Ventitré.

Ventitré:

[Isaac]

—Es preciosa, cielo —me susurra mamá, no puedo evitar sonreír y darle la razón mentalmente.

Es mucho más que hermosa colega. Es demasiado perfecta para nosotros.

Ni que lo digas, aún creo que no merecemos a alguien como ella. Pero soy demasiado egoísta como para dejarla ir y me importa una mierda serlo.

Ya había comenzado la cena y mi madre no ha dejado de sonreír. Joder. Esta mujer da miedo y más cuando no sabes lo que pasa por su perversa mente.

Por su parte mi padre se ha mantenido al margen, escuchando la conversación de nosotros en la cena. Y no me sorprende, con seguridad de lo único que podría hablar es de negocios.

Aunque he notado que esta un poco más serio de lo normal, como si algo le preocupase. Tal vez es imaginación mía y no le sucede nada. O quizás si le preocupa algo y no quiere compartirlo con nosotros.

—Lina, cariño —le llama mi madre—. ¿Cómo se conocieron? Muero por escuchar la historia —curiosea con demasiada emoción en su voz.

Demonios.

Observo a Pecas y ella me mira a mí buscando la respuesta. ¿Qué jodidos podemos decirle? No habría problema si sólo estuviera ella, pero esta Ethan y eso es otro tema. No puedo mencionar el gimnasio frente suyo. Diablos.

—Nos conocimos en la Universidad, Madison nos presentó —responde con naturalidad y yo siento un gran alivio recorrerme, puedo volver a respirar.

—¿Van a la misma Universidad? —interviene mi padre, por su parte Pecas asiente a su pregunta—, ¿Qué carrera has elegido Lina? —indaga. Cabrón.

—Estoy en mi primer año de medicina forense, siempre me había interesado en ello —explica y sonríe mientras lo hace.

Bebo de mi vaso de jugo y me quedo embobado observando las facciones de ella. Ya debo haber comenzado a babear, carajo.

—Isaac esta estudiando su segundo año de administración de empresas —comenta mi padre y yo intentó descifrar a que demonios quiere llegar con eso—, ¿También ha mencionado que lo he sacado de la cárcel en varias ocasiones? —le pregunta y no puedo entender el tono con el que lo dice.

Agh, ya sabía yo que era mala señal que estuviera aquí.

No puedo evitar soltar una risa sarcástica.

—¿Para esto has venido a la cena, Ethan? ¿Para intentar discutir? —espete y le miré lleno de molestia. Hijo de puta.

Una sonrisa que no logró descifrar se adueña de su rostro.

—Sólo ha sido un simple comentario Isaac, Lina tiene derecho a saber la clase de persona que es, el chico con el que sale —explica en un tono calmado y bebiendo de su copa de vino.

Mi madre le toma del brazo.

—No sigas Ethan, quiero una cena en paz —le pide, más bien le suplica.

Él niega con la cabeza.

—Princesa, sólo estamos conversando —dice y sonríe de manera sarcástica

¿Conversando? ¿A esto le llama una conversación?

—Si me disculpan, iré a afuera a fumar —solté mientras me levantaba de la mesa con brusquedad.

Caminé hacia el balcón y salí por un poco de aire. Me apoyé en el barandal, mientras buscaba en mi bolsillo mi caja de cigarrillos.

¡Es un maldito imbécil! ¡No sé que jodidos le sucede! No entiendo su puta actitud, siempre es un capullo pero hoy ha sobrepasado los límites. ¿Qué mierda pasa con él? No le entiendo, no tenía porque mencionar lo putos errores que cometí en el pasado y menos frente a ella. Sé que me he mandado más cagadas y que pocas veces he hecho algo bueno, pero no tiene que recordármelo a cada momento. ¡Diablos!

Doy una profunda calada y dejo que el humo llené mis pulmones por completo.

Sí, fui a parar a la cárcel en algunas ocasiones. Pero fueron tonterías y culpa de alguna que otra pelea callejera a la que me metí. Pero ahora todo era diferente, había cambiado. Pero él no lo entendía o no quería verlo. Siempre intentaba buscar lo malo en mí, también sacar a la luz mis malditos errores. Maldición.

