Parte 1

Kibo era una humana común y corriente, alegre, compañera y todos los rasgos de una buena amiga. Todo era perfecto para ella, hasta el accidente.

Volvía a su departamento luego de una salida con sus amigos cuando un ser extraño la atrapó en la oscuridad de un callejón y la llevó hacia algún lugar desconocido.

En cuanto logró salir del lugar donde estaba, que para ella parecía un laboratorio, se extrañó que nadie la viera, era como si estuviera en otra dimensión de la realidad donde los demás estaban.

El Diario de Kibo:

07 de Diciembre de 1960. 7:46 P.M.

Mientras caminaba buscando un hogar recordé un poco de mi vida humana. Antes de experimentar conmigo me obligaron a hacer cosas horribles e inhumanas; asesinar gente, trabajar construyendo lo que pareciera ser una fuente de energía gigante, entre otras cosas.

Luego de unas horas caminando sin rumbo, llegue a una pequeña casa donde vivía gente pero tenían un sótano, y mejor que vivir en las calles era. Baje hacia mi nuevo hogar y pude verme en un espejo, realmente no quería creer lo que veía; torso de un tono gris, sin ningún rasgo de género, mi cabeza, que estaba cocida a mi cuello, tenia cuernos y el mismo tono gris que mi torso. Sabía que no tenía piernas, pero por fin pude ver exactamente lo que ahora me ayudaría a andar; una cola que parecía una aleta unida a una cola de serpiente con unos mechones de pelo en la punta. En efecto, una monstruosidad.

No quería creer nada de lo estaba pensado, quería creer que era todo una mala pesadilla de la que despertaría pronto, pero aunque intente sé que es real.

10 de Enero de 1962. 4:23 A.M.

Éste sótano que en invierno es excesivamente frio, en verano es un edén. En la puerta cancel, arriba, algunas personas se asomaban a tomar fresco durante los días más cruentos de Enero y ensucian el piso. Ninguna ventana deja pasar la luz ni el horrible calor del día. Tengo un espejo grande y un sofá o cama turca y cuatro colchas que fui adquiriendo con el tiempo. Aunque no parezca, es una vida bastante tranquila...

11 de Enero de 1962. 12:35 A.M.

Arriba preparan baúles y canastas y sin cesar hacen paquetes. Frente a la puerta de calle hay varios camiones de mudanza, pero yo paso frente a ellos, acostumbrada a que no me vean.

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