Quaranta.
Quaranta:
[Isaac]
Maratón 2/3
Dejó las maletas de ambos en la puerta del departamento y busco las llaves en mi chaqueta. Siento sus brazos rodearme desde atrás y apoyar su cabeza en la misma.
—¿De verdad no te apetece celebrar la victoria? —pregunta por enésima vez desde que regresamos de Los Ángeles.
Suelto un bufido —Ya he dicho que no —repito de nuevo lo mismo y niego con la cabeza—. Sólo deseo celebrarlo haciendo el amor con mi novia —ronroneo y Pecas suelta una risa por mis palabras.
—Tú sólo piensas en follar Blaire —me regaña y golpea mi hombro izquierdo.
—Por supuesto que si —acepté y reí sin poder evitarlo. Giro entre sus brazos y la encaro—. Aunque yo te hago el amor a ti, no es sólo una follada —beso sus labios fugazmente.
Giro de nuevo hacia la puerta y coloco las llaves en la cerradura. Abro la puerta y dejo pasar a Pecas primero. Agarro las maletas y entró al lugar cerrando la puerta con mi pie.
—¿Por qué no has encendido la luz aún? —me queje—. No puedo hacerte el amor a oscuras —comento divertido.
Pero me quedo de piedra cuando las luces se encienden y con ellas veo a toda mi familia. Mierda. Todos me observan de boca abierta y no sé dónde demonios meterme. Que vergüenza.
Carraspeo y con ello todos salen de su ensimismamiento. Y comienzan a felicitarme por lo del cinturón y la victoria ante Antzas. Agradezco las felicitaciones y le lanzo una mirada a mi chica. ¡Sabía sobre esto y no me dijo nada! He quedado como todo un idiota. Genial. Ya entiendo su entusiasmo por regresar al departamento y yo que pensaba que era porque quería pasar tiempo a solas conmigo. Soy un idiota.
Los brazos de mi madre me rodearon y beso mis mejillas repetidas veces —Felicidades cariño, sabía que ganarias —susurra.
Sonrío con la arrogancia que me caracteriza — La tenía ganada desde el comienzo —canturreo.
Alguien suelta una risa divertida y sé muy bien de quien es —Lamentó decirte que no parecía eso, cuando Antzas te tenía acorralado contra las cuerdas —mi mejor amigo comenta con sarcasmo.
—Ja ja ja —finjo reír por su comentario—. Que gracioso Wells, de verdad —ruedo los ojos.
Por su parte me abraza y felicita por la pelea. Luego le toca el turno a mis abuelos Blaire, la abuela Eloise y el abuelo William.
—¿Sabes? —su voz me deja de piedra—, Aunque no lo creas me alegra muchísimo que hayas ganado, aunque pienses que no he querido apoyarte en todo esto. Que soy un imbécil que intenta controlar tu vida y hacerte hacer lo que se le antoje —susurra y presto atención a sus palabras—. Eres mi hijo y quiero lo mejor para ti. Y si el boxeo lo es, perfecto. Lo acepto. Pero no vuelvas a ocultarme nada, confía en mí. Como yo confío en ti —sus ojos se humedecen y le encierro en un abrazo.
Jamás hubiese esperado esas palabras de él, siempre he estado errado. He pensado lo peor, me cegue y me dejé llevar por mis tonterías. Sin saber, que siempre me apoyo. A su manera, pero lo hizo. Y ahora que lo comprendía, me hacía muy feliz. Era mi padre y aceptaba que amara el boxeo.
Dejé de abrazarle y sonreí —Gracias por estas palabras, lamento no ser una persona razonable en ocasiones. También lamento ser un cabezotas y por discutir por todo —confieso y disculpo.
Palmea mi hombro izquierdo —No te disculpes, la culpa ha sido mía por no escuchar. Por hacerte creer que no podías hablar conmigo sobre esto. Yo soy el gran culpable —dice y sé que intenta arreglar las cosas otra vez.
Pero yo también tengo culpa, porque me dejé llevar por mis tonterías y nunca me animé a contarle la verdad. Seguí fingiendo que me gustaba la idea de hacerme cargo de la empresa, cuando no era así. No di el primer paso, para contarle que amaba con locura el boxeo. Que eso era lo que quería para mi futuro. Fui un cobarde e intenté ser algo que no era.
—Ambos somos culpables papá. Tú por ser un idiota y yo por ser el doble de idiota —sonreí y él carcajeo por mis palabras—, No busques a nadie para que se encargue de la empresa, yo lo haré. Puedo hacerlo, el boxeo y la empresa serán mi trabajo —pedí y él abrió en demasía sus ojos ante la sorpresa de mis palabras. Iba a decir algo, pero no le permití hablar—. De verdad quiero hacerlo, hasta que Amber sea mayor y pueda encargarse ella de la empresa. Claro —expliqué.
El negó con su cabeza divertido —Ya sabía yo que era demasiado hermoso para ser verdad —bromea y río junto a él.
Al menos habíamos arreglado diferencias y ahora todo estaba bien. Las cosas iban mejorando de a poco.
Miré a mi chica y sonreí como todo un idiota enamorado. Tenía el mejor premio de todos y nadie podía cambiarlo. Ella era mi mayor premio y pensaba cuidarle con mi vida. Porque era la mujer que había estado esperando por mucho tiempo y ahora la tenía.
