Capitulo 2
—Venga ya deja de temblar, pasan cosas peores en la cárcel.—Saray miró a Lucy quien no mantenía sus manos estables.
—¿Peor que eso?—Murmuró recogiendo su bandeja con comida.—Una puta anciana me doblegó.
—Ya ya, que ahora eres la criada de Zulema y aquí todos la respetan.—Hablo orgullosa.
Luciana suspiró acompañando a Saray a la mesa que ocupaba Casper y la mora, una temblaba de los nervios y la otra estaba tan pacifica mordiendo una manzana como si el resto no le importara.
—¿Y que haz hecho para que te metan aquí? Lucianita.—Saray comenzó a degustar sus alimentos.
—No importa...
—Luciérnaga, no te hagas la buena ahora. Cuéntale lo que haz hecho.—El disgusto en su voz era más que obvio.
—P-Pues...—Negó varias veces tratando de ingeniar alguna mentira.
—Que se ha follado a un menor de edad.—Zulema se mofó de la situación.—17 añitos, y te mintió con su edad.
—¿Como...—Su labio tembló mientras su estómago se revolvía.
—No te asustes, la reina Mora tiene oídos por todas partes.—Saray se mofó de la cara pálida de su nueva compañera.—Deberías irte desacostumbrando a las pollas porque como ves, no hay ningún menor que te puedas tirar.
—Follar es lo de menos, ¿De acuerdo?—Luciana frunció el ceño.
—Entonces puedo asumir que no te molesta.—La gitana molesto nuevamente a Lucy.
—Joder, no soy bollera. No quiero cogerme a nadie, solo quiero mi maldita libertad.
—No la ansíes tanto, con el jodido sistema será muy difícil para ti conseguirla.—Zulema soltó amargada.
—Zulema, tenemos un trato.—Dijo una mujer acercándose a la mesa.—La nueva.
—No me jodas, es muy cara.—La mora ni se inmutó mientras Lucy comenzaba a temblar, ¿Iban a venderla al mejor postor?
—Que he conseguido el dinero.—Mostró un rollo de billetes provocando que a Saray casi se le salgan los ojos.—Venga ponle un precio, siempre he querido la lengua de una hetero.
Zulema tomó los billetes y comenzó a contarlos antes de hacer una mueca;—Que mi Luciérnaga es mucho más cara que esto, llévate a Casper.
—Que casi que me saco un ojo por esta pasta, ¿Cuánto puede costar esta peliteñida?
—Los dos ojos.—Zulema le dio un empujón a Casper quien comenzó a sollozar siguiendo a la grotesca mujer.
Al no tener a la pobre Casper a la vista, Zulema y Saray salieron del comedor dejando a Luciana ahí, sin más corrió a la celda asignada donde pudo soltar el llanto que tenía acumulado desde la noche anterior, debía haber una forma de salir de las garras de Zahir, tarde o temprano le tocaría ser otro peón en el horrorizante juego.
Se sentó en el piso abrazando sus piernas contra ella, necesitaba salir de aquel lugar cuanto antes, no pensaba quedarse ahí durante toda su condena, a penas 1 día había pasado para pensar qué tal vez quitarse la vida sería muchísimo mejor que estar otro segundo ahí metida.
—Aquí estas.—Gruñó una conocida voz en la entrada de la celda.—¿Por qué coño no nos haz seguido?
—No sabía que era mi obligación...—La voz de Lucy salió temerosa ante aquella mujer.
Se acercó a la rubia y la sujetó con fuerza del cabello ocasionando así que soltara un quejido junto a un par de invisibles lagrimas.
—¿No sabías es tu obligación seguirme a donde sea? Eres una puta criada, protejo tu culo de cualquiera que trata de comprarte y así lo agradeces.
—Zulema...—Buscó la forma de no romper en llanto del miedo que sentía al tener al frente aquella mujer.
Un grito agudo salió de su boca cuando esta le tomó del cabello obligándola a caminar;—Mereces un castigo, a ver si así aprendes.—Alcanzó las tijeras que estaban en la mesa y sin mueca alguna comenzó a cortar el rubio cabello de la Carvajal.
La lágrimas no dejaban de correr por los ojos de Lucy, débil como Sansón mientras le quitaban su larga y dorada cabellera, pero no se quejó. Se sentía fuera de si mientras el cabello cada vez de hacía sentir su cabeza más y más ligera.
—¿Por qué no me vendes de una buena vez?—Murmuró aterrorizada cuando Zulema soltó finalmente su agarre.
—¿Cómo?
—Estas loca, desquiciada...—Se levantó tambaleante.—Véndeme, deja que me profanen y probablemente me maten. Si no lo hace otra presa, tarde o temprano me mataré yo.
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