Trentisei.
Trentisei:
[Isaac]
Si Andrew no me detenía, no sé que hubiese sucedido.
Le hubieras matado colega, suerte que nos detuvieron a tiempo.
Suelto un bufido mientras mi padre me grita lo idiota que he sido y comienza a irritarme. Joder. Maneja con cuidado y aún así no deja de reprocharme la cagada que me he mandado hace un momento. Masajeo mis sienes e intento calmar a mi bestia interior. No le bastó con todo lo que me soltó en el salón y ahora sigue aquí en el puto auto.
Debemos ir a la estación a dar nuestra declaración de lo sucedido, vale más bien yo debo hacerlo y mi adorable padre me acompaña. Ya llamó a Evan Onisse, amigo y abogado de la familia. Puede que el capullo de Marshall desee levantar cargos en mi contra y no me sorprendería.
Pero ahora debo lidiar con toda esta mierda y así poder ir a Los Ángeles por la pelea. Y espero que nada de esto me interrumpa ese viaje. Demonios. Josh va a matarme en cuanto se entere, joder.
—¿Al menos estas escuchando lo que estoy diciendo? —pregunta mi padre con desdén en su voz.
Suelto una risa amarga y sin una pizca de gracia en ella —Tengo mejores cosas en las que pensar, que escuchar las estupideces que dices Ethan —le espeto con veneno.
Estaba llegando al límite de mi paciencia y esta charla con él no estaba ayudando una mierda. Él imita mi gesto y también suelta una risa cargada de amargura.
—Si no fuera porque de verdad no deseo discutir, te respondería unas cuántas cosas —comenta con desazón en su voz.
Niego con frenesí —¿Quieres hablar? ¡Bien! ¡Hablemos! ¡Suelta toda la mierda que piensas de una puta vez! —vocifere con cólera y desafiandole.
Le veo apretar el volante con fuerza hasta que sus nudillos quedan blanquecinos, orilla el auto en la carretera. Luego apaga el motor y sale fuera del vehículo y le imito. Llegó el momento al fin.
Veo como se lleva las manos detrás de la cabeza —¡Eres un jodido irresponsable! ¿Acaso piensas antes de actuar o no tienes nada de cerebro en esa cabecita tuya? —grita con furia.
¿Así que era eso? Cabron.
Suelto una risa cargada de ironía —¡Soy igual o más idiota que tú capullo! —solté—, ¿Qué esperabas que hiciera? ¿Qué dejará que la latimara? ¿Qué dejará que se la llevará? ¡Dime! ¿Qué hubieras hecho tú en mi lugar Señor inteligencia y yo me lo sé todo? —respondí en su mismo tono, comenzaba a perder los estribos. Pero esto era lo que él quería y ahora lo obtendría. No pensaba guardarme ninguna mierda.
Niega con la cabeza —¡Has mandado todo el plan por el puto caño, joder! ¡Todo se complicará! ¡Él sabía que estábamos tras su trasero idiota! ¡Por eso ha venido esta noche! ¿No lo entiendes? —espetó.
Ahora soy yo el que niega —¿Eres ciego acaso? —masculle—, ¡A él no le interesa que estemos tras su trasero! ¡Sólo le importa llevársela! ¡Vino esta noche porque pensó que sería la oportunidad perfecta! —exclame—. Sabe que es intocable, aunque hagamos lo que hagamos nos será difícil deshacernos de ese hijo de puta —susurro y me apoyo en la puerta del copiloto.
Sacó mis cigarrillos de mi bolsillo y llevo uno a mis labios. Le enciendo y doy una profunda calada. El humo es bien recibido por mis pulmones y logra que me tranquilice un poco. Le necesitaba realmente, en momentos como este un cigarrillo era lo mejor para mis nervios.
Porque así estaba, nervioso hasta la mierda. ¡Porque joder! Tal vez mi padre tenía razón y acababa de cagar toda la maldita investigación. Quizás si le importaba que fuéramos tras él y por eso vino.
Demonios. Pateo la rueda del coche con rabia y frustración. En estos momentos necesitaba más que nunca desquitar mi furia con el saco, pero no podía, joder.
Vuelvo a dar otra calada y observo la seriedad en el rostro de mi padre —No pienso dejar esto —le aclaré y le muestro mi cigarrillo. Sé que tanto a él como a mamá les molestaba que fumara. Pero me importaba una mierda, era mayor y podía hacer lo que quisiera.
Suelta un suspiro —Sube al auto, debemos llegar de una buena vez a la comisaría —habla con tranquilidad, como si hace unos momentos no hubiéramos estado gritandonos un montón de mierdas. Pero agradecía que todo estuviera más en calma y que todo estuviera mejor.
Tiro mi cigarrillo y subo al auto como pidió hace unos momentos. Enciende el motor en silencio y pone marcha hasta la comisaría.
Me hundo en mi asiento y reflexionó la cagada que me he mandado. A veces podía llegar a ser un completo imbécil y esta noche no había sido la excepción. ¡Pero, joder! ¿Qué mierda podía hacer? Ver a ese hijo de puta con sus manos encima de ella, me desquicio. Pero peor fue todas las cosas que dijo y fue allí cuando perdí el puto control. Me le fui encima sin pensar y no podía parar de asestarle golpe tras golpe.
¡Soy un jodido imbécil! Mi padre tiene razón, he arruinado todo con mis acciones de esta noche. Pero no lo admitiría, mi orgullo no lo permitirá.
