Capítulo Veintidós
22.
El cielo era gris, inusual para un amanecer. Habían terminado de comer y estaban por marcharse; pero Taehyung lucía demasiado inquieto.
Jungkook supuso que seguía abrumado por todo lo que había visto, creyó que el castaño no sabía digerir la sangre.
La conversación se había tornado más profunda.
-¿Sigues pensando en esos hombres? -preguntó-. La primera vez siempre es así, ¿Sabes? Crees que te falta el aire y el olor de la sangre te quema; pero...es algo a lo que te acostumbras, y que con el tiempo dejas de...
-Yo no siento nada.
-¿No? Eso es bueno, te ahorra un largo proceso. Saber cómo vivir con eso es...algo positivo.
-¿Dices que está bien matar?
-No; pero es algo que no puedes borrar. Podrías robar un millón de dólares y luego devolverlos, ser un adicto y luego dejar las drogas, disculparte con tus padres, dejar de cometer adulterio; pero después de matar, no hay marcha atrás, Taehyung. Porque tú nunca, podrías devolverle la vida a esa persona, cargarás con eso por siempre, debes acostumbrarte.
-Supongo que el de arriba nos juzgará por eso. ¿O no?
Jungkook suspiró. -Está en la biblia, el quinto mandamiento, le dicen.
-Lo peor es que estoy orgulloso de lo que hice.
-Ya no eres un niño. -La claridad era tenue, se sentía como si estuviera a punto de pasar algo malo.
-No lo soy. ¿Qué soy ahora?
-Supongo que eres parte de la escoria. Igual que todos nosotros. -Jungkook veía hacia el frente-. Bienvenido al mundo de los condenados, Taehyung.
-Siento que he cometido un gran error.
No sabía qué decir, su culpa era latente. Se reprochaba a sí mismo que Taehyung se hubiese corrompido.
-Sobreviviste, es lo que importa.
-¿A ti te importa?
-¡Claro que sí! Luchar por respirar es lo único que nos mantiene a salvo.
-No. -Volteó a verlo-. ¿A ti te importa lo que hice? Tú...¿Me seguirás queriendo después de eso?
-¿Por qué no habría de hacerlo? Yo soy el menos indicado para juzgarte. Además, yo...no podría dejarte aunque lo intentara, incluso si quisiera.
-Supongo que también estás condenado a eso.
Abatido, Taehyung se dejó caer sobre el capó del auto con fuerza, la suficiente como para que el viejo radio que Elliot se había negado a cambiar en su auto se encendiera.
"...103.5 FM, estamos comenzando el día con nuestra lista de éxitos de todos los tiempos, de 1986, esta canción rompió listas de popularidad y conquistó cientos de corazones..."
Jungkook sonrió, él realmente amaba ver a Taehyung a plena luz del día, y con el viento que le despeinaba con ligereza. Quería animarlo, se levantó y corrió hacia el interior del auto para subirle volumen al radio.
"...Tomen a su chica o chico, y háganlo levantarse. Denle un fuerte abrazo y saluden juntos al sol, con esto que es Your love, de Outfield."
-Oye, amo esta canción. Te vi solo por aquí, y pensé, ¿Quieres bailar? -dijo, extendiendo su mano hacia él.
-¿Estás haciendo esto solo porque el locutor lo dijo?
-Sí.
Era una de esas canciones que fueron un éxito hace más de treinta años. Un rock ligero que Jungkook disfrutaba como ninguna otra cosa en el mundo.
Comenzó a cantar, Taehyung no pudo evitar sentirse contagiado de su energía, le tomó la mano y se levantó del auto.
Estaban juntos, la melodía era suave. El castaño enredó sus brazos alrededor del cuello de Jungkook mientras este sujetaba su cintura, estaba tan cerca del otro que podía escucharlo cantar con perfecta claridad y dulzura contra su oído.
