Capítulo 17

Ha pasado una semana desde la fiesta de Mickey y no he tenido agallas para preguntar por esa llamada que tuvo aquella mañana que limpiamos.

Ayudé en todo lo que pude aun teniendo la jaqueca, la cual no pudo aguantar el pobre de Rocco, creando lágrimas de dolor al maduro.

Me dio mucha pena verle así, por lo que nos llevaron a casa y lo cuidé con cariño hasta que se le pasara.

Hoy hemos vuelto al trabajo, cuando los guionistas de la empresa se les había ocurrido alguna escena provocativa y caliente.

—Bien, chicos —empieza a hablar Liam—. Este pequeño almacén alquilado y decorado es vuestra nueva escena. Cuanto menos tardemos, menos dinero gastará la empresa. No os estoy pidiendo que os corráis en un minuto, solo que hagáis las escenas a la perfección —pasea su mirada por todos, pero se detiene en mí por unos segundos más antes de que llame la atención—. Pues, con eso dicho, podéis empezar con el vestuario.

—Hora de vestirse —les ordeno a los chicos, ya que hoy es una orgía, pero solo con dos traseros pasivos—. Y no me hagas ir a por ti, Hansel.

—¡No! —exclama y sale corriendo al vestuario.

—Lo tienes dominado —se ríe, Mickey, pero cambia su expresión a una seria junto con Rocco—. ¿Qué le has hecho?

—Eso es solo entre él y yo.

Cada vez que estoy sentado, se acerca a mí para hablar o para proponerse de manera indebida. Por lo que aprovecho la altura y le pego con el codo, o con el puño, en los huevos.

Ahora se piensa seriamente en si desobedecerme o acercarse a mí estando sentado y sólo.

—Mientras no sea algo dañino hacia su persona, estamos bien —vuelve a sonreír.

—¡Jake! —me llama el jefe—. ¿Podemos hablar? —asiento con la cabeza y me acerco a él.

Pero no habla al momento, sino que me hace seguirle hasta la calle y tener un momento tranquilo con el sol pegado a nuestros cuerpos y creando sudor. Hoy es un día caluroso, dado que la chica del tiempo dijo que iba a llover.

—He visto el miedo que te tiene Hansel últimamente. ¿Os habéis peleado o le has amenazado?

—No, solo tiene miedo de que golpee de nuevo sus pelotas "accidentalmente" al darme un susto —suelta una risa.

—Así que era eso. No me esperaba tal cosa —nos quedamos un momento en silencio, el cual es un poco incómodo—. Y... ¿Te vas a quedar viendo cómo follan?

—No tengo ganas de ver una porno en mitad del trabajo. Me estás pagando por cuidarlos.

—Los cámaras se tocan mientras graban, no serías el único ahí.

—Ya, pero sigo con lo mismo. No voy a tocarme delante de ellos.

—Ah, pero cuando esté publicado sí, ¿eh?

—¿Quién sabe? —levanto los hombros—. Esto... Liam. Quería preguntarte algo importante.

—¿Qué cosa? —se le iluminan los ojos.

—La mañana en la que me desperté borracho contigo... Escuché una llamada de Mickey y me enteré de algo que no debía —esa chispa se va, supongo esperaba alguna otra cosa—. ¿Él estaba casado?

—Eso es algo que no me concierne.

—¿Y cómo me voy a enterar de ello?

—¿Preguntando al chico que tienes detrás? —me giro y veo que el recién nombrado está aquí.

—¡Mickey! Perdón, yo...

—No te preocupes, Jake. Es normal. Yo también habría preguntado a otro si fuera tú —dirige su mirada a Liam—. ¿Nos puedes dejar un momento a solas?

Este asiente y vuelve adentro para dejarnos solos. Mickey se sienta conmigo en un banco que encontramos delante en un pequeño parque. Él ya está vestido para la ocasión, pero no es nada indebido, oculta todo su cuerpo.

—Así que tienes preguntas sobre mi vida privada.

—Solo sobre tu vida de casado.

—Esa es una mierda. De todas las que tengo, podrías haber escogido una bonita.

—¿Por qué? ¿No fue bonita?

—Bueno... Hay muchas cosas de mí que no conoces, canguro. He tenido muchas fases como cualquier adolescente, pero muchas otras fases que nadie experimentó a mi edad. Como una boda.

Respira hondo. Supongo se prepara para contarme todo sobre su vida de casado.

—No duró mucho mi vida de casado. Un mes, como máximo. Era un chico de lo más cariñoso, atento, protector, detallista, inteligente... Tan inteligente que supo cuidar de una relación más a mi espalda, poniéndonos los cuernos a ambos.

Agacha la mirada.

—Estuvimos juntos por dos años hasta que hizo la pregunta de la eternidad. "¿Quieres casarte conmigo?". Debí darme cuenta de que era tan solo un juego, una recompensa para cuando se quisiera ir con ese chico que amaba de verdad.

—¿Una recompensa?

—Solo buscaba dinero. Los chicos que trabajamos en esto ganamos mucho dinero, ya que el porno siempre será un entretenimiento para el placer. La boda creó mucho dinero para el periódico y muchos fans buscaban vernos teniendo sexo. Lo hicimos varias veces y eso estalló en nuestros ingresos. Pero eso fue antes de que me diera cuenta de su segunda relación.

—Y ahí es donde estalló todo.

—No quería seguir viendo a ese hijo de puta. Evito tener contacto alguno con él, pero parte de lo que gané con esos vídeos es suyo, por lo que no puedo. Tengo mi orgullo, y sigo esperando a que firme los papeles para el divorcio de una jodida vez, si no quiere que lo lleve a los juzgados.

—¡Chicos! —se acerca Artens vestido igual que Mickey—. Hay que volver adentro.

—Ellos fueron mi único consuelo. Me apoyaron en todo lo que pudieron e intentaron que me olvidara del cabrón.

—¿Vamos? —llega a nosotros.

—¡Claro! —pinta una sonrisa mientras se levanta del banco—. Ve yendo, estamos hablando entre pasivas —saca la lengua.

—Como queráis. Os estamos esperando —y vuelve para dentro corriendo.

—Ellos son mi nueva familia, con los que me hubiera gustado casarme de verdad —niega con la cabeza—. No pensé bien y acabé como la mierda —me mira—. Espero que no te pase lo mismo y encuentres a esa persona con la de verdad te quieres casar, Jake —empieza a caminar al almacén.

Él lo ha pasado mal en su etapa de casado, aunque fuera muy corta. Y me lo ha contado todo sin derramar una lágrima, tan solo lamentando el haber pasado todo aquello con alguien equivocado.

¿Tendrán los demás un pasado triste como Mickey?

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