25.


[Jimin]

Nada más después de graduarme, me marché de la ciudad. Me fui a estudiar al extranjero, pensando que así se solucionarían todos mis problemas, pero no fue el caso, porque tal y como había dicho Jungkook, la culpa me acompañaba allá a donde fuera.

Pensaba en él a todas horas. Cada detalle me recordaba a algo suyo, cualquier tontería era capaz de hacerme rememorar el segundo más remoto del momento más inmemorable de nuestra historia. Todo. Desde un descosido en la chaqueta hasta la entrada al hotel más lujoso de mi zona. Todo era Jungkook, todo lo conseguía relacionar con él de alguna manera. Era enfermizo.

No volví a tocar otro cuerpo. Lo intenté, pero no pude. La primera noche que intenté acostarme con otra persona, terminé vomitando, y por insólito que sonara, no fue a causa del alcohol.

Me encerraba y lamentaba por todos mis errores. No paraba de rebobinar cada momento en mi mente y pensar las miles de formas alternativas de las que podía haber actuado. Todo era mejor de lo que yo había hecho, todo podría haberse hecho mil veces mejor. Más ya no había forma de cambiarlo, y eso me mataba por dentro.

Pero un día todo cambió.

Un día, tras varios años fuera, decidí volver a la ciudad. Alquilé un pequeño apartamento muy lejos del antiguo. Muy lejos de la escuela y muy lejos de la casa de Jungkook. Estaba lejos de todo lo que aún recordaba.

Lo llevé mejor de lo que me esperaba. Me adapté bastante bien a la vuelta a ese lugar y con el paso del tiempo fui ampliando mis horizontes. Dejé de evitar la calle de la escuela, volví a pedir comida a domicilio de nuestro restaurante favorito y me apunté a la misma cadena de gimnasios que solía frecuentar antes de la ruptura. Comenzaba a parecer un inicio de nueva vida.

Pero entonces le vi.

Iba agarrado de la mano de un chico con el pelo verde. Me resultaba familiar, pero no le reconocí. Solo me quedé mirándoles desde lejos, como caminaban juntos, como reían y hablaban con esa confianza que tan solo aparece con el tiempo. Era Jungkook, con otro chico, y parecía feliz.

La imagen que mejor recordaba en mi mente, fue la de la última vez que hablé con él. Le recordaba con los ojos rojos, con la decepción surcando su rostro y la mandíbula tensa hasta casi crujir. Le recordaba roto.

Y ese Jungkook que se mostraba frente a mí, en la acera, parecía feliz. Como mínimo sonreía. Y hablaba. Y de vez en cuando daba uno de sus saltitos mientras caminaba, tal y como hacía tiempo atrás. Era exactamente eso, como si volviera al pasado. Como si volviera a Jungkook.

Pero entonces el peliverde le besó y sentí como si me cayera en un pozo sin fondo. Se querían. Jungkook lo correspondió perfectamente, porque se querían. Era amor, y no había ninguna cabida para mí. Había pasado página. Había cambiado de libro y mi nombre ni figuraba en él.

Por ello, cuando se giró de improviso y me vio, salí corriendo. Fue un segundo de contacto visual, pero me aterró como la peor de mis pesadillas, y fui a esconderme tras la esquina más cercana que encontré.

Cuando volví a asomarme, Jungkook se había vuelto a ir. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top