3.

[Jimin]

Nunca había sido una persona de grandes amistades. Y con grandes no me refería a la cantidad, pues precisamente dar buena imagen y agradar a los demás se me daba bastante bien, pero pocas personas conseguían pasar la finísima línea entre amigo con el que saldrías de fiesta, y amigo al que cuidarías en una fiesta. De hecho, Taehyung, era el único que la había trazado.

¿Que quién era Taehyung? Mi vecino desde los dos años, después de que su familia abandonara la casona de pueblo que tenían en Daegu y se mudara a Busan. Vivía sobre mi casa, literalmente su piso se encontraba sobre el mío. Supongo que el hecho de que íbamos a la misma escuela ayudó a que nuestras familias entablaran amistad. La nuestra se formó a partir del momento en el que me regaló el último caramelo de la bolsa que le acababa de comprar su madre. Me pareció el gesto más tierno que había visto jamás. Aún pienso que lo es.

- Me ha invitado a su casa esta tarde.

- ¿A estudiar? –el castaño asintió, haciendo rebotar la pequeña coleta en la que se había recogido el pelo. Otra cosa que me fascinaba de él, era lo bien que podía adaptarse a cualquier estilo. Yo ya le había dicho que podría trabajar perfectamente en el mundo de la moda o modelaje, pero no parecía atraerle mucho el hecho de posar o desfilar. Taehyung era de los que preferían trabajar en una panadería por el simple hecho de que le resulta divertido amasar el pan. – No vais a estudiar.

- Ya lo sé, pero es a lo que me ha invitado. Y lo que tú has preguntado. –puso una mueca y empezó a revolver en su mochila, buscando algo. Le agarré suavemente del brazo y detuve sus pasos, pues estábamos en medio de unas escaleras, y aunque Taehyung no adelantara lo que probablemente pasaría, yo podía vislumbrar perfectamente su cara contra el suelo. – No encuentro las llaves... juraría que las dejé por aqu- ¡ah, aquí est- ah, no. Ah... no las encuentro, deberían estar en la mochila pero...

- ¿Has perdido las llaves? –el castaño me ignoró, reanudando la marcha sin quitar la vista de su mochila. Suspiré y coloqué una mano en su cintura para guiarle y que no cayera trágicamente al suelo, probablemente arrastrándome con él. – ¿Otra vez?

- No... tienen que estar, no las he perdido... tan solo no las... no las encuentro... -parecía completamente desesperado por encontrarlas entre el tumulto de hojas, bolígrafos y envoltorios de bollos que tenía desperdigados por la mochila. Fue en el último escalón cuando se detuvo en seco y me miró preocupado. – Creo que me las he dejado en casa.

- ¿Estás seguro de que no es tu última esperanza de volverlas a ver y tan solo te aferras a ella? –pregunté liberando su cintura mientras él cerraba la mochila. No requerí una respuesta para saber que era verdad. Si no hubiera estado tan seguro de que las había olvidado en su casa, habría pasado al menos diez minutos más revisando la mochila.

- Esta mañana volví a casa porque se me olvidó coger la mochila. Debí dejar las llaves dentro.

- Llama a tu madr-

- No está.

- ¿Tú padre?

- Trabajando.

- ...

- ...

- ¿Qué pretendes mirándome de esa forma?

- Nada –abrió más los ojos con falsa inocencia, pestañeando y sonriendo con obvias intenciones ocultas bajo aquella adorabilidad. – Tan solo que me lleves a tu casa a comer y dejes que me arregle para mi cita con Hoseok.

- ¿Cita? –rodé los ojos al tiempo que sostenía la puerta del edificio para Taehyung saliera, siguiéndole a su espalda. – Dijiste que ibais a estudiar.

- Dije que me había invitado a estudiar. –No tardó en empezar a husmear en los bolsillos externos de mi maletín. Antes de poder detenerle, ya se encontraba con las llaves de mi coche en sus manos. – Cosa que obviamente no vamos a hacer –se adelantó unos pasos, dirigiéndose al impecable coche negro aparcado a pocos metros de la entrada. – ¡Conduzco yo!

Suspiré y fui a por él antes de que pudiera hacer nada. Di un toque en su hombro y aproveché la distracción para quitarle el llavero por el lado contrario. Puso un puchero, el cual me fui indiferente. Una cosa era ser amigo de Taehyung, y otra muy diferente, dejarle tu coche.

