Night 2 (Parte II)


"¡Hermano!" - Los gritos asustados de los menores alertaron a sus padres, quienes bajaron de inmediato.

"Niños, ¿qué es todo este alboroto?" - Se quejó, mientras bajaba por las escaleras, anudándose el lazo de su bata y se peinaba como podía su pelo completamente revuelto. "Michael, más te vale que no hayas hecho una de las tuyas, porque si no...

William se quedó estupefacto al ver su hijo tirado en el suelo inconsciente y con la frente empapada de sangre, debido a la enorme brecha que tiene en su frente.

"¡Michael!" - gritó su mujer alarmada, quien estaba detrás de él. Se adelantó y se puso al lado de su hijo. Lo giró con cuidado, evitando de provocarle alguna lesión grave en el cuello y comenzó a llamarlo, mientras le daba palmadas en las mejillas. Su rostro estaba completamente pálido, asustando más a su madre y a sus hermanos. Se volvió hacia su marido y con una mirada aterrada, le pidió: "¡William llama a la ambulancia!"

Inmediatamente, se dirigió al teléfono que tenían colgado en la pared de la cocina y llamó al 911, mientras miraba atónito la escena. Cualquier padre estaría alterado al ver como uno de sus hijos estuviera inconsciente, sin signos de respuesta. En cambio, lo único que sentía William al ver aquella escena era nada, salvo su sorpresa, ya que le era raro que ocurriera algo tan inusual como que su hijo mayor se desmayase por ninguna razón aparente.

No pasó mucho tiempo cuando llegó la ambulancia y los paramédicos se llevaron a Michael en una camilla, William le pidió a su mujer que se quedase con los pequeños y que fueran en el coche con todo lo necesario, para que así él pudiera acompañar a su hijo en la ambulancia. Su mujer lo aceptó a regañadientes, observó como su marido  se metió en la ambulancia y se alejaban de la residencia. 

Durante el trayecto, William miraba a su hijo inconsciente con indiferencia, en ese momento solo pensaba en lo que le sucedió ayer y en la conversación que tuvo esta mañana con su hijo. Intentaba atar cabos hasta llegar a una sola conclusión, Helen. "Helen podría ser la clave de todo esto." - Pensó con frialdad. Los sanitarios habían conectado a una máquina para revisar sus constantes vitales, además de vendar la herida de su frente y conectarlo a un suero.

Cuando llegaron al hospital, lo llevaron de inmediato a urgencias, dejando a William en la entrada de la sala. 

"¡William!" - escuchó la voz de su amigo, este se giró y se sorprendió al ver que iba acompañado de Helen.

"Henry y, ¿Helen?"

"Claire me lo ha contado todo. ¿Cómo está?" - preguntó preocupado.

"No lo sé. Se lo han llevado para hacerle unas pruebas. Así que hasta que no terminen, no me avisaran para que podamos entrar."

Helen se acercó a la entrada preocupada. "Espero que no sea nada grave". - Ambos mayores se pusieron al lado de ella y esperaron a que saliera algún doctor. Por suerte, la espera no fue tan larga y salió en seguida uno de los doctores, que entraron con Michael.

"¿Cómo está mi hijo, doctor?" - preguntó serio William.

"Está estable. Por desgracia, desconocemos las causas de su desmayo. Le hemos hecho varias pruebas y no hay nada fuera de lo normal, lo único que podemos hacer es esperar a que se despierte." - William no se sentía conforme por el trabajo realizado de los médicos, se sentía frustrado o, más bien, consideraba que aquellos médicos eran unos completos inútiles al no poder dar un claro diagnóstico a su hijo. - "Su hijo se encuentra en observación y se encuentra en la habitación 205, por si quieren ir a verle, y ahora, si me disculpan tengo más pacientes por atender". - El médico se marchó apresurado, dejando a William indignado por las acciones de los médicos. Henry intentó calmarlo sin éxito, pero William lo apartó de un manotazo y se marchó a la habitación, donde se encontraba su hijo.