Tomé decisiones equivocadas, lo sé, pero ahora me estaba centrando en el boxeo e intentaba acomodar mi vida en el mejor camino. Pero claro, él no podía verlo o no quería aceptar que deseaba hacer las cosas mejor. ¡Joder con todo!

Siento los brazos de alguien rodearme desde atrás y como apoya su cabeza en mi espalda.

—¿Estás bien? —pregunta con preocupación en su voz.

Volví a dar otra calada a mi cigarrillo antes de responder:

—No tenía porque decir esas cosas frente a ti —solté cabreado, estaba realmente furioso con él. Se ha comportado como un puto crío, peor que eso—, Son cosas del pasado Pecas, son errores que cometí cuando era un niñato y él no debía decirlo. Juró que estoy intentando compensar mis errores pasados, pero ese cabrón no me da tregua —expliqué mordaz, deseando golpear un saco.

—A mí no me importa tu pasado, Isaac —asegura—. Sólo me importa quien eres ahora y eres alguien maravilloso, a quien quiero demasiado —suelta y puedo asegurar que hay una hermosa sonrisa en sus labios.

Giro para poder verla y así admirar su sonrisa. Tomé su rostro entre mis manos y besé sus labios con delicadeza.

—¿Qué hice para merecer a un ángel tan maravilloso como tú? —pregunté sobre sus labios.

Escuché su risa.

—No soy un ángel —dice divertida.

—Para mí lo eres y a veces creo que no te merezco —admito en un susurro.

No la dejé responder y volví a unir mis labios a los suyos. Pero nuestro momento fue interrumpido por el carraspeo de alguien, Margareth para ser más precisos.

—Vengan a comer postre —pide o más bien ordena.

Ruedo los ojos, es una arruina momentos. Pecas se adelantó mientras yo me quedé observando a la mujer frente a mí.

—¿Cuánto tiempo llevas ahí?—me crucé de brazos.

—El suficiente como para ver como babeas por ella —se mofa de mí.

—Eres insufrible anciana —respondí con sarcasmo mientras entraba al comedor.

—¡Cómo tu digas niñato! —me grita divertida.

Niego con la cabeza y me vuelvo a sentar en mi lugar en la mesa. Observo a Ethan con molestia, no pienso disimular mi enojo con él. ¡Se puede ir al demonio!

Con pase directo.

Touche.

Margareth nos sirvió el postre junto a Lisa -ella cocina para nosotros- había preparado lemon pie mi favorito. Sonreí como un niño pequeño al que acababan de darle un dulce.

El resto de la cena terminó con tranquilidad y sin comentarios ofensivos de parte de Ethan, cosa que agradecía.

(...)

Estacione el auto frente a la casa de mi tía, Pecas se quitó el cinturón de seguridad.

—Ahora entiendo, porque no le has contado a tu padre sobre el boxeo —susurra—. Se nota que es una persona difícil —acaricia mi mejilla y me limité a cerrar mis ojos por su caricia. ¿Difícil? No sería la palabra que usaría para describirlo.

Solté un suspiro.

—Es más que difícil hablar con él y más cuando espera demasiadas cosas de mí —llevé mis manos a mi cabello, peinandolo hacia atrás—. Espera que me haga cargo de la empresa y no me apetece. Quiero triunfar en el boxeo Pecas y no sé como decirle sin que me tomé como a un niñato imprudente —masculle.

Ella se acerca a mí y me encierra en un abrazo.

—Es tu padre cariño, tal vez le cueste entender que lo tuyo no son los negocio, sino el boxeo. Pero lo entenderá y verás que te apoyará como nadie —me alienta mientras acaricia mi cabello con suavidad.

Me separé de su abrazo y tomé su rostro entre mis manos.

—Gracias por tus palabras —susurre y planté mis labios sobre los suyos.

Estamos jodidos colega, esta mujer nos tiene a sus pies.

Es perfecta para nosotros.

Nuestro beso fue interrumpido por el sonido de mi móvil, joder. Espero sea importante como para interrumpir mi momento con Pecas. Sacó mi móvil del bolsillo de mis jeans. "Llamada entrante Mamá." ¿Habrá sucedido algo?

Frunzo mi ceño y contestó la llamada bajo la mirada de Pecas.

—¿Pasa algo mamá? —pregunté extrañado por su llamada, no hace mucho que me había ido de casa.

