7. Bajo presión

Narra Guillermo:

Vegetta me estuvo ocultando del chico que había venido a visitarlo, no tenía ni idea de quién se trataba pero igualmente no me atrevía a preguntarlo.

Al final se terminó percatando de mi presencia, y se fue tras disculparse por haberme descubierto.

-Te he dicho que te metieras en la habitación. ¿Es que eres gilipollas? -dijo alterado.

-¿Y-yo qué sabía que ese tío no se había ido aún?

-Igualmente si yo te ordeno algo tienes que hacerlo. -Su cara no cambiaba de expresión, estaba molesto. -¿Me estás oyendo?

Nuestras miradas se cruzaron y sólo pude afirmar con la cabeza.

-¿No sabes hablar o qué?

Lo odio, odio que me trate como lo hace.

-He dicho que sí. -le contesté de malas maneras.

-Eh, a mí me hablas con respeto. -Su intimidante mirada me asustó un poco. -Digamos que ahora mismo soy algo así como tu amo.

¿¡Qué!? Este tío no será gilipollas por casualidad, ¿no?

-¿¡Pero qué coño dices!?

Al escuchar aquello pude comprobar que se encontraba sorprendido, al mismo tiempo que mantenía el ceño fruncido.

-¿Que qué digo? -dijo acercándose peligrosamente a mí. -Digo que debes acatar mis órdenes, sea cual sea.

-P-pero ¿t-tú qué te crees?

El sólo sonrió burlón por mi obvio estado de nervios.

-Mírate. -habló arqueando las cejas. -Intentando intimidarme cuando se te nota de lejos que estás muerto de miedo.

-N-no t-te tengo mi-miedo.

Vale, sinceramente, cada vez que abría la boca para decir algo, más razón le daba al que tenía frente a mí.

Sus pasos se acercaron aún más a mi cuerpo, volviendóme a hacer retroceder.

-Q-quédate quieto. -le dije.

El imbécil sólo sonreía, de una forma que me sacaba de quicio, al mismo tiempo que hacía todo lo contrario a lo que le decía.

Podía sentir nuestros cuerpos rozándose antes de estarlo. Choqué con una mesita de noche, dejando caer una lujosa lámpara, con una base de cristal morada.

Fijé mis ojos en los cristales esparcidos por el suelo y a medida subía la mirada me disculpé, encontrándome con sus rosados labios a escasos centímetros de los míos.

-D-deja de hacer eso. -Tras ese momento, sus labios se unieron con los míos intentando adentrar su lengua en mi boca.

-¿Lo hacemos por las buenas o por las malas? -me preguntó.

Aquello fue algo que no me esperaba, ¿qué quería decir con eso?

Al ver que no hallaba respuesta por mi parte, volvió a besarme pero esta vez su lengua consiguió lo que se proponía, recorriendo el interior de mi boca como si de memorizarlo se tratase.

No sabía cómo me sentía realmente, era una sensación extraña, por una parte; estaba molesto y agobiado por el acoso al que me sometía, por otro lado; me asustaba, y por último; una parte de mí lo disfrutaba,

El beso se estaba volviendo demasiado salvaje, me dio un par de leves mordidas para a continuación clavar con más fuerzas sus dientes en mi labio inferior.

-¡Ah! -me quejé sin que se separase de mí.

-Sshh... -Con ambas manos me sostuvo la cabeza y de nuevo me besó.

Esta vez intenté apartarme de su cercanía, le golpeé varias veces consiguiendo que la situación empeorase y me sujetara de las muñecas para que no pudiera zafarme de su agarre.

-Estate quieto o iré a más.

Bastaron sólo aquellas palabras para que mi cuerpo permaneciera inmóvil durante lo que restaba del beso.

¿A más? ¿A caso pretendía...? No, no, no, no. El no era capaz de eso, ¿verdad? ¿VERDAD? Sólo podía escuchar mi voz en mi cabeza, lo demás era totalmente inaudible.

-Yo si fuera tú, colaboraría un poquito. -dijo al separarse de mí. -Si te beso, debes continuarlo.

-¿Cómo que 'debo'? -pregunté resaltando esa última palabra.

-Debes. -repitió. -¿Nunca has besado a alguien o qué?

-¡Claro que sí! -grité. Sin darme cuenta mis mejillas ardían, ¿en serio me había sonrojado por que me preguntara eso?

-¿Entonces?

Ni siquiera quería discutir con él, diga lo que diga yo tenía todas las de perder.

-Nada. -Di por finalizada la conversación. Intenté salir de la habitación, pero él me impidió el paso. -Déjame salir. -Me di cuenta de que aquello pareció una orden, así que para que no hubieran más problemas, añadí: -Por favor...

Se hizo a un lado y pude sentir como mi cuerpo empezaba a relajarse y a coger el aire que tanto echaba en falta minutos atrás.

Conseguía ponerme muy nervioso, no entendía si en el buen o mal sentido de la palabra... Pero ¿qué narices estoy diciendo? Pues claro que en el malo, ¿acaso podría ser en el otro? IMPOSIBLE. Me negué un par de veces a tomar aquella opción como posible y volví a la realidad, en la cual él acababa de aparecer por la puerta.

Nunca entenderé porqué mi corazón palpitaba de esta manera cuando mis ojos se posaban en él... Nunca.

(Autora: MrsDesrosiers17)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top