Mientras William se alejaba, Henry y Helen se encontraron a la Sra. Afton con los pequeños, Elisabeth y Evan, quienes lucían preocupados y asustados. Henry le explicó lo sucedido a la mujer de William, mientras Helen animaba un poco a los pequeños, y le contó que lo habían ingresado en una habitación, donde su marido William se estaba dirigiendo ahora mismo. Claire le pidió a Helen que se quedara un momento con sus hijos en la cafetería, mientras ellos se iban a la habitación. Helen accedió y le dieron un poco de dinero para que tomasen algo. Helen vio como ambos mayores se marchaban, mientras ella sostenía a los dos menores.

"¿Quién quiere un chocolate caliente?" - propuso Helen a los pequeños.

"Yo" - ambos asintieron su propuesta. Se marcharon a la cafetería, donde pidió dos chocolates calientes y un café con leche. Los niños se tomaron tranquilamente su chocolate, cuando Helen les preguntó sobre lo ocurrido con Michael.

"Elisabeth, ¿sabes qué le ha pasado a tu hermano?" - preguntó directamente a la mediana de los Afton. Aquella pregunta la tomó por sorpresa y con una mirada llena de arrepentimiento, le contó lo ocurrido. Helen se quedó pensativa e intentaba asimilar y analizar todo lo que dijo la hermana pequeña de su compañero.

"No era nuestra intención que nuestro hermano se sintiese mal. Es solo que, sentíamos que había algo raro en él. Como si no fuese el Michael que nosotros recordamos".

"No es que no nos guste. Me gusta mi hermano como es ahora, pero siento que mi verdadero hermano era el cruel y el que nos hacía bromas pesadas". - Helen bajó su mirada hacia su taza de café y les hizo una pregunta, que a primeras parece simple, pero que en realidad es más profunda de lo que aparenta:

"¿Qué tiene de malo el Mike de ahora?" - El pequeño se quedó desconcertado y Helen al notarlo, continuó: "Como tú dijiste, ahora es más afectivo y atento contigo. Eso no significa que tu hermano ha madurado y ahora quiere recuperar el tiempo perdido contigo, siendo un buen hermano".

"¿Puede?"

"Mirad, a veces las personas como tu hermano, tienen... digamos, malos momentos en sus vidas y a veces lo pagan con la gente más cercana a él, en este caso a tí y cuando se da cuenta, ya es demasiado tarde. Por suerte, él reaccionó a tiempo y ahora está haciendo todo lo posible para que los dos volváis a ser cercanos, aunque eso le conlleve mucho tiempo porque tú sigues asustado de él". - Evan bajó su mirada y se quedó mirando a su osito de peluche y luego fijó su mirada en su hermana para luego volver en la de Helen. "Lo que intento decir es que, lo hace para perdonarte. Aunque, él no creo que espere tu perdón".

"¿Por qué?" respondió el pequeño.

"Porque cree que sigues enfadado con él y, creo que él no merece tu perdón".

Elisabeth se la quedó mirando extrañada ante sus palabras como si ella estuviera ocultando algo. Aunque no sabía de qué. Entonces, frunció el ceño extrañada y preguntó:

"¿Te gusta mi hermano?"

"¿Qué?" respondió sorprendida. "¡No! ¿Por qué tan de repente la pregunta?"

"No lo sé" Se encogió de hombros. "Supongo que por curiosidad".

"¿Por qué no te gusta mi hermano?" Ahora era Evan quien preguntaba.

"Pues, porque tu hermano y yo no congeniamos. Es más, ambos somos completamente incompatibles"

"¿Qué es incompatible?" preguntó el menor.

"Es cuando, en este caso, dos personas no se gustan y nunca se van a gustar".

"¿Es porque es feo?" preguntó con inocencia 

"No"

"Entonces, ¿te parece guapo?" dijo emocionada su hermana. Aquella conversación se estaba desmadrando y Helen tenía que ponerle fin, ya que no quería enrevesarse más y tener problemas a la larga.