- De eso nada –respondí antes de entrar en el asiento del conductor. A los pocos segundos ya se encontraba a mi lado, abrochándose el cinturón y colocando los pies en mi recién limpiado salpicadero. – Quita los pies de ahí –murmuré mientras ponía en marcha el coche.

- ¿Qué crees que debería ponerme esta tarde? ¿El tanga negro o el morado?

- Ninguno.

- ¿Sin ropa interior? –ladeó los labios, pensativo. Yo rodé los ojos. Realmente no tenía remedio. – No lo sé, no termina de convencerme. Imagina que me hago daño con la cremallera de los vaqueros... buff... no quiero ni imaginarlo...

- Lleva unos calzoncillos normales y punto. Te ha invitado a estudiar.

- Sí, sí, como tú digas... –se apoyó en el cristal y comenzó a repiquetear los dedos en su muslo. – Pero si me hubiera invitado para tener sexo... –giré la esquina y detuve el coche. Seguidamente desbloqueé el móvil y mandé un mensaje a Jungkook, avisándole de donde me encontraba. ¿Cuál escogerías en ese caso? ¿El negro o el morado?

Eché un vistazo por la ventana, buscando al pelinegro entre la multitud de alumnos que se aglomeraba a nuestras espaldas, frente a la puerta del centro. No tardé en divisarle a pocos metros, dando pequeños saltitos para buscar mi coche, evitando a los alumnos de cursos mayores que pudieran taparle la vista. Hice sonar el claxon, sobresaltando a Taehyung y llamando la atención de Jungkook, quien no tardó ni medio segundo en recolocarse la mochila y dirigirse corriendo hacia nosotros.

- ¡Ah, Jimin, se te ha colado un niño en el coche! –exclamó Taehyung al ver como el pelinegro se hacía un hueco en los asientos traseros. Rodé los ojos y le di un suave golpe en la cabeza. – Auch. Eso duele.

- Es Jungkook. Te lo he presentado ya tres veces en lo que llevamos de mes.

- ¿Jungkook? –echó un vistazo al recién llegado, girándose para observarle más detenidamente. Frunció los labios y negó. – No, no me suena. –De cualquier manera, no tardó en sacar su móvil y mostrarle una foto en él, sorprendiendo al menor, quien me miró con desconcierto. Me encogí de hombros y tras tragar saliva, devolvió la vista al móvil. – Jungkookie, dime qué color le favorece más a mi culo.

- Y-yo...

- ¿Negro? –deslizó el dedo por la pantalla, omitiendo la incomodidad del menor y pasando a la siguiente foto. Apostaba mi cuello a que eran fotos de Taehyung en ropa interior hechas por él mismo. Estaba seguro, pues después de todo, siempre que las hacía yo era el primero en recibirlas. – ¿O morado?

- Y-yo no s-sé... –Jungkook me miró suplicante. Suspiré al tiempo que le quitaba el móvil a Taehyung, ignorando su quejido y guardándomelo en el bolsillo de mi chaqueta. Hizo un leve intento de recuperarlo, pero apenas pudo avanzar debido al cinturón, y luego debió darle pereza seguir.

- No puedes mostrarle tu culo a cada persona que te encuentras en mi coche, Taehyung.

- ¿Ah? ¿Y por qué no? –apoyó de nuevo los pies en el salpicadero, inflando lo mofletes con indignación y comenzando a deslizar el dedo por la ventana, formando pequeñas líneas sobre el impecable cristal. – Creo que me pondré el morado. Tiene una ranita dibujada en una nalga y cuando estiro la tela parece que se está riendo. Es genial.

- Jungkook –el pelinegro alzó la vista inmediatamente, buscando mi contacto visual a través del espejo retrovisor. – Pregúntale a Taehyung como consigue que se estire la tela. – Ladeó ligeramente la cabeza, probablemente confundido con lo que acababa de pedirle, pero de todas formas se giró hacia el castaño, formulándole la pregunta. Antes de que este pudiera contestar, quité una mano del volante para cubrir su boca. – No respondas, Tae. Quiero que lo adivine él solo.

- ¿Y para qué le dices que me pregunte si luego no me vas a dejar responder? –a pesar de eso, no parecía muy afectado. Estaba bastante entretenido con el mosaico que se encontraba dibujando en el cristal. – ¿Puedo darle una pista? –no me miró al preguntar eso, seguía con la vista clavada en su dedo y las formas que este trazaba. – Algo tiene que agrandarse, y por mucho que lo desee, eso no será mi culo.

