarse por el umbral miró por encima de su hombro al sentir la extraña sensación de que alguien los estaba observando. Al cerrar la puerta, el detective aprovechó que había un perchero delante de ellos y se quitó el sombrero para colgarlo mientras que Martín se dirigió hacia el lobby.

-¡Hola! ¿Hay alguien en casa?

Pregunto y al ver que nadie respondía, Martín caminó hacia el recibidor y tocó una campanilla, llamando la atención de Jackson.

-¿Qué haces? -se acercó por la espalda y miró más allá del pasillo al lado del mostrador.

-Solo quería ver si estamos solos, es raro no encontrarnos a nadie aquí, este lugar no parece abandonado.

-Pues solos no están, ¿Se puede saber qué es lo que desean? A estas horas no aceptamos huéspedes en el hotel.

Esa era la voz proveniente de una anciana que bajaba tranquilamente por las escaleras. Y por la miraba que traía, los dos detectives entendieron que su presencia no le era nada agradable.

-¿Y por qué el cartel allá afuera dice que está abierto las 24 horas? No creo que usted sea...

-Discúlpenos por llegar a estas horas señora, ¿Es usted la encargada de este edificio? -preguntó Martín interviniendo lo que seguro iba a ser una mala broma de parte de su compañero.

-Si lo soy, pero aún no han respondido a mi pregunta -cruzó los brazos esperando respuesta.

Ellos se miraron por breves instantes y le mostraron sus placas.

-Somos detectives de policía y estamos aquí por una investigación, ¿Se ha hospedado alguien aquí recientemente? -esta vez habla Jackson.

-Con que policías, no, no vienen muchas personas por aquí -miró a su alrededor y soltó un leve suspiro- los años no han sido buenos con el hotel ¿Sabe? Ya la gente no tiene aprecio por los hoteles viejos...

-Señora, responda la pregunta -habló Jackson en un tono algo brusco que hizo que Martín volteara a mirarlo-. Perdone, prosiga.

-Como les decía, ya la gente no viene muy a menudo, pero hace algunos días se hospedaron dos hombres.

-¿Cómo eran ellos? -siguió indagando Martín.

-Bueno, no recuerdo muy bien su apariencia y mi vista no me ayuda demasiado.

-Necesitaremos una lista con todos los nombres de las personas que se han hospedado en estas últimas dos semanas.

La señora hizo una mueca ante el tono demandante de Jackson y de mala gana, caminó hacia el recibidor y sacó un cuaderno viejo. Se lo entregó a Jackson y éste leyó la hoja marcada con la fecha y se concentró en un nombre en específico.

-¿Quién es Dimitri Posklavot? -le preguntó a la anciana.

-Es uno de los dos hombres que se hospedaron aquí. El otro no quiso darme su nombre.

-¿Y eso no le pareció raro a usted? -preguntó Martin anotando en su libreta el nombre.

-No, en absoluto. Es algo normal por esta zona, yo no les hago preguntas a mis huéspedes, pagaron bien y a mí solo me interesa que me paguen lo debido.

-¿Pagaron en efectivo o tarjeta? -siguió indagando Jackson.

-¿Le parece que en este lugar se paga en tarjeta? No, claro que no, pagaron en efectivo y solo por dos noches, hace unas horas me dijeron que me entregaran la llave de las habitaciones cuando bajaran pero aún no lo han hecho.

-¿Me está diciendo que aún se encuentran en el edificio?

-Si, en el 6b y 8c exactamente.

-¿Por qué no lo mencionó antes? Andando Martín -desenfundo su pistola y se dirigió hacia las escaleras haciendo que la señora se alarme.

-¡Espere! Oiga. Si no puede hacer eso, llamaré a la policía.

-Señora, no se moleste, nosotros somos la policía -dijo Martín riendo un poco para calmar los nervios a la anciana.

Luego le siguió el paso a Jackson quién ya iba por la mitad de la escalera cuando la madera de uno los escalones se quedó ante su peso provocando que su pie quede atrapado.

-Maldito hotel de porquería -maldice en voz baja al momento que intenta sacar su pie-, parece una trampa mortal.

Martín lo sujetó de la pierna para ayudarlo.

-No le eches la culpa al hotel -Martín lo sujetó de la pierna para ayudarlo-, mejor culpa a esa comida chatarra que te comes, harán que te mates algún día.

