Night 1

Era un día normal en el Freddy Fazbear's Pizza. Los niños jugaban y correteaban por todo el local, mientras otros disfrutaban con los espectáculos de los animatrónicos más famosos del país (Freddy, Bonnie y Chica). Además de Foxy, quien se encontraba en la zona de la cueva del pirata, un parque con bolas con zonas de escalada y un laberinto; los animadores del local, protagonizados por el oso Fredbear y el conejo Spring Bonnie, quienes dentro del traje springlock se encuentran los dueños y fundadores del restaurante familiar, Henry Emily y William Afton; y los empleados formados por el guardia de seguridad, Mike, y la camarera, Helen.

Mike, el hijo mayor de William Afton, fue contratado por su propio padre para que hiciera algo de provecho en su vida y se le fue encargado vigilar a los niños para que no les ocurriera nada, además de evitar que los animatrónicos sufrieran daños por ellos. En cambio, Helen se encargaba de las comandas y de llevar los pedidos a sus clientes, pero su trabajo como camarera era secundario, en realidad, su labor principal era ser parte del equipo técnico, mantenimiento y diseño de los animatrónicos junto con los dueños del lugar.

Henry la descubrió cuando fue de visita a su antiguo campus y ella estaba diseñando un nuevo diseño de robot con un sistema revolucionario con una IA potente incorporado. Al ver el enorme potencial de aquella estudiante, la contrató como su ayudante y le pidió al campus que realizara las practicas en su negocio.

Al principio, William se negó en rotundo, pero al ver lo que la chica era capaz de hacer, lo cautivó y la aceptó en el equipo.


Helen iba de un lado a otro, apuntando los pedidos, llevando las bebidas y las pizzas a las mesas.

"Aquí tienes. Una pizza grande con pepperoni y cinco refrescos" - Colocó la comida sobre la mesa.

"Gracias" - Los niños la agradecieron con una sonrisa.

"Por lo que veo, ya eres toda una experta" - Escuchó una voz masculina detrás. Ella se giró y se encontró con el insufrible de su compañero, quien debería estar vigilando a los niños.

"Eso es porque soy la única camarera que trabaja en el local. ¿No deberías estar vigilando a los niños, Michael?" - El joven se molestó al llamarlo por su nombre de pila.

"Por enésima vez, Helen, no me llames por mi nombre de pila" - Respondió molesto. - "Sabes que la única persona que me puede llamarme así es mi padre"

"Y siempre que lo hace es porque has hecho alguna cagada, como ahora"

"¿Disculpa?"

"Si no quieres que tu padre se vuelva a cabrear contigo otra vez, yo que tú bajaría ese niño del escenario antes de que se haga daño o estropee a Freddy" - Señalé el escenario. Michael se giró y vio como aquel niño se subía al escenario principal.

"¡Mierda!" - Michael se fue corriendo al escenario y detuvo al niño a tiempo. Pero, a pesar de sus esfuerzos, su padre lo vio todo.

Helen observaba divertida a lo lejos como Spring Bonnie se llevaba a rastras al guardia de seguridad. Para los niños les pareció una escena bastante divertida y sus risas resonaban por todo el local. Helen se contagió de las risas de los niños, pero el sonido de alguien toser, la detuvo.

"Srta. Porter, ¿le parece divertido?" - preguntó Fredbear.

"Yo le avisé. No es culpa mía que Michael no haga bien su trabajo" - Llenó la bandeja de bebidas y se dirigió a la siguiente mesa, pero Fredbear la detuvo.

"Aun así, es tu compañero y tenéis que trabajar como un equipo como yo lo hago con William".

"Lo sé, Sr Emily. Es solo que no lo soporto. No solo se pasa el día ganduleando, sino que encima peligra a los niños."

"Por eso te pido que lo ayudes" - Henry posó su mano en el hombro de Helen. - "Helen, sé que eres una buena chica y estoy seguro que lo llevarás por el buen camino. El pobre Michael no ha tenido una vida fácil"

Los ojos de Helen se abrieron como platos al quedarse sorprendida de las palabras de su jefe. Suspiró fuertemente y le respondió: "Lo intentaré".

Helen se dirigió a la mesa que pidieron las bebidas y se marchó directa a la sala de empleados. Cuando llegó a la puerta, William salió con la máscara quitada y con cara de pocos amigos.

"¿Va todo bien, Sr Afton?" - preguntó preocupada.

Él, sin decir nada, se colocó la máscara y se marchó sin decir una sola palabra. Era obvio que no iba bien.