—Tu padre recibió un sobre con algo, no sé que es exactamente Isaac. Pero tiene que ver contigo, había una nota en él y decía algo de unas pruebas que demostraban lo que hacías realmente —habla tan rápido que me cuesta demasiado entender lo que me dice.

En cuanto caigo en lo que sus palabras dicen, es como si me tirasen un balde de agua fría. Mierda. 

—Voy para casa de inmediato —respondí y sin darle tiempo a replicar corté la llamada.

—¿Sucede algo? —me pregunta con preocupación.

—Creo que mi padre lo sabe —di un golpe al volante—, Por eso su maldita actitud de hoy —gruño—. Debo irme Pecas, mañana te llamo —dejé un beso en sus labios y ella bajo del auto. Esperé a que entrará para poner en marcha el auto y enfrentar lo que fuese a pasar.

(...)

Estacione el auto frente a mi casa o tal vez mi no-casa ahora. Apoyé mi frente en el volante, mientras intentaba darme aliento para enfrentar lo que se aproximaba en estos momentos. Porque había una posibilidad de que lo supiera, joder. Salí del auto y caminé hacia mi hogar.

Entro por la puerta de la cocina, no me apetece hacerlo por la principal. Tal vez estoy intentando evitar lo que se aproxima, temo que ya lo sepa. Y si mi miedo no se equivoca, ya lo sabe, la llamada de parte de mi madre me ha dejado asustado hasta la mierda y no voy a negarlo. Debí oír a los demás y que fuera de mí que supiera la verdad. Carajo. En ocasiones puedo ser un cabezota y está vez, me ha jugado en contra.

Caminé hacia las escaleras, pero al poner mi pie en el primer escalón su voz me detiene. Demonios. Tengo una suerte de puta madre, joder.

—¿Creías que no lo sabría? —pregunta con amargura y no puedo evitar tragar con dureza.

Tomo todo el aire que mis malditos pulmones me permiten y volteó a verle. Su rostro esta inexpresivo y no sé como jodidos interpretarlo, pero muy en el fondo sé que esta lo suficientemente cabreado conmigo.

—¡¿PENSABAS QUE NUNCA LO SABRÍA?¡ ¡¿IBAS A OCULTARMELO POR SIEMPRE?! ¡SOY TU PADRE MALDITA SEA! ¡PUEDES HABLAR CONMIGO, CARAJO! —eleva su voz y por primera vez no sé que demonios responder, esto acabaría sucediendo, pero lo que alguna vez imaginé como sería; no se asemeja a esto.

Mi madre aparece en las escaleras y sus ojos están puestos en la escena frente a ella.

—¿Qué haces, cariño? —pregunta mi madre a Ethan, dudando ante lo que está viendo.

—Quiero que te largues —espeta hacia mí e ignora la pregunta que mi madre acaba de hacer—, Lárgate de mi casa, no quiero verte en la mañana —avisa, por mi parte siento como si me hubiesen dado un puñetazo en el estómago.

¿Qué esperaba? Es Ethan, no cualquier otra persona que llegaría aceptar lo que en verdad me gusta. Mierda, mierda. Quiero calmarme antes de siquiera soltar una sola palabra, pero no puedo detenerme.

Suelto una risa amarga y sin gracia, mientras niego con la cabeza, intentando procesar sus palabras.

—¿Ves? ¡Por estas putas actitudes tuyas no te lo había contado! ¡Porque jamás lo entenderás! ¡No intentas comprender! Solo sabés cerrarte y creer que eres el único que tiene razón. ¡No es así! —vocifere mientras lo apuntaba con mi dedo índice, mientras soltaba las palabras que hacían arder mi garganta en el proceso.

—¡Lárgate de mi casa! ¡Fuera! —repite tratando de sonar calmado, pero fallando totalmente.

—Eres un completo cabrón, de verdad. ¡Vete a la mierda, Ethan! ¡No te necesito! Puedo valerme por mí mismo —escupo con veneno, aquello que quizá no siento realmente, sino por el calor de la discusión. Demonios. Joder conmigo y mi mal carácter.

Soltó una risa amarga ante mis palabras.

—¿No me necesitas, eh? Espero que cuando no tengas nada con mantenerte recuerdes esto y no regreses pidiendo mi ayuda—sonríe con sorna y autosuficiencia.