-Sabes que no se cocinar.

Lograron sacar su pié y siguieron subiendo hasta llegar al sexto piso en donde se encontraron con dos corredores.

-Ese acto de vaquero que hiciste allá abajo dejó a esa anciana nerviosa, de seguro nos tiene que estar esperando con una escopeta.

-Bueno -Jackson sonrió de lado al recordar algo-, creo esa situación no sería nada diferente a lo que te espera en casa. ¿Llevas chaleco?

-No es gracioso, Jack. Ella no me dispararía.

-Yo no firmaría eso, amigo -miró hacia los corredores- ¿Qué dices? ¿Dividir y conquistar?

-Ya sabes lo que opino al respecto.

-Oh vamos, ¿Qué es lo peor que puede pasar?

Dicho esto último, cada uno escogió un lado y se separaron. Martín cuando llegó al final de su corredor, encontró la habitación 6B y vio que la puerta estaba entreabierta. Empuñando su pistola, el detective colocó su mano libre sobre el picaporte y abrió la puerta por completo, percibiendo al instante, un hedor a descomposición. Sacó un pañuelo de su chaqueta y se cubrió la nariz al acercarse al centro de la habitación, en donde vio asqueado, el cuerpo de una mujer desnuda atada de pies y manos sobre la cama. Guardo la pistola en su funda y observo el cadáver más de cerca percatándose que poseía signos de tortura.

«Mujer caucásica, de unos veinticinco tal vez -se dijo tirando la vista al suelo y vio una cartera de mujer junto con un vestido corto de color rojo- ¿Qué tenemos aquí? -levantó la cartera y sacó de ella una edificación-, Lucia Jenkins, 28 años, ¿Cuál es tu historia Lucía?».

Eso fue lo último que preguntó antes de que el ruido de la puerta cerrarse interrumpiera sus pensamientos y fuera golpeado con una jarra en la cabeza. Cayó sobre el cadáver y de inmediato, buscó su pistola pero se dio cuenta que ya no estaba en su funda.

-Te has vuelto distraído con los años, querido amigo -Dijo esta persona apuntándole con su arma -, pensé que Jack te había entrenado mejor...

Martín no lo pensó dos veces y arremetió contra él derribándolo. Éste individuo se protegió y empujó al detective para quitárselo de encima y se levantó, pero volvió a ser derribado por Martín quien lo hizo chocar contra el clóset.

-Al fin -jadeo por el esfuerzo- después de tanto tiempo, al fin te tengo desgraciado.

Martín, quien era mucho más fuerte que aquel hombre, lo somete pero el sonido de un disparo lo distrae.

«¡Jackson»

Pensó en el nombre de su compañero exaltado y aquel hombre aprovechando su distracción, agarró un pedazo de madera que tenía a su alcance, y se lo clavó en la pierna.

10 Minutos Antes

Jackson, quien aún estaba vagando por los pasillos, encontró la puerta de la habitación que estaba buscando y la tocó con los nudillos. Al no percibir movimiento del otro lado, pateó la puerta y entró.

A primera vista era una habitación común y corriente, con decoración vieja y sin cambiar, en el centro estaba una cama ancha con un respaldo de madera algo deteriorado. A los lados había dos mesitas de noche. Jackson notó algo raro y se agachó.

«Todo está muy arreglado -pensó al momento de pasarle los dedos a la mesa-. Polvo, como supuse, nadie ha dormido aquí en días. ¿Por qué la anciana habrá dicho mentiras?».

Cuando terminó de revisar la habitación, vio que todo estaba normal y se paró al frente de una ventana. Observando los edificios, se le olvidó que el clima estaba revuelto y una ráfaga de aire que entró por la ventana hizo que una gran cantidad de polvo se levantara y le cayera en el cabello. Maldiciendo su infortunio, el detective se dirigió al baño para limpiar ese nido de aves, que según decía Martín, no tardaría mucho en echar raíces en su cabeza. Pero no pudo lavarse, ya que el nombre de su compañero permanecía dando vueltas en su mente. Mientras se miraba en el espejo, se echó un poco agua en la cara para refrescarse y cuando levantó la mirada, vio por el reflejo a una silueta moverse detrás de él. Y sin previo aviso, sintió como le pasaba una soga por encima de su cuello y lo jalaban con fuerza hacia atrás.