Helen entró y vio como Michael se arreglaba el traje, que lucía completamente arrugada y la corbata casi desecha. No hacía falta ser un experto para saber lo que había pasado. Helen se acercó a Michael, pero él no parecía estar bien.

"Helen, no estoy de humor" - Dijo mientras se intentaba arreglar la corbata.

"No he venido para echarte la bronca, si es lo que estabas pensando"

"¡Ah no! ¿Entonces para qué coño has venido? ¿Para cantarme las cuarenta como mi padre?"

"Pues mira, sí. Esto no te habría pasado, si no estuvieras ganduleando todo el día"

"Joder, ahora tú" - Siguió enfrascado en arreglarse la corbata. - "¿Por qué no me dejáis en paz?"

"¿Es que acaso piensas vivir así siempre?"

"Sí. ¿Algún problema?" - Se levantó de la silla cabreado.

"¿Por qué demonios quieres vivir como un maldito desgraciado?"

"Porque me lo merezco"

"¿Qué?" - Helen quedó desconcertada por sus palabras. Al igual que él, que no sabía por qué lo había dicho. De pronto, le comenzó a dolerle fuertemente la cabeza y comenzó a tambalearse por la sala. - "Michael, ¿estas bien?" - se acercó a él, preocupada. Pero él apartó su mano de una bofetada.

"Déjame" - Se negó a su ayuda, mientras seguía quejándose de su repentina migraña. - "Mi cabeza"

"Michael, tienes que sentarte" - Helen se mantuvo a su lado y siguió intentándolo, sin éxito.

"¿Ahora soy tu perro?" - Dijo con sarcasmo. Helen perdió la poca paciencia que tenía con él, así que agarró fuertemente de la camisa de su compañero, tomándolo por sorpresa y con una cara de pocos amigos le pidió que se sentara otra vez. Michael al verla, supo que no estaba bromeando, aquella expresión suya lo asustó y sintió un enorme escalofrío recorrer por toda su espalda. Hasta podría decirse que la expresión de Helen la recordaba a su padre cuando se enfadaba con él pero, por alguna extraña razón se sentía distinto. Aunque no sabría explicar el por qué de su diferencia.

Helen al ver que se había sentado, se calmó de inmediato y le dio las gracias. Acto seguido, se puso detrás de él, provocando que lo incomodara más de lo que estaba y empezó a hacerle un masaje en las sienes. "Puede que esto te alivie un poco el dolor"

"Esto es absurdo" Masculló el aquejado pero, tan pronto como empezó a masajearlo, su dolor de cabeza se remitió. "Joder"

"Con un gracias me basta" - Terminó de masajearlo y se quedó frente a él. Le arregló la camisa y le anudó la corbata, por último, le puso su gorra de guardia de seguridad. "Listo" - Helen se volvió hacia él y le extendió la mano. Michael estaba desconcertado, después de como la había tratado, no se despegó de él ni un solo segundo, a pesar de haberse comportado como un auténtico capullo.

Aunque, es cierto que hubo un momento que parecía que iba matarlo. En cambio, lo ayudó.

¿Por qué?

Michael observó la mano de su compañera y la tomó sin dudarlo. Helen lo ayudó a levantarse de la silla y sin soltarlo lo llevó de vuelta al trabajo.

Al cabo de la tarde, vinieron más gente. No hubo más incidentes, gracias a que Michael se centró en el trabajo, sorprendiendo a su padre y a Henry por partes iguales. Al llegar la noche, el restaurante se vació poco a poco hasta no quedar nadie. Helen y Michael se quedaron limpiando, mientras Henry cerraba la puerta del local y colocaba el cartel de cerrado, y William hacía las cuentas de lo que habían ganado aquel día.

Tras terminar de hacer las cuentas, comenzó a revisar su traje de springlock, como hacía habitualmente. Henry entró a la sala de mantenimiento para recoger sus cosas, no sin antes conversar con su amigo: "William, ¿te has fijado en el cambio de actitud de Michael?"

"Sí, sigo sin poder creerlo" - respondió desconcertado. "Y no recuerdo haberlo pegado tan fuerte" - Pensó cuando, de pronto, recordó que segundos después de salir de la sala de empleados, se topó con Helen, quien entró justo después de su marcha. "¿Qué le habrá dicho Helen para que haya cambiado tanto?"

"¿Quién sabe? Bueno, yo ya me marcho a mi casa. Hasta mañana, William"

"Hasta mañana, Henry" - Henry se marchó de la sala y William volvió a enfrascarse con su traje.

Henry regresó a la sala principal, donde se encontró a los dos jóvenes terminando de limpiar. Helen se percató de su presencia. "Sr Emily, ¿se va ya? - preguntó.

