En mi desorden me encuentro,
porque me pierdo en él
y me vuelvo mejor
cuando no es dentro mío que está.

En el desorden de otros
me pierdo,
me asfixio,
me vuelvo loca.

No sé qué tocar
y el aire se vuelve ruido
y las cosas me gritan "¡no me toques!"
"¡no me muevas!"

y las muevo
y me aturden,
porque siento que moví algo,
pero dentro mío,

profundo, ¡ahí! tras el estómago,
dentro del pulmón,
temblando mi cuerpo
e incrementando la ansia.

En el desorden de otros
me pierdo, me ahogo,
me ordenan el desorden,
alteran mis miedos.

Por favor, no me pidas ayuda
solo por sentirte perdido.
Ordenate solo
y encontrate de una vez.

No me obligues "por amor"
a desequilibrarme y arreglarte
con los pocos trozos
que me quedan de vida.

Porque mientras los míos reflejan
un pedazo de cielo vacío,
los tuyos arden cual infierno
esperando consumirme apenas tocarlos.

Sí, en mi desorden me pierdo,
pero me encuentro siempre,
de alguna manera,
en algún momento,

pero en tu desorden,
yo ardo, muero,
y no olvido las capas de piel
que vos, una vez, ya me quemaste.