Uno.

Uno.

[Isaac]

Una vez que llegamos a casa, mi padre me hace una seña para que le siga y sin quejas lo hago. Sé perfectamente lo que me espera, lo que dirá y que acabará mal para ambos. Diremos cosas que no pensamos realmente, me enfadare, él también lo hará y juro que estoy cansado de esto. ¿Pero que espero que suceda? Es claro que una discusión pasará, aunque lo intente evitar. La he cagado, lo tengo presente y mi padre me lo recordará en estos momentos.

Ojalá me diera un respiro y esperase a que descanse, aunque sea lo mínimo. Pero, Ethan no lo hará.

Una vez dentro de su escritorio, se gira totalmente enfurecido hacia mí, lo esperaba.

—¿Es que acaso no piensas? ¿Beber de esa manera y después manejar? ¡¿Es que no puedes madurar de una puñetera vez, Isaac?! ¡No siempre estaré para cubrir tus actos de estupidez! —me grita con toda la furia que posee en este momento—. Estuviste a nada de comerte una demanda, por destrozar el coche de otra persona. Sino fuera porque nuestro abogado llegó a un buen trato, tu vida estaría en ruinas. ¿Comprendes lo que digo o debo decirlo de nuevo? —suelta, aún había furia y sí, lo merecía. En serio comprendía todo lo que había dicho, pero dolía su forma. Carajo.

Me muerdo la lengua, porque yo también estaba cabreado y más por este sermón de su parte. Pero no quería que esto llegará más lejos, estaba más que dispuesto a dar mi brazo a torcer, solo por tener un poco de tranquilidad. Pero Ethan, por supuesto, él no quería eso. Todo con mi padre era un sin fin de peleas o malentendidos. Ambos somos muy cabezotas y estaba claro que esto terminaría mal, desde el comienzo lo sabía.

Su dedo índice choca en mi frente y la molestia se apodera de mí, una vez que habla.

—¿Entiendes lo que dije o eres tan estúpido que debo volver a decirlo? —me espeta, llevando al límite mi paciencia.

—¡Al carajo contigo, Ethan! —termino gritando y dando un manotazo a su mano—. Juro por Dios, que estaba a nada de dar mi brazo a torcer y dejar el tema por la paz, pero no; tú capullo de mierda debías continuar y hacerme sentir peor de lo que ya me siento —explotó, soltando todo eso que iba a guardar para mí—. ¡Sí, Ethan! ¡Comprendo perfectamente mi acto de estupidez! Te has encargado de que no lo olvidé y que me sienta miserable. También soy un puñetero inmaduro y que como tal, pensó que era una excelente idea manejar ebrio. Porque aunque no lo creas, soy un inmaduro, es la edad y para mí cualquier cosa que a ti te parezca estúpido, es una buena idea. ¿Acaso nunca hiciste algo así? ¿El abuelo nunca te sermoneo? ¿Eh? ¡Yo creo que sí! Porque estoy más que seguro que cuando tenías mi edad eras un GRANDÍSIMO imbécil —respiro una gran bocanada de aire, una vez que terminó de decir todo aquello que pensaba guardar para mí.

Sí, quizá me he ido por las ramas. Tal vez debí ignorarle y solo decir que tenía razón, para que esto quedará zanjado y así ir a mi habitación. Pero con mi padre nada era fácil, se encargaba de recordarme lo estúpido que puedo llegar a ser. Carajo, carajo. Ahora que el cabreo comenzaba a disminuir, el arrepentimiento se estaba haciendo presente y quería darme un puñetazo por todo eso que acababa de soltar.

Una risa cínica brota de lo profundo de su garganta, no iba a dejarla fácil. Mierda.

—A tu edad nunca le di estos problemas a mi padre, porque yo sabía que habían cosas que no debía hacer —se jacta, jodido imbécil es—. Así que podrías seguir mi ejemplo y ser un buen hijo, dejar de darme problemas. Porque juró que estoy a nada de abandonarte y dejarte a tu suerte, que resuelvas por tí mismo las cagadas que te mandas, Isaac. —sisea y yo me muerdo la lengua, porque iba a responder.