Jackson quien intentaba luchar, se impulsó con las piernas hacia atrás causando que el espejo del baño se rompiera. Al no lograr liberarse, lanzó golpes con sus codos a las costillas de su atacante pero solo hizo que éste gruñera y apretara más la soga contra su cuello. Quedándose sin aire, desenfundó su pistola y le disparó en la pierna. Éste hombre después de recibir el disparo lo soltó al instante con un alarido de dolor y Jackson le propinó un puñetazo en la cara que lo dejó en el suelo.

El detective aun con la respiración entrecortada, se acercó a su atacante y con el mango de la pistola lo golpeó en la cara.

-¡No creíste que iba a ser tan fácil! ¿Verdad? -se agachó y presionó con la punta del arma en donde había entrado la bala.

-Verdammter Bastard (maldito bastardo).

-Wao, con que con otro alemán, -río ejerciendo más presión en la herida- tu jefe tiene que conseguir mejores hombres. ¿Sabes? Es más fácil asesinar con una pistola, solo tienes que apuntar y disparar, es sencillo, rápido y fácil. Si quieres te enseño.

Colocó la pistola en su frente.

-Du bist krank (estás enfermo).

-Bastante, ahora dime ¿Quién te envío?

-Ya deberías saberlo. Lázaro ha regresado y cuando él acabe contigo aclamaras la muerte.

-Tu discurso sí que es bueno -lo golpea de nuevo- ahora dime dónde se encuentra.

-No te diré nada -le escupió en la chaqueta.

-Con que a las malas será -Levantó al sujeto y lo arrastró hacia el excusado en donde le sumergió la cara- ¿Ya tuviste suficiente? -preguntó al sacarle la cabeza del agua y lo escucho reír- ¡Dime qué es lo gracioso.

-Mientras tú estás aquí perdiendo el tiempo conmigo él le está dando una visita a tu compañero -término por decir y sintió como los brazos de Jackson se tensaban- de seguro en estos momentos la tienen que estar pasando bien.

-¡Hijo de puta!

Jackson agarró su rostro de aquél hombre y lo estrelló contra el borde del inodoro. Luego lo esposo a la tubería del excusado para después salir corriendo de la habitación como alma que llevaba el diablo.

***

Martín después de ser herido, le lanzó una patada a Lázaro en la cara y se echó para atrás para poder ver el pedazo de madera que tenía incrustado en el muslo. Lázaro quién saboreaba la sangre que emanaba de su nariz no le dio chance a Martín de que atacara de nuevo, y lo lanzó contra la pared.

-No sabes cómo extrañaba esto -le dijo mientras le propinaba varios Uppercut.

Martín bloqueaba los golpes lo mejor que podía pero cayó al suelo tras recibir un izquierdazo en la mandíbula. Atolondrado de momento, no pudo protegerse y Lázaro sonriente al ver que Martín no se levantaba sacó una navaja que traía en el bolsillo de su pantalón y se acercó para apuñalarlo repetidas veces en el estómago provocando en el detective un grito de dolor.

-Aún no hemos terminado -le susurró al oído a Martín y retorció la navaja.

Jackson quién escuchó un grito provenir de la última habitación del corredor que escogió Martín. Corrió lo más rápido que pudo y al llegar a la puerta, la rompió de una patada y sintió cómo le temblaban las piernas cuando visualizó a su compañero tirado en el suelo sobre un mar de sangre.

-¿Dónde está? -Le preguntó cuándo se acercó- ¿Dónde está él?

Martín débil como para poder hablar levantó su mano y señaló hacia la ventana.

Jackson volteó y vio que el que estaba en la ventana era Lázaro, quien al darse cuenta de su presencia le lanzó una mirada relajada, de esas cuando ves a un viejo amigo.

-Nos volvemos a ver Jack, ¿No te parece esto algo familiar?

El detective levantó su arma pero Lázaro no le dio oportunidad de dispararle ya que saltó salta hacia el otro edificio, Jackson corrió hacia la ventana pero no logró atinarle, al fallar, enseguida regresó hasta donde Martín y llamó a emergencias.

-Buenas noches, ¿Cuál es su emergencia? -contestó una operadora.

