Dieciséis

El paso del tiempo era inevitable, por tanto, llegó la hora de que los niños fueran a la escuela, Hermione los inscribió a la pequeña escuela del pueblo de Santa Ynes, apenas 15 minutos de distancia en coche y los enviaba con sus guardaespaldas a los que hacía pasar por personas normales llevando a sus niños a la escuela. En el momento de ir a las reuniones escolares ella asistía, ordenaba su cabello y no se maquillaba, algunos la reconocían, pero alegaba que estaban equivocados y solo era coincidencia. Deseaba darles una vida normal, lejos de las cámaras y chismes de la prensa.

A sus siete meses de embarazo Draco fue a visitarla. Aceptó que ingresara a su hogar.

— ¿Qué deseas? — Preguntó evadiendo el beso que él deseaba darle en la mejilla e indicándole sentarse lejos de ella.

— ¿Hiperión y Hatshepsut?

— En la escuela. — Notó la mirada del rubio centrada en su vientre mientras ella caminaba con dificultad alrededor. — No vas a tocar, su padre falleció y tú no vas a ser el repuesto.

— ¿Dónde está Rebeca? ¿Cómo se siente? — Decidió evitar la charla sobre Leo, suficientes chismes habían soltado la prensa respecto a esa relación.

— No está en medio de la depresión, mis hijos solo le echan de menos porque no hay quien les corrija el español, Rebeca entiende que su padre no volverá más. De todos modos, en casa hay muchos juegos y animales, Ahora mismo está con Daphne en el establo acariciando a los caballos. — Hermione respondió y luego notó que Draco parecía estar más distraído — Pero tú no has venido solo a preguntar por ellos.

— Te ves tan relajada, como si no sufrieras.

La actriz rio suavemente. — Sufrí hace años por un amor, no volveré a sentirme vacía cuando tengo a mis hijos. Mi manera de amar es distinta a la tuya.

— ¿Qué hice para que te fueras? — Draco no soportó más.

— Amarme. Tú me odiabas, era tu pesadilla, pero empezaste con tu estúpido afecto. Yo no tolero esa clase de emociones en un hombre, lo hace manipulable y sensible. — Miró sus uñas — Leo empezó así, pero luego solo fue un amigo que me evitaba, imposible no enamorarme de él.

— ¿Lo amaste?

— Me conmovía. — Caminó al piano, se sentó y empezó a tocar. — Ahora cállate y escucha.

Ella se volvió tan egoísta y él era desinteresado

Él jugaba con libros, a ella nunca le gustó jugar por lo seguro.

Sí, él se enamoró de sus sueños retorcidos

y él todavía cantaba "Nena, eres una estrella brillante

Me gustas tal como eres"

Al finalizar con su canto lo miró con desdén — No me interesa que un hombre me ame, siempre he sido adictiva como la heroína. Mi actitud de mierda los atrae como moscas. Cuando estabas con Astoria si estuve celosa, lo reconozco. Eso fue porque mi juguete se iba, estoy segura que hubiera hecho lo que fuera por tenerte de nuevo.

— ¿qué te detuvo?

— Mis hijos y que ya no soy una mujer libertina. — Hermione le sonrió — si antes entraste a mi cama es porque estaba embarazada.

—Siento que te empeñas en alejarme de ti.

— Es así, crees que mis hijos son tuyos, Pero no, son de Fred. — Aclaró.

— Los rumores decían que el padre era Leo.

— Mis hijos no son rubios, tu hijo fallecido lo fue.

— Los genes son diferentes en ti, no son recesivos. — Draco la miró con seriedad — Hace dos años que no logro acabar mis novelas. He empezado tantas, a la vez he perdido la esencia... me siento vacío, llegan nuevas ideas, escribo entre 7 y 10 capítulos para luego abandonarlo, ya no quiero escribir, pero no lo puedo dejar.

— Escribe sobre nosotros — Hermione le concedió — Pon otros nombres, otras situaciones, otros lugares, otros niños, agrégale o quítale. — Acarició su vientre con amor — El tema principal, una mujer que amo, fue destruida, el un escritor nerd que se enamoró a pesar de que eran polos opuestos y por ellos se atraen, ellos son un amor tóxico. Él es un buen chico y ella es una chica mala.

— ¿por qué me das permiso?

— Salvar a mi escritor favorito de la destrucción parece una buena idea para redimirme por todo el rechazo. Además, a pesar de tus entradas aún te ves guapo. — Lo miró divertida — Mi condición es que ellos no queden juntos, porque nadie cedería a un amor toxico.

— A las personas les gusta lo complicado, solo algunos de mis lectores llegarían a reconocer un romance toxico cuando les muestre una escena de abuso físico.

— Entiendo a lo que te refieres. Por otra parte, debo dejarte claro que no tengo intención de estar contigo por dos motivos.

— ¿Cuáles? — Draco la miró con curiosidad y aceptó el cambio de tema — ¿A qué te refieres?

— El primero, te creíste mi dueño, deseabas controlarme y decías que debía hacer. No iba a quedarme en tu casa cuando me celabas sin ningún motivo, te fui fiel durante el tiempo que fui tu pareja. — Hermione volvió a acariciar su vientre, sentía un leve dolor. — El segundo, Cada vez que yo te echaba tu volvías, pedias verme, suplicaste por mi atención. Si fueras la mitad de adulto sabrías que eso no está bien, no es amor lo que dices sentir. Solo no aceptas que yo continúe con mi vida.

Draco asintió con resignación. — Solo pido un beso de despedida antes de volver a escocia.

Hermione asintió, él se acercó, esperaba que fuera en la boca, pero el rubio besó su frente. Lo vio salir escoltado por sus guardaespaldas, su hija apareció con un ramillete de flores. Se la obsequió y minutos más tarde sucumbió al dolor, su bebé se adelantó.

Hermione arrullaba a su último hijo, había pasado dos meses en la incubadora. Ahora estaba saludable y tenía unos pulmones muy fuertes.

Draco se encontraba en escocia, escribiendo el libro acordado.

Veía los ojos grises de su bebé, su cabello rubio platino y esa piel pálida. Se veía precioso, como el hombre que era su padre.

Empezó a notar que el cabello de Hatshepsut e Hiperión había empezado a tomar el rubio, era como si usaran champú de manzanilla y lo aclarase, pero estaba segura de que eran los genes. Su celular empezó a sonar, dejó a su bebé en la cuna. — ¿Hola?

—"Felicitaciones, oí que ya eres madre, he estado ocupado con el libro y no me ha dado tiempo de llamarte. Además, que voy a empezar una saga de brujas, estaré muy ocupado por un par de años."

— Muchas gracias. Felicitaciones por tu primera saga.

— "¿El bebé se parece a ti?"

— No, se parece a su papá en todo y lleva su nombre.

— "Vaya, ya lo imagino, en cuanto acabe la saga iré a visitarte."

— De acuerdo

— "Hasta luego". Finalizó la llamada.

El pequeño Draco ya dormía. — Él no preguntó quién era el padre, su novela pudo tener un final distinto. Con un hombre haciendo visitas a su hijo.

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