Capítulo Diecinueve


19.

—Haces tu mejor esfuerzo por enseñarle el mundo a tu hijo, ¿Y cómo te paga?—Elliot hablaba solo mientras bebía Whisky directamente de la botella—. ¡Cambiándote por un quinceañero! —Su voz sonaba hostil y densa.

Había seguido a Jungkook y Taehyung hasta la casa que compartían anoche; estaba en su auto aparcado frente a ella maldiciendo y lamentándose.

Se supone que había acordado hablar con el pelinegro ese día por la mañana; pero no encontraba la manera de entrar después de haber pasado allí afuera la noche entera bebiendo y escuchando gritar al chico como si fuesen a partirle a la mitad.

—Vamos, Hall. Solo tienes que entrar allí y sacarte de dudas, preguntar qué jodidos hacen esos idiotas aquí, nada más. —dijo a sí mismo.

Justo cuando se dispuso a bajar, alcanzó a ver por el retrovisor del auto a las patrullas que se acercaban a gran velocidad con estruendosas sirenas martillado su cerebro.

A plena luz del día, y aunque estuvieran en una ciudad conocida por sus delitos, sabía que la policía de Las Vegas nunca irrumpiría en un suburbio a menos que se tratase de atrapar a un pez gordo. ¿Por quién irían?

Identificación falsa, sin nacionalidad, dinero no declarado en efectivo, portación de armas ilegales, había suficientes motivos allí para encerrar a Jungkook en ese país. Cosas que hasta la persona más tonta podría haber denunciado.

Claro, sin contar su historial de tráfico de armas, nexos con el narcotráfico y la larga lista de homicidios que podrían atribuirse a él internacionalmente.

Maldita sea, era seguro que iban por él.

Arrancó el auto; acelerando tanto como el motor se lo permitió para rodear la casa entrando deliberadamente al jardín trasero.

—“Policía, abra la puerta!”  —Escuchó decir al oficial. Tragó fuerte buscando una solución, él tampoco estaba limpio, y no iría a prisión otra vez.

Se bajó del auto velozmente y tomó una piedra de entre la vegetación del jardín. Se estiró hasta la palanca de velocidades para colocar la misma en primera posición, quitó el freno de mano y finalmente soltó la piedra sobre el acelerador.

Jungkook y Taehyung salieron a tiempo de la casa para ver al Mustang verde estrellarse contra una patrulla y varios policías armados.

Ganaron tiempo mientras los oficiales que no habían sido heridos se cuestionaban de dónde jodidos había salido un automóvil sin ningún tripulante adentro.

—¿¡Por qué estás aquí!? —dijo Jungkook acelerado.

—Estoy salvando tu vida como siempre. —Ambos hablaban rápido, respirando ansiosos  y atravesando la cerca que dividía la propiedad.

Taehyung sabía que no tenían tiempo para peleas estúpidas. Le dolía la cadera a más no poder y sentía que en cualquier momento sus piernas traicioneras le harían caer al suelo, aún con eso, sacó energía de su interior para moverse.

[Maldito seas, Jeon Jungkook. Tú y tu pene], pensó.

—Si no corren ahora, les aseguro que arreglaran sus problemas paternales en una celda, par de imbéciles —dijo el castaño sujetando con fuerza la valija que tenía en su poder y comenzando a correr para alejarse del lugar.

Los otros dos les siguieron. Más sirenas se escuchaban a la distancia, avanzaron hasta una avenida principal, corriendo como nunca antes, intentando mover el asfalto con sus zapatos.

Necesitaban esconderse o desaparecer, aunque quizás la última era mejor opción.

En medio de la persecución, el pie de Taehyung se atoró en un tragante causando que cayera poco después al suelo.

—Joder, mi pierna. —gimió de dolor intentando inútilmente ponerse de pie.

Jungkook, que ya había avanzado un par de metros, dio marcha atrás para ayudarlo a levantarse. —Taehyung, vamos. Tú puedes, arriba.