—Ethan, cierra la boca —la voz de mi madre se hace presente y mi cuerpo entero tiembla. La pequeña riña, vale no tan pequeña, llamó su atención—. Isaac, cielo, ve a tu habitación. Esta discusión acaba aquí, porque aunque no lo crean están asustando a Amber con sus gritos y no me hace gracia alguna —zanja cruzada de brazos, mi padre palidece antes sus palabras.

Si hace unos momentos tenía valor, se ha esfumado en cuanto mi madre hizo acto de presencia. Lo agradezco de sobre manera, sin mediar palabra alguna, huyo del lugar.

Cuando estoy en el comienzo de las escaleras, escuchó a mi madre regañar a mi padre y rezó porque no acaben discutiendo por mi culpa.

(...)

Tomo una caja de cigarrillos de mi mesilla de noche, coloco el cigarrillo entre mis labios y lo enciendo. Doy una profunda calada, buscando en mi armario ropa limpia. Me he dado una buena ducha, luego de discutir con Ethan sobre lo del accidente. Me ha dado el sermón esperado. Joder. Por eso no puedo hablar con él sobre el boxeo, jamás lo entendería.

Bueno, al menos por ahora no se lo diré, no quiero decepcionarle. Él espera que me encargué de la empresa, hasta mi abuelo lo espera. No puedo defraudarles, no quiero hacerlo, aunque eso signifique dejar algo que amo. En eso me parezco a mi madre, siempre velando por la felicidad de los demás y dejando la nuestra al último.

No les mentí cuando mencioné que en el carácter era igual a ella, también sé toda la historia de mis padres. El matrimonio arreglado, la obligación de mamá con casarse con el tío Ian y que luego se enamoró de papá. Se casaron y nací yo. A fin cuentas nada salió como esperaba mi abuela y eso es bueno, creo.

Le doy la última calada a mi cigarrillo y me dispongo a vestirme. He optado por unos jeans negros y una camisa del mismo color. Siento la puerta de mi habitación abrirse y tras ella aparece mi madre. Respiro profundamente.

—¿Podemos hablar, cielo? —pregunta dulcemente.

—Claro —accedo con una débil sonrisa.

Ella termina de pasar y cierra la puerta tras de si. Me sonríe y se sienta en la punta de mi cama. Me hace una seña para que me siente a su lado, genial. Ahora un sermón por parte de mi madre. ¿Puede empeorar esto? Demonios.

—¿Cuándo se lo dirás, Isaac? Tiene derecho a saberlo él también, le haces creer que estas desperdiciando tu vida. Cuando no es así, porque prácticas algo que amas, cielo —me mira expectante esperando una respuesta.

Suelto un suspiro, ya sabía yo por donde venía la cosa.

—Aún no esta listo para saberlo, piensa que soy un inmaduro y un niñato —mascullo.

—Es tu padre, debes decírselo y no es un adivino para saber lo que haces —dice tajante.

Aprieto mi mandíbula ligeramente.

—No lo entenderá y se decepcionará más de lo que ya está. ¿Podemos evitar hablar de este tema? —pedí amable. Si seguíamos hablando de esto perdería mi paciencia y realmente no me apetecía discutir con mi madre, había tenido suficiente con Ethan.

La oigo bufar.

—Bien —acepta a regañadientes—. ¡Y deja de fumar, pequeño idiota! — me advierte molesta.

Suelto una carcajada, odia que fume. Pero no pienso dejarlo, no aún. Niego con la cabeza y me levanto de mi lugar en busca de mi móvil.

—¿Cómo te fue en la pelea anoche? —pregunta curiosa y a la vez emocionada.

Sí, mi madre lo sabe. No tengo secretos con ella y aunque intentará esconderlo lo sabría al instante. Es imposible mentirle, sabe como sacarme la verdad.

—Hablando de eso —digo cabizbajo y fingiendo estar triste. Sí, iba a fingir que no me fue como esperaba por un momento—. ¡He ganado! —chillo y la abrazo con fuerza.

—¡Felicidades, cielo! —responde emocionada—. Habla con tu padre de esto Isaac, por favor —ahí vamos otra vez. ¿No puede entender por una puñetera vez que no se lo diré? ¿Es tan difícil de comprender?

Dejó de abrazarla y mi ceño se frunce.

—¿Qué te he pedido recién? ¡No sé lo diré! ¿Lo entiendes? —le miro comenzando a cabrearme.

