Ventinove.
Ventinove:
[Lina]
Pasado...
Me encuentro sentada junto a Clive en la recepción y esperando a que sea mi turno. No dejó de juguetear con mis dedos, me siento nerviosa y demasiado ansiosa. Tomo todo el aire que mis pulmones me permiten e intento calmarme internamente.
Muevo mi pierna de arriba hacia abajo, demonios. ¡No puedo con esto! La ansiedad me está matando, tal vez no estoy lista para esto aún. Tal vez necesito más tiempo, quizás, no lo sé. Pero de algo estoy segura, no estoy preparada para hablar sobre lo que pasé.
Una puerta es abierta y una mujer de unos cuarenta y tantos aproximadamente, sale. Se despide de alguien que no puedo ver desde donde estoy sentada, pero si oigo su voz despedirse de su paciente.
En cuanto la mujer se retira, él se asoma en el umbral de la puerta y dice mi nombre. Vuelvo a respirar profundamente y me levantó de mi asiento con lentitud. Clive me imita y me acompaña a la habitación.
—Lin te presentó a Lance Cook, él es el indicado para ayudarte —lo presenta y estrecha su mano con él—. Ayuda mucho a mi departamento cuando hemos tenido casos como el tuyo y sé que logrará que mejores —se sincera y besa mi frente. Ojalá fuera tan fácil.
Se despide de ambos y me dice que pasará por mí dentro de una hora. Lance me deja espacio para que entre en la habitación y me pide con amabilidad que me acomode en uno de los sofás.
Me siento y observo hacia fuera por el gran ventanal. Los nervios aumentan y no sé que demonios hacer.
—Bien Lina —llama mi atención—, No tengas miedo, ¿vale? Hablaremos cuando te sientas segura de hacerlo, no voy a obligarte a contarme nada —me sonríe mientras habla inspirandome confianza—. Empecemos por lo principal. ¿Cómo te encuentras hoy? —pregunta y toma una libreta para hacer sus anotaciones.
—Supongo que bien, en realidad no sé que es estarlo —admito en un susurro y no dejó de observar por el gran ventanal.
Lo veo anotar en su libreta en el reflejo.
—¿Quieres contarme como es la convivencia con Clive? —me observa expectante por mi respuesta.
Suelto un suspiro.
—Supongo que es buena, él me trata como si fuese su hija. Demuestra interés por lo que me sucede, esta ahí cuando las pesadillas me atormentan —atraigo mis piernas a mi pecho, no me agrada demasiado mencionar las pesadillas.
Vuelve a anotar algo y pregunta:
—¿Quieres contarme sobre ellas? —sabía que en algún momento pasaría y debería hablar. Pero no pensé que seria tan pronto, muerdo mi labio inferior. Siento miedo que al hablar sobre ellas vuelva allí, no quiero regresar. Cierro mis ojos e intentó aguantar las lágrimas que intentan salir. Joder. Es difícil.
Respiro con profundidad.
—Vuelvo a la noche en la que mi padre me llevó a ese lugar, ese donde venden chicas —un nudo se instala en la parte posterior de mi garganta, vuelvo a respirar profundamente. Relamo mis labios—, ¿Sabía que fui la paga de una deuda? —solté una risa amarga y apagada—. Mi padre me utilizó como eso, porque le debía dinero a Kirk y para saldarla él le pidió... —guardó silencio un momento porque las lágrimas que intentaba retener me traicionan y mojan mis mejillas. Las limpio con algo de brusquedad, detestaba ser así de débil.
—Tranquila, si quiere podemos hablar de otra cosa. ¿El clima le parece bien? —intenta calmarme y creo que le funciona, ya que no puedo evitar reír por su intento de cambiar de tema. ¿Hablar del clima? ¿En serio?
Le miro por primera vez luego de comenzar con la sesión, sus ojos almendrados me observaban esperando que aceptase hablar de lo que sea. Su cabello negro estaba perfectamente peinado y vestía de alguna manera bastante elegante. Usaba unos anteojos de color negro, que combinaban a la perfección con la palidez de su rostro.
Negué con la cabeza, tenía que afrontarlo en algún momento. Este era ese momento y debía hacerlo.
—La misma noche en que fui llevada a su casa, intenté escapar —mordi mi labio inferior con fuerza—. Lo descubrió y me golpeó hasta dejarme inconsciente —relate sin dejar ningún detalle sin mencionar, volviendo a aquella noche.
Presente.
Me remuevo en la cama y busco su calor. Pero descubro que estoy sola y abro mis ojos observando la habitación. No hay señales suyas y me decepcionó al saber que no esta. Quitó las mantas de mi cuerpo y saltó fuera de la cama.
Camino por el pasillo que lleva a la sala y cocina.
—¿Isaac? —pregunto a la nada, el silencio es la respuesta que obtengo. Aquiles hace su entrada triunfal y mueve su cola a modo de saludo. Acaricio su cabeza para luego seguir mi camino.