—¿¡Qué demonios haces!? —gritó Hall al verlo retroceder —. Vámonos, ¡Ya!

—¡No voy a dejarlo! —declaró con determinación mientras tiraba de los hombros del chico.

—Eres un idiota, Kook. —Elliot suspiró, regresando hasta ellos.

Él y Jungkook consiguieron levantar a Taehyung; pero era demasiado difícil caminar así con el chico que aparentemente se había lastimado el tobillo.

Jungkook no necesitaba ayuda del rubio, no quería que tuviera algo que reprocharle después.

Así que levantó a Taehyung en brazos para cargarlo él solo, y corrió tan rápido como pudo.

Sujetaba con un brazo las piernas de Taehyung y con el otro su espalda. El chico rodeó con ambas extremidades su cuello aferrándose a él con fuerza mientras cerraba sus ojos ocultándose  en su pecho.

—¿Aún vienen detrás de nosotros? —preguntó Taehyung inocentemente.

—Sí, pero no por mucho —dijo Jungkook abrazando su cuerpo contra él, como con miedo a soltarlo.

Necesitaban que la infinita misericordia de Zeus les librara de problemas, pero considerando que eran un asesino, un fugitivo y un alcohólico lo más probable sería que Hades los ayudara.

Detuvieron un taxi que transitaba por el lugar. El conductor les vio asustado cuando entraron respirando con dificultad al notar que dos de ellos estaban armados y que el aparentemente lastimado.

Hall no dudó en sacar su revólver y ponérsela en el cuello. —Sigue conduciendo, perra —dijo.

La ruedas de hule rechinaron en el asfalto árido de la franja de Las Vegas cuando las patrullas que parecían seguirles pasaron de ellos.

Habían al menos veinte taxis amarillos por la autopista, era imposible saber en cual viajaban aquellos que eran perseguidos por la policía. Entonces les perdieron la pista.

El rubio continuó dando indicaciones al pobre taxista que parecía estar disfrutando de la adrenalina.

Cuando finalmente se deshicieron de los uniformados, le hizo conducir al hombre hasta su propia casa, una propiedad grande con garita de seguridad, un jardín delantero y la bandera de estrellas y franjas ondeando en la entrada, típico de él.

Entraron.

Jungkook ayudó a Taehyung a salir del taxi—¿Qué mierda acaba de pasar? —soltó el chico más para sí mismo que para los demás dejándose caer en el césped.

El pelinegro respiraba molesto. —Pasó que este hijo de puta nos delató con la policía y probablemente se arrepintió después —dijo señalando al mayor de los tres.

—¿Disculpa? —Elliot le vio ofendido—.  Acabo de salvar tu trasero y el de tu mascota. ¿Y es así como me agradeces?

—¿Entonces qué? ¿Apareciste misteriosamente cuando creíste que “quizás” la policía vendría a buscarme? ¿Ahora tienes súper poderes para saber cuándo estoy en peligro?

—¿Cuál es tu problema, Jungkook?

—Mi problema es que tú siempre encuentras hasta la más mínima oportunidad para joderme la existencia.

—¿Ahora es mi culpa que hayas bajado la guardia por andar de adolescente enamorado otra vez? ¿Es eso? ¿Tu pequeña burbuja de amor explotó cuando la policía apareció en la puerta?

—¡Pues en lo que a mí concierne yo estaba siendo muy feliz hasta que volviste a aparecer, Hall! —soltó Jungkook sin pensarlo, la mirada ofendida del otro se llenó de ira.

—¡Me esforcé demasiado como para que tú termines muerto en una zanja por culpa de una inútil cara bonita, JK!

—¿¡Podrían cerrar la maldita boca los dos!?—gritó Taehyung antes de que alguno de ellos continuara hablando. Se había puesto de pie, estaba recargado en una pared mientras les veía discutir.

—Esto no es asunto tu..—no pudo terminar la frase.

