Ese día no vi mucho a Camren hasta la detención, era nuestro último día, al llegar se veía molesto bastante molesto pero no hablaba se limitaba a pegar las estampas.

—Así que un hermano —dije, quería provocarlo.

—Camarera ahora no —contesto él serio.

—Vamos que pudo hacer tu hermano para que lo odies tanto —curiosee pues quería saber.

—Pues engañarme con mi novia definitivamente no —atacó él, para ser honestos era bueno en esto.

—Eso dolió —comenté irritada.

—Te dije que ahora no —remarcó molesto.

—Bien hablemos de otro tema, qué tal el por qué te apellidas Blue y no Tate —dije sonriendo.

—Mi papá es Blue y mi mamá Tate —comentó no tan convencido.

—¿Y Rick? —pregunté confundida.

—Rick es Tate pero al parecer no podía haber una escuela Tate y un restaurante de comida Tate, es una deshonra —respondió arqueando las cejas.

—Por que siento que me estás mintiendo —dije molesta.

—Por que eres demasiado paranoica, ahora cállate y déjame terminar mi trabajo —exclamó él concentrado.

Claro que no lo dejaría pasar.

—Deberías arreglar las cosas con tu hermano —sugerí ordenando los libros.

—Y me lo dices tu —gruño mirándome firme.

—Mi hermano me traiciono, me engaño con mi novio —respondí herida.

Él sonrío y empezó a reírse.

—¿Qué? —preguntó confundida.

—Eres tan patética —respondió él sonriendo.

—Perdón —dije confundida.

—Crees que tus problemas son grandes pero sabes que, no eres más que otra niña patética que se quiere hacer la mártir —expresó él con sus aires de superioridad.

—Y tu quien te crees para decirme eso, no eres mejor, dime cual es tu mayor problema qué papi no te cambie de teléfono cada mes o que tu tío no te dé bastante inmunidad —me defendí molesta— o dime cual es tu problema para que te comportes como un idiota.

El me miró furioso.

—Yo tuve un tumor en el corazón y perdí un hermano —exclamó entre dientes— cuando si quiera te acerques a eso podrás juzgarme.

Tomó sus cosas y salió del salón dejándome con todo, salí del salón mas confundida que nunca apenas eran las cinco pero ya no había vida dentro de la escuela, iba camino a mi auto cuando escuché una voz conocida.

—Ya te dije que me dejes en paz —gritó Sam y con eso bastó para que me pusiera en modo ataque y fuera a ver qué ocurría.

—Por favor Sammy hablemos —pidió Liam.

—No tengo nada de que hablar y no me llames Sammy ya no eres mi amigo —gruño él pero se notaba que le dolía.

—En serio cambiarás trece años de amistad por una mala noche —reiteró él triste.

—Cambiaría todo por esa noche —exclamó con la voz cortada— ahora vete.

—No me iré sin hablar —se resignó él cruzándose de brazos.

—Dijo que te fueras —exclamé mirándole molesta.

—No te metas en esto Tesla —ordenó él mirándome con odio.

—Déjala en paz —me defendió Sam.

—Sam —lo llamó él insistente.

—Vete antes de que le diga a todos lo qué pasó —contestó enojado.

Él se dio la vuelta sin antes mirarme.

—Crees que nosotros somos los malos pero él es igual a nosotros —dijo para irse.

—¿Estás bien? —pregunté preocupada.

—Si estoy bien —respondió bajando la mirada.

—Vamos te llevo a casa —ofrecí sonriéndole.

Nos subimos al auto pero era obvio que el no quería hablar.

El grupo de inverosímiles en el que estaba Sam estaba conformado por tres chicos más, Aiden que era el líder, un idiota pero muy sexy a decir verdad, Ethan quien de los cuatro era el  más extraño pero Liam era especial, él y Sam siempre iban juntos a todos lados, nunca se separaban incluso por un tiempo pensé que eran novios pero después de lo que ocurrió parecía estar más molesto con Liam que con los otros.

Deje a Sam en su casa y fui al trabajo, estaba a nada de conseguir el dinero para arreglar mi coche, así que no podía faltar además de que gozaba de trabajar con Rick.

—Rick —saludó  sonriendo.

—Tess —exclamó él— tu cliente favorito está esperándote —se burló sonriendo.

Mire la mesa donde siempre se sentaba él.

—Es broma no es cierto —dije molesta.

—Anda ya, entre más rápido mejor —me reconfortó Rick riendo.

Fui a donde estaba él.

—Pensé que te irías a casa —exclamé mirándole.

—Bueno ya vimos que pensar no es lo tuyo —atacó sin mirarme.

—¿Qué vas a querer? —pregunté aplastando mi hoja para no aventarme contra él.

—Dos especiales —pidió mirándome.

—Seguro —contesté para irme.

No dejaba de pensar en las palabras de Camren pero tenía que concentrarme, llevé lo que me pidió.

—Dos especiales —dije dejándolos.

—Bien come uno —ordenó él sin mirarme.

—Estoy trabajando —le recordé.

—A Rick no le molestara verdad tío —gritó, él le sonrío.

—Puedes tomarte un tiempo Tess —accedió sonriendo.

Me senté más por la intriga de saber que tenía que decir.

—¿No vas a comer? —pregunté, él me miraba a los ojos.

—No hasta que comas tú —contestó él serio.

—¿Por? —pregunté confundida.

—Me aseguro de que no hayas escupido en mi comida —respondió él mirándome serio.

—Traté pero Rick se aseguró de que no lo hiciera —dije sonriendo.

Él sonrío, una liguera sonrisa, no hablamos mucho

—Entonces —dije insistente.

—Lamentó haberte ofendido —se disculpó no tan animado.

—¿En serio? —pregunté confundida.

—No, pero no quiero que cuentes lo que te dije —él me miró parecía avergonzado.

—Claro —sonreí.

—¿En serio? —preguntó confundido.

—Si —sonreí— pero si me cuentas todo.

Él suspiro abrumado.

—No hay mucho que contar, cuando tenia doce años tuve un tumor en el corazón, me operaron y tres semanas después mi hermano murió en un accidente —contó sin emociones.

—Tenias otro hermano —dije mirándole a sus brillantes ojos azules.

—Si —contestó dolido— se llamaba Brayden era el de en medio —contó él jugando con la comida.

—Y que estes molesto con Alen tiene que ver en esto —supuse confundida.

—Eso creo —contestó cansado.

—Tu corazón... —dije pensando por primera vez en Camren como alguien débil.

—Esta bien el tumor no a vuelto desde entonces —explicó— será mejor que me vaya —dijo tomando sus cosas.

Estaba por salir cuando lo llame.

—Camren —lo llame, él me miro— ya perdiste un hermano no pierdas otro —aconseje sonriéndole ligeramente.

—Deberías arreglar tus problemas de hermanos en vez de dar consejos —dijo él saliendo por la puerta.

Tenía razón, odiaba que tuviera razón y lo peor es que estaba considerándolo.