-"...Intento detener mis manos de temblar; pero algo en mi mente no tiene sentido. Ha pasado un tiempo desde que estamos solos. Y yo no puedo ocultar lo que estoy sintiendo..."
Se movían lentamente, Taehyung se cuestionó una y otra vez mientras estaba entre sus brazos. Quizás no tenía que probar nada, quizás sí podía quedarse con él, y desaparecer del mundo en su pecho.
La fuerte espalda de Jungkook estaba cubierta solo por la débil tela de una camiseta cualquiera sin su clásica chaqueta. Esa suavidad con la que le hacía moverse para bailar le dominó, los hombros pronunciados acunaban a sus manos y el sabor a café en los pequeños besos que le daba eran la gloria.
Parecía mágico, más cuando se alejó un poco de él y tomó su mano para hacerle girar, Taehyung no pudo evitar sonreír por lo mucho que había evolucionado.
Jungkook. Oh, su Jungkook, era lo que necesitaba para curar todos los males en su mente.
Se aferró fuerte a él, sintiéndose como un tonto por haber pensado en dejarlo. No podía, no lo haría, su deber era quedarse con él.
Todos merecemos alguien que nos ame como somos, que nos ame a pesar de lo que somos.
Y Taehyung lo había encontrado.
-Jungkook, perdóname. -Sus inseguridades y culpabilidad se habían manifestado, le cegaron. Ahora que veía las cosas con claridad, se arrepentía de sus decisiones.
-"...Yo no quiero perder tu amor esta noche..." -Su leve canto le respondió -. "No quiero perder tu amor..."
Taehyung plantó un fugaz beso en su barbilla para captar su atención, el mayor concentró su vista en él.
Ya no lucía tan pequeño como antes. Sus ojos parecían más oscuros y aún así no dejaban de ser hermosos.
Taehyung. Oh, su Taehyung había crecido frente a él. Era su idóneo, la única persona con la que agradecía coincidir en el cosmos.
Acarició sus labios, elevó el cuerpo de Kim para manejarlo a su antojo al besarlo con suavidad, cuando la cálida lengua del joven se introducía con descaro, ahogando un suspiro de completo deseo que casi producía un vaho entre ellos.
-Jungkook, vamos al auto -dijo contra su cuello.
-Eso suena a una propuesta indecorosa.
-Lo es.
-Estamos en un estacionamiento, Kim. Podrían vernos.
-¿Y eso qué? Nadie debería estar despierto un domingo a las seis de la mañana.
-Eres un niño caliente.
La canción terminó cuando regresaron al Interior del auto. La emisora seguía reproduciendo música antigua y ellos había subido el volumen al máximo.
Después de todo, no había nada mejor para encender la situación que una buena canción ochentera.
Ya no había miedo ni temor, la inocencia estaba de más. Ambos eran tan humanos como podían serlo, y tan experimentados como su juventud se los permitía.
Pusieron el seguro a las puertas, los vidrios oscuros escudaron perfectamente a Jungkook quien se despojó de su camiseta en cuestión de segundos mientras Taehyung deslizaba sus manos sobre ese perfecto abdomen esculpido por los mismos dioses.
Estaban en el asiento trasero, Taehyung pasó una pierna de cada lado, dejando la entrepierna de Jungkook en el medio, sus pantalones de mezclilla comenzaban a estorbarle.
El plástico que protegía los tatuajes de la noche anterior continuaba adherido a su piel. El rubio fue muy cuidadoso cuando mordió ligeramente las poco expuestas clavículas del menor, las adoraba. Enterró sus dientes allí, en su cuello y luego en sus carnosos labios.
-Ayúdame con el pantalón. -Taehyung desabotonó el propio y se lo quitó con gran velocidad.
-¿Con cuál? -dijo Jungkook confundido pues ya se había despojado de el.
-Con el tuyo, genio. Date prisa.