—Jungkook, deberías estar agradecido de que él apareció o quizás estaríamos en las noticias justo ahora. Y usted —volteó a ver a Elliot—¿Es tan difícil no menospreciarme cada dos segundos?

—Oh, por favor. Tú no tienes derecho de dirigirme la palabra, niño. —Estaba molesto, no podía ocultar que Taehyung no le agradaba —. Y tampoco necesito que este idiota me culpe porque la policía los descubrió.

El mayor pasó al lado de Jungkook, pero este lo tomó del brazo para detenerlo y dijo—: ¿Entonces por qué estabas afuera de la casa? Anoche, sabía que eras tú y me importó una mierda pero, ¿Qué hacías allí?

Suspiró por lo bajo y viendo fijamente a Taehyung contestó—Yo no confío en los Kim —. Y siguió, entró a su casa dejando a los otros dos callados en el jardín.  

El pelinegro se quedó viendo su espalda, confundido. Se veía más débil, más viejo, su mente divagó por un par de minutos sintiéndose culpable. Pero joder, si Elliot no los delató, ¿Quién?

—Oye, Jungkook. No pretendo molestarte pero... mi pie. No puedo hacer presión sobre él.

—Cierto, perdón. Me distraje por un segundo.

—¿Estás bien? —Ladeó la cabeza, no le gustaba ver a Jungkook así de perdido.

—Sí, sí. Hablaremos de eso después—se acercó a él para volver a cargarlo—, ahora será mejor que te lleve adentro para revisarte.

—¿Esta es nuestra única opción, cierto? Es la casa de Elliot y es probable que la próxima vez que parpadees me apuñale.

Asintió con la cabeza. —Uhm, sí. Pero conociéndolo es más probable que te dispare y luego lance tu cadáver a un río.

—Qué consuelo —dijo Taehyung soltando aire pesadamente. Jungkook sonrió cansado cuando lo alzó en brazos como si de un bebé se tratara o como a una novia en luna de miel.

—Acabo de descubrir lo ligero que eres y frágil además.

—No presumas, Señor Cuerpo de acero. —Se burló de él.

Jungkook comenzó a caminar lento hacia el interior de la casa. Sonreía ambiguamente mientras era difícil leer por su expresión en qué pensaba. Era como si la molestia en sus ojos buscara cubrir el miedo que sentía.

Se detuvo por un momento a admirar los interiores del lugar, era costoso y extravagante. Las paredes ocres y muebles de cuero gritaban “anciano” con demasiada intensidad.   

Acomodó con suavidad el cuerpo de Taehyung sobre el sofá, dándole espacio para extender la pierna mientras él se sentaba a su lado.

—Bien, veamos —dijo y subió ligeramente el pantalón del chico hasta su rodilla —. Tu tobillo se ve un poco hinchado, no creo que haya nada de qué preocuparse pero, sería bueno ponerle algo de hielo.

—Soy un idiota, perdón por causar tantos problemas yo…

—No estás acostumbrado a esto, no es gran cosa.

—Lo siento, no quise retrasarlos o hacer que volvieran a pelear. En serio, soy tan inútil.

—Cállate. Cada vez que hablas sin sentido comienzas a exasperarme, ¿Piensas que eres inútil solo porque Elliot lo dijo? No debería interesarte lo que él piense.

—¿Entonces por qué a ti sí?

—Es diferente, Taehyung. No espero que lo entiendas.

—Sí, nadie nunca espera que yo entienda algo.

—Por favor, no quiero pelear contigo también. ¿Sí? Por si no lo has notado mi nivel de tolerancia está en menos cero justo ahora. —Se puso de pie molesto —. Iré por hielo —dijo y salió de lo que parecía ser la sala.

Taehyung apartó la cabeza, la gente los atacaba a dónde fuesen y él seguía siendo una carga. Era débil, e inútil, tal y como YoonGi le había dicho la última vez que lo vio.