El festejo siguió por un par de horas, luego todos tuvieron que irse. Tenían una semana larga de trabajo y los demás tenían Universidad.
Al fin estábamos solos y aproveché para arrinconarla contra la pared. Sonreí.
—Tú y yo tenemos una cita pendiente —ronroneo y ella suelta una risa.
—Sabe señor Blaire, deberá refrescarme la memoria. He olvidado nuestra cita —soltó con picardía en su tono voz.
No esperé ni un segundo más y devore sus labios como a mí me gustaba. Los volví a proclamar míos y eso me volvía loco.
La hice rodear mi cintura con sus piernas y caminé a la habitación. La deposite con suavidad sobre la cama y me acosté sobre ella sin llegar a aplastarla.
Comencé un camino de besos desde sus labios, hasta su clavícula izquierda. Mis manos como si tuvieran vida propia, acariciaron cada rincón de su cuerpo. Sus jadeos se mezclaron con los míos.
Apoyé mi frente sobre la suya y la miré con demasiado deseo —No sé que has hecho conmigo, pero no quiero perderte jamás. Te amo demasiado —susurre y besé sus labios.
—También te amo, aunque seas un idiota —ríe y finjo que sus palabras me han dolido.
Vuelvo a proclamar sus labios y le hago el amor como tanto me gusta.
(…)
Corro en la corredora y tarareo la letra de Pain de Three Days Grace. De verdad amo esa canción.
Sé que en cuanto Josh me vea me regañara por no tomarme unos días fuera y descansar de la última pelea. Pero no me apetecía, no deseaba dejar de venir a entrenar por más que el campeonato haya terminado.
Además sé que tendré alguna pelea amistosa en algún momento y quiero estar preparado.
Siento como alguien me quita un auricular y levanto mi vista encontrándome a Josh. Tiene su ceño ligeramente fruncido y sus brazos cruzados sobre su pecho.
—¿Por qué jodidos estás aquí? Se supone que debes descansar Blaire. ¿Entiendes que significa o debo explicartelo para que lo entiendas? —masculla y no dejo pasar su tono de cabreo.
Niego con mi cabeza con una gran sonrisa —Sé lo que significa, sólo que a mí no me apetece hacerte caso —comenté con diversión.
Suelta un bufido —Eres un idiota —se queja y aleja murmurando maldiciones en mi contra.
Suelto una gran carcajada y me concentro en seguir corriendo.
(…)
Estaciono frente al consultorio del puto psicólogo y espero a que Pecas salga. Me acomodo mis lentes de sol y enciendo un cigarrillo.
Veo las puertas del edifico abrirse y tras ella sale mi chica. Pero lo que me sorprende es que viene furiosa y no entiendo el puto porque. Antes de que logré si quiera llegar al auto, el psicólogo sale e intenta calmar a mi chica. Esto no me está gustando una mierda.
Tiro el cigarrillo y bajo del auto dando un portazo. Ambos miran a mi dirección y me acercó.
—¿Sucede algo? —pregunto con calma, aunque por dentro estoy que reviento de los malditos celos.
Pecas me mira y niega. Se suelta del agarre de Lance —No pasa nada —responde—. ¿Podemos irnos? —pide y asiento.
Lance intenta detenerla y me paro frente suyo —Has oído perfectamente, se quiere ir y no le apetece escuchar la mierda que tengas que decir —advierto e intento ser lo más amable posible.
Se lo piensa y retrocede unos pasos. Caminó junto a Pecas al auto y entramos en el. Le doy vida al motor y pongo marcha hasta el departamento.
Vamos en silencio, ella observa por la venta y parece pensar. No soporto el maldito silencio que hay entre nosotros y más aún porque es culpa de ese jodido imbécil.
Respiro con profundidad —¿Y bien? —inquiero—. ¿Me dirás que paso con el maldito psicólogo o tendré que dar vuelta y averiguarlo yo mismo? —pregunto y le hago notar mi tono molesto.
Suelta un suspiro —¿Prometes no enojarte? —susurra.
Niego con la cabeza —No prometo una mierda —respondo y la miro de reojo.
Suelta un bufido —Es por estas reacciones tuyas que no te dije nada —suelta—. Lance me ha confesado que siente algo por mí y hoy ha intentado besarme cuando me iba —confiesa y muerde las uñas de su mano izquierda nerviosa.
Suelto una risa amarga —Te lo dije y no quisiste escucharme —replique—, Pero no importa, no me molesta—confieso con calma y ella abre sus ojos ante la sorpresa de mis palabras—. Porque sé que sólo me quieres a mí —canturreo.
Ella sonríe y besa mi mejilla —Sólo a ti cariño —asegura.
Y no tengo porque desconfiar suyo, porque sé que es verdad. Éramos el uno para el otro.
(…)
¡Hola! ¡Hola! ¿Cómo estáis? Espero que bien, aquí tenéis el segundo capítulo de esta maratón <3 Espero os guste cielines :3
Recuerden que hay grupo de Facebook.
Espero sus estrellitas, sus comentarios.
Sus opiniones hacia el capítulo
Os mandó un abrazo enorme y dentro de un rato subo el último capítulo de la maratón :3
Feliz Navidad por cierto <3
Os amo
—Vicky—
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