Entró en la cocina y sobre la isla hay una nota. La tomo entre mis manos y la leo:
Pecas:
Lamentó no quedarme para desayunar contigo, pero te he dejado listo algo. Tengo cosas que hacer y además debo entrenar para la pelea de esta noche. Espero verte ahí, te estaré buscando desde el ring.
Te quiero,
Isaac.
Vuelvo a leer la nota y una sonrisa se vuelve a adueñar de mi rostro. No puedo dejar de sonreír y mis mejillas se ponen rojas por completo. Bebo café de mi taza y luego muerdo una de mis tostadas. Me ha dejado el desayuno preparado, aunque me hacía ilusión despertarme con él a mi lado. Pero entendía que la pelea era importante y que debía estar concentrado en ella hoy.
No pensaba faltar a ella, quería volver a verle pelear -aunque no este de acuerdo con la violencia- pero él merecía que fuese.
Luego de terminado mi desayuno lave las cosas y ordene un poco el lugar -y también alimente a Aquiles-. No tenía clases hoy, como era sábado tenía todo el día para no hacer nada.
Me tiró sobre el sofá a descansar luego de dejar todo en orden y busco algo que mirar en la televisión. Pero me veo interrumpida en cuanto el sonido del timbre se escucha, camino a paso despreocupado a la puerta. Al abrirla me llevó la sorpresa de ver a Madi frente a esta, tiene un montón de bolsas en sus manos.
—Tenemos mucho que hacer y nos arreglaremos para la pelea de esta noche —dice con emoción en su voz y levanta en alto las bolsas de sus manos.
Me empuja dentro del apartamento para dar comienzo a nuestra tarde de chicas -cosa que no me dijo que haríamos- sería una tarde larga.
(...)
Caminamos buscando nuestros asientos y así acomodarnos para ver la pelea. Por suerte aún no había comenzado, pero el lugar estaba lleno. La gente se veía emocionada y ni que hablar del público femenino.
Por lo que Madi mencionó, Isaac se enfrentaría a Elliot "el tigre" Derricks. Y por lo que pude apreciar en los enormes afiches de la entrada -los cuales había en todo el lugar, luego de entrar- era un hombre bastante intimidante. Sus ojos negros y su cabello rubio hacían buena combinación. También era alto y de cuerpo trabajado por el ejercicio. No era como la bestia Ainsworth, pero era enorme.
Una vez acomodadas en nuestros asientos, observé el lugar. Era precioso y con un gran espacio. Por suerte teníamos buena vista hacia el ring y lo agradecía.
Me sorprendo al ver al padre de Isaac, le di un codazo a mi amiga para llamar su atención y mostrarle lo que acababa de ver.
—Mi cuñado esta aquí —comenta al verle—. Le enviaré un mensaje a Liz, para que lo sepa —informa mientras saca su móvil y comienza a teclear en el.
Por mi parte me sentía feliz de saber que estaba aquí y que podía ser que apoyase a su hijo.
Las luces del lugar se apagaron y se concentraron en el centro del cuadrilátero. Un hombre vestido muy elegante subió en el y comenzó a hablar por el micrófono:
—¡Damas y caballeros! ¡Bienvenidos a las semifinales del Campeonato de boxeo de peso pesado! —comenta con emoción y el público estalló en aplausos—. ¡Hoy dos de los mejores boxeadores se enfrentarán! ¡Dos máquinas de pelea! ¡Elliot "el tigre" Derricks e Isaac "la demoledora" Blaire! —exclama eufórico y el público femenino no se hizo esperar con sus gritos desesperados.
El presentador siguió hablando y comentando que la final sería en Los Ángeles, EE.UU. Que el ganador de esta pelea tendría la oportunidad de enfrentar a uno de los boxeadores más prestigiosos del mundo.
La melodía de una canción conocida por mí comenzó a escucharse en el lugar, Back in black de AC/DC. Esa fue la oportunidad para que el hombre parado en medio del ring, presentará al "tigre". En cuanto terminó de presentarle, él salió por una puerta y camino por el pasillo que lo llevó al cuadrilátero.
Subió en el mismo y se quitó su bata dejando a la vista algunos tatuajes. Pero el que llamó mi atención fue el que se encontraba en su espalda, tenía tatuado un gran tigre en el.
El presentador volvió a hablar, mientras Into the fire de Asking Alexandria retumba en el lugar. Apenas terminó de hablar, Isaac salió de una puerta y camino con la seguridad que le caracterizaba por el pasillo. Mi corazón se aceleró en cuanto subió al cuadrilátero y sus ojos me buscaron entre la multitud.
Mi corazón dio un vuelco cuando una sonrisa se dibujó en sus labios y no pude evitar devolversela. Quitó su bata y quedé embobada -como siempre me sucedía- al ver sus tatuajes. Realmente se habían vuelto en mi cosa favorita en el mundo y amaba admirarles cuando podía, este momento no era la excepción.