(

“Antes de que Min se fuera a Italia, él y Taehyung solían pasar el poco tiempo libre del mayor juntos; pero cuando regresó, se había vuelto distante, ni siquiera volteaba a verlo y las escasas veces que lo hacía era con rabia.

Y no lo entendía. Taehyung intentó una y mil veces acercarse a quien consideraba su hermano sin tener éxito.

La última vez que había logrado hablar directamente con él fue aquella cuando lo siguió hasta el llano trasero de la gran propiedad Kim.

Estaba escondido detrás de un árbol y lo observaba practicar sus tiros, YoonGi seguía fallando cada disparo, se veía cansado y parecía que pronto comenzaría a llorar.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Min al sentir su presencia allí.

—Aprendo de ti. Tú siempre has sido excelente para estas cosas.

—Lárgate de aquí, Taehyung —dijo viéndole con molestia —. No tienes nada que hacer de este lado de la casa.

—¿Por qué eres tan rudo? Yo solo quería…

—¿Sabes usar un arma? No. ¿Entiendes algo sobre esto? No. ¿Has visto la mitad de las porquerías que yo aquí? ¡No! ¡Eres débil, así que joder, déjame solo!

—¿¡Por qué estás gritándome!? Realmente me gustaría aprender. Yo solo quería...

Yoongi disparó al aire, respirando con furia y viendo con enojo al chico que temeroso se cubrió la cabeza lanzándose al suelo.

—Oh, perdón. ¿Te asusté? —se burló, y le tiró el revólver que había estado usando, el fusil cayó a un lado del cuerpo de Taehyung—. No puedo creer que aún seas tan inútil.

Fue lo último que le dijo. Luego se alejó de allí, dejando al castaño solo y abrumado.

Taehyung se levantó, y lo contempló marcharse. El arma se quedó entre la grama; más el castaño no fue capaz de tomarla. Se había convencido a sí mismo que era completamente inservible para este mundo y que quizás por eso nunca había encajado en el.

Suspiró y terminó la frase que intentó decirle Yoongi.

—Yo solo quería ser tu amigo.”

…)

Jungkook regresó unos minutos después con  hielo envuelto en una pequeña manta. Se había tardado una eternidad debido a que no conocía la casa, y a la gran cantidad de carne que había en el congelador.

El castaño divagaba sin prestarle atención a su alrededor y a Jungkook frente a él. Este colocó el hielo sobre su tobillo haciéndole reaccionar.

—Auch, duele. ¿Podrías ser un poco más cariñoso? —dijo quejándose de su lesión.

Sonrió para él. —¿Qué tan cariñoso quieres que sea?

—Lo suficiente como para no tratarme como a un costal de papas.

—Ajá, ahora yo soy el malo.

Jungkook disfrutaba mucho verle nervioso. Aprovechó la compresa que sostenía para deslizar su mano hacia arriba, acariciando su pantorrilla lentamente.

—Jungkook...—dijo el castaño al sentir la presión en su piel —. ¿Qué crees que haces?

—¿Uhm? —Sonriendo y fingiendo demencia —. Estoy revisando tu pierna.

—No uses mi lesión como excusa para manosearme.

—Me ofendes con tus acusaciones, no haría algo como eso. —Su pierna pronto estaría bien, no existía tal lesión. Jungkook tenía suficiente conocimiento sobre el tema como para saber que Taehyung se había paralizado al caer; más no se había lastimado en sobremanera.

No quería preguntarle directamente, o reprocharle su reacción. Pero no podía negar que estaba demasiado preocupado para pasarlo por alto, otro error como esos y tendría que ir por él a la morgue.

—Ah, entonces. ¿Por qué estás tocándome?

—Tengo derecho de hacerlo.

—Y según tú, ¿quién te dio ese derecho?

—Yo mismo me lo he otorgado —dijo irreverente. Y se acercó lo suficiente como para tomar con su otra mano la mandíbula del chico.

