O3; REALIDAD
❝REALIDAD❞
Goeun estaba en el mar disfrutando de la maravillosa tarde, sintiendo su corazón brincar de alegría aquel día, más que nada cuando volteaba encontrándose con Jimin, que estaba sentado, bebiendo sin quitarle la mirada de encima, admirando su cuerpo que llevaba una bikini roja.
Luego de lo sucedido Jimin fue el primero en despertar, se dio una ducha y cuando Goeun despertó hizo lo mismo. Al estar listos decidieron comer en el restaurante del hotel, hablando animadamente, sin tocar lo sucedido ya que temían incomodar al otro, aunque el rubio no lograba pensar con claridad.
Durante la tarde la pasaron en la playa mientras seguían por ratos bebiendo, Goeun estaba menos ebria que él, aún así ella estaba sorprendida. Pues, este seguía bebiendo como si nada y no demostraba estarlo, pero notaba que sí porque no dejaba de sonreír.
Salió del mar echando su cabello hacia atrás, dirigiéndose hacia la reposera blanca de madera donde se encontraba Jimin, debajo de una sombrilla.
A pesar de que había demasiadas personas y podían ser fotografiados este dejó el vaso en la mesa de al lado, para luego tomarla de la cintura, sin importarle que se encontrara mojada, hizo que se sentara en sus piernas.
—¿Te has aburrido del mar? —alza una ceja, llevando un mechón de cabello ondulado que goteaba, detrás de su oreja.
—Sí, es aburrido estar sola.
—Pues, a mí me parece que te entretuvo demasiado, pero no más de lo que yo puedo hacerlo —la observa con picardía y humedece sus labios acercando sus rostros.
—Jimin...—pone su mano en su pecho deteniéndolo.
—¿Qué sucede? —ríe.
—Pueden fotografiarnos.
—Ya, cierto —rueda los ojos tirándose hacia atrás llevando sus manos a su nuca—. Bebe.
—No puedo. No soporto tanto el alcohol como tú.
Goeun las pocas veces que bebía trataba de controlarse, pues sabía que no podía beber más de cuatro vasos porque terminaba vomitando u olvidando todo lo sucedido, y eso no quería que le pasara estando con Jimin.
Sin dudar quería recordar esos días, atesorarlos, porque al fin logró que este se fijara en ella.
—Cierto —ríe—. Aún no puedo olvidar cuando tuvimos la primera salida con Hoseok, y vomitaste su coche...
—¡Jimin! —chilla sonrojada, golpeando su pecho—. Prometiste no recordármelo de nuevo.
—Ya, lo siento —pone la mano sobre la de ella, que sigue sobre su pecho—. Pero fue realmente gracioso, y él cuando lo recuerda también se ríe.
—Diablos, ¿a veces, hablan sobre eso?
—Claro, todos lo saben.
—¡Que vergüenza! —se cubre la boca con la mano, sintiendo sus mejillas arder.
—De todas maneras, siempre digo que yo te hice beber de más —guiña el ojo—. De nada.
—Jimin...
Al verla con sus labios algo fruncidos, este sonrió pasando los dedos por su muñeca, su brazo, hasta recorrer su pecho, pasando entre medio de estos, observando sus pezones erectos, y bajó llegando hasta su vientre observando con picardía esta vez sus ojos cafés.
El ver como su piel estaba erizada y su respiración se volvía pesada por su tacto, le gustaba.
Le gustaba saber lo que provocaba en ella y jamás había pensado, pues sólo la veía como su mejor amiga, la única persona con la que nunca coquetearía.
No se había imaginado jamás lo que podía provocarle y ella a él, pero estaba completamente fascinado, tanto así que quería repetirlo.
—Aquí no, ¿lo olvidas? —su voz sale débil, pero aún así audible para él.
—Ya, lo siento —ríe tomando el vaso nuevamente para darle un sorbo.
—Deberías dejar de beber si no quieres pasar vergüenza como yo esa vez —ríe pasando los dedos por las hebras del cabello desordenado de Jimin.
