4. Un bonito despertar

Narra Samuel:

Me levanté temprano, como de costumbre, tenía dos grandes encargos; uno a las nueve y otro a las nueve y veinticinco. Al ser una gran cantidad, tuve que ir en mi coche; un Aston Martin Vanquish de color negro. Todos al verme con ese coche me miraban alucinados, normal es un pedazo de coche y no cualquiera podía permitírselo, desgraciadamente yo sí por el trabajo al que me dedicaba.

Llegué a casa por fin, cerré con llaves y me las guardé de nuevo en uno de los bolsillos de mis vaqueros.

Me di cuenta de que el chico, al parecer, no había salido de la habitación; así que decidí ir a buscarlo.

-Despiértate de una vez, zángano. -dije tirando de las sábanas dejándome ver que estaba en calzoncillos.

Perezosamente se movió sobre la cama mientras se frotaba los ojos y me devolvía la mirada.

-Vamos, tienes que desayunar.

-Sí... -soltó junto a un bostezo.

Al sentarse sobre el borde de la cama se dio cuenta de que estaba en ropa interior, lo que hizo que se tapara rápidamente con una de las sábanas.

-S-Sal, q-q-que tengo que ve-vestirme. -Se había puesto rojo como un tomate, sonreí al verlo en ese estado.

-¿Y por qué tendría que irme? Además si ya te vi. -Me acerqué a él, el cual se levantó y empezó a retroceder a pasos lentos hasta chocar con la pared. Ahora estaba atrapado.

-¿Por qué te alejas? -Paré de andar y apoyé ambos brazos en la pared.

Se podía notar lo inseguro y asustado que se sentía. Me gustaba muchísimo verlo así, este chaval conseguía provocarme y mucho.

-N-no sé. -dijo desviando la mirada hacia otro lado mientras agarraba con más fuerza la sábana con la que se tapaba.

-Suéltala. -le ordené.

-¿Q-qué?

-Que sueltes la sábana. -le susurré al oído.

-N-no quiero.

Esta vez, saqué la pistola del bolsillo y la pegué a su cabeza.

-Hazlo.

Sin decir nada la dejó caer sobre sus pies, teniendo vía libre para admirar la vista de arriba a abajo.

-Buen chico. -dije para a continuación besar sus labios de forma dominante.

Él se quedó en shock, sin recibir movimiento por su parte, me adentré en su boca buscando su lengua para saborearla. Debía reconocer que me encantaba su sabor. Mordí suavemente su labio inferior, sin darme cuenta de que poco a poco fui intensificando la mordida haciéndolo sangrar un poco. Pasé mi lengua sobre la herida y me separé para mirarlo a los ojos.

Estaba totalmente sonrojado al mismo tiempo que aterrorizado, así que no sabía si lo sucedido le había gustado o no.

-¿P-por qué haces eso? -me preguntó.

-Quería jugar un poco. -le contesté con una media sonrisa en el rostro. -Ahora vamos, que tienes que desayunar.

Me di media vuelta hasta llegar a la cocina siendo seguido por Guillermo, el cual no hacía otra cosa que mirar al suelo.

Le preparé una tostada y un colacao, y se lo llevé a donde se encontraba él.

-Toma. -dije ofreciéndole la bandeja para que la cogiera.

Él sin mirarme a la cara, la tomó colocándola sobre sus piernas. Me senté a su lado mientras lo observaba.

-¿Quieres empezar a comer ya? -Me estaba poniendo nervioso de tanto mirar la comida.

-E-es que se me ha quitado el hambre.

-Mírame cuando me hablas. -Cada vez me gustaba más tener tanto control sobre él. Hizo caso a lo que le dije y añadí: -¿Por qué se te han quitado las ganas de comer? -le pregunté sabiendo perfectamente la respuesta.

-P-pues no sé. -Fue a bajar la cabeza y antes de que lo hiciera se lo impedí llevando mi mano derecha sobre su rostro hasta tener sus ojos frente a los míos.

-Te he dicho que me mires. -volví a decirle. -Ahora responde a mi pregunta.

-Ya sabes porqué es. -dijo con el ceño levemente fruncido. -¿Por qué tendría que decirlo?

-Porque yo lo digo. -Me acerqué más a él, quedando nuestros labios a centímetros, para ponerlo aún más nervioso.

-P-por el b-beso... -respondió en un tono de voz bastante bajo.

-¿Qué? No te oigo.

Volvió a fruncir el ceño y repitió: -P-por el beso.

-¿Que beso? -pregunté con fingida confusión. -¿Alguien te ha besado? -volví a decir. -¿Es la misma persona que te ha hecho esto? -Pasé el dedo índice por su labio inferior, rozando la herida que minutos atrás le había hecho.

Él se puso más nervioso ante mi toque, algo en su rostro me hacía volverme loco.

-E-el beso q-que me has dado hace u-un momento. -dijo queriendo desviar la mirada de mí, sin conseguirlo. -Sí... es la misma... -Ahora observaba la cercanía de nuestras bocas, queriendo apartarse. -Por favor, no vuelvas a hacerlo.

¿Que no volviera a hacerlo? Claro que lo haría, todas las veces que me apeteciera y serán muchas...

(Autora: Mrsdesrosiers17)

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