Comenzó a reír. Taehyung tenía ligeramente raspada la mejilla, y Jungkook no dudó en dejarle un pequeño beso sobre la esta.

Eran pocos instantes en los que pese a que el mundo que los rodeaba se iba a la mierda, estaba feliz. Taehyung le hacía sentirse menos agobiado en medio de todo el peligro y la adversidad.

Jungkook tuvo alguna vez una herida en el mismo lugar, después de tanto tiempo ya no era más que una marca pequeña que era poco visible en su mejilla. Similar a la que ahora tenía Taehyung.

Y su cercanía le hacía saber que sus cicatrices estaban enamoradas.

—Estás siendo completamente adorable conmigo para ser yo quien casi jode todo.

—Tomaré parte de la responsabilidad. Es culpa mía que no puedas caminar bien. —Elevó una ceja sugerentemente.

—Ahora eres un cerdo.

—Soy un degenerado, lo sé.

Alguien aclaró su garganta detrás de ellos. —¿Dónde está Hall? —dijo con un bate en la mano, listo para golpear a Jungkook por la espalda.

Jungkook se levantó a la defensiva, escudando a Taehyung. Este día no podía ponerse peor.

—Oye, tranquilo.  No estamos buscando proble-...—Antes de que terminara de hablar el hombre desconocido se abalanzó sobre él, dispuesto a golpearlo.

El bate que tenía pasó justo al lado de la cabeza de JK cuando  esquivó la sólida madera con que lo atacaba.

Cuando volvió a acercarse a él tomó su mano y la dobló junto con su brazo para dominarlo; pero no, este tipo era un profesional. Jungkook golpeó su pecho con ambas manos haciendo que chocara contra una pared.

Parecía que ninguno de los dos era capaz de dominar al otro.

Elliot, quien veía la escena desde lejos se acercó a Taehyung lentamente con un vaso de vodka en su mano y le dijo —: ¿Cuánto tiempo llevan así? —le preguntó al chico con total tranquilidad.

—No lo sé, ¿Unos diez minutos? —dijo sin entender la paciencia del rubio, asustado.

—Hoseok, la cabeza me va a explotar. Deja de pelear con el niño, ¿Quieres? —intervino lanzándole el resto de su bebida a Jungkook en la cara.

Todos se quedaron quietos.

Jung Hoseok solía dirigir el territorio restante en Corea, su distrito fue el primero en ser atacado por la gente de Park. Entonces, en medio de la anarquía y escombros de su gente había desaparecido.

Todos creyeron que estaba muerto, aunque aparentemente se habían equivocado.

—Estamos en peligro y tú apareces borracho (como de costumbre) con dos pubertos que parecen haber sido arrollados por un camión. La policía ha estado olfateando el sector toda la mañana, deberíamos estar más alerta.

Su cabello estaba totalmente alborotado, quizás ya había perdido la razón. Un demente, eso era.

—Estás siendo paranoico. La policía no se atreverá a entrar aquí, ni ellos ni nadie. Después del sapo que descuartizamos en el club, no creo que se quieran arriesgar a morir.

Hoseok les veía analizando cada una de sus facciones. La camisa de Taehyung estaba mal abotonada, dejaba a la vista la letra “K” tatuada en su hombro.

—¿Qué hace aquí un Kim? —preguntó.

—Yo también quiero saber eso. —secundó Hall —. Jungkook —llamó—, necesito hablar contigo, a solas.

El pelinegro soltó aire pesadamente, no podía negarse.

Asintió siguiéndolo de inmediato hasta otra habitación, pensativo. Era probable que su rostro estuviera fichado en las fronteras y no había forma de que saliera del estado o del país sin ser visto. Tenían que quedarse allí.

—¿Vas a regañarme por milésima vez en el día?

—¿Cuánto te están pagando por esto? —dijo directo.

—¿A qué te refieres?

—Taehyung, ¿Cuánto te ofrecieron por ser su guardaespaldas?

