La indiferencia pura
Libro: La era del vacío
Autor: Lipovetsky
Capítulo: II. La indiferencia pura
Tenemos como aspecto introductorio el subtítulo llamado: La deserción de las masas, donde se nos presenta de forma trágica el cambio cultural a las nuevas generaciones, haciendo énfasis en la diferencias de contextos, valores, aptitudes antes establecidas por medio del costumbrismo a lo que ahora muchos pueden catalogar como la era de la aceptación mediada por la empatía. Todo lo anterior no es más que un breve articulo crítico que muestra con severidad la consideración de otorgar a los nuevos nativos de la época el gen de la indiferencia pura, un estado catatónico y sin sentido.
Evidentemente el texto se muestra en desacuerdo con la nueva era, y reglas que propiciaron los métodos de crianza antiguos. Un experimento fallido, o un simple fallo de cálculos han detonado en la deserción de las masas, seres inconformes y con un alto grado de irrelevancia heredada del hogar y la cultura que los ha visto nacer y dar a conocer sus primeros pasos a las nuevas manifestaciones carentes de potencia y activismo. Lo más curioso es que desde el principio nos menciona que se ve reflejado el caos mencionada desde el siglo XIX y siglo XX.
Para poder seguir entrando en materia con el texto; este, en su manía de expresar de mejor manera la trama nos presenta "Apatía new-look", un aparatado donde se sigue mencionando el desierto como una metáfora del distanciamiento, la falta de sentido, de apropiación de territorio emocional, en otras palabras: vacío. Lo menciona, lo dije y lo trata de argumentar, pero esta visión fatalista no ofrece por ahora otra realidad a la cual podamos aferrarnos y aseguran que solo es un tiempo fatuo y no una disonancia perpetua e inquebrantable. Una crítica constante a la publicidad y los medios enfrascados en el entretenimiento en vez de una búsqueda rigurosa de conocimiento.
Si bien se puede ir desvelando un ser oprimido como lo expone Marx o hasta un ser deprimente y pesimista como expone Nietzsche, está claro que a medida que se lee el apartado nos damos cuenta de que lo anterior es la concertación de la aceptación de este panorama que camufla las otras realidades, por ende comprendemos que tal cual escribe el autor: "Indiferencia no significa pasividad, resignación o mistificación, debemos romper definitivamente con esta cadena de identificaciones marxistas".
"En un sistema organizado según un principio de aislamiento «suave», los ideales y los valores públicos sólo pueden declinar, únicamente queda la búsqueda del ego y del propio interés, el estaxis de la liberación «personal», la obsesión por un cuerpo y el sexo: hiper-inversión de lo privado y en consecuencia desmovilización generalizada, el repliegue autárquico ilustrado por la pasión de consumir pero también por la moda del psicoanálisis y de las técnicas relacionales: cuando lo social está abandonado, el deseo, el placer, la comunicación se convierten en los únicos «valores» y los «psi» en los grandes predicadores del desierto".
Todo al final llega al punto de chocar con las concepciones de educación, política y formación ciudadana, dejando el punto como esclarecido en los anteriores párrafos con el ideal de hombre disfuncional consigo mismo, que llega al punto de no soportar su mera existencia dada por el funcionamiento del mundo donde nos establecemos y desarrollamos. Avanzando podemos afirmar que la educación tiene retos proporcionales los sueños que se forjan en el fenómeno social concebido en la Mass Media, objeto de principal disonancia e inestabilidad gastadora de generaciones.
"Aquí el desierto no tiene ni principio ni fin".
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