19.
[Jimin]
Éramos la pareja que más tiempo llevábamos de todos nuestros círculos de amigos. No teníamos fecha de caducidad y a mí me hacía enormemente feliz. Era de las pocas cosas que me gustaba fardar.
- No me importa en absoluto –declaró Hoseok, rodeando con el brazo a Taehyung por los hombros. – A ninguno nos gustan las etiquetas.
Habíamos salido a tomar unas copas todos los del equipo después del último entrenamiento de la temporada, y algunos compañeros de clase se habían unido, como era el caso de Taehyung. También estaba la novia de Hyuk y la de Sonmi, que, aunque no estudiaran en nuestra escuela, eran como de la familia.
- ¿Estás diciendo que si me tiro a Taehyung, no te importaría? –intervino Jiho antes de guiñar un ojo al mencionado.
- Estoy diciendo que si Taehyung quiere acostarse contigo, no me importaría. Enfatizaría que tiene un gusto horrible y probablemente le obligara a ducharse como veinte veces antes de volver a tocarle, pero no me importaría.
- No es necesario. No pienso acostarme con Jiho –declaró el castaño, sonriendo inocentemente. Era el más adorable y más promiscuo de todo el grupo. No me extrañaba que su "relación" con Hoseok hubiera desembocado a tal desastre a mis ojos. Básicamente eran amigos con derecho. Y llevaban siendo amigos con derecho, durante casi el mismo tiempo que yo y Jungkook salíamos. – Siempre está tomando regaliz negro y sabe horrible.
- Eso no es cierto –intervine con un tono más serio.
- ¡Eso es, defiéndeme compañero!
- Cállate –le puse la mano en la boca a Jiho, quien se volvió a sentar en su taburete. – Me refiero a lo otro, lo de que no te importa. Eso no es cierto. Es imposible que no te importe.
- No me importa.
- A mí tampoco –añadió Taehyung.
- Imposible.
- Hay gente que no es celosa, Jimin –esta vez era Namjoon el que hablaba. Todo el mundo le miramos, y mientras tanto él tenía su vista clavada en el cigarrillo que se estaba liando torpemente. – Hay gente que lo es, y otra que no. De ahí que existan relaciones abiertas. De hecho, hay estudios científicos que defienden la teoría de la poligamia. No estamos hechos para las relaciones monógamas. Estamos hechos para sentirnos atraídos por más gente.
- Si quieres a alguien, solo quieres estar con él.
- Oh, venga ya –miré a Hoseok, quien ahora tenía a Taehyung sentado en su regazo. – Ahora que no está Jungkook, suéltalo. Seguro que alguna vez como mínimo has pensado en otra persona.
- Claro. Pero de la misma forma que te imaginas con tu profesor. No lo haces por placer, lo haces por curiosidad de recrear en tu mente como quedaríais.
- No me lo creo.
- Yo tampoco. No me creo que no te hayas puesto a tono pensando en otro que no sea Jungkook.
- Nunca.
- El porno cuenta.
- No veo porno. Con Jungkook me vale.
- ¡No me lo creo!
Y así empezó una disputa que duró casi la tarde entera. Yo seguía defendiendo la fidelidad sexual en las relaciones desde todos los ángulos posibles y ellos me ponían a prueba colocándome en los escenarios más inimaginables que pudieran existir. Casi parecía un juego. Incluso la mujer que había tras la barra se unió a algunas preguntas.
- ¿Y si Jungkook no tiene ganas y te da permiso para irte con otra persona?
- No necesito su permiso para hacer algo que no quiero hacer –di un trago a mi tercera copa con autosuficiencia. Todos estaban poniéndome a prueba y estaba saliendo ileso de todas. – Además, eso es imposible. Jungkook siempre tiene ganas.
- ¿Pero y si no?
- Pues consigo que tenga ganas. Te he dicho que no es difícil.