Lo meditó. En realidad nunca le habían ofrecido alguna cantidad, y su trabajo se había tergiversado demasiado. —Nada, estaba tratando de probar mi lealtad.

—¿¡Qué!? ¿Estás diciéndome que haces esto sencillamente para ayudar como un buen samaritano?

Taehyung sabía que estaba mal espiarlos, pero su curiosidad era demasiado grande. Así que pese a su pierna falsamente adolorida se acercó a la puerta y se quedó en silencio para escuchar mejor.

—¿Qué tiene eso de malo?—dijo Jungkook a Elliot.

—Escucha. Todos en esta casa, incluyéndote, somos fugitivos. Y ese niño, nos va a convertir en un blanco aún más grande, además de que solo está estorbando.

—¿Y qué esperas que haga? ¿Qué lo abandone así como así?

—¡Sí! Nosotros nunca hemos tenido nada que ver en las peleas de las mafias. No es nuestra guerra, Jungkook.

—No puedo dejarlo. Yo...

—¿Vas a decirme que estás enamorado de él acaso?—Jungkook se quedó callado —. Dime por favor que no lo estás, dime que no significa nada para ti o tendré que pedirte que te vayas.

Jungkook se quedó callado, no sabía qué hacer.

Simplemente no podían salir.

—¿Cuál es tu punto? ¿De qué serviría decir que no significa nada para mí si la verdad es que yo lo am-

No le dejó seguir hablando. —Si se queda atraerá a Park hacia nosotros. Va a matarnos a todos, no intentes ser un héroe, hijo. No lo eres.

—¿Entonces qué pretendes, que se lo entregue yo mismo?

—No, yo...creo que sería mejor si él desapareciera. Es el único que no ha sido boletinado aquí, él solo sí podría atravesar la frontera.

Estaba contra la pared, Elliot tenía razón. —¿México?

—Sí, Gómez podría hacer un trabajo como ese.

—Sería una carga demasiado grande…

Taehyung ahogó un gemido de tristeza. ¿Jungkook también lo veía como una carga? Sintió cómo su estómago se revolvía,  solo estaba estorbando la vida de los demás. Y después de todo, él era solo un impedimento en para aquellos que lo rodeaban.

¿Por qué Jungkook no podía ser igual que Yoongi y ser directo en vez de hacerle sentir especial?   ¿Tanto era el afán de burlarse de él?

¿Simplemente buscaba probar su lealtad? ¿Taehyung era solo un trofeo que buscaba llevar hasta su padre para mostrar qué tan capaz era?

Pero estaba bien, ya no molestaría a nadie más con su presencia.

Antes de que sus lágrimas le delataran, se alejó de allí sin ser capaz de seguir escuchando.

—¿Para Gómez?

Jungkook estaba mareado. Nunca admitiría que estaba apunto de llorar. —No, para mí. Si él se va yo iré con él. Tú no lo entiendes.  Yo lo necesito, más de lo que creí necesitar a alguien en toda mi vida.

—No seas irracional. ¿Realmente piensas meterte más en esta mierda? La relación que tienen es algo temporal; aprende a separarlo.

Estaba decidido a encarar a quién fuese necesario. No había fuerza en la tierra que lo hiciera separarse de Taehyung.

—Temporal o no, yo arriesgaría mi vida si con eso logro mantenerlo conmigo unos minutos más.

—Eres un idiota. —Escuchó decir a Hall antes de disponerse a salir de allí.

—Nos iremos en la mañana. Y sí, soy el peor de los idiotas; pero ya estoy cansado de esconderme. No perderé más tiempo.

Salió completamente de allí.  Volvió al primer piso; pero no encontró al castaño por ningún lado. Revisó en toda la propiedad a sus anchas sin hallar al chico y comenzó a agitarse.

Regresó a la sala—¿Dónde está Taehyung?—, preguntó a Hoseok, a quien acababa de conocer y que estaba paranoico viendo por la ventana con su arma en la mano.