Jeon negó con la cabeza, levantando la cadera lo suficiente como para deslizar por sus piernas su pantalón hasta dejarlo en sus rodillas.
Su miembro ya erecto, seguía atrapado entre su ropa interior, estremeciéndose cuando la fricción de los muslos del otro lo tentaban.
Taehyung se separó de él para llevar sus manos hasta la elástico de su ropa, y descaradamente, terminó de desvestirlo y elevar ambas cejas con picardía tocándole para aprovecharse de su dureza.
El asiento del copiloto le limitaba el espacio, el castaño se inclinó lo suficiente para escupir sobre el pene del falso rubio, y se debatió un par de segundos entre si debía lamerlo o no. Decidiendo al final que a menos que quisiera que le doliera el cuerpo una eternidad tenía que hacerlo. Así que comenzó a llenar de saliva dicho miembro.
Y Jungkook, él simplemente no podía creer lo que estaba pasando, trataba de no gemir fuerte cuando el inexperto lo succionaba. Sí, joder, Jungkook había creado un monstruo, en todo sentido.
El calor de ambos era benigno. Se trataba del placer que habían encontrado en el otro, y en la versatilidad de su amor para pasar de hacer el amor de forma sublime a tener sexo lleno de lujuria que satisfacía sus más oscuros deseos.
La forma en la que se complementaban estaba llena de amor desenfrenado, tanto que habían logrado canalizar toda su adrenalina para entregarse sin tapujos y con completa devoción.
Jungkook tiraba del cabello de Taehyung mientras intentaba no flaquear ante su lengua. El castaño se dio por vencido, esperando haber lubricado lo suficiente al otro, y volvió a colocarse sobre este.
Temblando, retiró su ropa interior dejando su pene expuesto acercarse al de su esposo, su timidez estaba demasiado eclipsada por sus sus deseos carnales.
-¿Estás seguro? -preguntó Jungkook. Su rostro estaba caliente y había comenzado a sudar, su cabello lucía más oscuro mojado.
-En realidad no, pero no estoy pensando con la cabeza.
Se rió. -¿Dónde está mi pequeño Kim?
-Soy yo, pero caliente.
Taehyung tomó aire con fuerza, contuvo la respiración cuando Jungkook acomodó su miembro en dirección a su entrada. Y se deslizó hacia abajo, apretando los ojos mientras aquel dolor que ya conocía despertaba de nuevo en su espalda.
Se quedó quieto por unos minutos, mientras su cuerpo se acostumbraba a la invasión de su interior. Sus dos manos reposaban en los hombros de Jungkook, apoyándose en ellos cuando recuperó el aliento y comenzó a moverse.
Posicionado de rodillas, se levantaba y volvía a bajar una y otra vez, haciendo que la punta Jungkook chocara con su próstata, mientras experimentaba un gusto culposo por el dolor desmesurado.
-Oh, Jungkook. Sí, joder, sí.
-Todo es tuyo. Muévete, vamos, sí. ¿Te gusta estará arriba, cielo? Eres tan bueno en esto.
Estaban sudando, los vidrios el auto se habían empañado. Sus bocas sabían a deseo puro, a un amor menos inocente cuando con ferocidad sus labios se retaban entre ellos.
No estaban seguros de que sus gemidos no se escucharan a las afueras del auto; pero era parte de la emoción del momento.
Taehyung eyaculó antes, sin avisar y arqueando la espalda cuando gritó. Aún en medio de su orgasmo repentino continuó moviéndose para ayudar a Jungkook a llegar. Lográndolo.
Estaban aferrados al torso del otro, se quedaron así mientras experimentaban las ondas de placer crecer por todo su vientre.
Taehyung comenzó a reírse frenético. -Supongo que eso significa tener un "rapidito".
-¿De dónde sacas esas cosas tan raras? -Taehyung no podía dejar de ser él mismo ni en en medio del sexo. Era demasiado singular.
-Internet.