—Sé cuando debo parar —asegura llevándolo nuevamente a sus labios.
—Pero llevas días bebiendo y desde anoche que no paras ni siquiera por la tarde.
—No seas molesta —pide con seriedad y ella se levanta.
—Ya, como sea.
—Oye, no te enfades —pasa su brazo por su cintura acercándola a él—. No quise hablarte así...
—Nunca lo has hecho...
—Por esa misma razón —la abraza por un momento, apoyando la cabeza en su vientre, para luego levantar la cabeza—. Perdona a este borracho imbécil.
—Sabes que no puedo resistirme si haces esa cara —ríe al ver su puchero.
—Por eso la hago —sonríe con inocencia—. Perdóname, ¿sí?
—Está bien —acaricia su cabello.
Jimin sonrió alegre volviendo a hacer que se sentara en sus piernas, para seguir conversando olvidando por completo lo sucedido.
(...)
El rubio estaba dándose una ducha luego de volver de la playa, y prometerle que no volvería a tomar hasta Navidad, que faltaba dos días, mientras Goeun acomodaba la habitación tranquilamente sin poder evitar sonreír al recordar lo sucedido.
Al escuchar la vibración del celular de Jimin, que estaba en la mesa de noche, lo tomó leyendo el nombre Jungkook.
Sabía que no lo atendería bañándose, por lo que lo hizo ella algo dudosa, pues nunca antes había hablado con el pelinegro por más sorprendente que fuese.
—¿Hola?
—¿Quién habla?
—Soy Goeun —responde nerviosa rascando su nuca.
—Oh, eres tú...
—Sí, soy yo —hace una mueca al escuchar el tono de su voz que parecía no haberle agradado—. Jimin está dándose una ducha, si quieres puedes llamarlo dentro de unos minutos.
—No, está bien.
La fémina alejó el celular viendo que había colgado, lo cual la había sorprendido de gran manera, ya que no entendía porqué era tan serio con ella.
—¡¿Puedes venir?! ¡Necesito un favor! —grita Jimin.
Algo dudosa se dirigió al baño, escuchando cada vez más fuerte el sonido del agua caer. Al entrar y sentir como el vapor golpeó su rostro, hizo una mueca.
—Aquí estoy, ¿qué necesitas? —pregunta tímida.
Jimin abrió la puerta de vidrio corrediza sacando su cabeza, dejando ver sólo una parte de su cabello húmedo y la otra seca, lo cual la desconcertó, pues llevaba minutos allí, por lo que creyó que ya saldría.
—Quiero que te unas —sonríe.
Algo nerviosa con sus dedos temblorosos comenzó a desprender su camisa blanca, sintiendo la penetrante mirada de Jimin.
Una vez que quedó completamente desnuda, se acercó a pasos temblorosos por los nervios y cuando estuvo lo suficientemente cerca, este estiró su mano por lo que la tomó, soltando un chillido cuando tiró de ella para luego pasar su brazo a su cintura.
—Necesito hacerlo de nuevo —lleva su mano a su barbilla.
Observó sus ojos cafés que la miraban con lujuria y comenzó a bajar la vista por su cuerpo húmedo, sintiendo un cosquilleo en su vientre al ver su erección sorprendiéndose que llevaba preservativo.
Este antes de entrar en la ducha no había podido evitar recordarla en bikini, recordar sus besos y como sus paredes lo apretaban, por lo que su erección comenzó a crecer.
Había llevado su mano allí para comenzar los movimientos, pero no sentía nada comparado al placer que ella le había otorgado, por lo que decidió agarrar el preservativo que se había sorprendido al encontrar en el mueble que contenía un espejo, pero aún así agradeció a los empleados del hotel que se preocupaban por los cuidados.
—Jimin...—jadea sintiéndose desvanecer al tenerlo tan cerca y sentir su cálido aliento golpeando en sus labios.
