Ventiquattro. Feliz Halloween cielines...
Ventiquattro:
[Isaac]
Han pasado tres días desde que Ethan me ha echado de la casa y que me terminé quedando en la casa de mi tío Nick. Tres días de aquella pelea, de sus palabras, de las mías y de la tristeza en los rostros de mi madre y hermana. Diablos.
Mi tío Nick esta realmente molesto con la actitud de quien dice ser mi padre y hasta fue a decirle varias cosas en la cara -algo que intente impedir pero me fue imposible-.
En cambió el tío Ian se mostró más calmado y me aseguró que pronto se le pasaría el enojo. Él le conoce a la perfección, por algo son mejores amigos. Pero siendo sincero, sé que no se le pasará; más bien estará esperando que todo me salga mal y que regresé con el rabo entre las patas a pedir su ayuda. No va a pasar, porque me propuse ser el mejor y así demostrarle que puedo llegar aun más lejos.
Doy un sorbo largo a mi botella y dejo de correr para comenzar a caminar el tramo de camino que me resta hasta la casa de mis tíos.
No quise molestar a Andrew y mucho menos a mis abuelos. Claro que los padres de Ethan no demoraron en llamar para saber que demonios había sucedido, no respondí las llamadas de todas formas.
No me apetecía entablar una conversación sobre lo ocurrido hace tres noches atrás y menos escuchar el "te lo dije" de todos. Porque al final habían tenido razón y debí decírselo yo, como me advertieron más de una vez. Carajo.
Porque sin saber como, alguien más se lo contó. Sin darme tiempo a manejar la situación de otra manera y quizá evitando esa discusión donde ambas partes se dijeron cosas hirientes. Demonios.
Sigo buscando saber quien jodidos ha sido y no tengo ni puta idea, nadie viene a mi mente.
Vuelvo a darle otro sorbo a mi botella y busco en mis bolsillos mi caja de cigarrillos. Sacó uno de la misma y lo enciendo, en cuanto esta sobre mis labios doy una profunda calada. El humo es bien recibido por mis pulmones, esto es el puto paraíso, ayuda a mis nervios y sobre llevar todo lo que viene pasando en mi vida.
Aquiles viene a mi lado, me alegra tenerle conmigo. Pero me da pena que Amber no se lo haya quedado, doy la última calada a mi cigarrillo y lo tiró.
Abro la reja de la casa y camino hasta la puerta de entrada. Abro la misma y me dirijo a la cocina por una taza de café.
Pero me quedó estático al ver a mi madre y a mi tío Nick sentados en los taburetes de la mesada. Mierda. Sabía que tarde o temprano vendría.
Debiste atender el móvil colega, sabes lo difícil que es esta mujer.
Pero no me apetecía atenderle, joder con todo.
—Lo lamento campeón, pero no podía mentirle —se disculpa mi tío—. Esta preocupada por ti y es tu madre —explica mientras se pone de pie, pasa por mi lado golpeando mi hombro derecho y luego sale de la cocina dejándome a solas con mi progenitora.
Hora de enfrentar a la bestia.
Solté un suspiro y me senté en uno de los taburetes, apoyando mis brazos sobre la mesada.
—Antes de que me regañes, déjame decir que no me apetecía hablar y por eso no he contestado el puto móvil —aclaré antes de que comenzará con sus regaños—. Y no pienso volver mamá, he tomado una decisión y me importa una mierda si él esta arrepentido —me ataje a que supiera que no volvería, así Ethan viniera de rodillas a pedir perdón.
Ella frunce los labios e intenta no llorar frente a mí.
—No he venido por eso pequeño, idiota —espeta—, ¿Puedes entender lo preocupada que estaba por ti? ¡No contestabas mis putas llamadas, Isaac! Pero aún así intente darte tu maldito espacio, para que pudieras pensar y estar tranquilo. ¡Pero soy tu jodida madre! ¡No merezco que me hagas pasar por estas cosas! ¡Eres mi hijo y te amo con locura! —me grita mientras intenta aguantar las lágrimas, la veo pararse y abrazarme con fuerza—. Me he ido de la casa junto a Amber, me estoy quedando en lo de Alex —suelta de sopetón.
Me aleje de su abrazo.
—¿Qué? ¿¡Pero que demonios mamá!? —llevé mis manos a mi cabello.
No debió hacerlo, ahora Ethan me odiara más. He logrado que su matrimonio se vaya al demonio, carajo. ¡Esto tiene que ser una broma! No va a perdonarme, nunca. Mierda, mierda.
Ella se cruza de brazos, mientras su labio inferior tiembla por aguantar las lágrimas.
—No iba a quedarme cariño y menos cuando te echó de esa manera tan vil. ¡Eres su hijo, joder! ¡Se ha comportado como un puto crío! —dice molesta y había que admitirlo en algunas cosas tenía razón, pero no puedo seguir alimentando su molestia. Tengo que intentar calmar las cosas entre ambos y que regresé a casa con Ethan. Aunque entiendo la postura de mi madre y que no le perdone el como me ha tratado.
Tape mi rostro con mis manos y solté un suspiro frustrado.
—¿Has hablado con él al menos? —pregunté con curiosidad.
La veo fruncir sus labios y hacer una mueca.
—No y no me interesa hacerlo —responde en un tono brusco.
Elizabeth Collins y su orgullo están hablando ahora.
Y es difícil cuando se pone de esta manera, demonios.
