II
6 de Agosto del 1899
Diario de Arandel
...esa soy yo, y ésta es mi historia.
Hay veces en las que tengo pesadillas con mi pasado, esos momentos son terribles y me hacen sufrir más que la propia realidad... Hace poco tuve un sueño; en él escuchaba como si alguien quisiera entrar a por mí, son ruidos de arañazos y golpes en la puerta, yo me encuentro encerrada en mi castillo, más específico en mis aposentos, tengo miedo de que los humanos me den a conocer la mayor desgracia de todas, tener que matar al ser que una vez amé y sigo amando desde lo más profundo de mi corazón.
Cada vez que recuerdo ese sueño me doy cuenta el por qué no acepté la petición de aquel dios, lo hice para no conoce aquel letal dolor que me consumiría.
Puede que me haga muy repetitiva, por eso le llamaré "sombra", se que creéis que me enredo mucho, pero es necesario para explicaros mi causa. Sombra es por el nombre que se le conocía a Terea cuando era mi escudero, él, que abarcaba con todos los pecados de la humanidad, decidió pasarle parte de su maldición a otros nigromantes. Y ésto también me condenó a cometer lo que hoy estoy por hacer...
Como os estaba contando antes de escuchar esos ruidos en mi cabeza, que me gritan ¡Matadlo!
Mi querido amor se llamaba Alexander, el que ahora es el líder de esos desgraciados.
Toda mi vida de diosa benevolente...¡ Se terminó! Ahora van a conocer a quien no tendrían que haber despertado, una diosa que se rige por la venganza, esa soy yo, y ésta es mi historia. Ahora comienza la verdad de lo que actualmente soy.
Hoy en día trabajo desde mi humilde casa en un país llamado Londres, aquí la gente rara vez se acerca a mí, ya que dicen que soy una "mujer maldita", malditos ellos, esas asquerosas mujeres con sus ceñidos vestidos y que ríen sin preocupaciones o esos muchachos que van de arrogantes y ven a los pobres con miseria. ¡Oh! Cuán ansío que mi vida no se hubiera visto así de afectada, desde que estoy en este mundo mi cabello me lo teñí de rojo; mi bello cabello rubio, pobre de él, mis hermosos ojos verdes aún seguían de su color, lo que me refiero con ésto es a que no se han dejado llevar por mi sed de venganza... Todavía.
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