(...)
—¿Acaso esta escuchando lo que le digo? —le espete al oficial frente a mí, el idiota se ha pasado ignorando lo que le he estado diciendo. Mierda.
Estamos en la habitación donde hacen las malditas interrogaciones —las cuales conozco a la perfección—. Le miro con molestia e intento no elevar mi voz. Tampoco quiero hundirme aún más, ya que Marshall quiere hacer la denuncia y quedar como la pobre víctima. Cabron.
Veo al oficial Jhonson apoyar sus codos en la mesa y juntar sus manos bajo su mentón —He oído perfectamente Blaire. Pero lo que has hecho esta mal, el Señor Marshall tiene tres costillas rotas, dos puntadas en su ceja. El labio reventado y ni que hablar de los moratones en su rostro. ¿Entiendes que puede hacer que pases un tiempo en prisión? —me mira con seriedad.
Suelto una risa sarcástica —¿Y Usted acaso no ha escuchado que ese hijo de puta amenazó a mi chica? ¿Qué se metió a una fiesta dónde no era bienvenido y ni fue invitado? ¿Qué intentó llevársela a la fuerza? ¿Qué confesó haberla violado? —pregunté con ironía y molestia—. Dejemos algo en claro. ¿Quiere denunciarme? Bien, que lo haga. Y yo traeré todas las pruebas que tengo en su contra y veremos quien pasará in tiempo en prisión —solté con desdén.
Jhonson soltó un suspiro cansino y negó con la cabeza —Vale, puedes irte Blaire. Pero no quiero volver a verte por aquí y habló enserio esta vez —advierte.
Asiento —Sé que te agrada verme —sonreí con arrogancia levantándome de mi lugar y caminando hacia la salida.
Escucho su risa —Sigue diciendotelo hasta que te lo creas —suelta con gracia.
Niego con mi cabeza y salgo en dirección a donde se encuentra mi padre y Evan. En cuanto los diviso puedo ver el nerviosismo en sus rostros. Ya deben saber los planes que tiene Marshall en mi contra y que puede costarme muchas cosas. Genial.
Una vez que estoy frente a ellos sonrío como si nada malo hubiese sucedido —Podemos irnos a casa —avisé y seguí mi camino hacia la salida.
Ambos deben de estar sorprendidos y más por mi tranquilidad. Pero debo estarlo si quiero lograr que Kirk terminé en prisión. Ya no puedo dar más pasos en falso, ahora debo pensar mejor antes de actuar.
Subo al auto y los espero a ambos.
(...)
Entro en la casa y me dispongo a subir las escaleras hacia mi habitación. Muero por ver a Pecas y saber como esta. La imagen de ella asustada me tortura y temo lo que pueda pensar de mí.
La voz de mi madre me detiene en el primer escalón —¿Estás bien cariño? ¿Y tu padre? —pregunta y me encierra en un abrazo. Comienza a temblar y entiendo que es porque esta llorando. También la rodeó con mis brazos e intento calmarle.
—Estoy bien mamá, aunque esta claro que Kirk quiere denunciarme —mascullo —. Y papá ha llevado ha Evan a su casa —expliqué para que se quedase tranquila.
Se abraza más a mí —Tengo miedo Isaac, temo que ese hombre te lastime —confiesa y no puedo dejar pasar el temblor en su voz.
Suelto un suspiro —Todo estará bien, no me hará daño. No puede hacerlo, quédate tranquila. ¿Vale? —la obligó a verme y por su parte asiente—. ¿Pecas esta dormida? —consulté.
Asiente —Sí y Amber se quedó con ella. Pero ya la llevé a su habitación —sonríe débilmente—. Ve con Lina, te necesita. Me costó horrores lograr que durmiera, estaba preocupada por ti —confiesa.
—Iré con ella —respondo y me alejo para ir a mi habitación.
Una vez arriba, abro la puerta y entro con cuidado. Me quitó el saco del traje, la corbata y la camisa. La observo dormir y me acomodó a su lado con cuidado. Rodeo su cintura con mi brazo y la acercó a mi torso desnudo. Apoyo mi cabeza en su hombro.
Una de sus manos se entralaza con la mía —Estaba preocupada, tenía miedo que algo pudiera sucederte —solloza y eso logra que mi alma se rompa en miles de fragmentos.
La obligó a girar y la recuesto sobre el colchón. Me acomodo encima suyo sin llegar a aplastarla con mi peso —Estoy bien Pecas, pero no dejaré que vuelva a dañarte. Lamento haber perdido la calma y haberle atacado de esa forma. Pero no pude soportar que dijera todas esas cosas de ti, que se proclamará tu dueño sólo por haberte violado y tomado a la fuerza. ¿Puedes comprender todo lo que paso por mi mente en esos momentos? Sólo deseaba arrancarle la cabeza —confieso con molestia, porque de verdad aún deseaba hacerle mucho daño. Lo merecía y quería que Lo obtuviera.
Besa mis labios con delicadeza —Eso ya no importa cariño, lo que importa es que estamos juntos. Que estamos bien y no quiero que él arruine eso. Te quiero demasiado Isaac como para perderte —sus ojos se humedecen, por las lágrimas contenidas.
Con una de mis manos la obligó a verme —No llores, nada malo me pasará lo prometo —al soltar esas palabras me adueñe de sus labios.
(...)
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¡Nos estamos leyendo!
—Vicky—
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