Niego con la cabeza divertido.
—¿Están bien en lo de Alex? —cambié de tema, así por un momento dejaríamos de pensar en lo sucedido.
Una sonrisa débil adorna su rostro.
—Sí, estamos bien, cielo —asegura y se acerca a mí para rodearme con sus brazos. No me aparte, me dispuse a disfrutar de su cercanía y dejé que llenase de besos mi rostro.
—Hablé con tu abuelo, mi padre —comienza a explicar—, Y como faltan sólo diez días para tu cumpleaños, me comentó que ya tenía tu regalo —sonríe, le hago un gesto para que prosiga—. ¡Te ha comprado un apartamento! —chilla con emoción.
Mi cara debe de ser todo un poema, porque mi madre se queda observándome.
—¿Estas bromeando? —pregunté incrédulo. ¿El abuelo regalandome un apartamento? ¿En serio? ¡Oh santa mierda! ¡Es demasiado!
—No es una broma cariño, tu abuelo ya me lo había consultado. Vas a cumplir veinte años y es el regalo perfecto. Ahora puedes independizarte y hacer tu vida —sus ojos se llenan de lágrimas las cuales comienza a derramar—, ¿Cuándo has crecido tanto? —se pregunta para si misma, mientras lleva una de sus manos a sus labios amortiguando un sollozo.
Ruedo los ojos, madres. Les cuesta horrores aceptar que sus hijos han crecido y dejarlos abrir sus alas.
La abrazo para que así dejé de llorar y beso su frente.
—Podrás ir a verme cuando quieras mamá, siempre serás bien recibida en mi casa —sonreí.
Ella escondió su rostro en mi pecho, mientras negaba con frenesí su cabeza. Le estaba costando horrores dejarme ir, suelto un suspiro.
Cuando al fin su llanto se tranquilizó, nos pusimos a desayunar algo juntos y no dejó pasar la oportunidad para hablar de Lina.
(...)
Comienzo con mis ejercicios, mientras observo a Pecas practicar una llave con Josh. Se ve tan hermosa hoy. ¡Concéntrate Isaac! Faltan pocos días para tu pelea y necesitas estar concentrado, capullo.
Todo esto de la discusión con Ethan, logró que me desconcentrara de lo importante: el boxeo y la pelea por el campeonato.
Terminé con la primera parte de mis ejercicios y caminé para buscar una cuerda.
Tarareo la letra de Pictures Perfect de Escape the fate, mientras comienzo a saltar la cuerda.
(...)
Doy los últimos golpes al saco y ahora me dirijo por mis cosas al banco. Me daré una relajante ducha y después llevaré a Pecas a conocer el apartamento. Antes de venir al gimnasio pase por la oficina y mi abuelo me entregó las llaves. También mencionó que ya estaba equipado con todo, que no necesitaba comprarle nada y lo agradecí enormemente.
Esto pasa cuando tienes a William Collins como abuelo, puede llegar a sorprender demasiado.
Veo como Pecas entra a la habitación donde se encuentran los casilleros y yo le sigo.
Entro en silencio y me acercó a ella encerrandola entre mis brazos y el casillero.
—Hey Pecas —digo mordiendo el lóbulo de su oreja derecha.
La siento estremecerse por mi tacto, luego gira para encararme.
—Hola, idiota —saluda tímida y con sus mejillas enrojecidas, de paso insultandome.
No le doy tiempo a reaccionar cuando ya tiene mis labios reclamando los suyos, la había extrañado y eso que nos habíamos visto en la universidad.
La hice rodear mi cintura con sus piernas y la obligue a apoyar su espalda en el casillero.
Mi lengua ávida se adentró en su boca sin pedir permiso y comenzó una batalla con la suya. ¡Oh demonios! Sus besos sabían a gloria y amaba saberlos míos.
Me senté en uno de los bancos de la habitación y la hice acomodarse sobre mí, ahorcajadas. Llevé mis manos a su trasero y lo apreté sin cuidado alguno. Sonreí sobre sus labios cuando soltó un pequeño jadeo, podía acostumbrarme a ello.
Comencé un recorrido de besos desde sus labios hasta su clavícula izquierda, mis manos subieron a su cintura descubierta y otra vez no pude pasar desapercibidas las cicatrices de su espalda.
Cuando quise avanzar un poco más, sus manos me detuvieron. Apoyó su frente sobre la mía y sus ojos permanecen un momento cerrados.
—No puedo —admite con la voz entre cortada y veo sus ojos llenarse de lágrimas, una vez los abre.
Tomé su rostro entre mis manos.
—Amor, está bien, podemos superar lo que sea y puedo esperar a que te sientas cómoda, a que estés segura de llegar a eso —besé su frente y la hice esconder su rostro en mi pecho.
Sus sollozos llenaron la habitación y eso me partía el alma. La habían dañado tanto y de sólo pensarlo quería golpear a la primera persona que se pusiera en mi camino.
Haría lo que fuera por ella y la protegería.
(...)
¡Hola! ¡Feliz Halloween! ¡Capítulo sorpresa! Cómo no os puedo regalar caramelos y menos aún haceros el dulce o truco. Os regaló un capítulo 💕 Espero lo disfrutéis y os guste.
Hubo un pequeño avance hoy :3
Espero sus ☆ Sus comentarios ♡
Sus opiniones hacia el capítulo ♡
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Os mandó un abrazo enorme 💕💕
—Vicky—
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