Ring

Miguel sonrió con la bolsa de plástico en mano y se volvió a encaminar por su chico a la universidad.

Ambos se dieron un tierno beso para saludarse y se subieron al auto camino a casa. Llegaron, dejaron sus mochilas y se dispusieron a preparar la comida entre ambos, como les gustaba.

El almuerzo estuvo lleno de besos, mimos y platicando su día y los problemas que tuvieron en la universidad.

• • •

Robby tomó el butt plug del cajón que habían designado ambos para guardar los juguetes que compraran y le puso lubricante. Comenzó a penetrarse con el aparato mientras gemía suavemente pues Miguel estaba en la cocina preparando la cena. La verdad es que Robby sentía delicioso tener el juguete dentro suyo y caminar por la casa como si nada así que se dejó el enorme suéter que llegaba casi hasta las rodillas y, sin ponerse una prenda en su parte inferior, salió de la habitación yendo hacia la cocina.

Miguel estaba terminando de cocinar una pasta así que Robby se acercó por detrás abrazándolo por la cintura.

– huele bien – habló Robby

– ya casi está lista – se giró el mayor para darle un suave beso en la cabeza

– sacaré los platos – habló el castaño girándose y con su mano golpeó una pelotita que usaban para desestresarse cuando tenían muchos proyectos.

Robby caminó hacia donde la pelota estaba y se agachó olvidando que no traía nada debajo del suéter más que el plug dentro suyo. Miguel giró la mirada observando el bello y desnudo trasero de su novio con aquel aparato dentro de él así que apagó la estufa y caminó hacia su niño.

– que travieso eres, pequeño – Miguel rodeó su cintura por detrás y comenzó a tocar el pene del menor mientras este jadeaba por sorpresa

– no me pude resistir. Lo siento. – habló entre jadeos pues la mano del mayor hacia un gran trabajo con su miembro.

Miguel giró al castaño para levantarlo y pegarlo a la pared mientras se besaban con deseo, ambos teniendo una guerra de lenguas a medio beso. En cuanto Robby rodeó su cintura con sus piernas, Miguel bajó su mano subiéndole la velocidad al plug hasta casi el último nivel.

– ah...Miguel... – gimió sintiendo como su interior se removía por las vibraciones intensas del aparato

– vas a pagar hoy tu travesura, mi amor – besó el cuello de Robby dejando varias marcas en él y con el menor en brazos, caminó hacia su mochila para sacar la bolsa de plástico y de ella sacar un anillo de contención de hule que podía estirarse, era de color lila.

Tomó el anillo y lo puso en la base del glande de su chico.

– Miguel, compraste un anillo de contención – Robby gimió al ver el nuevo objeto alrededor de su pene

– un pequeño castigo para un niño malo – le subió un nivel más al plug

– maldita sea aaah...Mi ... Migue – el menor se quejó en un gemido y el pelinegro llevó al más pequeño hacia su habitación recostándolo en la cama. Apagó el juguete y lo retiró del interior de su chico para luego tomar lubricante y ponérselo en su miembro.

Miguel alineó su pene a la entrada ya dilatada del más bajo y comenzó a introducirse.

– más...más por favor – Robby gimió al sentir todo el miembro de su novio dentro suyo.

Miguel comenzó a moverse un poco rápido dentro del interior del castaño dando estocadas profundas. Cambió un poco la dirección y dio justo en su próstata haciendo que el más bajo arqueara la espalda y soltara un fuerte gemido.

– ¡ahí!, ¡más duro! – Robby se sentía en el cielo y sentía las cosquillas en su vientre bajo.

Miguel continuó con las estocadas fuertes y certeras en el punto g de su novio, pero Robby al sentir que ya se vendría no pudo hacerlo, provocándole un dolor en la punta de su pene.

– mierda Miguel, quítamelo – el mayor continuó empujándose dentro del castaño mientras este gemía con lágrimas en los ojos pues sentía demasiadas sensaciones placenteras en su cuerpo, pero no era capaz de venirse

– no ahora, mi amor – el pelinegro comenzó a besar y morder el hombro de su chico hasta sentir el cosquilleo conocido en su vientre por lo que bajó su mano hacia el pene del menor y lo masturbó

– por favoooor... – suplicó el castaño.

Miguel sintió que ya se correría por lo que retiró el anillo del miembro de Robby y ambos se corrieron simultáneamente soltando gemidos altos.

Miguel se dejó caer a un lado del cuerpo del menor aún sin salir de él.

– fue...mucho – soltó agotado Robby

– pero estuvo increíble – respondió jadeando de cansancio el pelinegro

– idiota...sufrí – pegó un débil golpe en el brazo del más alto y ambos rieron.

Miguel limpió el abdomen de Robby y el suyo además de limpiar la entrada de su novio pues escurría el semen de ella. Se acomodaron nuevamente y quedaron profundamente dormidos con una sonrisa en sus rostros.

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