"Fin de la conversación. Terminaos el chocolate antes de que se enfríe" Los niños se quejaron, pero Helen los ignoró y siguió tomando su café. Cuando terminaron de tomar sus bebidas, Helen pagó a la camarera y se fueron a la habitación para ver como estaba Michael. Al llegar, vio por la ventana que él seguía inconsciente. La madre de Michael se percató de su llegada y salió de la habitación para volver con sus pequeños. William también salió de la habitación y le pidió a su mujer que entrara con los pequeños. 

Ya estando los dos solos, Helen le preguntó el estado de Michael.

"Sigue inconsciente, aunque estable. Helen, necesito hablarte de algo. Pero, no aquí".

"Está bien, si quieres podemos hablar afuera" dijo extrañada.

"Sí, además necesito tomar el aire. No sabes lo agobiante que puede llegar a ser esto" respondió mientras se desataba un poco el nudo de su corbata. William vestía su traje usual, lo que significa que mientras Helen y los hijos de William estaban fuera, William, en algún momento, se cambió de ropa, gracias a que su mujer le trajo una muda limpia.

Ambos salieron del hospital y se alejaron de la entrada para tener algo de privacidad.

"¿Sobre qué quería hablar?" preguntó Helen, quien se sentía en esos momentos, insegura ante la presencia del Sr Afton.

Este, sin responderla, se sacó una pitillera con un par de cigarrillos dentro, sacó uno de ellos, se lo llevó a la boca y del bolsillo de su chaqueta, sacó un encendedor y lo encendió. Helen estaba un poco sorprendida de que él fumase.

Él, en cambio, desvió su mirada en ella y al ver su sorpresa, este la respondió: "No suelo fumar, salvo en los momentos de mucho estrés y cuando no hay nadie delante, aunque tú eres una excepción. Volviendo al tema. Helen, ¿podrías responderme qué ocurrió exactamente ayer por la noche?"

"¿Disculpa?" respondió desconcertada.

"Ayer por la noche, ¿qué pasó?" Respondió con un tono frío y severo.

"Lo siento, pero no sé a qué se refiere". Ante aquella respuesta, William tiró y pisoteó su cigarrillo molestó y jaló a Helen contra la pared, haciéndola daño.

"No te hagas la estúpida conmigo. Sabes a qué me refiero. Ayer por la noche, se suponía que me quedé en el restaurante arreglando mi traje Springlock, pero, según mi hijo, fuiste tú quien se quedó arreglándolo toda la noche. La cuestión es cómo y por qué".

Helen estaba paralizada ante aquella violenta situación, en la vida había visto al Sr Afton tan enojado, ni siquiera con su hijo Michael era así. Asustada y con la voz agitada, le contó al Sr Afton la verdad:

"No sé de qué me habla señor. Yo solo me ofrecí a quedarme a reparar su traje para que ambos pudierais llegar a casa a tiempo de la cena y que pudiera estar con su familia. Por cierto, hablando del traje. Encontré varios desajustes y fallos en él" William la miró estupefacto y se deshizo de su agarre, liberándola en el acto.

"¿Fallos?"

"Sí. Gracias a su obsesión y a que estuve revisándolo durante toda la noche pude detectarlos a tiempo y arreglarlos. Si no se hubiesen arreglado, lo más probable que la próxima vez que se usase, los springlocks se activarían y usted habría muerto de manera lenta y dolorosa." Helen se asustó al ver como en el rostro de su jefe se estaba formando una sonrisa macabra. Se sentía como si de algún momento u otro, él la iba a asesinar con sus propias manos. "¿Se encuentra usted bien?" preguntó asustada.

Aquel rostro macabro desapareció, mostrando su rostro serio y le respondió: 

"Sí, estoy bien. Gracias por arreglarlo. ¿Quién sabe lo que habría ocurrido si llegase a ponerme el traje de nuevo? Puede que se hubiesen activado los spinglocks uno en uno, sufriendo de manera lenta y dolorosa, y sintiendo como los huesos se rompen poco a poco, uno en uno, al mismo tiempo que mi piel y músculos se desgarran y se separan entre sí por el agarre de los resortes." Su voz se volvía tenebrosa por momentos, asustando cada vez más a la chica. "Mientras me ahogo poco a poco de mi propia sangre. Pero, por suerte, no ha sido el caso" William la sonrió de manera macabra. "Gracias Helen".