"Sí. Es muy tarde y mi familia me estará esperando para la cena. Nos vemos mañana." - Se despidió y se marchó a su casa desde la puerta principal y cerró la puerta con llave.

Michael miró la hora en su reloj. "Sí que se ha hecho tarde. Debería marcharme ya a casa. Mi madre y mis hermanos estarán esperando para la cena, pero..." - Michael miró molesto en dirección a la sala de mantenimiento, donde se encontraba su padre revisando su traje de nuevo. Helen se había dado cuenta de su enfado y le preguntó:

"¿Vas a esperar a tu padre?"

"Mejor no. La última vez que lo hice, me quedé sin cenar y todo por culpa de mi padre"

"¿Quieres que te lleve a casa? Tengo el coche aparcado"

"¿De verdad haría eso por mí?" - preguntó sorprendido. - "Después de todo lo que te hice"

"El pasado es el pasado, lo importante es mirar hacia el futuro y vivir el presente, o eso dicen" - Miró a Michael y se encogió de hombros. "Pero antes, hay que avisar al Sr Afton que te vas conmigo"

"Espero que no haya ningún problema" - Se dirigieron hacia la sala de mantenimiento.

"Tranquilo. Conociéndole, seguro que dirá sí a todo por estar enfrascado con Spring Bonnie"

"Cierto. Lo que no logro entender es por qué mi padre está tan obsesionado con ese traje, si nunca le ha fallado los springlocks"

Ambos se detuvieron y se quedaron en frente de la puerta, Helen llamó a la puerta y escuchó a William decir un adelante. Abrió la puerta y se encontró a su jefe enfrascado en la revisión de la parte baja del traje, revisando una a una por si había algún fallo en el cierre de seguridad de estos.

"¿Qué queréis? No veis que estoy ocupado" - Su tono era serio y algo molesto, como si le hubiesen interrumpido de algo sumamente importante.

"Solo he venido para decirle que Michael y yo nos marchamos, y que acompañaré a su hijo hasta su casa"

"Sí, sí, lo que sea. Ahora marchaos" - Con un gesto de su mano, le dijeron que lo dejasen tranquilo. Michael suspiró molesto y ambos jóvenes salieron de la sala, cerrando la puerta sin hacer ruido.

"Te lo dije"

"Ojalá fuese igual de atento con mis hermanos" - dijo molesto por la actitud obsesiva de su padre.

"¿Es que no lo es?" - preguntó con curiosidad.

"Si y no. Es complicado".

"Comprendo".

Salieron desde la puerta trasera del restaurante, donde suelen entrar y salir el resto de empleados y la cerraron con llave, ya que Afton llevaba encima la llave maestra del local, al igual que su amigo y socio, Henry. La chica sacó las llaves de su coche y abrió la puerta principal, ya dentro dejó a su compañero entrar en su coche. Arrancó el motor y se fueron, dirección a la residencia de los Afton.


Las horas pasaron y William se encontraba todavía en el restaurante. Cuando terminó de revisar y arreglar todos los cierres de seguridad de su traje, vio que el reloj marcaba la una y media de la madrugada.

"Mierda". Masculló al percatarse de la hora que era. No era la primera vez que le sucedía esto pero, por algún extraño motivo, cada vez que se pone el traje, tiene la sensación de que los springlocks van a fallar en cualquier momento y los resortes se clavaran en su piel, llegando al músculo sin llegar a matarlo de inmediato. Una sensación de agonía y desesperación, que lo único que desearías en ese preciso momento es morir. Por desgracia, esa muerte instantánea nunca llegará hasta que sus pulmones se llenen de su propia sangre y se ahogue en él.

William se levantó de su asiento y de repente, todas las luces se apagaron, dejándolo completamente a ciegas. Inmediatamente fue a buscar desesperadamente una linterna. Se tropezó varias veces con las piezas de otros animatrónicos hasta que por fin lo encontró.

Al encender la linterna, esta parpadeó varias veces. Finalmente, la linterna se apagó del todo y William maldijo por todo lo alto.

"¡Joder! Esto tiene que ser una broma"

De repente, se escuchó algo caerse. William se estremeció, pues pensó que habían entrado alguien a robar en el restaurante. Una gota de sudor frío recorrió por su frente, cogió lo primero que tenía en mano, se acercó a la puerta y la abrió lentamente sin hacer ruido.

Salió de la sala y se dirigió con cuidado al origen del sonido, el escenario principal. Agarraba con fuerza el brazo de un animatrónico suelto, mientras que su otra mano la apoyaba a la pared para guiarse. Al no ver nada, solo podía confiar en su oído por si alguien se le acercaba de improvisto.