—¿El castaño? No lo sé. Tomó su maleta y se marchó.

—¿¡Cómo que se fue!?

—Fue a buscarte, regresó maldiciendo, dijo algo sobre una computadora y se fue.

Maldita sea, tenía que ir a buscarlo no debía estar muy lejos; ¿Pero qué debía hacer? Si salía lo más probable es que alguien lo reconocería.

—¡Por la vida de diez mil putas! ¿Estás jodiéndome, señor?  Justo ahora que necesito quedarme en este basurero, maldita sea.

Frustrado, pateó una mesa haciendo que se partiera. Un gran estruendo resonó por toda la casa, y Elliot apareció de nuevo en la escena.

—¿¡Qué mierda!? —dijo al ver a Jungkook convertido en su versión más primitiva.

—Taehyung se fue por tu culpa, y las estupideces que dijiste. Lo conozco, seguramente escuchó algo que lo lastimó, y él…

—Genial, nos quitó un peso de encima.  

—No te atrevas.

—Esto es algo bueno, ahora solo tenemos que enfocarnos en…

—No tengo tiempo para esto —dijo comenzado a tomar sus pocas cosas —. Iré a buscarlo.

—Tú no irás a ningún lado, la palabra “Cárcel” está implícita en tu destino si sales. —Se movió bloqueando el paso.

Sacó su arma, y la puso en la cabeza. —Si no te quitas de la puerta tendré que quitarte. Esto es tu culpa.

—Jungkook…

—Voy a dispararte. Uno. —Comenzó a contar y cargó el arma.

Tragó, Jungkook estaba demasiado frustrado, cosas malas ocurrían cuando eso pasaba. Y él sabía a ciencia cierta que él no temía de jalar el gatillo.

—No se trata de eso. Vete si quieres pero no dejaré que salgas luciendo así.

—¿Qué? —El pelinegro bajó el arma, entendiendo un trasfondo en sus palabras.

—Supongo que eres un imbécil y que te importa una mierda lo que yo diga, así que si vas a salir intentaré al menos que no te parezcas a la foto del boletín policíaco.

—¿Cómo harás eso?

—Ya lo verás.

Jungkook ladeó la cabeza, si era lo que él se imaginaba prefería quedarse calvo. —No estarás pensando en…

—Unos lentes de sol, y un tinte para el cabello.

—No creo que la gente sea así de crédula.

—Jungkook, no olvides que todos los asiáticos son iguales aquí.

—Hijo de perra. —Le dijo, aunque, tenía razón. Nunca creyó que el racismo jugara a su favor.

Como sea, tenían que darse prisa. Solo faltaban un par de horas para el atardecer, debía aprovechar la noche.

Taehyung se había llevado su computadora y parte del dinero que les quedaba. El castaño no hablaba bien el idioma y no conocía el lugar.  Era demasiado arriesgado; Porque cuando entrara la noche, las calles lujuriosas de la ciudad y sus desalmados proxenetas buscando nueva mercancía podían volverse demasiado peligrosos para un chico así de... singular.

Suspiró, solo esperaba que Taehyung no fuera a hacer una estupidez. Bueno, otra.


[Busan]

Yoongi vagaba por la oficina de Jimin jugando con cualquier cosa que estuviera en el escritorio, con todas aquellas cosas que habían recolectado durante estos meses en sus ataques a otros territorios.

—Veamos, ¿Qué tienes en tu computadora, Seokjin? —dijo revisando el aparato.

Funcionaba; pero no tenía nada importante dentro de ella. Era como si hubiese borrado toda su información.

[Pura basura], pensó pues no servía para nada. Yoongi estuvo a punto de cerrarla cuando una notificación apreció frente a él.

Bandeja de entrada: 1.

Oh, vaya. ¿Quién diría que Seokjin tenía contactos en el extranjero?




Espero que les guste. :(

Manténgase con vida. J.S

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