"¿De nada?" respondió atemorizada. Aquella suposición le pareció demasiado realista y Helen sentía curiosidad por aquello, a pesar de su inseguridad ante la presencia de su jefe. "Esa suposición lo ha detallado como si lo hubiese sufrido".

"Y lo sufrí".

"¿Qué?" exclamó desconcertada.

"En el sueño que tuve anoche". Con sus dedos hizo el gesto de entre comillas al mencionar la palabra sueño. "Hasta sigo creyendo que lo que soñé fue lo que pasó realmente anoche y no las patrañas que tú, mi hijo y el resto de mi familia me han contado".

"Pero Señor, lo que le he contado es cierto. Realmente me quedé arreglando a Spring Bonnie en el restaurante".

"Pues espero que sea cierto y todo fue un mal sueño, Helen". Se quedó cara a cara y observó minuciosamente los rasgos de la chica, que por alguna extraña razón le parecían inusuales, sobre todo, sus ojos verdosos. En cambio, ella se sentía completamente insegura ante él. Es como si estuviera ante la presencia de una bestia, que en cualquier momento la iba a despedazar en mil pedazos. Entonces, William se apartó de ella, se arregló su traje, echó varios de sus mechones hacia atrás y volvió a mostrar su semblante sereno. En otras palabras, volvió el William Afton que todo el mundo conoce. "Debo suponer que querrás estar un rato a solas con mi hijo".

Helen no sabía qué decir, aún estaba en shock por lo que acababa de suceder. Acababa de descubrir una faceta oscura y peligrosa de su jefe del que no le gustaría enfrentarse o volver a verlo. Respiró profundo, templó sus nervios y le respondió:

"Sí, me gustaría estar con él. Si no es molestia".

"Muy bien. Entonces, regresemos". Helen caminó junto a él intranquila. A pesar de su serenidad, ella ya no podía fiarse más de él, ya que aquella peligrosa personalidad, se notaba a la legua que era el de un asesino, pero ella no podía contárselo a nadie. Nadie la creerían, era su palabra contra la suya.           (P*# s€ºrt=, 3573 no 8r9 el cªs$). 

Cuando llegaron a la habitación, todavía seguían su familia y Henry dentro. William le pidió a su mujer que descansara un poco y que se fuera con los niños un rato afuera. Su mujer se negaba, pero él insistió y logró convencerla. En cambio, fue Henry quien le pidió a William que hablasen en privado. A pesar de que ella desconocía el motivo, supuso que sería del trabajo y que muy probablemente hubieran cambios para hoy, debido a que Michael faltará al trabajo. Helen entró a la habitación y cerró la puerta por privacidad en el momento que Afton y Emily se alejaban del pasillo. Finalmente, Helen se quedó a solas con Michael, quien seguía inconsciente y sin mostrar signos de mejora. Cerró las cortinas de la ventana que daban al pasillo y se sentó al lado de él.

Agarró su mano con fuerza, con su otra mano le apartó varios mechones de su rostro, se acercó lentamente a él y le susurró al oído:

"Despierta Michael".



"Será lo mejor. Hoy no usaremos los trajes spring-locks, yo me haré cargo del puesto de guardia de seguridad, mientras que tú controlas a los animatrónicos" discutió William con Henry.

"¿Estás seguro de que no prefieres estar aquí con tu hijo?"

"No, que lo haga Claire"

Helen salió de la habitación de inmediato y buscó frenéticamente a William y Henry hasta por fin dar con ellos. Ellos se sorprendieron al verla alterada, pero lo que les iba a contar, los dejarían con la boca abierta:

"¡Sr Afton! Su hijo..." al haber estado corriendo, le faltaba el aire e intentaba recobrar el aliento. "Su hijo ha despertado".

"¿Qué?" exclamaron sorprendidos ante la inesperada noticia.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top