El referí subió al ring, habló con ambos luchadores dándoles las reglas. Los hizo volver a sus lugares y así prepararse para el enfrentamiento.
Ambos se colocaron sus guantes, luego el protector bucal. Isaac por su parte comenzó a mover su cuello y luego el resto de cuerpo calentando para la pelea.
El referí los volvió a llamar al medio del ring y ambos se posicionaron a modo de combate. La campana dando comienzo al primer round no se hizo esperar y el primero en tirar el primer golpe fue el tigre.
Era veloz, pero Isaac supo esquivar su golpe y contraatacar. Eso tomó desprevenido al tigre quien se tambaleo, pero luego se recuperó atacando con fuerza la mandíbula de mi chico.
Ahogue un grito con mi manos, demonios. No creo soportar si le vuelve a dar otro golpe así, la mano de Madi apretó mi hombro.
—Él está bien —me aseguró con una sonrisa, se la intente devolver pero estoy segura que salió más a una mueca.
Volví al presente en cuanto vi que Isaac estaba contra las cuerdas y el tigre no dejaba de asestarle golpe tras golpe. Joder. Cerré mis ojos con miedo, pero el alivio recorrió mi cuerpo enteró en cuanto la campana dando final al primer round retumbo en el lugar.
(...)
Ya estábamos en el tercer round y se notaba al tigre algo cansado en estas instancias. Isaac aparentaba estar bien, pero podía notar que también estaba algo exhausto.
Cerré mis ojos cuando el puño del tigre dio con fuerza en su mandíbula, mierda. No sé por cuanto tiempo los tuve cerrados, pero los gritos del público me obligaron a abrirles. Isaac golpeaba sin piedad al tigre con una combinación de golpes y comencé a orar porque ganará por knockout.
Y como si mis ruegos fueran escuchados, el tigre cayó al suelo inconsciente. El referí hizo el conteo y el público le apoyo eufórico. Madi también lo hizo y en cuanto se escucho el diez, todo el lugar se llenó de gritos.
El público estaba eufórico por la victoria y no pude evitar sonreír. Aunque había tenido miedo de que le pasará algo, ahora me sentía aliviada.
El referí levantó su brazo dándole la victoria. Una sonrisa adorno su rostro ahora con algunos moratones por la pelea y sus labios pronunciaron: "Te quiero, Pecas." Mi corazón se detuvo y mi pecho se inflo de orgullo. También le quería y se lo diría en cuanto le tuviera en frente.
El público comenzó a abandonar el lugar y nosotras hicimos lo mismo. Caminamos hacia el estacionamiento, allí esperaríamos a Isaac.
Me apoye en la puerta del copiloto mientras mi amiga abría el auto y sacaba su chaqueta de adentro. Hacía algo de frío y no me sorprendía, el otoño se estaba adueñando de Londres.
—Fue una pelea interesante —comenta alguien, me giro y me sorprendo al ver a Ethan. Se paró a mi lado y fijo su vista en algún lugar del estacionamiento—, ¿Sabes? Él piensa que no quiero apoyarle con esto del boxeo—se sincera y ríe con amargura—. Pero es todo lo contrario, sólo quiero que confíe en mí. Es un cabezotas, en eso se parece a su madre y un poquitín a su padre —niega con diversión al decir lo último.
Madi esta igual o más sorprendida que yo en estos momentos. Pero soy feliz al saber que si apoya a su hijo, aunque no se lo diga.
—Debería decírselo, le haría muy feliz saberlo —le animé con una sonrisa.
Lo veo negar con su cabeza y me mira.
—Aún no es momento de que lo sepa, no le menciones esta conversación. Y por favor cuídale, puede parecer fuerte por fuera y por dentro estar muriendo. Tiene demasiadas cosas de su madre, aunque no lo parezca —pide y luego se despide de ambas caminando hacia a su coche.
Lo observo irse, al final si aceptaba que su hijo quisiera ser boxeador. Moría de ganas por decirle a Isaac, pero he prometido que no le diría -aún- y pienso cumplirlo.
(…)
¡Hola! ¡Hola! ¿Cómo estáis? Espero que bien ^^ Espero os guste el capítulo, intenté hacerlo más largo, últimamente habían quedado algo cortos ;-; Voy a empezar a hacerlos así, por lo tanto puede que demore un poco en actualizar. Espero no se enojen ;-;
En multimedia os dejaré Sólo para ti de Camila 💕 Me hizo acordar a Isaac y Lina ahshakshajs Díganme que os parece y si os recuerda a ellos :3
Espero sus ☆ Sus comentarios ♡
Sus opiniones hacia el capítulo ♡
Grupo de Facebook: Lectores Vicky (Wattpad)
Aquí os dejó como fue que Isaac le dio el golpe final al Tigre 😂😂😂😂 La robe de Instagram XD
Os mandó un abrazo enorme :3
—Vicky—
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