Un extraño dolor atraviesa mi pecho, supongo que no esperaba todo esto y si lo hice, jamás imaginé cuanto podría llegar a doler.

—Eso es lo que tú crees. ¡Tengo el dinero suficiente para mantenerme! He guardado cada centavo de todas las peleas que tuve, así que no te necesito. Si seguía en esta puta casa era por mamá y Amber, no por ti jodido idiota —espete, quizá yéndome por las ramas.

—Entonces vete —gruñe.

—Ethan, cariño por favor  —rogó mi madre entre lágrimas.

—Tiene que aprender y esta es la mejor manera —respondió con frialdad, ignorando por completo que mi madre estaba implorando.

Me trague las ganas de decir cuanta cosa seguía pasando por mi mente, pero era mejor callar y dejar que todo se calmase. Aunque dudaba que en algún momento sucediera, ambos somos tan imbéciles que no daremos el brazo a torcer. Tal vez, este era el fin a nuestra nula relación padre e hijo. Sé que la que más sufrirá es mamá y eso me partía el alma.

Subí las escaleras y cuando pase al lado de mi madre,  en su mirada me rogaba que me quedase. Pero mi orgullo no dejaría que eso pasase, me iría y le demostraría a ese idiota que podía triunfar como boxeador.

Nada me detendría y él no sería la excepción.

Entre en mi habitación con la furia corriendo por mi venas. ¡Maldito cabrón! Tiré mi ropa dentro de una maleta, estaba de los putos nervios por esta situación.

Amber entró en mi habitación y su rostro estaba cubierto de lágrimas. Había presenciado la discusión, diablos.

—¿Te irás? —pregunta entre cortado por sus sollozos.

Me partía el alma verle así, caminé hasta ella y me puse de cuclillas.

—Debo hacerlo enana, papá no me quiere aquí y yo tengo que irme —limpie las lágrimas de sus mejillas—. Pero prometo pasar por ti al ballet y llevarte a comer —sonreí.

Ella se tiró en mis brazos y lloró con fuerza. Esto era más difícil de lo que creí, no podía dejarle y eso me estaba destrozando.

—Llévate a Aquiles contigo, él cuidará de ti —me pide.

Acaricio su cabello con delicadeza.

—¿Segura? Aquiles es tuyo —pregunté divertido, ella asintió sin quitar su rostro de mi pecho—. Prometo cuidarle —prometí y me aleje de sus brazos para tomar mi maleta.

Salí de la habitación con la frente en alto, no dejaría que me viese débil. Le demostraría que soy el mejor y luego deberá tragarse sus palabras.

Mamá me obligó a detenerme, para poder abrazarme.

—No te vayas —suplicó y eso volvió a destrozarme. Maldición.

Tomé todo el aire que mis pulmones me permitieron.

—No puedo quedarme mamá, este momento iba a llegar tarde o temprano —susurre y deposite un beso en su mejilla—. Te amo y en cuanto tenga donde vivir te invitaré a cenar —sonreí.

Ella por su parte volvió a llorar, lo siento tanto.

Llamé a Aquiles y ambos salimos de la casa para entrar en mi auto. Tiré la maleta dentro y le ordene que entrase.

Subí al asiento del piloto y lo encendí para emprender camino al único lugar al que deseaba ir. Necesitaba una charla con esa persona que era tan importante y que me diera uno de sus consejos.

(...)

¡Hola! ¡Hola! ¿Cómo estáis? Espero que bien :3 Me atrace un poco con el capítulo por eso lo subí hoy ;-; Espero os guste. ¡Se prendió esta mierda! ¡Ethan lo sabe! 😢

Os quiero preguntar. ¿Os gustan los fanfic? ¿Conocéis a la banda Asking Alexandria? Porque tengo una historia que haré sobre Ben Bruce guitarrista principal de la banda :3 Ya la tengo publicada, pero voy a cambiar algunas cosillas y entre esas cosillas la categoría. ¿La leerian?  Os dejaré una imagen de promoción que hice para la historia.

Grupo de Facebook: Lectores Vicky (Wattpad)

Espero sus ☆ Sus comentarios ♡
Sus opiniones hacia el capítulo ♡

Os mandó un abrazo enorme :3

—Vicky—





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