- Ahí Jimin tiene razón. El otro dí-
- Taehyung, cállate –el castaño puso un puchero pero se distrajo inmediatamente cuando Hoseok le puso otra copa de ginebra y limón entre los labios. – No existe ninguna situación en la que le sería infiel a Jungkook. Desistid.
- ¿Y si Jungkook deja de parecerte atractivo?
- Imposible. Siguiente.
- ¿Y si ponen una ley en la que no puedes acostarte ni pensar en él?
- Tacharemos lo de tener sexo en una comisaría de la lista.
- ¿Y si le envenenan y la persona que tiene el antídoto te chantajea para que te acuestes con ella a cambio de dártelo?
- Si el antídoto existe, puedo fabricarlo yo mismo entonces.
- Pero imagina que solo existe uno. Y lo tiene esa persona.
- Si se toma tantas molestias en tener sexo conmigo, debe ser fácil engañarla y robarle el antídoto. La tendría en la palma de mi mano. Literal y metafóricamente.
- ¿Y si se contagia de algo mortal y cada vez que tengas sexo con él se te quita un año de vida?
- De algo habrá que morir.
- ¿Y si se convierte en mitad gato y mitad humano?
- Eso ni siquiera es un problema –terminé mi copa y la dejé sobre la barra ruidosamente, haciendo sonar el timbre de mi victoria. – ¡Fin de preguntas! La fidelidad romántica es el amor verdadero. Hoseok y Taehyung son idiotas. E imaginarse a Jungkook y Taehyung enrollándose sobre una tarta gigante de nata, no cuenta.
Y ahí quedo la discusión.
Al menos la que tuve con ellos, por de camino a casa, en el taxi que me había visto obligado a pedir debido a todas las copas que había tomado, vi un mensaje de Jungkook en mi móvil. Un mensaje acompañado de una foto suya en la bañera. Estaba cubierto de espuma y tenía las mejillas completamente enrojecidas, seguro que por la temperatura del agua. Todo esto acompañado de un '¿Cuándo vuelves?' y emoticono de una carita triste.
No me percaté de que el mensaje me lo había enviado dos horas atrás hasta que entré en el piso desabrochándome la camisa y yendo directo al baño para encontrarme a nadie haciendo nada en la bañera.
- ¿Jimin, eres tú? –entré en el cuarto con la camisa arrugada en mis manos y la decepción cubriendo todo mi rostro al encontrarle en pijama viendo una película en el ordenador, encima de la cama. – Uf, apestas a alcohol.
- Pensé que estabas en la bañera... –murmuré decepcionado, desvistiéndome con desánimo. Él paró la película y se incorporó, haciendo el ordenador a un lado y frotándose los ojos con cansancio.
- Y estaba. Hace dos horas.
- Lo siento, no vi el mensaje –me disculpé, inclinándome a dejar un beso en su frente.
- No te preocupes, me puse un video –me quedé quieto, mirándole con desconcierto. Él, por su cara, no parecía comprender la situación. – ¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Qué he dicho ahora?
- ¿Un video?
- Un video, sí.
- Dime que no era un video porno.
- No era un video porno –respondió mecánicamente.
- ¿Era un video porno?
- Sip.
Y ahí fue cuando me percaté que en todo este tiempo, jamás habíamos tocado ese tema. Yo di por hecho cosas que no eran así, cosas en las que no coincidía con Jungkook. Me había engañado, y lo peor de todo, que no de una forma tan real como para poder echárselo en cara. Lo que antes era una peculiar forma de fidelidad totalmente pura que compartíamos, ahora se había convertido en un problema. En mi problema.
Y sabía perfectamente como iba a arreglarlo.
- Jungkook –bajé la tapa del ordenador y me coloqué sobre él. Olía a lavanda. A champú de lavanda. Y yo olía a alcohol. Era una mezcla que por algún motivo, me excitaba. – El porno cuenta.
Y luego le besé. Y por cómo me correspondió, supe que el porno no iba a ser un problema.
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