-Habla el detective Jackson O'Neill, número de placa 834, solicitó una ambulancia para un oficial caído,, repito, oficial caído, herida de navaja, solicitó una ambulancia en el 45 de la calle Norris, se está desangrando, vengan rápido -colgó la llamada y le sujetó la mano a su compañero-. Saldrás de esta, ¿Escuchaste?

-¿Dónde está él?

-No importa, se ha ido.

-Demonios Jack, ese bastardo me agarró con la guardia baja -gruñó al sentir que Jackson hizo presión en la herida- está mierda duele Jack, diablos, si no salgo de esta quiero que...

-Cállate, tu y yo nos hemos librado de peores situaciones, además, no quiero tener que ser yo quien le diga a Caren que estiraste la pata, me mataría solo para que te trajera de vuelta.

-No me hagas reír

Le pidió antes de desmayarse en los brazos de Jackson. Cuando los paramédicos llegaron junto con la encargada del hotel, Martín ya se había desangrado casi por completo.

-Señor tenemos que llevarlo al hospital antes de que sea tarde -le dijo uno de los paramédicos al separar a Martín de los brazos de Jackson.

-Tenemos un cuerpo aquí -dijo otro de los paramédicos al momento que montaron a Martín en una camilla.

Jackson hasta ese momento no se había percatado del cuerpo que yacía postrado en la cama y se acercó para poder mirar el cadáver. Algo en el rostro de aquella mujer le parecía familiar. Luego de observar por breves segundos, vio a la encargada de hotel acercarse a él.

-Usted tendrá que explicarme muchas cosas, señora -vio que ella abrió su boca para decirle algo pero él no la dejó- pero ahora no será el momento.

Y salió de la habitación dejando a la encargada del hotel con las palabras en la boca junto a los paramédicos que se quedaron revisando el cadáver. Al bajar, Jackson observó como Martín era montado en una ambulancia y se dirigió hacia ella no sin antes agarrar su sombrero.

-¿Me puedo ir con ustedes? -les preguntó a los paramédicos cuando estaban a punto de cerrar las puertas de la ambulancia.

-Adelante, suba, no tenemos mucho tiempo.

El detective asintió agradecido y se sentó al lado de su compañero. Le tomó una mano y le gritó al conductor de la ambulancia que si hacía falta se saltará los semáforos en rojo y el conductor le respondió que no haría tal cosa. Jackson estaba a punto de replicar cuando sintió un ligero apretón en su muñeca. Martín había recobrado la conciencia e intentaba quitarse la mascarilla de oxígeno para decirle algo importante a Jackson pero empezó a escucharse el pitido del electrocardiógrafo y el detective sintió con temor que el agarre en su muñeca iba disminuyendo. Los paramédicos lo hicieron a un lado para tratar de estabilizarlo pero sus latidos iban disminuyendo a medida que pasaban los minutos.

Cuando por fin llegaron al hospital, unos enfermeros abrieron las puertas de la ambulancia y bajaron a Martín con rapidez y se lo llevaron adentro del hospital. Jackson los siguió hasta que una enfermera le impidió el paso y le pidió que por favor esperase en la sala de espera. Él, molesto, se sentó en un sillón a esperar que su amigo saliera de la cirugía.

Las horas pasaron y el detective veía con desesperación como los enfermeros salían y entraban del pabellón de urgencias pero a ninguno a los que les preguntó cómo estaba saliendo la cirugía de su compañero le proporcionó explicaciones concretas. Fatigado por la angustia vio con sorpresa como ya había amanecido, en eso, una enfermera que no pasaba de los veinte años salió del pabellón de urgencias.

-Familiares del oficial Martín O'Brien.

Él voltea al oír ese nombre y se dirige a donde ella.

-Soy como su hermano señorita, por favor, dígame ¿Cómo está?

-El oficial O'Brien tuvo varias complicaciones durante la cirugía, pero los doctores pudieron estabilizarlo, por ahora lo tienen en terapia intensiva y por el momento no podrá recibir visitas. Estas 24 horas son cruciales para su amigo, ¿Él tendrá algún familiar al que podamos contactar?

-Tiene una esposa e hija, yo me encargare de contactarlas, pero antes ¿Puedo entrar a la habitación a verlo? Solo será un momento.

-No, ya le dije que solo el personal autorizado podrá verlo -le aclara.