El rubio la hizo voltear apoyándola contra la pared, provocando que un chillido escapara de sus labios, para luego observar su cuerpo desnudo bajando la mirada hasta su trasero, el cual apretó escuchándola jadear nuevamente. Pasó las manos por allí, por su vientre hasta bajar a su feminidad. Pasó los dedos por sus labios, sintiéndola húmeda por él, lo cual seguía sorprendiéndole, pero le encantaba y lo llenaba de lujuria saberlo.
Al sentir su clítoris hinchado comenzó a hacer movimientos circulares sobre este, escuchándola soltar un "oh" sorpresivo, pero de placer.
—¿Te gusta, Goeun? —susurra en su oído, sabiendo que aquello la provocaría más.
Se apegó más ella llevando su erección a su trasero sintiendo como el agua caliente caía sobre su cabeza mojando también a la castaña, pero no le importaba. Llevó sus dedos a su interior introduciéndolos con mucha facilidad, escuchando como soltaba un gran gemido.
—¡Oh, Jimin! —gime queriendo aferrarse a la pared húmeda.
Los sentidos de ella comenzaban a dispersarse por los movimientos de los dedos de Jimin. Cuando lo observaba que se comportaba de forma coqueta, seductora, no había podido evitar pensar en él de esa forma y se había convencido que era bueno a la hora de dar placer.
Pero era más que bueno, sus dedos las embestían de forma rápida y dura, mientras su palma golpeaba su punto sensible, y con sólo eso se sentía enloquecer, pues sabía qué puntos tocar y no dudaba en demostrárselo.
Jimin movió sus dedos más adentro acariciando el punto que la hizo gritar de placer, y abrió más sus piernas temblorosas al sentir que estaba llegando al clímax. La respiración de él era pesada, su erección crecía al verla ser complacida, ver su perfil, su rostro enrojecido, como su boca no se cerraba porque no podía evitar gemir de placer, lo volvía completamente loco.
—¡Sigue! —lloriquea al sentir como va parando sus movimientos.
Este soltó una pequeña risa ronca en su oído que hizo que se estremeciera, y cuando iba a reprocharle por parar, este la hizo voltear encontrándose con su mirada que sentía que la devoraba.
—Quiero sentirte, bonita —murmura provocando que jadeara sonrojándose.
La tomó de las piernas sorpresivamente, haciendo que ella las enrollara en su cadera, llevando los brazos a sus hombros. A causa del alcohol casi cayeron lo que hizo que este riera y ella soltara un chillido por el susto, pero se estabilizó rápidamente tomando una bocanada de aire, mientras trataba de concentrarse nuevamente. La apegó contra la pared comenzando a restregar su miembro contra su hipersensible clítoris, haciéndola gemir.
—Hazlo, Jimin —lloriquea.
No pudo evitar reír al escucharla y verla de esa manera, pues la había visto y escuchado lloriquear muchísimas veces, pero jamás se esperó verla hacerlo desesperada porque quería sentirlo dentro de ella.
Sorpresivamente se introdujo, escuchando su grito de dolor que se transformó en placer rápidamente, mientras él soltaba un gruñido al sentir sus paredes apretarlo.
La castaña juntó sus labios después de tanto haberlo deseado y no animarse, ni poder porque estaba de espaldas.
Al sentir la lengua de él rápidamente comenzó el dominio, sus gruesos labios rosados la devoraban con fuerza, lo cual le encantaba porque le hacía saber que también lo deseaba.
Sus embestidas al principio eran lentas pero profundas, y al cabo de unos pocos minutos comenzó a cegarse por el placer transformándolas en duras, golpeando dentro de ella con fuerza sin llegar a lastimarla.
La fémina gemía con fuerza al sentir los golpes en su punto sensible, hasta podía jurar estar en el cielo. Estaba maravillada y sólo quería más.
No quería volver a sentir a nadie más que no fuese al rubio, porque nunca nadie le había causado tanto placer, ni excitado tanto con sólo verlo como él.
Sintió su cuerpo temblar en cuanto este la golpeó con dureza logrando un orgasmos largo, que le arrebató todo el aire por un momento, mientras un grito escapó de sus labios y sus ojos lagrimeaban mezclándose con el agua de la ducha.