- A mí me gusta tu culo tal y como está, ya lo sabes –intervine sin pensarlo. Taehyung abandonó su obra de arte para otorgarme una agradable sonrisa. Era impresionante como conseguía mantener la inocencia en sus palabras y actos independientemente de lo que estuviera haciendo. Podría estar haciendo una mamada frente a mí y a pesar de todo seguiría viéndole como el mejor candidato para interpretar al niño Jesús. – ¿Y bien, Jungkookie? –miré al menor, quien observaba la escena intrigado. A penas había visto a Taehyung un par de veces, por lo que debería estar como menos curioso con la peculiar actitud de mi amigo. – Si lo adivinas, te llevas un premio esta noche.

- ¡Yo también quiero un premio!

- Y-yo no quiero responder...

- ¡Ha fallado! –dejó el cristal del coche y se giró abruptamente hacia mí, sorprendiendo a Jungkook, quien a pesar de encontrarse en los asientes traseros, pegó un respingo hacia atrás. – ¡Pene! ¡Si te calientas, crece y la tela se esti-

- Taehyung, no era para ti la pregu-

- ¡Y ENTONCES LA RANA SONRÍE! –me miró expectante y sonriente, tan ingenuo como se acostumbraba a ser. A pesar de que estuve casi treinta segundos en silencio, juzgándole con la mirada, no se percató de ello, permaneciendo con esa ilusionada sonrisa en su rostro. Terminé suspirando al tiempo que le tendía su móvil y un llavero con un peluche de vaca colgado de él. Me vino de regalo junto a unas revistas, y era el momento perfecto para deshacerme de él. – ¿Eso es mi premio?

- Ahá –aparqué el coche frente a un edificio bastante alto y se lo hice notar con un ligero movimiento de cabeza. – Y esta es tu casa.

- ¡Aw, mira que adorable es! ¡Si le aplasto la barriga se le sale el ojo izquierdo, mira, mira Jimin! – rodé los ojos pero no pude evitar esbozar una sonrisa. Miré a Jungkook, quien a pesar de seguir ligeramente cohibido, tampoco podía mantenerse serio. Taehyung estaba en su mundo, emocionado con el peluche. – ¡Gracias! –se lanzó a darme un beso en la mejilla y luego le lanzó uno a Jungkook antes de abandonar el coche. Mientras se dirigía al portal juraría que estaba manteniendo una conversación con el llavero.

Jungkook tardó medio segundo en ocupar su lugar, aunque con una imagen mucho más reservada y correcta. En realidad el pelinegro tan solo era tímido. Si se controlaba, era agradable, si no se controlaba, adorable. De cualquier manera resultaba apetecible las veinticuatro horas del día, hiciera lo que hiciera. Quizás el que él no supiera lo tierno que era, le añadía un gran punto extra a mis ojos.

La siguiente parada fue la casa de Jungkook. Me agradeció el trayecto y en menos de un minuto ya estaba afuera, mirándome tras el hueco de la ventanilla bajada, con la mochila colgada a su espalda y la carita enrojecida debido al frío de la calle. Se inclinó a darme un beso, pero antes de que pudiera alejarse, le agarré de la corbata del uniforme, impidiendo que pusiera esa distancia entre ambos.

- Sube, coge lo que necesites para mañana y baja otra vez.

- ¿Cómo? –ladeó la cabeza y yo solté su corbata. Él no se alejó ni medio centímetro, aún recolocando mis palabras en su mente. – ¿Vamos a algún sitio?

- Cenamos fuera y luego vamos a mi casa. Después de todo, te prometí un premio.

- ¿Pr-premio? – asentí y él agachó la vista avergonzado. Ambos sabíamos de lo que estábamos hablando.

- Sabes a qué me refiero. Y también sabías la respuesta. –desvió la mirada a alguna parte entre los asientos traseros mientras yo le observaba complacido con su timidez. De nuevo, era malditamente adorable. – Te estaré esperando aquí. No olvides nada.

- Ahora vuelvo –fue a marcharse, pero agarré de nuevo su corbata, impidiéndoselo. Se percató al instante del motivo, sonriendo y dejando un pequeño beso en mis labios. Solo una vez se separó, volví a soltarle, observándole embobado como su figura desaparecía rápidamente tras el portal.

A pesar de ni siquiera haber participado, estaba seguro de que yo me llevaba el mejor premio.

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¿Voy subiendo capítulos o la subo cuando la tenga completa? Lo digo porque me vienen los exámenes y tardaré en actualizar.

<\3

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