La gran sonrisa de Jungkook era inhumana, tan perfecta como tallada en mármol. Nunca había sido tan jodidamente feliz en su vida, estaba como realizado.
Y pegajoso.
Después de que se separaron el menor se vistió a gran velocidad. Taehyung sabía lidiar con el dolor de su cadera, después de todo era menos doloroso que recibir una paliza a puño limpio.
-El asiento está asqueroso, maldita sea -dijo cuando tocó su propio semen en el cuero.
-Hay toallas en el baúl, ve por una -ordenó Jungkook mientras aún terminaba de colocarse sus prendas.
El castaño asintió. Tomó las llaves y salió del auto caminando despacio, lo rodeó hasta llegar a la parte trasera del vehículo.
Genial, había hecho un desastre y ahora debía limpiarlo.
Introdujo la llave, luego de abrir aquel compartimiento se inclinó mientras buscaba entre las cosas que habían allí.
-Hola, Taehyung... -Escuchó decir detrás de él.
Sus pies se congelaron, ni siquiera pudo darse la vuelta por completo sin sentir que vomitaría.
-¡Yoongi! ¡Estás vivo! -Se apresuró a abrazarlo.
El pálido aceptó sus muestras de cariño por compromiso, siguiendo en su papel.
-Mala hierba nunca muere, Tae.
-¿Pero cómo? Todos creímos que...
-Sí, me al parecer estuvieron muy ocupados buscándome y follando entre ustedes -dijo sarcásticamente.
-Tú, ¿Qué haces aquí? ¿Cómo llegaste a este país?
-Seokjin me rescató, me envió aquí para recogerte. Él me pidió que te llevara hasta un lugar seguro. Él y NamJoon están muy preocupados por ti.
-Sobre eso, yo...decidí separarme de la familia.
-¿Qué? Nos están esperando, es mejor que nos vayamos, no digas estupideces.
-Yo nunca pedí una guerra, Yoongi. Yo no pertenezco a ese mundo.
-Tú vendrás conmigo.
-No puedes decirme qué hacer. ¿Qué es lo que te pasa?
-Escucha, idiota. -Lo empujó contra el auto
La camioneta que habían visto hacía un par de horas estaba aparcada a la distancia. Jungkook la vio por la ventana, iba a restarle importancia pero Taehyung tardaba demasiado y eso lo inquietó.
Bajó del auto, hizo los huesos de su espalda crujir cuando comenzó a caminar. Se quedó quieto al escuchar a Taehyung hablando, parpadeó varias veces y tuvo que pellizcarse para constatar que no se trataba de un sueño.
-¿Min? -cuestionó cuando se acercó a ellos.
-Jungkook...Supuse que dejarías a Taehyung varado en medio de la nada. Pero veo que me equivoqué. ¿Quién atentó contra tu cabeza?
-¿Qué buscas aquí? ¿Quién te crees para tocar a Taehyung?
-Taehyung, vendrá conmigo. Debe volver con su familia. -Había otro auto lujoso allí, Jeon supuso que se trataba del vehículo del pelinegro -. Se te agradecen tus servicios, acá está tu paga. -Le lanzó una maleta aparentemente llena de efectivo.
-No quiero tu dinero, y Taehyung dijo que no quiere irse.
-¿Ah, no? Él fue quién nos llamó, JK. Ahora, sé un buen traficante de mierda, toma tu dinero y lárgate.
Taehyung estaba nervioso, Yoongi parecía completamente ileso para una persona que se supone pasó meses secuestrada y la camioneta había comenzando a moverse. Algo estaba mal, Jungkook lo supo de inmediato.
El pelinegro tiró del brazo de Kim para hacerle caminar hacía el otro auto.
Jungkook, comenzó a respirar más lento. La camioneta se acercaba a gran velocidad y de pronto lo entendió. Yoongi era la carnada.
