Night 2 (Parte I)
William seguía temblando en su cama. ¿Todo lo que había sufrido era todo un sueño o era real?
Su mujer se acercó para tranquilizarlo, pero William la apartó de un manotazo. Al darse cuenta de lo que hizo, se disculpó de inmediato:
"Lo siento. Yo no quería..."- William no pudo terminar la frase al ver la preocupación de su esposa.
"No te disculpes. Has debido de tener un mal sueño y es normal que tengas los nervios a flor de piel, pero debes saber que este es el mundo real." - Se abrazó a su marido para tranquilizarlo - "Y no hay nada de qué temer". - William acarició las manos menudas de su esposa y se las besó.
"Lamento si te he hecho daño, Claire" - William se sentía mal y estaba muy arrepentido, su mujer pudo percibir su arrepentimiento con solo mirar su mirada y acarició con ternura su rostro pálido.
"Vamos a hacer una cosa" - William la escuchó atentamente. "Mientras tú te quedas aquí descansando, yo iré a preparar el desayuno y cuando termine, subiré tu desayuno".
"Oh, Claire. No tienes por qué..." - Su mujer lo silenció posando sus dedos finos en sus labios.
"Ah, ah, ah... Tú quédate aquí, volveré en seguida" - Lo besó en los labios, se puso la bata y se dispuso a salir de la habitación, cuando William le hizo una pregunta:
"¡Espera! ¿Anoche llegó bien Michael?"
Su mujer lo miró desconcertada ante su pregunta, William al ver su expresión se extrañó y sus temores se confirmaron: "Querido, ¿seguro que estás bien?"
"¿Por qué lo preguntas?
"Porque anoche tú y Michael llegasteis juntos a casa, es más, llegasteis más temprano de lo normal".
"¿Qué?"
Aquella respuesta lo tomó por sorpresa. ¿Cómo era posible que Michael se fuera con él, es más, a qué se refería con que llegaron a la hora justa de cenar? ¿Acaso todo lo que vivió anoche era todo un sueño y si es así, por qué no se acuerda de nada?
"Creo que es mejor que descanses un poco más" - Sin más dilación, se marchó de la habitación, dejado a su marido en la cama, pero él no estaba dispuesto quedarse en la cama. Necesitaba respuestas y la única persona que podía dárselas en ese momento es su hijo, Michael.
Se levantó de la cama, se puso su bata y se dirigió al cuarto de baño contiguo para refrescarse la cara. Se miró en el espejo y podía ver con claridad la enormes bolsas oscuras que marcaban bajo sus ojos, como si no hubiese dormido nada en toda la noche. Quizás ella tenga razón y lo que necesita era descansar pero, su curiosidad lo estaba matando y el sabe que hasta no resuelva un problema, no puede descansar en paz. Era uno de los numerosos defectos que el tenía que no podía remediar. Con una mirada seria y decidida, se dispuso a ir a la habitación de su hijo mayor y hablar con él.
Llamó a la puerta hasta que finalmente, su hijo se dignó a abrirlo.
"¡Joder, papá! ¿No podrías llamar más tarde? No son ni las siete" - Se quejó su hijo.
"¡No! Tenemos que hablar" - Dijo serio sin levantar mucho la voz.
"¿Hablar de qué?" - preguntó molesto.
"Sobre lo de ayer" - Los ojos de Michael se abrieron como platos, sorprendido. Le dejó pasar su padre a su habitación para hablarlo de manera más calmada y en privado. William entró tranquilo y su hijo cerró la puerta, ambos se sentaron, William en la silla del escritorio y su hijo en la cama.
"Debo reconocer que eres bastante ordenado y limpio de lo yo me imaginaba". - Respondió sorprendido sin dejar de observar la habitación de su hijo.
"No cambies de tema. ¿De qué querías hablar?
"Sobre lo de ayer".
"Oye, sé lo que vas a decir, así que ya tuve suficiente con la reprimenda de ayer. Lo siento, la cagué y no volverá a suceder".
"¡¿Qué?! No he venido por eso".
"Entonces, ¿a qué coño has venido?
"¡Por lo de anoche! Quiero saber qué ocurrió anoche"
"¿Lo de anoche?" - Se quedó sorprendido por aquella pregunta.
"Sí, anoche. No recuerdo absolutamente nada de lo que pasó anoche o, mejor dicho, si lo recuerdo pero, de forma distinta".
"¿Cómo de diferente?" - preguntó desconfiado.
"Un ejemplo es que tú volviste a casa con Helen".
"¡Qué? Eso es absurdo. Yo fui a casa contigo, es más, Helen se quedó en el restaurante revisando tu dichoso traje".
"¿Helen se quedó reparando mi traje? - se sobresaltó de la cama.
"Sí. Lo sé, yo estoy tan sorprendido como tú. Pero es lo qué pasó. ¡Rayos! Ayer por la noche no parecías tú, perdona que te lo diga.
"Conque, Helen se ofreció a revisar mi traje, ¿eh? Gracias hijo, es todo lo que quería saber." - Salió de la habitación en silencio, dejando a su hijo solo, pensativo.
Él también le pareció extraño lo que ocurrió anoche, no tenía ni pies ni cabeza que después de haber tenido aquella enorme bronca con su padre, quisiera volver a casa con él en el mismo coche, pero es lo que recuerda. Helen ofreciéndose a revisar el traje de Spring Bonnie para que ambos pudieran volver pronto a casa. Optó por dejar de lado aquel problema y se sentó en su silla y se dispuso a dibujar, un pasatiempo al que su padre lo consideraba como una pérdida de tiempo. Abrió su cuaderno y se encontró con un dibujo que el, para nada recordaba haber dibujado.
