21.

La resbalosa - Entre el rosismo de su legajo,
hoy me siento morir.

En un subterráneo nauseabundo
un asesino escondió
los restos perseverantes de mi cordura
que, con el filo de la vergüenza,
me obligó a sacarla de mi cuerpo
hasta resbalarme
en mi propia,
roja,
porteña
y egocéntrica sangre.

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