Cuando llegó al escenario, se puso en modo defensivo con el brazo mecánico como si fuera un bate de beisbol y con un tono amenazante, alzó su voz:

"¿Quién anda ahí?"

Escuchó nuevamente el sonido y se giró dirección al origen de este. Entonces, el escenario principal se encendió si previo aviso y activó a Freddy, Bonnie y Chica. "¿Qué demonios?"

William no comprendía lo que estaba pasando, iba a dirigirse hacia ellos, pero una sombra enorme y siniestra se le apareció detrás de él y lo golpeó fuertemente a la cabeza, cayendo de bruces contra el suelo. Ni siquiera le dio tiempo a girarse para ver quien era. Antes de desmayarse, pudo percibir la risa de una niña.


Todo estaba oscuro, pero un sonido conocido lo alertó y abrió los ojos de inmediato. No tardó en percatarse que estaba dentro del traje de Spring Bonnie, que minutos antes lo estaba revisando, cuando notó que el cierre de seguridad de los springlocks se habían desactivados.

"No, no, no, no" - Dijo asustado. Su mayor temor se había hecho realidad.

Ni siquiera le dio tiempo de levantar sus brazos para quitarse la máscara, cuando los springlocks se activaron. Los resortes de los brazos se clavaron fuertemente a los suyos, desgarrando los músculos y tendones de este, además de destrozar por completo sus dedos largos y delgados. Aquello le provocó un dolor desgarrador, pero se extrañó que solo saltasen el de los brazos. Así que, en un intento desesperado de liberarse o pedir ayuda, se levantó de su asiento y comenzó a caminar, pero no tardó mucho en activarse el de las piernas. Sería imposible no escuchar su grito agonizante, por desgracia, el restaurante se encontraba a las afueras de la ciudad y nadie le podía escuchar. El dolor era tan fuerte que cayó desplomado al suelo, provocando la activación del resto de resortes. Estas se clavaron por todo su cuerpo, provocando el daño de varios órganos importantes sin llegar a alcanzar el corazón, pero era cuestión de tiempo que muriera ahogado por falta de aire y de la acumulación de su propia sangre, debido al desgarre que le habían producido en su garganta.

Había estado soñando por este momento durante mucho tiempo, evitando que se produjese revisando cada noche su traje, por desgracia, ese día llegó. Pero nunca pensó que fuera así de aterrador, es como si alguien lo hubiese planeado y ahora mismo lo estuviera disfrutando, como si de alguna broma del destino se tratase.

Le faltaba el aire, sus ojos no paraban de lagrimear a causa del dolor y del miedo que estaba pasando, ni siquiera tenía fuerzas para reír de forma nerviosa. Comenzó a toser fuertemente y a ahogarse en su propia sangre, cuando sintió una enorme presión en su pecho y se percató de la presencia de una sombra pequeña. Al estar a oscuras, no podía ver con claridad quien era.

"Vas a pagar por todo lo que nos hiciste, Afton" - Pudo distinguir la voz de una niña, estaba confuso. ¿Qué hacía una niña ahí y por qué le estaba haciendo esto? - "Esto solo es el principio" - Avisó la pequeña.

William quería preguntar, pero no podía debido al desgarro que tenía. Entonces, aquella sombra pequeña desapareció y apareció en su lugar una más grande y monstruosa. A diferencia de la pequeña, en esta pudo distinguir sus enormes y afilados colmillos, mostrando una sonrisa grotesca.

La criatura acercó su rostro a la de Afton y le susurró al oído con una voz siniestra y burlona.

"Que tengas dulces sueños, Afton" - William estaba aterrado, pero por suerte, logró ver los ojos de la criatura. Unos ojos rojos, de pupilas afiladas y extrañamente humanas. Cuando pensaba que estaba apunto de morir, la criatura alzó uno de sus brazos y chasqueó los dedos.

William despertó alterado, estaba sudando y no paraba de temblar, alertando a su mujer de su repentino despertar. No sabía lo que estaba ocurriendo, hace un momento estaba en el Freddy Fazbear's y ahora se encontraba en su habitación, sano y salvo.

¿Acaso fue todo un sueño?

"Querido, ¿estás bien? - Preguntó su esposa, quien se veía preocupada. Jamás había visto a su marido tan alterado y asustado. Él, sin embargo, estaba centrado inspeccionándose por todo su cuerpo por si hubiera indicios de alguna marca, pero nada. No tenía nada. Entonces, el despertador sonó y vio que marcaba las seis de la mañana, mientras seguía resonando en su cabeza las palabras de la niña.

Esto solo es el principio.

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