-Solo serán unos minutos señorita, nadie tiene por que enterarse.

-Está bien, pero sólo podrá verlo unos momentos.

-Gracias.

Habiendo cumplido su cometido se quitó un gran peso de encima. Pero su tranquilidad le fue pasajera ya que el verdadero reto era explicarle a la esposa de su compañero lo que había pasado. Cuando entraron en la habitación, la enfermera cerró la puerta detrás de ellos para que no los vieran. Jackson caminó hacia el ventanal que lo separaba de Martín y observó que él estaba conectado a unos tanques de oxígeno. Tragó saliva para humedecer su garganta y sabiendo que no lo escucharía susurro unas palabras:

-Sé fuerte amigo, saldrás de está.

Unas lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas y se las limpió con la manga de su chaqueta. Dio vuelta sobre sus talones con la mirada fijada en el suelo y se dirigió hacia la puerta para irse, pero la enfermera conmovida al ver como Jackson lloraba por su amigo lo detiene y lo abraza, él sorprendido ante tal afecto le devuelve el abrazo.

Saliendo de la habitación, reunió el suficiente valor para llamar a Caren. Mientras sonaba el teléfono, la hija de Martín contestó

-Hola, ¿Quién habla?

-Hola Nath, soy tu tío Jack. Pásame a tu madre que necesito hablar con ella.

-¡Mamáááá despierta! -grita la niña.

-¿Qué quieres Nathalie? Son las seis de la mañana.

-El tío Jack está en el teléfono y quiere hablar contigo.

-Ok pásamelo -agarró el teléfono -¿Qué quieres Jack? Y más vale que valga la pena.

-A Martín lo hirieron de gravedad, está en terapia intensiva.

-¡¿Qué?! -preguntó exaltada y casi se le cayó el teléfono- ¿Cómo que lo hirieron? ¿En qué hospital se encuentra?

-En el Robinson Memorial, si quieres envió una patrulla a buscarlas.

-¡No! ya hiciste suficiente, Nathalie quítate la pijama, vamos a visitar a papá.

Cuando ella cortó la llamada, Jackson guardó su celular y se recostó en una pared para pensar en lo que ella le iba a hacer cuando llegara.

«Qué bueno que estoy en un hospital -se dijo y se frotó las sienes- aquí no podría dispararme aunque quisiera».

Una hora después, vio a Caren quién traía una cara de pocos amigos atravesar la puerta del hospital con la pequeña Nathalie en los brazos. Él detective se acercó para saludarla pero cuando ella lo vio, bajó a Nathalie y le propinó una cachetada que hizo que varias personas se le quedarán viendo.

-¿Cómo pudiste? -Lo golpeó en el pecho- ¿Cómo pudiste dejar que pasara?

Pero antes de que pudiera explicarle, sonó su celular y él atendió dándose cuenta de que era el capitán de la comisaría.

-Dígame señor.

-¡Quiero que regreses tu mugroso trasero a la comisaría ahora mismo!

«Esto significa problemas»

-Caren no sabes lo que lamento esta situación, pero me tengo que ir, luego vendré.

-No es necesario que vengas, aquí nadie te necesita.

Jackson sintió sus palabras como un puñal frío en el pecho y se dirigió en silencio hacia la puerta para irse a otro infierno. Cuando llegó al precinto lo primero que vio fue al capitán en la parte superior mirándolo de manera amenazante. Tras una larga competencia de miradas entre ambos, el capitán le hizo la señal de que subiera a su oficina.

-Alguien al parecer está en problema -hablaron al unísono una pareja de oficiales y se rieron de Jackson.

-Cierren la boca par de maricas o se las callaré yo -su voz sonó lo suficiente amenazante como para que ambos oficiales se callaran.

Luego subió las escaleras y entró en la oficina en donde el capitán al verlo golpeó su escritorio con furia.

-¡¿Cómo es posible que en una sola noche tu compañero y tú hayan causado tanto desastre?! -Pregunto- primero causan un tiroteo en el cual sale muerto un irlandés de mierda...

-Era un alemán señor.

-¡No me contradigas! Segundo, su auto explotó con válgame Dios no sé quién adentro -levantó los brazos- y para culminar me entero que Martín terminó hospitalizado con un pie en la tierra y otro en el cielo ¡¿Acaso crees que estoy hablando con la pared, muchacho?! ¡Di algo!