Ella no comprende que Ethan jamás entenderá que amo el boxeo, no lo aceptará jamás. No lo sabe y no lo sabrá tampoco. No pienso decirle nada.

Me mira resignada.  

—¡Está bien! —acepta de mala gana—. Pero en algún momento deberás decírselo y es mejor que se enteré por ti que por alguien más —advierte y cruza sus brazos sobre su pecho.

Ruedo los ojos.

—No lo sabrá y punto —digo exasperado.

Ella suspira molesta y se acerca a mí.

—En algún momento deberás hablar con él y yo sé que lo entenderá —comenta y esboza una sonrisa—. Ya llegó la familia, baja por favor —pide amable, besa mi frente y sale de mi habitación.

Me tiró sobre mi cama y me tapo el rostro con mis manos. No puedo decírselo, al menos no aún. ¡Está bien! ¡Jamás se lo diré! No puedo enfrentarlo y ver la decepción en sus ojos. No puedo, no lo soportaría. Tomo otro cigarrilo de mi cajetilla y lo enciendo. Doy una profunda calada, me ayuda cuando estoy nervioso o asustado. Y digamos que me siento de esa manera en este momento, tengo miedo si. Demasiado miedo. Extremadamente cagado de miedo. Joder. Entiendo que es malo para mi salud, en algún momento lo dejaré, lo prometo.

Doy otra calada y me levanto de la cama, es hora de enfrentar a la familia. Todos deberán saber del accidente, dudo que papá no lo haya mencionado ya. Tomo todo el valor que puedo y salgo de mi habitación a enfrentar lo que venga.

Bajó las escaleras y puedo oír las risas de mis familiares. Vuelvo a tomar una gran bocanada de aire y me aliento para poder entrar a ese lugar. Una vez restaurada mi confianza entro en el comedor, allí me encuentro a toda la familia muy animada.

Y cuando digo a toda la familia, me refiero a la familia de mi padre y la de mi madre. La primera en acercarse a mí, es mi abuela Eloise -parte de mi madre-.

Me estrecha entre sus brazos.

—¿Te encuentras bien, cielo? ¿No te pasó nada con el accidente? —pregunta preocupada.

—Sí, estoy perfectamente abuela —digo, aunque tenía algunas magulladuras no visibles.

Luego de un largo sermón por parte de la abuela Eloise, le tocó el turno al abuelo William. Y luego a mis abuelos Blaire, ninguno dejo de darme sermones por mi descuido. ¡Son unos exagerados!

Mi tía Madison -que es un año mayor que yo- también hizo un intento de darme un sermón, pero le salió horrendo. ¡Se han vuelto locos!

Y venía el turno de mi tío Nick y del tío Ian. ¿Les conté que ellos son pareja? ¿No? Bueno mi tío Nick es gay -hermano de mi madre- y se casó con Ian -mejor amigo de mi padre y ex prometido de mi madre-. Ahora son una familia, adoptaron a un pequeño. Se llama Oliver, tiene ocho años. Es muy majo el pequeño y se lleva de maravilla con Amber.

—¿Ustedes también me dirán que fui un inmaduro irresponsable? —pregunté cruzando mis brazos sobre mi pecho.

Ambos sonríen.

—No —responden al unísono.

—¿Entonces? —inquiero con algo de recelo.

—¿Cómo te va en eso? —pregunta el tío Nick cambiando de tema.

Y con sólo decir "eso", sé a que se refiere. Al boxeo.

—Bien —respondí en un tono bajo para que sólo ellos pudiesen escucharme—. Gané mi primer pelea por el campeonato anoche, bebí en exceso y por eso terminé en la comisaría —sonreí recordando la locura de la noche anterior.

—¿Cuándo se lo dirás a Ethan? —esta vez el que habla es mi tío Ian.

Y otra vez con lo mismo. ¿Acaso todos están en mi contra?

—No lo sabe y no lo sabrá jamás —dije firme en mis palabras.

—¿Quién no puede saber que? —pregunta mi padre.

Mierda, ahora si es mi fin. Demonios.

(...)

¡Hola! ¡Hola!

Primer capítulo de este nuevo proyecto :3 espero os haya gustado y quiero saber sus opiniones ^^

Saber si os gusta, si no os gusta. ¡Todo quiero saber!

Os mandó un abrazo enorme :3

—Vicky—

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top