Al verla y escucharla de esa manera, se sentía jodidamente bien, tanto así que no le importaba cuanto tiempo llevaba cargándola, sólo quería complacerla tanto como ella lo complacía.
Sonrió satisfecho mordiendo su labio inferior, para luego comenzar a conseguir también su orgasmo, aunque sabía que no necesitaba, mucho tiempo, pues había estado reprimiéndolo.
Sus estocadas eran más fuertes y profundas haciéndola lloriquear, mientras gemía, hasta que no pudo soportarlo más sintiendo sus palpitaciones cada vez más seguidas y fuertes, liberando todo su semen en aquel preservativo al soltar un gran gemido, cerrando los ojos.
—Jungkook...—gime al sentirlo moverse, pero este se sale rápidamente.
—¿Qué acabas de decir? —la suelta confundido.
—Jungkook te llamó hace un rato —ríe al ver su reacción.
—Oh...—ríe aliviado sacando el preservativo usado para hacerlo un nudo y luego tirarlo al pequeño bote de basura que se encontraba en el baño—. ¿Te dijo qué quería?
—No...
—Seguro buscaba consuelo —hace una mueca.
—Creo que no le agrado para nada.
—¿Por qué lo dices?
—Pues, es muy frío y nunca ha querido estar presente cuando estoy con ustedes —explica con obviedad.
—Oh, no es porque no le agradas —ríe mientras Goeun enjuaga su cabello lo que le da ternura, pues podía hacerlo solo—. Siempre ha sido tímido con las mujeres.
—Pero nosotros llevamos dos años de amistad...
—Sí, pero también está en una relación y a ella no le gusta que esté cerca de otras mujeres —explica frustrado.
—Oh, ¿relación tóxica? —deposita shampoo en su mano.
—Demasiado —hace una mueca.
Goeun al escucharlo se sorprendió, pues antes cuando veía sus videos o entrevistas notaba que era un chico muy risueño y divertido, pero hacía un tiempo notó como parecía apagado por lo que comenzaba a entender la razón.
(...)
Jimin despertó durante la mañana a causa de como su celular vibraba por una llamada de Jungkook, la cual colgó.
Soltó un gemido de dolor llevando las manos a su cabeza con algo de dificultad, al abrir sus ojos y ver el cuerpo desnudo de Geoun, cubierto con una sábana y como se aferraba a él durmiendo plácidamente, sintió como por un momento su corazón dejaba de latir.
Llevó las manos temblorosas a sus brazos, haciendo una mueca de temor mientras trataba de quitarlos de él, y al verla removerse mientras un gruñido escapaba de sus labios, cerró los ojos por el miedo que lo invadía al pensar que la despertó, pero al pasar los segundos y no escuchar más nada, volvió a abrirlos soltando un suspiro de alivio.
Cuando pudo hacerla a un lado, salió de la cama con mucho cuidado de no hacer ruido, para luego recoger su ropa que se encontraba en el suelo.
Abrió el armario y cuidadosamente tomó su maleta, tratando de hacer el menor ruido posible la abrió para comenzar a guardar su ropa.
Por momentos observaba a la castaña la cual tenía sus brazos bajo la almohada, mientras seguía durmiendo plácidamente. Sentía culpa, demasiada culpa por lo que iba a hacer y por lo que sucedió. Se maldecía por haber bebido tanto como para atreverse a hacer algo así, pero más que nada le sorprendía que haya aceptado. Pues, sabía que ella no bebía tanto como él por lo que estaba seguro de que estaba más consciente.
Llevó la mano a su frente soltando un pequeño quejido por lo bajo al sentir como le palpitaba por el dolor. El haber dejado de beber el día anterior lo había hizo volver a una realidad que prefería seguir evadiendo, porque no podía asimilar todo lo que había hecho.
Una vez que cargó todo lo necesario, levantó la maleta para comenzar a caminar hacia la puerta, mirando por última vez a la castaña.
—Lo siento —murmura, para luego juntar el valor e irse de allí soltando un suspiro.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top