-Se lo puedo explicar señor lo que pasó fue que...

-¡Acaso dije que hablarás! ¡Es más, no quiero oír tu voz!

-¿Se está escuchando, señor? Nosotros solo hacíamos nuestro trabajo, recibimos una pista sobre un depósito de armas que tenía como fachada una bodega de materiales de construcción, pero fue una trampa para nosotros. Si, lo sé, debimos primero consultarlo con el equipo pero Marcus y McCarthy estaban siguiendo al traficante del barrio chino.

-Esa no es excusa para ustedes, Jackson. Debiste hablar con Price y notificarle -El capitán se sentó en la silla y recogió unos papeles que estaban en el suelo y los guardó en un cajón con llave-. Al menos dime qué sabes quién les tendió la trampa.

-Se quien fue. Al principio no creí que él había regresado hasta que lo vi en aquel hotel de mala muerte. Fue él quien apuñaló a Martín, Dios, lo tenía tan cerca.

-Si lo que me estás diciendo es cierto, esta situación es más grave de lo que pensé -estiró un brazo y agarró una botella de whisky y se sirvió un trago.

-No debería estar bebiendo señor, le hace mal a su salud -El capitán se tocó el pecho como si le estuviera doliendo y miró a Jackson a los ojos.

-No sé qué hacer contigo, mis superiores quieren mi cabeza y tú y Martín no me ayudan.

-Si la quieren no es por nosotros, así que no nos venga a culpar.

-Después de la muerte de Jennifer ya no sabes diferenciar entre amigos y enemigos -tomó un sorbo de su trago- yo no soy tu enemigo Jack, solo te busco ayudar.

-¿Quiere ayudar? -se inclinó hacia adelante metiendo la mano en su chaqueta y tiró la libreta de Martín sobre el escritorio-. Hágalo averiguando quién es Dimitri Posklavot.

-Se lo notificará a Price -agarro la libreta- pero tú estarás fuera de la investigación, estás demasiado involucrado.

-¡No se atreva a sacarme! -Gritó- usted no tiene derecho.

-¡Ya es suficiente Jackson, estoy harto de tu actitud insubordinada y desafiante tuya! -Se quitó la corbata y se tomó por completo otro vaso de whisky-. No tengo más remedio que suspenderte hasta nuevo aviso, por favor, deja tu placa y arma en el escritorio y retírate de la estación.

-Con que así serán las cosas ¿Eh? Bien, no necesito una placa para atraparlo.

Colocó su placa y pistola sobre el escritorio y sin mediar palabras le dio la espalda y se dispuso a salir de la oficina pero antes de que saliera el capitán le dijo unas últimas palabras:

-Espera Jack.

-¿Qué? -miró por encima de su hombro.

-No quiero que pienses que quise insultarte al mencionar a Jennifer, sé lo que ella significó para ti, para todos en la estación.

-Lo sé.

Salió de la oficina y bajó las escaleras dirigiéndose a la salida pero se detuvo al oír varios comentarios nada agradables sobre Martín y de él y caminó hacia aquel grupo pero fue detenido por alguien que lo asió el brazo.

-Piensa bien lo que vas a hacer.

-Soltarme McCarthy, esto no es asunto tuyo.

-¿A no? Si es así dime ¿qué tenías pensado hacer yendo hacia allá?

-Solo quería charlar -se excusó y al momento se arrepintió al ver como ella le sonrió de manera pícara.

-Entonces charla conmigo.

-Será en otra ocasión, cariño, tengo cosas que hacer.

Sin darle tiempo a que ella le replicara, quitó el agarre de su brazo y salió de la comisaría a grandes zancadas. De camino a su casa entró en una gasolinera que quedaba a unas cuadras del precinto y compró una caja de cigarrillos. El cajero al verlo lo saludó como siempre hacía y le preguntó si había leído los resultados de las apuestas, Jackson simplemente negó y solo se limitó a pagar los cigarros. Cuando llegó a su hogar lo primero que hizo fue destapar una de las botellas de whisky que estaban en la mesa y se dejó caer en el sillón de la sala. Se revisó los bolsillos y sacó de su billetera una foto en la que él aparecía en medio de dos personas en la playa. Las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas y lanzó la botella contra la pared.

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