-Esto es una trampa. ¡Maldición, Taehyung! -gritó cuando el hule de los neumáticos de la camioneta que irrumpió en medio de ese estacionamiento se detuvo.
Intentó empujar al pelinegro, en su cabeza aún era parte de los Kim y Jungkook creyó que debía proteger a los dos chicos; pero no pudo.
Las puertas se abrieron y de este bajaron varios hombres que los inmovilizaron a los tres.
-¡Jungkook! -gritó Taehyung mientras intentaban subirlo a la camioneta. El sonido que emitió sonó completamente desesperado y desgarrador.
-¡Hijos de perra! -JK se zafó de su agarre y dio un golpe certero a la garganta de uno de ellos, y luego levantó la pierna para patear al otro.
Eran demasiadas personas contra él, más autos iguales se aparcaron y de entre tanto, Jungkook fue incapaz de ver en cuál estaba Yoongi a quien supuso se habían llevado ya.
Podía escuchar gritar a Taehyung, luchar por defenderse; pero era inútil.
-¡Jungkook! ¡No dejes que me lleven!
-Maldición, sueltenme. ¡Taehyung, resiste!
Lo sometieron entre decenas de escoltas, contra el baúl cerrado del auto. Lo estaban masacrando, consiguieron darle un golpe en la cabeza que lo aturdió lanzándolo al piso y que casi le deja inconsciente.
-Olvídense de él, tenemos al chico, vámonos ya.
Alcanzó a ver cómo todos regresaron a sus autos, y fue testigo del momento exacto cuando empujaron a Taehyung al interior de uno de ellos. Intentó ponerse de pie; pero su vista estaba demasiado nublada.
Tenía que ser fuerte. Con toda la voluntad de su alma consiguió levantarse y comenzó a correr detrás de los autos en aún no se marchaban, no tenía las llaves de su auto, solo le quedaba eso, correr.
Incluso cuando arrancaron, él no se detuvo, siguió corriendo como un maniático; pero no contaba con que la falta de escrúpulos de esos escoltas le detuviera cuando uno sacó una arma por la ventana del auto en movimiento y le disparó.
El impacto fue solo suerte, la bala le dio en el brazo; más fue lo suficientemente poderosa como para dejarlo tirado en medio de la calle.
Debido a la sangre que comenzó a perder y su cabeza dañada se desmayó entre los arbustos que adornaban la calle.
Y así como había comenzado, ahora estaba completamente solo.
Un par de calles adelante, Taehyung se resistía e intentaba saltar del auto.
-Parece bastante un chico común -dijo alguien desconocido.
-Es un dolor de trasero, ya verás -contestó Min.
-¿¡Qué significa esto, Yoongi!? -gimió desesperado.
-¿No lo conoces? Tú y tu noviecito el carroñero han huido de él durante meses.
-Silencio. Yo voy a presentarme -Aclaró su garganta-. Vaya, así que esto es a lo que osan llamar un Kim original, un sucio e insignificante niño.
-No puede ser...-Era él, ese que había estado jodiendoles.
-Mucho gusto, Kim. -Soltó una risa burlona-. El nombre Park Jimin, ¿Te suena familiar?
-¡Eres un traidor de mierda! -Escupió hacia el pelinegro.
Recibió un golpe en la cara. -Oye, más respeto hacia él -dijo Jimin.
¿Cómo era posible que su hermano los hubiera traicionado de esa forma?
-¿Por qué hiciste esto? Nuestra gente, nuestro territorio¿Por qué? ¿Qué tan enfermo tienes que estar para tomarte tantas molestias?
-Déjame contarte una historia, Taehyung... -Yoongi volteó a ver hacía la ventana -. La historia de mi padre.
Cual Brutus en la antigua Roma; Yoongi sólo deseaba acabar con César, o en este caso, con Taehyung.
¿Les gusta la nueva portada?
La canción mencionada está en multimedia.
Manténgase con vida. J.S.
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