Aquel dibujo en cuestión era su compañera Helen conduciendo, donde había un bocadillo y en él ponía: Que tengas dulces sueños.
Michael al leerlo en voz alta, comenzó a sufrir un fuerte dolor de cabeza y varias escenas de anoche que no recordaba, vinieron a su cabeza. Esas mismas escenas que su padre había descrito minutos antes.
"¿Qué demonios acaba de pasar?" - Masculló sin dejar de agarrarse la cabeza por el fuerte dolor de cabeza y que lo tenía agachado desde su silla. Se reincorporó poco a poco para volver a ver el dibujo, al volver su vista en él, se sorprendió al ver que el dibujo no estaba. Pasó las páginas de su cuaderno apurado y se alteró al ver que había desaparecido por arte de magia el extraño dibujo que ni unos segundos había visto antes. "¿Qué?" - Se volvió a quejar del dolor, su dolor de cabeza no desaparecía e iba para más. Decidió recostarse, pero el sonido de su puerta llamando, lo interrumpió. Se acercó a la puerta a duras penas y al abrir se encontró con su hermano pequeño Evan abrazando con fuerza su peluche de Fredbear.
"Mamá dice que el desayuno ya está listo" - Su voz sonaba tenue y atemorizado.
"Sí, ya voy" - Su hermano salió despavorido, mientras él salía y cerraba la puerta de su habitación.
Michael no comprendía por qué su hermano le tenía miedo si él no recuerda haberse metido con él y, cada vez, que su hermano huía sentía una gran punzada en el pecho como si se sintiera culpable de algo que había cometido. Al llegar a la cocina, sus hermanos ya estaban sentados en la mesa y con el desayuno colocado, incluido el suyo. El desayuno consistía en un plato de tortitas con sirope de arce.
"Buenos días, hermano" - saludó su hermana con una gran sonrisa en su cara.
"Buenos días, Elisabeth" - devolvió los buenos días, cogió su taza y lo llenó del café recién hecho de la cafetera y se sentó en su asiento. Estaba sentado al lado de su hermana y justo en frente de su hermano, quien seguía incomodado por la presencia de su hermano.
Su madre terminó de preparar la bandeja de desayuno de su padre, se quitó el delantal, cogió la bandeja y antes de marcharse a la habitación le pidió a su hijo mayor que cuidara a sus hermanos:
"Michael, ¿podrías hacerme un favor y cuidar de tus hermanos durante la mañana?"
"¿Por qué tendría que...?" - Al darse cuenta de cual era las intenciones de su madre, puso cara de asco. Iba a contestarla, pero al notar el ceño fruncido de su madre, no tuvo más remedio que contestar con un "está bien".
Su madre subió a la habitación feliz. Michael a penas podía probar bocado, debido a su dolor de cabeza que en ningún momento cedió, además de la imagen de sus padres haciendo el amor. Intentaba probar un bocado más, pero por más que lo intentara, no podía. Si daba un bocado más, iba a vomitar. Al final, terminó por apartar el plato. Su hermano se dio cuenta de ello y preguntó preocupado:
"Hermano, ¿estas bien?"
"Si, solo no tengo hambre. Si quieres puedes comerte el resto de las tortitas". - Ambos hermanos se sorprendieron y lo miraron desconcertados.
"¿Pu-puedo?"
"Claro. Toma" - Le colocó el resto de tortitas en el plato de su hermano y luego, tomó un poco del café de su taza. Su hermana lo miró fijamente y este se percató de su mirada. - "Si tienes algo que decir, dilo".
"Yo, no es nada. Es solo que estas raro".
"¿Raro? ¿En qué sentido?" - respondió sorprendido. ¿Será que su hermana se habrá dado cuenta que no se encontraba bien?
"Bueno, es que te comportas de una manera bastante inusual".
"Liz, sin rodeos".
"Estas siendo educado y bueno conmigo" - Esta vez fue Evan quien respondió, dejando a su hermano mayor atónito.
"¿Cómo que bueno contigo? Siempre he sido bueno contigo".
"Eso no es verdad. Siempre te metías conmigo y me hacías bromas pesadas como la vez que te pusiste la mascara de Foxy y te escondiste debajo de mi cama para asustarme".
"Eso nunca pasó, además es absurdo que te haga esa clase de bromas. Solo los críos lo hacen"
"Ese es el punto hermano. Eres mayor" - soltó su hermana asustada.
"Liz, crecer es lo normal".
"No es normal. Si tú has crecido, ¿por qué nosotros no?"
Michael se estaba alterando. No entendía lo que le estaba contando sus hermanos. ¿Cómo que él ha crecido y ellos no y, cuándo le hizo bromas o tratar mal a su hermano pequeño?
Entonces se percató de algo simple, pero esencial. ¿Por qué no recuerda nada de lo que hizo hace tres días?
Miles de imágenes sin sentido comenzaron a pasar por su cabeza, provocando que el dolor que ya tenía se intensificara más de lo que ya era. Comenzó a jadear como si le faltara el aliento y todo le daba vueltas. Sus hermanos se asustaron ante el repentino malestar de su hermano mayor.
"¿Hermano?" - Michael se levantó de su asiento desorientado y con dificultad. Sus hermanos lo llamaban, pero, al parecer, él no los escuchaba y no los respondían. De repente, todo se volvió oscuro y se desplomó contra él suelo, golpeándose la cabeza con la mesa en el acto. Sus hermanos gritaron de horror y fueron a auxiliar a su hermano de inmediato.
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